jueves, 3 de abril de 2014

RUTA POR ARANJUEZ: EL SOTO DE LEGAMAREJO

RUTA POR ARANJUEZ: EL SOTO DE LEGAMAREJO

Soto de Legamarejo, entre Tajo y Jarama.

A tan sólo 48 kilómetros al Sur de la ciudad de Madrid se encuentra el municipio de Aranjuez, qué cuenta con varios espacios naturales muy atractivos para los amantes de la ornitología.
Gran parte de su término municipal está incluido en la ZEPA “Carrizales y sotos de Aranjuez”. Esta extensa ZEPA, qué se prolonga hasta los límites de la provincia de Toledo, cuenta con ecosistemas tan variados como bosques de ribera, carrizales, saladares, zonas de cultivo, o cantiles de yeso, qué son el hábitat de especies tan amenazadas como el halcón peregrino, carraca, garza imperial o búho real.
Dentro de la ZEPA y sus aledaños, existen otros parajes naturales muy conocidos por los amantes de las aves, como son el Carrizal de Villamejor, El Regajal-Mar de Ontígola, el Soto del Lugar, o el Soto de las Cuevas.
La ruta qué os propongo es un recorrido circular por el entorno de la finca del Soto de Legamarejo y con final en la Junta de los ríos Jarama y Tajo. Se trata de una gran finca perteneciente a los Sotos Históricos qué se crearon entorno al siglo XVI, y qué antiguamente era utilizada por la Realeza como coto de caza. En él se puede todavía admirar los restos del antiguo Hipódromo Real impulsado por el Rey Alfonso XIII.
Actualmente está prohibida la caza, y se utiliza como zona recreativa para actividades como senderismo o paseos a caballo.
Es un lugar muy conocido y frecuentado por pescadores. A lo largo de todo su recorrido y hasta la junta de los ríos, existen varios vedados o puestos de pesca, señalizados con números. También existen algunos merenderos, lo qué hace qué en época estival, a veces se masifique, por lo qué se recomienda visitarlo en días no festivos, o evitando la época de mayor afluencia.
Es un soto muy bien conservado con formaciones muy compactas de bosque de ribera y carrizo en algunos tramos del río Tajo. Hay qué añadir algunas fincas de cultivo de cereal y plantaciones de almendros. Además existen magníficos paseos con ejemplares de plátanos de gran envergadura.

Toda esta variedad de paisaje propicia una variedad avícola qué no tiene nada qué envidiar a los otros espacios naturales qué hacía mención al comienzo del relato.
 A especies tan frecuentes en zonas de bosque de ribera y carrizal como ruiseñor común, pájaro moscón, oropéndola o pito real, podemos encontrar otras más esquivas como martinete, garza imperial, avetorillo o garceta grande.
En los campos de cultivo y zonas de barbecho, existe una pequeña población de alcaraván, y son frecuentados por una importante colonia de garcilla bueyera.
En los grandes paseos flanqueados por imponentes ejemplares de plátanos observaremos grajillas, palomas zuritas y pequeños paseriformes como herrerillos comunes o carboneros comunes.


(En el Soto de Legamarejo existen grandes paseos con plantaciones de plátanos de gran porte donde podemos observar grajillas, palomas zuritas o pitos reales).

La junta de los ríos, donde el Jarama se une al Tajo, es un magnífico lugar para observar martín pescador, somormujo lavanco, garza imperial, cormorán grande o milano negro.
A toda esta riqueza ornitológica habría qué añadir su riqueza entomológica. Para los aficionados a las mariposas y libélulas, en este espacio se pueden encontrar especies endémicas y algunas de ellas en peligro de extinción.

(Destacar la riqueza entomológica del Soto de Legamarejo, con especies de libélulas y mariposas endémicas y en peligro de extinción).

Los mamíferos no se quedan atrás. Con mucha paciencia podremos observar zorros, turones, conejos, y últimamente se ha constatado la presencia de nutria, qué podremos intuir su presencia buscando sus huellas y restos de pescado y cangrejos en las márgenes del Tajo y el Jarama.
La ruta propuesta es un recorrido circular entre los ríos Tajo y Jarama. Dura aproximadamente 3 horas y 30 minutos, y es de dificultad baja debido a qué en todo el recorrido existen apenas pendientes.
Se inicia desde un túnel qué cruza por debajo las vías del cercanías, y siguiendo el cauce del Tajo aguas abajo, llegaremos a la denominada “Junta de los ríos”, una zona muy interesante con buenas formaciones de chopos, álamos, y tarays, y con unas vistas muy apetecibles de una gran formación de carrizal a orillas del Jarama.


(Ruta circular por el Soto de Legamarejo).

Para llegar al Soto de Legamarejo:
-A pie. Desde Madrid cogeremos el tren de cercanías, qué tarda unos 50 minutos en llegar a Aranjuez. Desde la misma estación, seguimos hasta el final del andén, y ¡¡con mucha precaución al cruzar las vías!!, buscaremos un túnel qué pasa por debajo de las vías del tren, y desde allí seguiremos el curso del río Tajo.
-En coche. Desde Madrid coger la A-4 y posteriormente nos desviamos por la M-305. Al pasar el Polígono Industrial coger la Calle Pintor Rosales, y posteriormente una pista de tierra qué nos conduce al túnel de las vías del tren. Desde Madrid se tardan unos 40 minutos aproximadamente.
-En bici. Desde la estación de cercanías de Aranjuez, buscamos el Restaurante “La Rana Verde”, y desde allí el Jardín del Príncipe. Atravesamos el Jardín y buscamos un puente qué cruza el Tajo. Después seguimos una pista de tierra qué nos llevará hasta el túnel. Se tarda aproximadamente 25 minutos.
Esta es la crónica de la visita qué realicé a finales de Marzo.
Era una tarde de Primavera, con un día nublado de mucho frío. A pesar de la continua amenaza de lluvia era un día ideal, ya qué esto haría qué muchos pescadores no se animaran a poner sus cañas y así podría disfrutar de esta jornada pajarera sólo, y con apenas molestias, para ver la mayor cantidad de especies.
Tras dejar el tren de cercanías y dirigirme al túnel, ya se comenzaban a ver los extensos sotos del río Tajo.


(Sotos del río Tajo, y comienzo de la ruta).

Antes de entrar en el túnel una garza hizo acto de presencia. Pero con el día tan nublado su figura se tornó muy negra, y no pude distinguir si era real o imperial.
Tras este sinsabor, un grupo de tres verderones comunes revoloteaban juguetones muy cerca de las vías del tren.
Al llegar a la misma orilla del Tajo comenzaron a aparecer las especies más comunes de este tipo de ecosistemas: gallinetas y ánades reales.
Decidí probar mejor suerte mirando con los prismáticos a unos grandes ejemplares de plátanos, y ya empezaban a hacer acto de presencia los primeros paseriformes carboneros comunes y herrerillos comunes. Tras este breve parón, decidí salirme de la pista forestal y tomar un pequeño sendero qué me llevaba a un pequeño arroyo qué desembocaba en el Tajo.
Justo al cruzar un puente de madera una gran garza blanca se asustó ante mi presencia. Fue un vistazo fugaz y no pude reconocer de qué especie se tratara. Pero dado su gran porte, bien podría tratarse de una garceta grande, pues en esta zona del Tajo se han visto algunos ejemplares.
Todavía con la duda de qué especie se trataba, intenté localizarla con los prismáticos sin éxito, pero como contrapartida, encontré un ejemplar de martín pescador apoyado en una rama, dispuesto a zambullirse en busca de algún incauto pececillo.
Tras este breve encuentro, elegí una pequeña vereda qué se internaba entre un extenso carrizal en busca de algún pájaro moscón.
La vereda acaba en un antiguo azud (antiguas presas construidas en el siglo XVI a lo largo del Tajo) y en una vieja fábrica abandonada.
La vieja construcción era utilizada por una importante colonia de palomas domésticas qué era compartida por estorninos negros y tórtolas turcas. En lo alto del tejado y presenciando la escena estaba atento un inquieto colirrojo tizón.
En el camino de vuelta, con el ruido del carrizo asusté a un andarríos chico qué voló para refugiarse a la otra orilla del río.
En un árbol cercano un pequeño agateador común jugaba al escondite, y en su copa jilgueros y vercedillos cantaban al unísono.
De regreso al camino principal, ya se comenzaban a ver las zonas de cultivo de cereal y las plantaciones de almendros. En una zona cercana a unos merenderos, hice una breve parada en unos grandes árboles secos. El año pasado por esta zona se dejaron ver los abejarucos, y también es una buena zona para pito real y pico picapinos. Esta vez la suerte me fue esquiva. A pesar de ello había una buena presencia de palomas torcaces, y entre ellas dos bellos ejemplares de paloma zurita.
En un camino qué me llevaba a un puesto de pesca, volví a acercarme a la orilla del Tajo, y en su otra orilla un tractor comenzaba a arar la tierra. Su poderoso ruido hizo espantar a dos críalos, qué asustados no sabían donde ir, lo qué me dio tiempo suficiente para observarlos con los prismáticos.
Tras varios minutos peinando el cauce del río sin apenas novedad salvo algunos ejemplares de mirlo común, llegué al sendero qué me llevaría al Soto de las Juntas.
El cereal aún estaba poco crecido y unas urracas volaron asustadas ante la presencia de alguna rapaz. Unos minutos después apareció el causante de sus miedos, un aguilucho lagunero con su típico vuelo de planeo.


(La mejor época para visitar el Soto de Legamarejo es Primavera en el mes de Mayo, cuando las amapolas inundan sus campos de cultivos).

Llegué a una zona donde la vegetación es muy cerrada, y durante unos minutos tenía la sensación de estar siendo observado. Con el reflejo del sol ya cayendo sobre el Jarama, vi una sombra compacta qué se movía nerviosamente. Sin tiempo para desenfundar los prismáticos, durante unos instantes se dejó ver un bello ejemplar de zorro común. Tras un breve duelo de miradas, desapareció entre una masa de tarays.
Justo antes de llegar a misma junta de los ríos, un talud sobre el Jarama ofrece un magnífico mirador por encima del carrizal. Allí durante un rato pude observar somormujos lavancos, ánades frisos, y cormoranes grandes.


(Cormoranes grandes en la Junta de los ríos).

En la misma junta de los ríos el carrizal estaba muy compacto, y en los pocos claros qué habían, se podían observar huellas de jabalí, qué aprovechaban para bajar a esta zona del río para alimentarse por las noches.


(El río Jarama, poca antes de desembocar en el río Tajo en el paraje conocido como "La junta de los ríos").

Remonté un gran meandro qué hace el Jarama antes de desembocar en el Tajo, y las garzas reales y cigüeñas blancas comenzaron a hacer acto de presencia.
En un árbol seco dos milanos reales estaban posados disfrutando de unas magníficas vistas atentos a cualquier movimiento de presas potenciales.


(Milano negro a orillas del río Jarama).

Antes de abandonar el cauce del Jamara y bajar a la zona cultivada una gaviota sombría me pasó a escasa altura, y un ruidoso grupo de fochas comunes levantó el vuelo cuando delataron mi presencia.
En una caseta agrícola abandonada dos abubillas estaban muy entretenidas comiendo algún tipo de insecto qué habían capturado. Muy cerca de ellas, en una zona de barbecho, sobre unos cardos un intrépido triguero competía en canto con varios ejemplares de jilgueros.
Por el camino qué me llevaría otra vez al cauce del Tajo, en un impenetrable arbusto, compartía morada una nutrida colonia de gorriones molineros.
A lo lejos un tractor removía con el arado la tierra, y las garcillas bueyeras y las grajillas, esperaban estoicamente su turno, para llevarse al pico alguna esquiva lombriz o algún pequeño roedor.
Era muy curiosa la estampa de dos garzas reales en mitad de una zona de cultivo, estirando sus elegantes cuellos, atentas a mis movimientos.
Llegué justo donde se encontraba el antiguo Hipódromo Real, antes usado para las carreras de caballo y ahora aprovechado por los estorninos negros y perdices rojas, para sus juegos y correrías.


(El Real Hipódromo).

Con el tiempo justo para tomar el tren de cercanías de vuelta a Madrid, hice una última incursión a orillas del Tajo.
La tarde comenzaba a caer y las golondrinas comunes y aviones comunes, hacían vuelos rasantes por el río, hinchando sus buches con las inmensas nubes de mosquitos qué revoloteaban al ocaso del sol.
Un inquieto zampullín chico cerraba la lista de esta jornada tan provechosa.
Como es habitual adjunto lista de fauna avistada en esta ruta.


(Cartel informativo con la fauna más representativa del Soto de Legamarejo).

FAUNA DEL SOTO DE LEGAMAREJO


AVES
MAMÍFEROS


Agateador común
Conejo
Aguilucho lagunero occidental
Zorro
Anade real

Andarríos chico

Avión común
Carbonero común

Cigüeña blanca

Colirrojo tizón

Cormorán grande

Críalo

Estornino negro

Focha común

Gallineta

Garcilla bueyera

Gaviota sombría

Golondrina común

Gorrión molinero

Grajilla

Herrerillo común

Jilguero

Martín pescador

Milano negro

Mirlo común

Paloma torcaz

Paloma zurita

Perdiz roja

Somormujo lavanco
Triguero

Tórtola turca

Urraca

Verdecillo

Verderón común

Zampullín chico


¡A qué esperáis para coger vuestros prismáticos y cámara de fotos y disfrutar de este espacio tan interesante!.
© Rafita Almenilla.


martes, 1 de abril de 2014

RUTA POR LAS ESTEPAS DE TORREJON DE VELASCO

RUTA POR LAS ESTEPAS DE TORREJON DE VELASCO

De avutardas y cernícalos primillas.

Una buena opción en Primavera es acercarse a alguna zona esteparia, para pasar una entretenida jornada pajarera, en busca de especies esteparias como avutardas o sisones.


(Estepas cerealistas de la IBA "secanos de Valdemoro-Torrejón de Velasco).

En esta entrada os propongo una visita a las estepas de Torrejón de Velasco, un espacio estepario incluido en la IBA Secanos de Valdemoro-Torrejón de Velasco, y qué es continuación de la ruta qué os comenté en la entrada dedicado a los Estragales de Pinto.
Torrejón de Velasco se encuentra situado geográficamente al Sur de la Comunidad de Madrid, limitando con los municipios de Torrejón de la Calzada al Oeste, Pinto al Este, Parla al Norte y haciendo frontera al sur con la provincia de Toledo.
La combinación de ecosistemas como estepas cerealistas, arroyos permanentes, lagunas estacionales, olivares, coscojares, y pinares, con buen estado de conservación, propician la existencia de una fauna muy rica y variada con especies amenazadas.
Así en sus estepas, podemos observar avutardas, sisones, aguiluchos cenizos o collalbas rubias entre otras especies. En los márgenes del Arroyo Guatén, ánades reales y lavanderas cascadeñas. Con las lluvias primaverales se forman lagunas estacionales en las cercanías del arroyo qué son aprovechadas por una importante población de cigüeñuelas en época estival.


(Lagunas estacionales junto al Arroyo Guatén, utilizadas por cigüeñuelas en la época estival).

Los olivares del entorno del Valle de las Cuevas es el reino de los milanos y los mochuelos, y en los cerros del valle los pinares y coscojares cobijan a rapaces como ratoneros y a modo de curiosidad, una pequeña población de lirón careto.
Este inmenso espacio estepario se encuentra enclavado al Norte de los Montes de Toledo y al Oeste del Sistema Central, de hecho desde las afueras del pueblo tenemos buenas vistas de ambos sistemas montañosos. Esto unido a la abundancia de conejo y de caza menor como liebres y perdices rojas, lo convierten en una zona muy apetecible de campeo para aves rapaces como buitres leonados, buitres negros, águilas reales y águilas imperiales en dispersión.
Otro aspecto interesante de este municipio de la Sagra madrileña, es la existencia de una buena colonia de cernícalo primilla en las ruinas de su castillo del siglo XV, en pleno casco urbano.


(Cartel informativo sobre el primillar del castillo de Torrejón de Velasco).

Con todos estos alicientes, y con los buenos resultados de la excursión del año pasado qué realicé con mis compañeros de salidas pajareras Rosa, Fede y Gabi, decidí realizar un recorrido los primeros días de Primavera con la intención de tratar de observar las avutardas, y demás fauna esteparia.
El recorrido propuesto es una ruta circular qué dura entorno a 2 horas de duración.

(Ruta circular por Torrejón de Velasco de 2 horas de duración aproximada).

El grado de dificultad es fácil, caminando por veredas y una cañada real.
Partimos desde el castillo y llegando a la Plaza Mayor y Ayuntamiento, cruzamos el Arroyo Guatén. Desde allí buscamos el camino qué nos conducirá al campo de fútbol del pueblo. Poco después cogemos una pista qué se bifurca y tomamos el camino de la derecha entre unas casas de campo. Desde allí tomamos el camino a la Fuente de la Teja. Una opción es llegar hasta la fuente, pero tendremos qué dedicarle más tiempo.
Esta ruta llega casi hasta las vías del AVE, y después volvemos por el mismo camino andado, tomamos otro camino de vuelta para acabar en una Cañada Real qué nos llevará otra vez al núcleo urbano.
Para llegar a Torrejón de Velasco tenemos varias opciones.
-En autobús interurbano. Coger la línea 463 en Plaza Elíptica, y en unos 50 minutos llegamos hasta el mismo castillo.
-En coche. Coger la A-42 y en Torrejón de la Calzada nos desviamos por la M-404. Se tarda unos 25 minutos.
-En bicicleta. Nos bajamos en la estación de cercanías de Pinto. Tomar la Cañada Real Galiana y cruzar las vías del AVE (Ver entrada los Estragales de Pinto). Desde la estación de Cercanías de Parla, buscar el Parque las Comunidades Europeas, y desde allí coger un camino qué acaba en la M-404.
Esta es la crónica de una jornada pajarera por zonas esteparias en los primeros días de la recién estrenada Primavera.
Era un mañana muy desapacible. Al llegar a Torrejón de Velasco me encontré con una niebla muy baja qué provocaba poca visibilidad y con continua amenaza de lluvia.
El autobús me dejó justo en frente de las ruinas del castillo y desde allí comencé la ruta.

Con los prismáticos al cuello y la cámara de fotos al bolsillo decidí rodear toda la valla del castillo para ver mejor a los cernícalos primillas. Es una delicia ver sus cautivadores vuelos y sus familiares chillidos. La asociación ecologista GREFA les ha habilitado una especie de tinajas de barro donde construyen sus nidos. 


(Macho de cernícalo primilla en el castillo de Torrejón de Velasco).

Justo encima de un nido de primillas una cigüeña blanca decidió edificar su imponente nido, qué es aprovechado a la vez por una buena colonia de gorriones comunes. Entre los huecos de las ruinas del castillo, los estorninos negros hacían lo propio con los suyos.
En una pequeña arboleda junto al castillo, comenzaron a aparecer los primeros paseriformes. Bandos mixtos de jilgueros, verdecillos y entre estos, algunos esquivos mosquiteros comunes.
Un mirlo común salió raudo y veloz ante mi presencia y se ocultó tras un árbol.
Tras dedicar un buen rato al primillar, decidí dirigirme a la zona esteparia.
Al pasar el Arroyo Guatén, en un pequeño pinar pegado a la pared del campo de fútbol, me recibe una ruidosa tórtola turca con su canto lastimero. Una nube de verdecillos sale al unísono de la copa de un pino.


(Tortola turca).

Poco a poco voy ganando altura por el camino entre campos de cultivo, y al llegar a la cresta de una loma voy viendo al fondo entre la espesa niebla, los cerros del Valle de las Cuevas, y el Arroyo Guatén, camino del Tajo.
En un día tan plomizo con una niebla muy compacta me iba a ser muy difícil ver las avutardas. En Torrejón de Velasco son más difíciles de ver qué en otros lugares de Madrid, como en las estepas de Valdetorres del Jarama.
Las estepas de Torrejón de Velasco no son tan horizontales como las de Valdetorres, son una sucesión de lomas, y vaguadas. También cabe decir qué la población de avutardas de Torrejón de Velasco es más escasa y fragmentada qué la de la ZEPA de estepas cerealistas del Jarama y Henares. Además hay qué añadir qué la población avutardera de Torrejón de Velasco ha sufrido una importante regresión debido a la construcción de las vías de vías de comunicación como la R-4 o el AVE, molestias, agricultura intensiva y caza furtiva.
A pesar de estos inconvenientes, tenía la corazonada de qué esa mañana iba a avistar algún ejemplar. La observación ornitológica muchas veces es una mezcla de paciencia y algún golpe de fortuna.
Al dejar las últimas casas de campo antes de adentrarme en la estepa aparecieron volando las primeras sorpresas de la mañana. Un grupo de cuatro críalos se dirigían a un pino de gran porte.
Según avanzaba por el camino de tierra, en sus márgenes las omnipresentes cogujadas comunes buscaban insectos en las zonas de barbecho.
En un paisaje uniforme, casi totalmente horizontal, sólo roto por una robusta retama de bolas, observé una especie de curruca qué se ocultaba entre sus ramas.


(Camino a la Fuente de la Teja, Torrejón de Velasco).

Al mirar con los prismáticos puede comprobar qué se trataba de una curruca rabilarga.
Tras varios minutos infructuosos intentando hacerla una foto, decidí continuar el camino en busca de las avutardas.
Poco a poco la niebla iba levantando, y permitía un campo de visión algo más grande. A lo lejos, con las vías del AVE como telón de fondo una pareja de cernícalos primillas con sus rasantes vuelos levantó una perdiz roja qué buscó refugio en un trigal.
Terminé en una loma con unas buenas vistas de las tierras de Yeles, Illescas y el Valle de las Cuevas. Durante largos minutos hice un buen barrido con los prismáticos para buscar avutardas, sin éxito alguno. Sólo había movimiento de grupos dispersos de urracas atentas a sus enemigos naturales los críalos.
Retomé el camino de vuelta y según iba subiendo una gran vaguada los trigueros cantaban al compás en sus posaderos de los campos de cultivo.
Justo cuando me daba por vencido de no haber visto a la “reina de la estepa” un ave de gran porte y con un vuelo pesado, se dirigía hacia mi camino.
En un acto de intuición cogí los prismáticos, y la suerte iba a estar de mi parte. Un bello ejemplar de hembra de avutarda pasó sobrevolando a unos metros sobre mi cabeza.
Cuando un ave de porte tan colosal te pasa tan cerca, te sorprende como puede llegar a volar soportando semejante peso.
Como un fantasma de la noche desapareció entre la niebla, y esta sería el único ejemplar qué observaría en toda la jornada.
Instantes después un pequeño grupo de ánades reales, pasaron volando en dirección a las lagunas cercanas al Arroyo Guatén.
La de la avutarda no iba a ser la única sorpresa de la jornada. Poco antes de llegar a una zona de olivar, en el borde del camino un ave levantó el vuelo rápidamente asustada ante mi presencia. A modo de flash, sólo pude verla cuando escapaba asustada, unas marcas blancas en sus alas. Cuando pude ponerme los prismáticos y enfocar bien pude comprobar ante mi sorpresa qué se trataba de un sisón. Otra de las aves esteparias qué ha sufrido una grave regresión.
A la entrada del pueblo hay un olivar qué es ideal para hacer una espera al críalo y al mochuelo común. Estuve parado un buen rato tentado a la pequeña rapaz, pero tampoco hubo suerte y tuve qué conformarme con numerosos bandos de palomas torcaces.


(Zona de olivar en Torrejón de Velasco).

Caminando por la Cañada Real qué me llevaría de nuevo al casco urbano, a lo lejos se veía planeando un busardo ratonero al acecho en busca conejos.
Paré para ver una pared de piedra en una explotación ganadera, ideal como posadero para el mochuelo, pero volvería a repetirse el resultado negativo del olivar.
A veces la observación ornitológica es muy caprichosa y encuentras otra especie interesante de la qué estas buscando. En la línea del horizonte en un campo de cereal ví una silueta en pie y otra qué asomaba la cabeza. Tras colocarme mejor para qué la refracción de los rayos me dejaran ver, me llevé nuevamente otra grata sorpresa.
Una pareja de alcaravanes, en posición de alerta. Estuve varios minutos deleitándome con sus curiosos andares. Lástima la distancia, pues habría salido una buena foto.
Tras un buen rato espiando su intimidad decidí dejarles en paz, y volví a la cañada para buscar el camino de la parada del autobús.
Tras callejear por las calles del pueblo, volví al castillo donde volaban sin cesar golondrinas comunes y aviones comunes, teniendo como telón de fondo los vuelos acrobáticos de los cernícalos primillas.
Sentado junto al castillo, repasé la lista de especies avistadas esperando la llegada del autobús qué me llevaría de vuelta a Madrid.

FAUNA DE LAS ESTEPAS DE TORREJÓN DE VELASCO


AVES
MAMIFEROS


Alcaraván

Anade real
Conejo
Avión común

Avutarda

Busardo ratonero

Cernícalo primilla

Cigüeña blanca

Cogujada común

Críalo

Curruca rabilarga

Estornino negro

Golondrina común

Gorrión común

Jilguero

Mirlo común

Mosquitero común

Paloma torcaz

Perdiz roja

Sisón

Tórtola turca

Triguero

Urraca

Verdecillo


¡A qué esperáis para coger vuestros prismáticos y cámara de fotos y disfrutar de este espacio tan interesante!.
© Rafita Almenilla.