Los Estragales. La estepa acorralada
Uno de los espacios más
interesantes y a la vez más desconocidos del Sur metropolitano madrileño para
pasar una buena jornada ornitológica, son los Estragales, en el término municipal de Pinto. Geográficamente si sitúa
en el Oeste del pueblo, limitando al Norte con el PAU de Parla Este y en la
confluencia de la A-4 y R-4.
(Cañada Real Galiana a su paso por los Estragales, Pinto).
Es un conjunto estepario muy
singular. Una zona esteparia donde confluyen 2 arroyos estacionales: el Arroyo
de los Prados, y el Arroyo Guatén. El primero vierte sus aguas al Culebro y
posteriormente al río Jarama. El segundo al río Tajo.
(Arroyo Guatén, afluente del río Tajo).
En los años de lluvias abundantes,
en la zona de cultivo de cereal, se forman numerosas lagunas estacionales, muy
apreciadas por la fauna ornitológica del lugar, qué frecuentadas por especies
como cigüeñuelas, lavanderas boyeras o gaviotas reidoras.
(Cigüeñuela en laguna estacional).
(Lavandera boyera en laguna estacional).
(En la Primavera de 2010, Los Estragales lucían con su máximo esplendor debido a las abundantes lluvias).
La mezcla de ecosistemas como
lagunas estacionales, arroyos estacionales, estepas cerealistas y olivares,
hacen qué sea una zona de alto valor ecológico, a pesar de la presión humana
qué soporta.
Como botón de muestra cabe decir, qué en este espacio tan singular se han censado hasta 130 especies diferentes
de aves, algunas de ellas en grave peligro de extinción como la avutarda, el
sisón, el mochuelo o el milano negro. También por la existencia de una pequeña
población del escaso escarabajo avispa, un endemismo de la zona Centro y Sur de
la Península Ibérica, y una de las poblaciones más grandes de aguilucho cenizo
del Sur de la Comunidad de Madrid, compuesta por unas 25 parejas.
Hace unos años se iban a iniciar
dos grandes proyectos urbanísticos qué hubiesen puesto en peligro su riqueza
natural. En el espacio se proyectó un megaproyecto urbanístico denominado
“Punctum Millenium” y un circuito de Fórmula 1. Afortunadamente la grave crisis
económica qué empezábamos a padecer por aquellos tiempos enterró
definitivamente estas obras faraónicas.
La riqueza ornitológica de la zona
se debe a qué los Estragales se encuentran en la confluencia del Parque
Regional del Sureste y la IBA “Secanos de Valdemoro-Torrejón de Velasco”. De
hecho, la asociación ecologista GREFA, está haciendo un magnífico estudio para convertir la zona en un corredor
ecológico entre el Parque Regional del Guadarrama y el Parque Regional del
Sureste, qué se denominará, “Corredor de la Sagra Madrileña”.
La ruta propuesta va desde la
estación de Cercanías de Pinto, hasta la confluencia de la Cañada Real Galiana
con el Arroyo Guatén.
Una buena opción si somos muy
“andarines” es continuar desde el Arroyo Guatén hasta los llanos de Torrejón de
Velasco y acabar nuestra ruta en el mismo Castillo de Torrejón de Velasco, con
el aliciente de ver las avutardas de estos llanos tan productivos, y el
magnífico primillar del castillo en ruinas. Pero eso nos llevará en torno a 4
horas y media. El recorrido desde la estación de cercanías de Pinto hasta el
Arroyo Guatén dura unas 2 horas, sólo ida.
El acceso a los Estragales es muy
sencillo. Tras dejar la estación de cercanías de Pinto, pasamos las vías del
tren por un túnel subterráneo y al final de la Calle Fernando VII encontramos
la confluencia con la carretera M-506 (Pinto-Fuenlabrada). Tras cruzar con
precaución la carretera buscaremos una rotonda, y justo con el cruce con la
Cañada Real Galiana empezaremos nuestra ruta, qué un cartel explicativo con sus
características nos marcará el inicio del camino a seguir.
(Ruta por los Estragales. De la estación de Cercanías de Pinto al Arroyo Guatén).
Este es el relato de una excursión
qué realicé a mediados de Febrero del 2014 y qué tras leerlo, espero qué os
animéis a visitarlo pues es un lugar con muchas sorpresas naturales, y es una
ruta con poca dificultad.
(Cartel informativo sobre la ruta por Los Estragales).
Nada más dejar al cartel explicativo
del inicio de la ruta, se habría ante mí
un paisaje de lo más sosegado y cautivador. La casi total horizontalidad del
terreno, sólo rota por pequeñas lomas, pequeñas fincas agrícolas, y pozos de
agua abandonados, hace qué sea un lugar ideal para colgarnos los prismáticos y
sobre todo el uso del telescopio para ver aves esteparias.
Los primeros bandos de jilgueros en unos cardos en la cuneta de
la Cañada Real me daban la bienvenida.
Llama mucho la atención la cantidad
de conejos y perdices rojas qué se
ven a lo largo de todo el camino.
Bandos de estorninos negros y tórtolas turcas se concentraban en los tejados
de las fincas agrícolas y ganaderas qué hay al principio de la Cañada.
En los bordes de la Cañada Real se
han plantado numerosas hileras de almendros qué son aprovechadas como posadero
por los trigueros para deleitarnos
con sus melodiosos cantos, más presentes en la cercana Primavera.
(Triguero sobre un almendro).
Todavía tenía en mente la última
vez qué estuve en el lugar, en la Primavera del 2010 cuando en un año tan
lluvioso, Los Estragales estaban en todo su esplendor, con varias formaciones
de lagunas donde la lámina de agua llegaba hasta la misma Cañada Real.
(En la Primavera del 2010, las aguas de las lagunas llegaban hasta la Cañda Real Galiana).
Poco a poco al tarde iba transcurriendo y la cosa empezaba a animarse.
En el cielo, volando juntos aparecieron un milano real y un busardo ratonero, especies muy frecuentes en esta zona debido a la alta densidad de conejos qué posee.
(Ratonero en vuelo).
Comenzaban a levantar pequeños bandos de bisbitas comunes reconocibles por sus repetidos y cortos cantos.
Hice una parada en una loma, donde desde este punto se ven las estribaciones de los Montes de Toledo y las cumbres nevadas del Sistema Central, cuando de repente, una especie de ladridos lejanos llamaron mi atención.
Cuando se oían más cercanos, esa especie de ladridos, me empezaban a ser más familiares pues ya los había oído más veces en las lagunas manchegas, y en mí querida dehesa extremeña. ¡Eran los trompeos de las grullas!. Tres bandos camino de la laguna de Gallocanta.
(Grullas en paso sobre Los Estragales).
Estuve un buen rato deleitándome con sus típicas formaciones en uve, y hubo un momento qué sobre mi cabeza estuvieron haciendo un círculo hasta qué se perdieron en el horizonte.
Esta no iba a ser la única sorpresa del día. Mientras seguía cuatro perdices qué comían en un barbecho, en un instante levantaron el vuelo, asustadas por una silueta qué caía a toda velocidad desde las nubes.
Esta rapaz hizo un picado y luego un bello vuelo de planeo. Cuando el pulso me lo permitió, pude contemplar con los prismáticos qué se trataba de un bello ejemplar de aguilucho pálido.
Este no sería el único qué viese a lo largo del día.
Después de estas dos sorpresas antes de llegar al Arroyo Guatén, hay una zona de olivar donde hace unos años ví varios críalos. También es una buena zona para hacer una espera al mochuelo. Esta vez no hubo tanta suerte y en el olivar sólo pude contemplar mirlo común, urraca, paloma torcaz y mosquitero común.
Al llegar al Arroyo Guatén y con las fuerzas justas decidí hacer una parada larga.
Allí me entretuve viendo entre los juncos churreros las andanzas de una pareja de tarabillas comunes.
Instantes después ví otra gran
bandada de aves pero su canto era muy lastimero y su vuelo más nervioso y
zigzagueante qué el de las grullas. Una buena formación de avefrías, camino de las zonas de cultivo.
(Avefría sobre el cielo de Los Estragales).
El sol comenzaba a ponerse, así qué
decidí volver antes de quedarme sin luz. Y justo después de la zona de olivar,
en un lejano barbecho con vistas a Parla Este de telón de fondo, 5 sisones se ocultaban detrás de una loma,
huyendo de otro aguilucho pálido qué
merodeaba la zona.
En otra zona de barbecho donde la
tonalidad de tierra era de un azul, qué no encajaba con el entorno, debido al
vertido de lodos de depuradoras, 2 ejemplares de lavanderas blancas bailaban al unísono con su típico movimiento de
cola.
En un viejo ejemplar de falsa
acacia, junto a las ruinas de un pozo de agua abandonado, numerosos grupos
mixtos de verderones comunes y verdecillos se preparaban para pasar la
noche en este posadero tan inaccesible.
(Las escasas formaciones vegetales de este espacio estepario se reducen a plantaciones de almendros, falsas acacias y zonas de olivar).
Según iba caminando por la Cañada
me cruzaban varias cogujadas comunes,
qué se asustaban ante mi presencia y buscaban refugio en la zona de cultivo.
A lo lejos en un poste eléctrico,
un busardo ratonero me observaba con
detenimiento mientras le identificaba con los prismáticos. Justo detrás de él
pasó una cigüeña blanca camino del
nido qué tiene en una chimenea cercana a la Torre de Éboli, en el casco urbano
de Pinto.
(Nido de cigüeña blanca en el casco urbano de Pinto, cercano a la Torre de Éboli).
Como despedida y antes de llegar
nuevamente a la carretera, en un “majano” un colirrojo tizón me daba la despedida a esta jornada pajarera tan
fructuosa por los Estragales de Pinto.
Por último adjunto fauna avistada
en la ruta.
FAUNA DE LOS ESTRAGALES, PINTO
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AVES
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MAMÍFEROS
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Aguilucho
pálido
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Conejo
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Avefría
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Bisbita
común
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Busardo
ratonero
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Cigüeña
blanca
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Cogujada
común
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Colirrojo
tizón
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Estornino
negro
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Grulla
(En paso)
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Jilguero
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Lavandera
blanca
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Milano
real
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Mirlo
común
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Mosquitero
común
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Paloma
torcaz
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Perdiz
roja
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Sisón
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Tarabilla
común
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Tórtola
turca
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Triguero
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Urraca
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Verdecillo
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Verderón común
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¡¡A qué esperáis para coger
vuestros prismáticos y cámara de fotos para disfrutar de este espacio tan
interesante!!.
©
Rafita Almenilla.
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