RUTA POR LAS ESTEPAS DE TORREJON DE VELASCO
De avutardas y cernícalos
primillas.
Una buena opción en Primavera es
acercarse a alguna zona esteparia, para pasar una entretenida jornada pajarera,
en busca de especies esteparias como avutardas o sisones.
(Estepas cerealistas de la IBA "secanos de Valdemoro-Torrejón de Velasco).
En esta entrada os propongo una
visita a las estepas de Torrejón de Velasco, un espacio estepario incluido en
la IBA Secanos de Valdemoro-Torrejón de Velasco, y qué es continuación de la
ruta qué os comenté en la entrada dedicado a los Estragales de Pinto.
Torrejón de Velasco se encuentra
situado geográficamente al Sur de la Comunidad de Madrid, limitando con los
municipios de Torrejón de la Calzada al Oeste, Pinto al Este, Parla al Norte y haciendo
frontera al sur con la provincia de Toledo.
La combinación de ecosistemas como
estepas cerealistas, arroyos permanentes, lagunas estacionales, olivares,
coscojares, y pinares, con buen estado de conservación, propician la existencia
de una fauna muy rica y variada con especies amenazadas.
Así en sus estepas, podemos
observar avutardas, sisones, aguiluchos cenizos o collalbas rubias entre otras
especies. En los márgenes del Arroyo Guatén, ánades reales y lavanderas cascadeñas. Con las lluvias primaverales se forman lagunas estacionales en las
cercanías del arroyo qué son aprovechadas por una importante población de
cigüeñuelas en época estival.
(Lagunas estacionales junto al Arroyo Guatén, utilizadas por cigüeñuelas en la época estival).
Los olivares del entorno del Valle
de las Cuevas es el reino de los milanos y los mochuelos, y en los cerros del
valle los pinares y coscojares cobijan a rapaces como ratoneros y a modo de
curiosidad, una pequeña población de lirón careto.
Este inmenso espacio estepario se
encuentra enclavado al Norte de los Montes de Toledo y al Oeste del Sistema
Central, de hecho desde las afueras del pueblo tenemos buenas vistas de ambos
sistemas montañosos. Esto unido a la abundancia de conejo y de caza menor como
liebres y perdices rojas, lo convierten en una zona muy apetecible de campeo
para aves rapaces como buitres leonados, buitres negros, águilas reales y
águilas imperiales en dispersión.
Otro aspecto interesante de este
municipio de la Sagra madrileña, es la existencia de una buena colonia de
cernícalo primilla en las ruinas de su castillo del siglo XV, en pleno casco
urbano.
(Cartel informativo sobre el primillar del castillo de Torrejón de Velasco).
El recorrido propuesto es una ruta
circular qué dura entorno a 2 horas de duración.
(Ruta circular por Torrejón de Velasco de 2 horas de duración aproximada).
El grado de dificultad es fácil,
caminando por veredas y una cañada real.
Partimos desde el castillo y
llegando a la Plaza Mayor y Ayuntamiento, cruzamos el Arroyo Guatén. Desde allí
buscamos el camino qué nos conducirá al campo de fútbol del pueblo. Poco
después cogemos una pista qué se bifurca y tomamos el camino de la derecha
entre unas casas de campo. Desde allí tomamos el camino a la Fuente de la Teja.
Una opción es llegar hasta la fuente, pero tendremos qué dedicarle más tiempo.
Esta ruta llega casi hasta las vías
del AVE, y después volvemos por el mismo camino andado, tomamos otro camino de
vuelta para acabar en una Cañada Real qué nos llevará otra vez al núcleo
urbano.
Para llegar a Torrejón de Velasco
tenemos varias opciones.
-En autobús interurbano. Coger la
línea 463 en Plaza Elíptica, y en unos 50 minutos llegamos hasta el mismo
castillo.
-En coche. Coger la A-42 y en
Torrejón de la Calzada nos desviamos por la M-404. Se tarda unos 25 minutos.
-En bicicleta. Nos bajamos en la
estación de cercanías de Pinto. Tomar la Cañada Real Galiana y cruzar las vías
del AVE (Ver entrada los Estragales de Pinto). Desde la estación de Cercanías
de Parla, buscar el Parque las Comunidades Europeas, y desde allí coger un
camino qué acaba en la M-404.
Esta es la crónica de una jornada
pajarera por zonas esteparias en los primeros días de la recién estrenada
Primavera.
Era un mañana muy desapacible. Al
llegar a Torrejón de Velasco me encontré con una niebla muy baja qué provocaba
poca visibilidad y con continua amenaza de lluvia.
El autobús me dejó justo en frente
de las ruinas del castillo y desde allí comencé la ruta.
Con los prismáticos al cuello y la
cámara de fotos al bolsillo decidí rodear toda la valla del castillo para ver
mejor a los cernícalos primillas. Es una delicia ver sus cautivadores
vuelos y sus familiares chillidos. La asociación ecologista GREFA les ha
habilitado una especie de tinajas de barro donde construyen sus nidos.
(Macho de cernícalo primilla en el castillo de Torrejón de Velasco).
Justo
encima de un nido de primillas una cigüeña blanca decidió edificar su
imponente nido, qué es aprovechado a la vez por una buena colonia de gorriones
comunes. Entre los huecos de las ruinas del castillo, los estorninos
negros hacían lo propio con los suyos.
En una pequeña arboleda junto al
castillo, comenzaron a aparecer los primeros paseriformes. Bandos mixtos de jilgueros,
verdecillos y entre estos, algunos esquivos mosquiteros comunes.
Un mirlo común salió raudo y
veloz ante mi presencia y se ocultó tras un árbol.
Tras dedicar un buen rato al
primillar, decidí dirigirme a la zona esteparia.
Al pasar el Arroyo Guatén, en un
pequeño pinar pegado a la pared del campo de fútbol, me recibe una ruidosa tórtola
turca con su canto lastimero. Una nube de verdecillos sale al unísono
de la copa de un pino.
(Tortola turca).
Poco a poco voy ganando altura por
el camino entre campos de cultivo, y al llegar a la cresta de una loma voy
viendo al fondo entre la espesa niebla, los cerros del Valle de las Cuevas, y
el Arroyo Guatén, camino del Tajo.
En un día tan plomizo con una
niebla muy compacta me iba a ser muy difícil ver las avutardas. En Torrejón de
Velasco son más difíciles de ver qué en otros lugares de Madrid, como en las
estepas de Valdetorres del Jarama.
Las estepas de Torrejón de Velasco
no son tan horizontales como las de Valdetorres, son una sucesión de lomas, y
vaguadas. También cabe decir qué la población de avutardas de Torrejón de
Velasco es más escasa y fragmentada qué la de la ZEPA de estepas cerealistas
del Jarama y Henares. Además hay qué añadir qué la población avutardera de
Torrejón de Velasco ha sufrido una importante regresión debido a la
construcción de las vías de vías de comunicación como la R-4 o el AVE, molestias,
agricultura intensiva y caza furtiva.
A pesar de estos inconvenientes,
tenía la corazonada de qué esa mañana iba a avistar algún ejemplar. La
observación ornitológica muchas veces es una mezcla de paciencia y algún golpe
de fortuna.
Al dejar las últimas casas de campo
antes de adentrarme en la estepa aparecieron volando las primeras sorpresas de
la mañana. Un grupo de cuatro críalos se dirigían a un pino de
gran porte.
Según avanzaba por el camino de
tierra, en sus márgenes las omnipresentes cogujadas comunes buscaban insectos
en las zonas de barbecho.
En un paisaje uniforme, casi
totalmente horizontal, sólo roto por una robusta retama de bolas, observé una
especie de curruca qué se ocultaba entre sus ramas.
(Camino a la Fuente de la Teja, Torrejón de Velasco).
Al mirar con los prismáticos puede
comprobar qué se trataba de una curruca rabilarga.
Tras varios minutos infructuosos
intentando hacerla una foto, decidí continuar el camino en busca de las
avutardas.
Poco a poco la niebla iba
levantando, y permitía un campo de visión algo más grande. A lo lejos, con las
vías del AVE como telón de fondo una pareja de cernícalos primillas con
sus rasantes vuelos levantó una perdiz roja qué buscó refugio en un
trigal.
Terminé en una loma con unas buenas
vistas de las tierras de Yeles, Illescas y el Valle de las Cuevas. Durante
largos minutos hice un buen barrido con los prismáticos para buscar avutardas,
sin éxito alguno. Sólo había movimiento de grupos dispersos de urracas
atentas a sus enemigos naturales los críalos.
Retomé el camino de vuelta y según
iba subiendo una gran vaguada los trigueros cantaban al compás en sus
posaderos de los campos de cultivo.
Justo cuando me daba por vencido de
no haber visto a la “reina de la estepa” un ave de gran porte y con un vuelo
pesado, se dirigía hacia mi camino.
En un acto de intuición cogí los
prismáticos, y la suerte iba a estar de mi parte. Un bello ejemplar de hembra
de avutarda
pasó sobrevolando a unos metros sobre mi cabeza.
Cuando un ave de porte tan colosal
te pasa tan cerca, te sorprende como puede llegar a volar soportando semejante
peso.
Como un fantasma de la noche
desapareció entre la niebla, y esta sería el único ejemplar qué observaría en
toda la jornada.
Instantes después un pequeño grupo
de ánades
reales, pasaron volando en dirección a las lagunas cercanas al Arroyo
Guatén.
La de la avutarda no iba a ser la
única sorpresa de la jornada. Poco antes de llegar a una zona de olivar, en el
borde del camino un ave levantó el vuelo rápidamente asustada ante mi
presencia. A modo de flash, sólo pude verla cuando escapaba asustada, unas
marcas blancas en sus alas. Cuando pude ponerme los prismáticos y enfocar bien
pude comprobar ante mi sorpresa qué se trataba de un sisón. Otra de las aves
esteparias qué ha sufrido una grave regresión.
A la entrada del pueblo hay un
olivar qué es ideal para hacer una espera al críalo y al mochuelo común. Estuve
parado un buen rato tentado a la pequeña rapaz, pero tampoco hubo suerte y tuve
qué conformarme con numerosos bandos de palomas torcaces.
(Zona de olivar en Torrejón de Velasco).
Caminando por la Cañada Real qué me
llevaría de nuevo al casco urbano, a lo lejos se veía planeando un busardo
ratonero al acecho en busca conejos.
Paré para ver una pared de piedra
en una explotación ganadera, ideal como posadero para el mochuelo, pero
volvería a repetirse el resultado negativo del olivar.
A veces la observación ornitológica es muy caprichosa y encuentras otra
especie interesante de la qué estas buscando. En la línea del horizonte en un
campo de cereal ví una silueta en pie y otra qué
asomaba la cabeza. Tras colocarme mejor para qué la refracción de los rayos me
dejaran ver, me llevé nuevamente otra grata sorpresa.
Una pareja de alcaravanes, en posición
de alerta. Estuve varios minutos deleitándome con sus curiosos andares. Lástima
la distancia, pues habría salido una buena foto.
Tras un buen rato espiando su
intimidad decidí dejarles en paz, y volví a la cañada para buscar el camino de
la parada del autobús.
Tras callejear por las calles del
pueblo, volví al castillo donde volaban sin cesar golondrinas comunes y aviones
comunes, teniendo como telón de fondo los vuelos acrobáticos de los cernícalos
primillas.
Sentado junto al castillo, repasé
la lista de especies avistadas esperando la llegada del autobús qué me llevaría
de vuelta a Madrid.
FAUNA DE LAS ESTEPAS DE TORREJÓN
DE VELASCO
|
|
AVES
|
MAMIFEROS
|
Alcaraván
|
|
Anade
real
|
Conejo
|
Avión común
|
|
Avutarda
|
|
Busardo
ratonero
|
|
Cernícalo
primilla
|
|
Cigüeña
blanca
|
|
Cogujada
común
|
|
Críalo
|
|
Curruca
rabilarga
|
|
Estornino
negro
|
|
Golondrina
común
|
|
Gorrión
común
|
|
Jilguero
|
|
Mirlo
común
|
|
Mosquitero
común
|
|
Paloma
torcaz
|
|
Perdiz
roja
|
|
Sisón
|
|
Tórtola
turca
|
|
Triguero
|
|
Urraca
|
|
Verdecillo
|
¡A qué esperáis para coger vuestros
prismáticos y cámara de fotos y disfrutar de este espacio tan interesante!.
© Rafita Almenilla.
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