domingo, 16 de febrero de 2020

RUTA POR MÓSTOLES


Parque Nelson Mandela. ¿La naturaleza se acerca a la ciudad, o viceversa?.

Últimamente para los que vivimos en la ciudad, nos puede sorprender como algunos animales salvajes se dejan ver de vez en cuando por este entorno tan urbano y artificial.
Es anecdótico ver y leer en periódicos u otros medios, citas de búhos reales en Fuenlabrada, zorros en Villa de Vallecas, jabalíes en el barrio de las Tablas, o hasta una mismísima nutria en las aguas del Manzanares en las cercanías del Puente de San Isidro.
Y aquí surge el eterno debate de si la naturaleza se acerca a la ciudad o es la ciudad la que invade las zonas no urbanas o rurales.
Actualmente somos 7.000 millones de habitantes en la Tierra, y a partir del año 2000 más de la mitad de la población mundial vivía en ciudades.
De seguir este ritmo demográfico en pocas décadas llegaremos a los 10.000 millones de habitantes, comprometiendo la diversidad biológica del planeta.
El proceso urbanizador ha crecido exponencialmente desde la Segunda Guerra Mundial y a día de hoy contamos con varias “megalópolis”, ciudades de más de 10 millones de habitantes, la gran mayoría ubicadas en el Tercer Mundo.
La fauna no es ajena a esta inmensa transformación. Es un fenómeno global.
No es extraño ver en ciudades tan populosas como Los Ángeles, coyotes pasear tranquilamente por sus calles, o a propietarios de perros en Bombay tenerlos a buen recaudo para no ser depredados por leopardos.
A escala local, la Comunidad de Madrid no es ajena a estos cambios de hábitats, y no es extraño ver conejos, perdices, alcaravanes, en varios puntos de la ciudad de Madrid.
En estudios sobre tendencia de poblaciones de aves, se ha constatado que las aves forestales están en aumento, y por el contrario las esteparias han visto disminuir de manera alarmante sus poblaciones.
Es curioso comprobar como en zonas urbanas han crecido especies ligadas al medio forestal como pito real, pico picapinos, carboneros comunes, herrerillos comunes o agateadores comunes.
Exportamos nuestro modelo urbano a las zonas rurales con la construcción de urbanizaciones de segunda residencia, vertederos, y vías de comunicación como autopistas y autovías.
Modestamente, soy de la opinión de que no es que la naturaleza se acerque a la ciudad, es que la ciudad se expande cada vez más, alterando los ecosistemas que la rodean.
Otra cosa es que con los impactos ecológicos que sometemos a la fauna, desgraciadamente esta tenga que adaptarse a estos cambios tan bruscos en un periodo de tiempo tan corto.
Hay especies que salen beneficiadas, como las oportunistas, como urracas, estorninos negros, gaviotas, o cernícalos vulgares, y otras que están perdiendo la batalla como los sisones, avutarda, cernícalos primillas o aguiluchos cenizos.
Un lugar donde se ve esta dualidad urbana-rural, es el Parque Nelson Mandela de Móstoles.

(Parque periurbano Nelson Mandela en el municipio de Móstoles).

Situado en el triángulo de los municipios de Móstoles (Móstoles Sur), Fuenblabrada (Loranca) y Arroyomolinos, es un parque periurbano con dos lagos artificiales, y dotado de merenderos, y zonas para pasear y montar en bici.
La vegetación está compuesta de pinos, cipreses, algarrobos, almendros, encinas, y zonas arbustivas como romero, y tomillo.

(Entre las especies arbóreas del parque, se encuentran los almendros).

Las orillas de los lagos está ocupada por una alineación de vegetación de ribera, compuesta por carrizo, cañas, juncos churreros, álamos y sauces.

(Vegetación de ribera en lago del Parque Nelson Mandela).

Estando ubicado en las afueras de Móstoles, en la zona de Móstoles Sur, la zona está rodeada de zonas esteparias, y zonas de cultivo.
A las especies de aves propias de cualquier parque urbano como urraca, gorrión común, mirlo común o ánade real, hay que añadir especies esteparias como cogujadas comunes, alondras comunes, perdices rojas.
El parque es un oasis de biodiversidad entre la ciudad y la zona rural, y la abundancia de conejos hace que no sea difícil ver campear al buitre negro o el águila imperial por sus alrededores.
Incluso dentro del parque nos podemos llevar buenas sorpresas ornitológicas, como el avetorillo común, que algunos ejemplares usan el parque como zona de invernada.
La ruta propuesta es una ruta circular con principio y fin en la Avenida de la Vía Láctea-Géminis en la parada de la línea del autobús 524. Es de 2 horas de duración y de dificultad fácil.

(Ruta circular de 2 horas de duración y dificultad fácil por el Parque Nelson Mandela).

Visitando los dos lagos del parque y la zona de estepas y huertas aledañas al parque.
-Ficha técnica de la ruta.
-Tipo de ruta: circular.
-Punto de inicio y final de la ruta: Avenida Vía Láctea-Géminis, parada del autobús 524.
-Distancia: 4 kilómetros.
-Desnivel: prácticamente llano. Punto más alto 646 metros, punto más bajo 637 metros.
-Dificultad: fácil. Apta para todos los públicos.
-Duración: 2 horas, con paradas para ver aves.
-Patrimonio natural: parque periurbano.
-Accesos al Parque Nelson Mandela.
-En coche: autovía A-5 salida 14, luego tomar la M-50 y posteriormente la Avenida de la ONU y finalmente la Calle Osa Mayor. 30 minutos desde Madrid.
-En autobús. Línea 524 Madrid (Príncipe-Pío)-Móstoles Sur. 50 minutos desde Madrid.
-En bicicleta. Desde la estación de cercanías de Móstoles el Soto se tarda 20 minutos al parque. La ruta es ideal para hacerla en bici.
-Recomendaciones de la ruta.
-En el parque hay merenderos para pasar un buen día de picnic.
-No dar de comer a las aves del lago. Podemos provocarles problemas intestinales y atraemos a las ratas.
-Aprovechar para rastrear con los prismáticos la zona esteparia aledaña al parque. Es zona de dispersión de grandes rapaces como buitre negro o águila imperial.
Este es el relato de una ruta que realicé la tercera semana de Febrero de 2020.
Era mi segunda visita al Parque Nelson Mandela de Móstoles, ya que lo había visitado hace 2 años antes. El objetivo de la ruta era ver el avetorillo común que hibernaba en uno de los lagos del parque.
El autobús 524 me dejó a unos 15 minutos de una de las entradas del parque. Llevábamos unos días con unas nieblas persistentes, que en aquel día no levantaba y que a pesar de ser las 16.00 de la tarde, parecía ya casi de noche, con una luz muy mala para diferenciar las especies.
La niebla era tan densa y cerrada, que comenzó a precipitar, con una leve llovizna que esperaba que no me estropeara la ruta.
Al llegar a las inmediaciones del parque vi volar las primeras especies de la lista, varias gaviotas sombrías  y otros tantos cormoranes grandes.
Tras subir un pequeño repecho ya podía ver el primer lago del parque, y a mi derecha la zona esteparia, con algunas huertas y edificaciones.
En un tendido eléctrico vi posadas un nutrido grupo de cotorras argentinas. Al poco salieron volando despavoridas, como si algo les hubiese asustado. Poco tuve que esperar para ver qué fue los que las puso en alerta, dos milanos reales que pasaron planeando por encima de ellas.
Con la humedad de días anteriores, la primavera había llegado adelantada al conjunto del parque, y había un inmenso tapiz amarillo de crucíferas, y algunos almendros ya estaban en flor.
Bajé la cuesta, y me pegué a la vegetación de ribera del primer lago que estaba compuesta por sauces, álamos, juncos churreros y una buena línea de carrizo.
Los primeros ánades reales hicieron acto de presencia, seguidos de algunas fochas comunes.
Comencé a rastrear la línea de carrizo de la otra orilla del lago buscando el avetorillo, pero parecía que en aquella tarde tan plomiza no iba a dar su brazo a torcer.
Seguí rodeando el lago, y el trasiego de los mosquiteros comunes era constante, y no era raro encontrarse algo a cada pocos metros que recorría.

(Mosquitero común. Phylloscopus collybita).

En los aledaños, del lago, en sus taludes, había grandes concentraciones de fringílidos mezclados. A pesar de lo mala que era la luz, pude distinguir entre tanto bando a muchos pardillos comunes, serines vercedillos  y unos pocos verderones comunes.

(Bandos de serines verdecillos, pardillos comunes y verderones comunes).

Siguiendo caminando por el camino del lago no quitaba ojo a lo que se movía dentro de este, y pude pillar in fraganti a una gallineta común antes de que se escondiese en el carrizo.
Oí reclamar algo encima de mi cabeza, y vi dos siluetas negras, que con paciencia pude comprobar que se trataban de dos garzas reales.

(Garzas reales. Ardea cinerea).

Un poco más adelante vi a dos chicos que estaban tirando pan al lago para dar de comer a los ánades. Al festín acudieron también las fochas comunes, y un huésped inesperado, con pelo. Una gran rata parda, que se llevó entre sus dientes, media barra de pan. Esta es la consecuencia de dar de comer a las aves, que aparte de producirles problemas intestinales, atraen a los roedores. Desde aquí hago un llamamiento al civismo, cuando visitemos los parques  y en general la naturaleza.

(Rata parda. Rattus norvegicus).

Proseguí rodeando el lago, y me sorprendió ver a 5 aviones comunes en busca de mosquitos. Eran los aviones comunes más tempraneros que había visto nunca.
A parte de la gran cantidad de mosquiteros comunes, otra especie muy abundante en el parque eran los colirrojos tizones, que incluso algunos eran muy confiados y se dejaban fotografiar bien.

(Colirrojo tizón. Phoenicurus ochruros).

Seguí rastreando la banda de carrizo sin éxito en busca del avetorillo.
Al final del camino, donde se bifurcaba en dos, vi el primer aláudido de la tarde, una inquieta cogujada común.
Giré hacia la izquierda tomando el camino del segundo lago, que se pegaba a una valla metálica y que tenía vistas a la zona esteparia aledaña. Mirando en la zona de barbecho pude sumar nuevas especies.
Las primeras, un pequeño bando de perdices rojas, y posteriormente los segundos aláudidos del día, un bando de alondras comunes.
Subía a una zona de pinos, con vegetación arbustiva de retamas y romeros, donde había unos merenderos. Decidí hacer un pequeño descanso y aprovechar para rastrear aquella zona que tenía tan buena pinta para pequeños pajarillos.
Sentado en un banco comencé a apuntar el continuo goteo de nuevas especies. Por la zona de los pinos que tenía de frente comenzaron a desfilar urracas, palomas torcaces, mirlos comunes, gorriones comunes y petirrojos europeos.
El segundo lago no presentaba gran actividad de aves, salvedad hecha a 3 cormoranes grandes posados en medio del lago, y varias gaviotas sombrías sobrevolándolo.

(Cormoranes comunes. Phalacrocorax carbo).

Lo único destacable del recorrido del segundo lago fue poder fotografiar un macho de curruca capirotada.

(Curruca capirotada. Sylvia atricapilla).

Volví al segundo lago para hacer al última intentona al avetorillo. Tras dar la vuelta completa al lago y rastrear todo el carrizo, me di por rendido. Sólo pude sumar de nuevas, pito real ibérico, tórtola turca, y una tarabilla europea que estaba escondida entre las ramas de un sauce.

(Tarabilla europea. Saxicola rubicola).

Lo que si me empeciné es en fotografiar a un zampullín común que había visto al principio de la ruta e intenté fotografiar todo el rato, hasta que pude pillarle más tranquilo.

(Zampullín común. Tachybaptus ruficollis).

Asumiendo mi derrota de no haber cumplido la misión de la ruta, comencé a retomar el camino del autobús. Con lo espesa de la niebla, aunque aún era por la tarde, ya parecía noche cerrada. Grandes bandadas de estorninos negros comenzaban a volar a sus dormideros.
Cuando ya iba a guardar los prismáticos en la mochila vi las dos últimas especies de la ruta. En un tendido eléctrico había posado un cernícalo vulgar, y a escasos metros de este, posadas varias bisbitas pratenses, casi sin inmutarse ante la presencia de su depredador.
Ya sólo me quedaba andar el camino de vuelta para coger el autobús que me llevaría de vuelta a Madrid.
¡A qué esperáis para colgaros los prismáticos y la cámara de fotos y visitar este parque tan interesante!
¡Felices avistamientos!
Para acabar, adjunto la lista de especies vistas durante la ruta.

FAUNA DEL PARQUE NELSON MANDELA
AVES
MAMÍFEROS
Alondra común
Rata parda
Ánade real
Avión común
Bisbita pratense
Cernícalo vulgar
Cogujada común
Colirrojo tizón
Cormorán grande
Cotorra argentina
Curruca capirotada
Focha común
Gallineta común
Garza real
Gaviota sombría
Gorrión común
Milano real
Mirlo común
Mosquitero común
Paloma torcaz
Pardillo común
Perdiz roja
Petirrojo europeo
Serín verdecillo
Tarabilla europea
Urraca
Verderón común

-Fuentes consultadas.
-Google maps.