viernes, 13 de diciembre de 2019

RUTA POR COLMENAR DE OREJA Y BELMONTE DE TAJO


Dehesa de Valdecabañas. Dehesa entre dos pueblos.

Ya he comentado alguna vez en este post, el papel fundamental que han proporcionado para la economía local de muchos pueblos las dehesas boyales.
Estas dehesas eran zonas de bosques, pastos o prados donde pastaban el ganado, generalmente vacuno, y donde los lugareños también se abastecían de otros recursos naturales como leña, carbón, frutos del bosque como bellotas, zarzamoras, o setas.
Algunas de estas dehesas boyales han llegado hasta nuestros días transformadas como parques periurbanos, como son los casos del Parque de Polvoranca en Leganés, o el Parque las Bolitas de Alirón de Valdemoro. Otras, como le dehesa de Valdecabañas, aún siguen cumpliendo su antigua función silvopastoril.

(Dehesa de Valdecabañas, situada entre los términos municipales de Colmenar de Oreja y Belmonte de Tajo).

Esta dehesa enclavada entre los términos municipales de Colmenar de Oreja y Belmonte de Tajo, perteneciente a la Comarca de las Vegas, cuenta con 183 hectáreas de extensión. En ellas encontramos un gran pinar de pino carrasco, mezclado con encinas, quejigos y retamas. Esta masa forestal se haya mezclada por otro mosaico de cultivos como viñedos, olivares, pequeñas huertas, y cultivos cerealistas. Además la parte central de la dehesa está atravesada por el Arroyo de la Veguilla, que proporciona un pequeño oasis para avifauna, a esta zona de páramo del suerte madrileño.

(En las cercanías de la Dehesa de Valdecabañas existen viñedos, de los que se hacen los exquisitos vinos de denomicación de origen Vinos de Madrid).

La variedad de ecosistemas como pinares, encinares, y estepas, unido a la buena conservación y prácticas agropecuarias tradicionales como el cultivo del olivar, o estepas cerealistas, hacen que la zona presente una gran riqueza y diversidad ornitológica.
Así, durante nuestra ruta podremos encontrarnos especies tan interesantes como el busardo ratonero, mochuelo común, alondra totovía, collalba gris, gavilán común, carbonero garrapinos, o mito.
La ruta propuesta es una ruta lineal entre el casco urbano de Colmenar de Oreja y el de Belmonte de Tajo, atravesando la Dehesa de Valdecabañas. Es de dificultad baja, y tiene una duración de 2 horas y 30 minutos.

(Ruta lineal de 2 horas y 30 minutos de duración y dificultad baja por la Dehesa de Valdecabañas).

Ficha técnica de la ruta.
-Tipo de ruta: lineal.
-Punto inicial y final de la ruta: inicio Calle Pozuelo en Colmenar de Oreja, y fin en Calle Gregorio Romero en Belmonte de Tajo.
-Distancia: 6 kilómetros.
-Desnivel: punto más alto 766 metros. Punto más bajo 699 metros.
-Dificultad: baja.
-Duración: 2 horas y 30 minutos, con paradas para ver aves.
-Patrimonio cultural: Ermita de San Roque, restaurada tras la Guerra Civil. Cerro del Calvario, Belmonte de Tajo.

(Ermita de San Roque en el pueblo de Colmenar de Oreja).

-Patrimonio natural: estepas cerealistas de Colmenar de Oreja. Dehesa de Valdecabañas.
-Accesos a Colmenar de Oreja.
-En coche. Autovía A-3, salida 41. Luego tomar la M-317 y posteriormente la M-315. 45 minutos desde Madrid.
-En autobús. Línea 337 Madrid (Conde de Casal)-Valdelaguna. El autobús para en ambos pueblos. 55 minutos a Colmenar de Oreja, y 1 hora y 5 minutos a Belmonte de Tajo.
-En bicicleta. Existe una vía verde entre Chinchón y Colmenar de Oreja.
Recomendaciones para la ruta.
-Evitar hacer la ruta en verano, pues en la zona de estepa no hay sombra.
-Llevar agua, pues no hay fuentes hasta el fin de la ruta.
-No salirse del camino, y respetar las propiedades privadas.
-Al principio de la ruta, hasta llegar al camino hay que hacer un pequeño tramo por carretera. Extremaremos las precauciones.
-El cerro del Calvario proporciona unas magníficas vistas de Belmonte de Tajo y de su paisaje circundante.
-No hacer fuego. Visitaremos una zona de pinar, zona propicia para incendios forestales.
Este es el relato de una ruta que realicé a primeros del mes de Octubre de 2019.
Llevábamos dos semanas de Otoño, y decidí realizar la ruta de Valdecabañas. El autobús desde Madrid me dejó en el pueblo de Colmenar de Oreja, cerca de la Ermita de San Isidro.
Colmenar de Oreja me recibió con una tarde muy soleada y algo calurosa, con temperaturas aún más propias del verano.
Tras deleitarme un buen rato con la pintoresca ermita, situada a las afueras del pueblo, tomé la carretera en dirección a Valdelaguna, desde donde salía el camino que me llevaría a la dehesa.
El trayecto desde la ermita, hasta el desvío al camino me proporcionó las primeras especies de la lista del día: gorrión común, estornino negro, y bonito ejemplar de pardillo común posado en un algarrobo de la cuneta de la carretera.
Comenzando a andar por la pista de tierra, y echando atrás la vista a las últimas edificaciones de Colmenar de Oreja, me llevé una sorpresa al contemplar como un buitre leonado, sobrevolaba el casco urbano del pueblo.

(Buitre leonado. Gyps fulvus).

Poco a poco me fui internando en la zona esteparia de las afueras del pueblo. Caminando un buen rato no vi ninguna especie de ave. La sensación de vacío no sabía si se debía por el calor reinante, o porque estábamos en el periodo de transición entre el paso post-nupcial y la irrupción de las primeras especies invernarles.
Después de un buen rato rastreando todos los campos de cultivos, majanos, y zonas arbustivas con los prismáticos, aparecieron los primeros alaúdidos. Dos cogujadas comunes, que saliendo del camino por donde transitaba, fueron a parar a un barbecho cercano.
Seguí andando por la pista de tierra con buenas vistas de toda la zona esteparia, viendo al fondo la masa de pinos de la dehesa.
A la izquierda del camino, me llamó la atención el vuelo rasante de un ave de tono grisáceo. Se posó en una zona arbustiva del camino, pero estaba tan bien camuflada, que no la distinguía con los prismáticos.
Al aproximarme un poco más, salió volando de su escondite, y se posó en un majano. Al poco rato pude distinguir que se trataba de una collalba gris. Una de las tantas de especie que en mes de Octubre tiene su paso post-nupcial.
Poco a poco el paisaje iba dejando paso de la zona esteparia al viñedo, y los olivares.
Ya tenía ganas de cambiar un poco de hábitat, ya que la zona esteparia, no había sido muy aciaga en cuanto a número de especies. En poco tiempo llegué a la zona de pinar, y esta zona me brindaría a apuntar algunas especies forestales.

(Pinar de pino carrasco, con encinas, en la Dehesa de Valdecabañas).

Las primeras nuevas de la lista fueron dos palomas torcaces, que se perdieron en la zona más tupida del pinar.
El pinar a pesar de ser un bosque artificial, tenía un buen aspecto, muy limpio, y con numerosos cortafuegos. De vez cuando, entre tanto pino, se veía alguna encina, allí donde el claro del bosque dejaba entrar la luz.
El camino comenzaba a descender en una suave cuesta, y al fondo se veía una pequeña vaguada con un gran claro en el pinar. Allí posada en el suelo, había una especie de aláudido, que cuando tuve mejor luz, le pude distinguir su típica ceja blanca, identificándola como una alondra totovía.

(Alondra totovía. Lullula arborea).

A lo largo de la izquierda del camino, coincidiendo con el cauce del Arroyo de la Veguilla, había pequeña huertas, muy bien integradas en el paisaje.
Junto al camino había una pequeña vegetación arbustiva compuesta principalmente por retama y escaramujo, que en aquellas fechas otoñales ya tenía los frutos muy rojos. En estos arbustos decidí hacer una pequeña espera que dio como recompensa dos petirrojos europeos y una tarabilla europea.
Más adelante en una zona de almendros oí una serie de pitidos cortos característicos que me recordaban a los mitos. Y no me confundí al poder ver a varios de estos pequeños pajarillos posados en la rama de un almendro.
Poco a poco el camino iba ganando algo de altura, y tenía una buena perspectiva del pinar. Por encima de las copas apareció una majestuosa rapaz planeando, y poco después se le unieron otras tres. Al instante tenía a cuatro busardos ratoneros planeando por encima del pinar en una especie de vuelo acrobático.

(Busardo ratonero. Buteo buteo).

Comencé a ascender por una pista que se internaba en el pinar, y que me llevaría al cerro del Calvario. En la rama de un pino de gran porte, encontré a dos juguetones carboneros garrapinos. Poco después le tocó el turno a un macho de pinzón vulgar.
Las piernas ya iban haciendo mella al ascender aquella pendiente tan empinada. Al final de ella, se me cruzó volando un mirlo común, que pasó a escasos metros de mis piernas.
Al fondo ya se veían las cruces del Cerro del Calvario de Belmonte de Tajo. A la izquierda del camino había unas magníficas vistas a un barranco con vegetación mediterránea, compuesta por encinas de gran porte.

(Inmediaciones del Cerro del Calvario en Belmonte de Tajo).

Llegué al Cerro del Calvario y tenía unas excelentes vistas del pueblo de Belmonte de Tajo. En su iglesia aún se podían ver volar las últimas golondrinas comunes, qué aún aguantaban antes de hacer su viaje de retorno a sus cuarteles africanos.
Bajando la cuesta del Calvario, estaba justo la parada del autobús de vuelta a Madrid.
Cuando ya iba a guardar los prismáticos y la cámara de fotos, vi en una antena de una casa, posadas dos tórtolas turcas que cerraban la lista de especies de esta jornada tan interesante.

(Tórtolas turcas. Streptopelia decaocto).

¡A qué esperáis para colgaros la cámara y los prismáticos, y disfrutar de este espacio natural tan interesante!
¡Felices avistamientos! R. Almenilla.
Acabo el relato con las especies vistas durante la ruta.

FAUNA DE DEHESA DE VALDECABAÑAS
AVES
Alondra totovía
Buitre leonado
Busardo ratonero
Carbonero garrapinos
Cogujada común
Collalba gris
Estornino negro
Golondrina común
Gorrión común
Mirlo común
Mito
Paloma torcaz
Pardillo común
Petirrojo europeo
Pinzón vulgar
Tarabilla europea
Tórtola turca
Fuentes consultadas
-Google maps.

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