miércoles, 22 de febrero de 2017

RUTA POR ARANJUEZ

Jardín de la Isla, y Jardín del Príncipe. Los jardines de las delicias “pajareras”.

De los 7.000 millones de población mundial en la actualidad, el 54% de sus habitantes viven en ciudades.
Las ciudades generan unos impactos ambientales perjudiciales para la fauna alada, como son la contaminación atmosférica, acústica y lumínica, la generación de residuos sólidos urbanos, destrucción de hábitats naturales aledaños a las urbes, o la construcción de infraestructuras qué provocan barreras artificiales para intercambio genético entre especies.
A pesar de todos estos impactos resulta paradójico que para muchas especies de aves, las ciudades sean un foco de atracción. Las causas son qué dentro de ellas se sienten más seguras ya qué no están sometidas al estrés cinegético, que las ciudades son una isla de calor y ofrecen una temperatura agradable para las aves invernantes, y que en ellas encuentren zonas de alimentación como los cercanos vertederos, así como suministros permanentes de agua en los jardines y parques.
Además de las aves más cosmopolitas que ya nos hemos acostumbrados a ver cerca de nuestras casas como los gorriones comunes, urracas, palomas bravías, golondrinas comunes o vencejos comunes, una nueva legión de nuevas especies se está haciendo cada vez más presente en nuestras metrópolis.
A día de hoy ya no es extraño ver perdices rojas, abubillas, busardos ratoneros, en parques como la Casa de Campo, o cormoranes comunes, gaviotas sombrías, gaviotas reidoras,  o gansos de Nilo, en Madrid Río.
Resulta chocante como estudiando censos de población de aves en España se constata como las aves esteparias están cayendo en picado, y alguna de ellas presenten un alarmante declive como los sisones, aguiluchos cenizos, avutardas, etc, mientras que las aves forestales llevan un largo periodo remontando sus poblaciones, haciéndose cada vez más comunes.
Las ciudades no son ajenas a este fenómeno del repunte de las poblaciones de aves forestales, y en los parques madrileños cada vez en más frecuente ver pitos reales, pico picapinos, agateadores comunes, palomas torcaces, pinzones comunes, carboneros comunes, herrerillos comunes y otras especies, que saben sacarle todo el partido a los recursos qué les brinda la ciudad.
Los parques urbanos son pequeños oasis de biodiversidad dentro del conglomerado urbano. Los parques urbanos de Hyde Park en Londres, o Las Tullerías en París, son un pequeño edén para las aves que habitan en estas megalópolis.
Recientemente, en estos parques urbanos ha surgido la actividad del “birdwathching”, pero practicado en zonas urbanas, como el ejemplo de Central Park de Nueva York donde apasionados ornitólogos buscan rarezas observando especies tan interesantes como colibríes, búhos reales, garzas o halcones. A una menor escala, pero no menos interesante, Madrid Río se llena de amantes de las aves para intentar encontrar alguna rareza de gaviotas, de entre las especies que pasan el invierno entre nosotros.
Una ciudad muy interesante para el avistamiento de aves es el municipio de Aranjuez. Su posición geográfica, enclavada dentro de la inmensa ZEPA de Carrizales y Sotos de Aranjuez, y sus majestuosos y señoriales jardines históricos, hacen merecedora de una visita para todo ornitólogo que se precie.
A destacar dos de sus jardines más famosos, El Jardín de la Isla y el Jardín del Príncipe.
El Jardín del Príncipe data del siglo XVIII. Con una extensión más grande que el Parque del Retiro, es de estilo inglés y francés. Cuenta con grandes paseos, y varias fuentes como la de Apolo, y en su recinto se encuentra la Casa del Labrador, y el hermoso Estanque de los Chinescos.
El Jardín de la Isla es renacentista de inspiración italo-flamenca. Situado entre el Palacio Real y el Tajo, sus obras comenzaron en el siglo XVI, y el agua de sus fuentes fue traída desde el cercano humedal del Mar de Ontígola. Cuenta con amplios paseos, y fuentes ornamentales como la Fuente de Baco, o la Fuente de Venus.
En estos dos jardines podemos gozar de la presencia de especies de aves tan comunes en parque urbanos como palomas torcaces, mirlos comunes, gorriones molineros, estorninos negros, carboneros comunes, herrerillos comunes y otras más esquivas o menos abundantes como pico menor, zorzal charlo, o mochuelo común. A todas ellas hay que añadir las exóticas o domesticadas como el pavo real o la oca doméstica.
La ruta propuesta es una ruta lineal, desde la estación de cercanías de Aranjuez, hasta la parada de autobús de vuelta a Madrid de unas 2 horas y 30 minutos de duración de dificultad fácil.

(Ruta lineal de 2 horas y media de duración y dificultad baja por los jardines de Aranjuez).

Durante la ruta visitaremos el Camino Natural del Tajo, Jardín de la Isla, Azud del Tajo, Jardín del Príncipe y Estanque de los Chinescos.
Recomendaciones para la ruta.
-La ruta es ideal para hacerla con niños. Si vemos que puede ser muy larga, la podemos acortar visitando uno de los jardines.
-Antes de visitar los jardines, consultar el horario de cierre. Se pueden ver en la página de turismo de la ciudad.
-Es recomendable ir en transporte público, porque podemos tener problemas de aparcamiento en los alrededores de los jardines.
-En verano, si somos propensos a las picaduras de los mosquitos, llevar repelente, para cuando estemos cerca del río Tajo.
-La visita es muy recomendable hacerla en otoño, cuando con la caída de la hoja los jardines presente un mosaico incomparable. Primavera también es una buena época para la visita, con los jardines floridos.
Accesos a los Jardines de Aranjuez.
-En coche. Autovía A-4, hasta la salida 37. Luego coger la M-305. 43 minutos desde Madrid.
-En autobús. Línea 423 desde la Estación Sur de Autobuses. El autobús nos dejará en la calle las Infantas a 10 minutos de la entrada del Jardín del Príncipe. 1 hora desde Madrid.
-En cercanías. Línea C3. 44 minutos desde Madrid. 20 minutos andando desde la estación a la entrada del Jardín de la Isla.
-En bicicleta. Desde la estación de cercanías de Aranjuez. Los jardines se encuentran situados junto al Camino Natural del Tajo, ideal para hacer parte de su recorrido en bicicleta.
Este es el relato de una ruta qué realicé la última semana de Enero de 2017.
Llevaba días viendo en varios foros de aves, fotos subidas de pico menor por personas que lo habían visto en el Jardín de la Isla. Este pequeño y bonito pícido, antes más raro de ver, se está expandiendo por muchas zonas del sur madrileño, sobre todo en zonas de bosques de riberas y parques urbanos.
Con este aliciente, y con el objetivo de ver otras especies aladas, cogí el tren de cercanías y me planté en Aranjuez. A pesar de ser invierno, era un día casi primaveral. La temperatura era agradable, y el cielo completamente despejado después de unos días de incesantes lluvias.
Abandoné la estación de cercanías de Aranjuez, de estilo neomudéjar, para coger la carretera de Toledo y posteriormente la Avenida del Palacio.
Al comienzo del trayecto pude ver las primeras palomas torcaces.
La carretera de Toledo posee un gran paseo con espectaculares ejemplares de plátanos, alguno de ellos de centenares de años de edad. Justo casi a su comienzo, hay uno de porte colosal, y que está catalogado como “árbol singular por la Comunidad de Madrid”. En todo lo alto de sus copas un nutrido grupo de grajillas occidentales competían con sus estridentes cantos contra otro grupo de estorninos negros.

(Grajillas occidentales, corvus monedula).

El paseo rodea un apartadero de vagones de trenes, y en el muro de piedra qué lo separa, había posado un macho de colirrojo tizón cantando melodiosamente.
Un poco más adelante del camino, en un pequeño jardín de unas casas bajas, le tocó el turno a un bello ejemplar de verderón común.
Al rato llegué a la gran explanada donde justo enfrente se sitúa el majestuoso Palacio Real.  En la explanada de césped buscaban comida bandos mixtos de palomas torcaces y estorninos negros, y muy cerca de ellos, en un pequeño arbusto trataba de esconderse un inquieto macho de petirrojo europeo.

(Petirrojo europeo, erithacus rubecula).

Por una pequeña puerta aledaña al Palacio Real se entra al Jardín de la Isla. Lo primero qué te recibe son los esplendorosos ejemplares de magnolios.
El jardín estaba concurrido, ya que temperatura templada de aquella tarde, animaba a la gente a dar un agradable paseo.
Llegué a azud del Tajo, donde con una gran represa, varias gallinetas comunes trataban de remontar la pendiente qué trazaba el río.

(Gallineta común, gallinula chloropus).

Debajo de la represa, una gran concentración de ocas domésticas y ánades reales esperaban impacientes a ver si algún transeúnte les daba algo de comer.
Seguí el camino pegado al Tajo, observando un soto de ribera con buena vegetación aunque algo degradado por algunas construcciones abandonadas qué ocupaban parte del bosque ribereño. Tan atento iba a la evolución de río qué no me di cuenta que en unos plátanos cercanos había un par de llamativas palomas zuritas.

(Paloma zurita, columba oenas).

Comencé a alejarme del río para internarme en la parte más arbolada del jardín, con el objetivo de ver el pico menor.
Primero vi un pinzón vulgar, y poco después le tocó el turno a dos mirlos comunes.
Inicié un rastreo con los prismáticos por las ramas más altas de los árboles. En uno de ellos un ave cantaba con un canto qué me era familiar, y tras poder encontrarlo con los prismáticos pude ver qué se trataba de un zorzal común.

(Zorzal común, turdus philomelos).

Pasaba el tiempo y no había señales del pico menor. Así que decidí hacer un último intento en un pequeño canal qué desemboca en el Tajo.
Tras una espera de varios minutos sólo pude añadir dos más para la lista: carbonero común y agateador común.
Seguí todo el canal hasta acabar en el pequeño azud qué hay junto al Palacio Real, y qué donde en primavera se ve el magnífico espectáculo de como los barbos saltan, intentando flanquear esa barrera artificial.
Nuevamente paré un rato a echar un vistazo al azud más grande. Entre tanto ánade real y oca doméstica se colocó una inquieta lavandera cascadeña.

(Azud del Tajo).

Pasó volando por lo alto un cormorán grande,  y poco después se posó una gaviota sombría qué le daba un toque exótico a aquel lugar.

(Gaviota sombría, larus fuscus).

Pasado el famoso restaurante de La Rana Verde, volví a toparme con el Camino Natural del Tajo, con un panel explicativo y una baliza marcando los kilómetros de la ruta.

(Camino Natural del Tajo a su paso por Aranjuez).

A escasos metros ya veía la entrada del Jardín del Príncipe con su magnífica puerta de hierro obra de Juan de Villanueva,  con dos basamentos de piedra y cuatro columnas de estilo jónico.

(Entrada al Jardín del Príncipe).

Al entrar fue curioso encontrar en el mismo camino de entrada tres patos criollos qué descansaban ajenos al trajín de la gente. Más adelante vi los primeros gorriones comunes de la ruta, qué se me hacía raro no haberlos visto hasta ese instante.
Giré a la derecha por el camino para adentrarme en una zona de huertas con un paseo flanqueado por numerosos almendros. Allí revoloteaban varios mosquiteros comunes, y un juguetón herrerillo común.
Al final del camino encontré un cartel indicándome la dirección del Estanque de los Chinescos, y en un pequeño bosquete se empezaron a ver las primeras ardillas comunes. Una de ellas se levantó al verme adoptando una postura muy graciosa como si de un pequeño hombrecillo sorprendido se tratase.

(Ardilla común, sciurus vulgaris).

En pocos minutos llegué al fastuoso Estanque de los Chinescos, un canto a la belleza paisajística.
La última vez qué lo visité lo encontré lleno de especies como porrones moñudos, tarros canelos, y patos colorados, todas ellas criadas en cautividad, pero en esta ocasión aparecía muy vacío a excepción de algunos azulones.

(Estanque de los Chinescos).

Junto al estanque había un macho de pavo real, qué nos deleitó con un baile de cortejo desplegando su sensacional abanico. Después seguí accediendo a la parte más frondosa del jardín para hacer otro intento al pico menor, pero nuevamente no hubo suerte.

(Pavo real, pavo cristatus).

El camino acaba nuevamente a orilas del río Tajo, y en la otra margen había una nutrida población de conejos.
Retomé el camino de vuelta porque estaba cercana la hora del cierre del jardín. En el bosque del Estanque de los Chinescos, tercer y último intento infructuoso para el pico menor, y tuve qué conformarme con ver a su primo el pico picapinos.

(Pico picapinos, dendrocopos major).

Disfrutando de un hermoso atardecer en el Estanque de los Chinescos acababa esta ruta tan interesante, antes de iniciar el camino de vuelta al autobús qué me llevaría a Madrid.
¡A qué esperáis para visitar estos jardines tan interesantes! Seguro que encontrareis alguna especie muy llamativa para vuestra lista pajarera.
¡Felices avistamientos!.
© Rafa Ac.
El fin del relato concluye con la habitual lista de especies avistadas durante la ruta.

FAUNA DE LOS JARDINES DE LA ISLA Y EL PRÍNCIPE
AVES
MAMÍFEROS
Agateador común
Ardilla común
Ánade real
Conejo
Carbonero común
Colirrojo tizón
Cormorán grande
Estornino negro
Gallineta común
Gaviota sombría
Gorrión común
Grajilla occidental
Herrerillo común
Lavandera cascadeña
Mirlo común
Mosquitero común
Oca doméstica
Paloma torcaz
Paloma zurita
Pato criollo
Pavo real
Petirrojo europeo
Pinzón vulgar
Verderón común
Zorzal común




6 comentarios:

  1. Da gusto leer tus entradas, Rafa.
    Esta es una típica ruta donde quizá prevalezca la vegetación, sobre todo esa cantidad de arboles singulares dentro del jardín del Príncipe. Y el que resaltas cerca de la estación, magnifico.
    Con el mar de Ontigola se podrían sumar unas cuentas fanáticas mas a esta lista. Y si te animas a dar un paseo por los cortados del Tajo en busca del Castillo de Oreja no faltará algunas rapaz de pequeño tamaño. Me refiero a algún cernícalo o halcón, que anidan en estos parajes.
    Un saludo, amigo

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  2. Hola Paco, gracias por tus comentarios. Si, el Castillo de Oreja me encanta. Curioso ver el pueblo abandonado. La última vez qué estuve pude ver varias collalbas negras,y un poco más abajo, en unos cortados un halcón peregrino. Un saludo.

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  3. Estupendo blog.
    En alguna ocasión hice rutas por otras zonas madrileñas, conozco más el Corredor del Henares.
    Lo que más vemos por aquí son cigüeñas aunque si sales por el campo también te puede salir alguna avutarda y por supuesto los nervisos conejos.
    Paso también por la blogoteca.
    ¡Suerte en el concurso!

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  4. Hola Manuel gracias por tus comentarios. Si conozco muy bien tu zona. He estado pajareando por los Cerros de Alcalá de Henares, y por la zona de Daganzo, El Torote, Camarma de Esteruelas y Meco. Y zona ideal para ver en un mismo día aves esteparias como avutardas, sisones y gangas con rapaces como buitres negros, aguiluchos cenizos, e incluso águila imperial. Gracias, qué tengas tú también mucha suerte. Un saludo.

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  5. Como tu blog me ha gustado.
    Te dejo mi apoyo.
    Votado.
    Te dejo el mío por si quieres visitarlo. Está en Solidario.
    http://diariodeentrenador.blogspot.com.es/
    ¡Feliz domingo!

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  6. Hola Manuel, me alegro qué te guste. Ya tienes mi voto. Mucha suerte, un saluod.

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