domingo, 30 de diciembre de 2018

RUTA POR FUENLABRADA


Parque de Loranca.. El lago oasis de Fuenlabrada.

El sur metropolitano madrileño cuenta con pocas zonas húmedas naturales, ideales para las aves.
El gran proceso urbanizador que se desarrolló desde la década de los 60 del siglo pasado, propició que muchos humedales naturales desaparecieran bajo autopistas, polígonos industriales, vertederos, o al ser desecados para convertirlos en zonas de cultivo.
Si exceptuamos los humedales del Parque Regional del Sureste, en el resto del sur metropolitano apenas encontramos parte del gran rosario de humedales que conformaban esta zona de la periferia de la capital.
Algunos de ellos han desaparecido como la antigua laguna de Parla, y otros se encuentran en un estado de conservación muy precario, como los Estragales en Pinto, o las lagunas de Perales del Río en Getafe.
Algunos han tenido la suerte de acabar incluidos en parques periurbanos como las lagunas de Maripascuala en el Parque de Polvoranca, o la del Arroyo Butarque, ambas en Leganés.
Otros humedales artificiales han sido creados en fechas recientes, como zonas de ocio y esparcimiento para ciudades populosas del sur madrileño.
Un ejemplo de ellos es el lago de Loranca, en el distrito de Loranca, perteneciente al municipio de Fuenlabrada.

(Lago de Loranca en Fuenlabrada).

El parque fue construido en la década de los 90 del siglo pasado.
Cuenta con 4.000 m2 de laguna, y 8.000 hectáreas de pradera.
Un gran pulmón verde dentro del distrito de Loranca, que cuenta con varios ecosistemas de flora presentes en la Comunidad de Madrid, como son el encinar, bosque de ribera, melojar, pinar, etc.

(En el Parque de Loranca hay una representación de distintos ecosistemas madrileños como este encinar).

La vegetación arbórea está compuesta por encinas, pinos, chopos, roble melojo, olmos, y sauces entre otros. En la zona de pradera encontramos una zona arbustiva compuesta por brezos, escaramujos, romero, retama amarilla, zarzamora, durillo o tomillo.

(Escaramujo. Rosa dumetorum).

Por último en la lámina de agua encontramos especies acuáticas como juncos, tamarindos y bambú.
Esta mezcla de vegetación, junto a la existencia de dos refugios de fauna, uno en una isla del lago, y otra en el bosque de ribera, hacen de este atractivo parque, un auténtico oasis urbano tanto para la avifauna, como para otras especies como conejos, gallipatos o lagartijas ibéricas.
La ruta propuesta es una ruta circular por el Parque de Loranca de1 hora y 30 minutos de duración y dificultad baja.

(Ruta circular de 1 hora y media de duración y dificultad baja por el Parque de Loranca).

Ficha técnica de la ruta.
-Tipo de ruta: circular.
-Punto de inicio y fin de ruta: estación de Loranca. Línea 12, Metrosur.
-Distancia: 2 kilómetros.
-Desnivel: punto más alto 678 metros. Punto más bajo 671 metros. La ruta apenas tiene desnivel.
-Duración: 1 hora y media de duración, con paradas para ver aves.
-Patrimonio natural: Parque de Loranca.
Accesos a Loranca.
-En coche. Coger la M-50 hasta la salida 56, y posteriormente la M-407.
26 minutos desde Madrid.
-En autobús. Línea 493 Madrid (Aluche)-Loranca. 25 minutos desde Madrid.
-En metro. Desde Madrid coger la línea de cercanías C-5 Madrid-Humanes, y bajarse en Fuenlabrada Central. Desde allí coger el Metrosur y bajar en la parada de Loranca. 1 hora y 15 minutos desde Madrid.
-En bicicleta. Desde la parada de Metrosur de Loranca.
Recomendaciones para la ruta.
-Es una ruta ideal para hacerla con niños.
-No dar de comer a las aves del lago.
-Dado que el parque está muy bien comunicado por transporte, es ideal llegar a él sin el coche.
-Evitar los fines de semana, si queremos ver las especies de aves más esquivas.
Este es el relato de una ruta que realicé a primeros de Noviembre de 2018.
La mañana no podía ser más propicia para observar aves.
Después de unos días de continuas lluvias, aquel Domingo de primeros de Noviembre se presentaba despejado, y con buena temperatura. El día idóneo para ver distintas especies de aves. Los días despejados después de varios días seguidos de lluvia, son ideales para la vista de aves, ya que están muy ansiosas para salir de sus refugios en busca de alimento.
Con esta guisa, me presenté en el barrio de Loranca, atraído por los buenos comentarios que había oído sobre las aves que se pueden contemplar en este pintoresco parque.
Salí de la estación de Metrosur de Loranca en dirección a la puerta del parque. El paseo es de apenas 5 minutos. En las zonas aledañas ajardinadas de la Calle de la Alegría comencé a apuntar las primeras especies de la lista. Varios gorriones comunes y una lavandera blanca.
La primera sorpresa vino de la mano de un juguetón chochín, que sería el preludio de las buenas observaciones que tendría a lo largo de la mañana.
A pocos metros de la entrada del parque había algunos carteles explicativos sobre el parque y su ruta botánica, que consiste en una representación de varios ecosistemas madrileños como la dehesa, el bosque de ribera, o el melojar.

(Cartel explicativo de la vegetación del Parque de Loranca).

Los primeros ánades reales comenzaron a hacer presencia en una pradera de césped, una especie que cuenta en el parque con una gran cantidad de individuos.
En un pequeño pinar cercano había una pareja de gansos del Nilo, pastando literalmente del césped.

(Ganso del Nilo. Alopochen aegyptiaca).

Y en los pequeños claros que había en la pradera, varias lavanderas blancas, picoteaban las calvas en busca de algún bichillo que echarse al buche.

(Lavandera blanca. Motacilla alba).

Comencé a bajar por un camino rodeado de encinas, y algunas retamas que a unos metros se uniría al borde del lago.
Las primeras palomas torcaces comenzaban a venir de las zonas urbanas a la zona del encinar.
Dejando atrás las encinas más pequeñas fruto de recientes repoblaciones, en los bordes del camino aparecían especímenes más robustos y longevos. Entre sus copas se escondían petirrojos europeos que pude sorprender por sus inconfundibles reclamos.

(Petirrojo europeo. Erithacus rubecula).

Las lluvias de pasados días habían convertido los caminos del parque en un pequeño barrizal, y una sucesión de charcos que eran aprovechados por las aves para bajar a beber. Primero le tocó el turno a un grupo de urracas, y poco después comenzaron a bajar unos cuantos mirlos comunes.

(Mirlo común. Turdus merula).

Pasé por debajo de un puente, y apareció la valla que delimitaba la lámina de agua del lago. Unas pocas gallinetas comunes se mezclaban con un enorme grupo de ánades reales.
Me estaba entreteniendo viendo una gran estatua de hierro de un águila cuando comencé a oír a lo lejos, el inconfundible trompeteo de las grullas comunes. Al principio fue un mero rumor. El ruido del mercadillo cercano me hizo dudar, pero tras reanudar el paseo el reclamo comenzó a hacerse más intenso. Y cuando alcé la vista al cielo, comenzaron a pasar varios bandos de estas espectaculares aves zancudas. 

(Grullas comunes. Grus grus).

Primero un pequeño bando de doce ejemplares, y al rato otros dos bandos que no me dio tiempo a contarlos. Un buen rato se dedicaron a describir vuelos en círculo por encima de los modernos edificios de Loranca. Un bonito espectáculo que tenemos el privilegio de disfrutar en los meses otoñales.
Después de deleitarme con el paso grullero, proseguí mi camino para empezar a rastrear la fauna del lago.
Las primeras gaviotas de la mañana se calentaban sobre la valla del lago. Inicialmente vi unas gaviotas reidoras, y en la otra punta del lago estaba posada una gran gaviota sombría.

(Gaviota reidora. Chroicocephalus ridibundus).

En el centro del lago han colocado una isla artificial, como zona restringida, ideal para el descanso de varias especies de aves.
En lo algo de unos sauces, había una pequeña concentración de cormoranes grandes.

(Cormoranes grandes. Phalacrocorax carbo).

Debajo de esta plataforma, y completamente quieta, había descansando una garza real.

(Garza real. Ardea cinerea).

En una zona de piedras de la plataforma, se movía nerviosamente una lavandera cascadeña.

(Lavandera cascadeña. Motacilla cinerea).

La mañana estaba siendo muy provechosa en especies, y aún me queda la mitad del lago por recorrer, así qué la lista de aquel día prometía un buen puñado de especies.
Comencé a atravesar una zona con matorrales mediterráneos ideal para pequeños pajarillos. Allí sorprendí a una pequeña lagartija ibérica tomando su ración de sol mañanera.
En los claros de la zona arbustiva, varios gorriones molineros estaban picoteando al suelo en una coordinación digna de un pase de ballet.
El camino hacía una pequeña vaguada, y en una zona umbría me paré a hacer una pequeña espera que reportó de recompensa tres especies nuevas para a la lista: verderón común, serín verdecillo y mosquitero común.
La otra orilla del lago estaba rodeada por otra zona arbustiva con frutos rojos, como escaramujos, ideal para que las aves se dieran un buen festín. Y no me equivoqué, pues poco después pude ver como los picogordos bajaban a por estos frutos, y también un zorzal charlo se vio tentado.

(Zorzal charlo. Turdus viscivorus).

Y por último le tocó el turno a unas elegantes currucas capirotadas
Volví al borde del lago para volver a ver la isla de los cormoranes. Les pillé en el momento justo en el que se estaban secando con la típica pose del Cristo en cruz.
Comencé a buscar el camino de la salida del parque, y en un momento me vi rodeado por infinidad de ánades reales. ¡Aquello parecía una invasión! ¡Hacía mucho que no veía tal concentración!

(Ánades reales. Anas platyrhynchos).

Desde una pequeña loma tenía una buena perspectiva del parque, con una estampa de árboles con un colorido otoñal de lo más agradecido para ser fotografiada.
En un pequeño claro decidí hacer otra espera. Al principio bajaron un par de pinzones vulgares.

(Pinzones vulgares. Fringilla coelebs).

Posteriormente bajaron nuevamente los picogordos qué aproveché para hacerles un pequeño reportaje fotográfico.

(Picogordo. Coccothraustes coccothraustes).

Siguiendo el camino, me volví a internar por otra zona de encinar. Allí había varias conejeras, y no tardaron mucho rato en aparecer unos cuantos conejos.

(Conejos. Orytolagus cuniculus).

Cuando ya me encontraba en la salida del parque, y echando un último vistazo al parque, apareció sobrevolando un cernícalo vulgar, que se perdió en lo más alto de los edificios que rodeaban el parque, y daba por finalizada esta jornada matinal pajarera, tan fructífera.
¡A qué estáis esperando para echaros al cuello los prismáticos y la cámara de fotos y disfrutar de este parque tan llamativo!
¡Felices avistamientos!
© Rapha Ac.
Concluyo el relato añadiendo la lista de especies avistadas durante la ruta.

FAUNA DEL PARQUE DE LORANCA
AVES
MAMÍFEROS
REPTILES
Ánade real
Conejo
Lagartija ibérica
Cernícalo vulgar
Chochín común
Cormorán grande
Curruca capirotada
Gallineta común
Ganso del Nilo
Gaviota reidora
Gaviota sombría
Gorrión común
Gorrión molinero
Grulla común
Lavandera blanca
Lavandera cascadeña
Mirlo común
Mosquitero común
Paloma torcaz
Petirrojo europeo
Picogordo
Pinzón vulgar
Serín verdecillo
Urraca
Verderón común
Zorzal charlo
Fuentes consultadas.
-Google maps, página del Ayuntamiento de Fuenlabrada.


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