jueves, 3 de abril de 2014

RUTA POR ARANJUEZ: EL SOTO DE LEGAMAREJO

RUTA POR ARANJUEZ: EL SOTO DE LEGAMAREJO

Soto de Legamarejo, entre Tajo y Jarama.

A tan sólo 48 kilómetros al Sur de la ciudad de Madrid se encuentra el municipio de Aranjuez, qué cuenta con varios espacios naturales muy atractivos para los amantes de la ornitología.
Gran parte de su término municipal está incluido en la ZEPA “Carrizales y sotos de Aranjuez”. Esta extensa ZEPA, qué se prolonga hasta los límites de la provincia de Toledo, cuenta con ecosistemas tan variados como bosques de ribera, carrizales, saladares, zonas de cultivo, o cantiles de yeso, qué son el hábitat de especies tan amenazadas como el halcón peregrino, carraca, garza imperial o búho real.
Dentro de la ZEPA y sus aledaños, existen otros parajes naturales muy conocidos por los amantes de las aves, como son el Carrizal de Villamejor, El Regajal-Mar de Ontígola, el Soto del Lugar, o el Soto de las Cuevas.
La ruta qué os propongo es un recorrido circular por el entorno de la finca del Soto de Legamarejo y con final en la Junta de los ríos Jarama y Tajo. Se trata de una gran finca perteneciente a los Sotos Históricos qué se crearon entorno al siglo XVI, y qué antiguamente era utilizada por la Realeza como coto de caza. En él se puede todavía admirar los restos del antiguo Hipódromo Real impulsado por el Rey Alfonso XIII.
Actualmente está prohibida la caza, y se utiliza como zona recreativa para actividades como senderismo o paseos a caballo.
Es un lugar muy conocido y frecuentado por pescadores. A lo largo de todo su recorrido y hasta la junta de los ríos, existen varios vedados o puestos de pesca, señalizados con números. También existen algunos merenderos, lo qué hace qué en época estival, a veces se masifique, por lo qué se recomienda visitarlo en días no festivos, o evitando la época de mayor afluencia.
Es un soto muy bien conservado con formaciones muy compactas de bosque de ribera y carrizo en algunos tramos del río Tajo. Hay qué añadir algunas fincas de cultivo de cereal y plantaciones de almendros. Además existen magníficos paseos con ejemplares de plátanos de gran envergadura.

Toda esta variedad de paisaje propicia una variedad avícola qué no tiene nada qué envidiar a los otros espacios naturales qué hacía mención al comienzo del relato.
 A especies tan frecuentes en zonas de bosque de ribera y carrizal como ruiseñor común, pájaro moscón, oropéndola o pito real, podemos encontrar otras más esquivas como martinete, garza imperial, avetorillo o garceta grande.
En los campos de cultivo y zonas de barbecho, existe una pequeña población de alcaraván, y son frecuentados por una importante colonia de garcilla bueyera.
En los grandes paseos flanqueados por imponentes ejemplares de plátanos observaremos grajillas, palomas zuritas y pequeños paseriformes como herrerillos comunes o carboneros comunes.


(En el Soto de Legamarejo existen grandes paseos con plantaciones de plátanos de gran porte donde podemos observar grajillas, palomas zuritas o pitos reales).

La junta de los ríos, donde el Jarama se une al Tajo, es un magnífico lugar para observar martín pescador, somormujo lavanco, garza imperial, cormorán grande o milano negro.
A toda esta riqueza ornitológica habría qué añadir su riqueza entomológica. Para los aficionados a las mariposas y libélulas, en este espacio se pueden encontrar especies endémicas y algunas de ellas en peligro de extinción.

(Destacar la riqueza entomológica del Soto de Legamarejo, con especies de libélulas y mariposas endémicas y en peligro de extinción).

Los mamíferos no se quedan atrás. Con mucha paciencia podremos observar zorros, turones, conejos, y últimamente se ha constatado la presencia de nutria, qué podremos intuir su presencia buscando sus huellas y restos de pescado y cangrejos en las márgenes del Tajo y el Jarama.
La ruta propuesta es un recorrido circular entre los ríos Tajo y Jarama. Dura aproximadamente 3 horas y 30 minutos, y es de dificultad baja debido a qué en todo el recorrido existen apenas pendientes.
Se inicia desde un túnel qué cruza por debajo las vías del cercanías, y siguiendo el cauce del Tajo aguas abajo, llegaremos a la denominada “Junta de los ríos”, una zona muy interesante con buenas formaciones de chopos, álamos, y tarays, y con unas vistas muy apetecibles de una gran formación de carrizal a orillas del Jarama.


(Ruta circular por el Soto de Legamarejo).

Para llegar al Soto de Legamarejo:
-A pie. Desde Madrid cogeremos el tren de cercanías, qué tarda unos 50 minutos en llegar a Aranjuez. Desde la misma estación, seguimos hasta el final del andén, y ¡¡con mucha precaución al cruzar las vías!!, buscaremos un túnel qué pasa por debajo de las vías del tren, y desde allí seguiremos el curso del río Tajo.
-En coche. Desde Madrid coger la A-4 y posteriormente nos desviamos por la M-305. Al pasar el Polígono Industrial coger la Calle Pintor Rosales, y posteriormente una pista de tierra qué nos conduce al túnel de las vías del tren. Desde Madrid se tardan unos 40 minutos aproximadamente.
-En bici. Desde la estación de cercanías de Aranjuez, buscamos el Restaurante “La Rana Verde”, y desde allí el Jardín del Príncipe. Atravesamos el Jardín y buscamos un puente qué cruza el Tajo. Después seguimos una pista de tierra qué nos llevará hasta el túnel. Se tarda aproximadamente 25 minutos.
Esta es la crónica de la visita qué realicé a finales de Marzo.
Era una tarde de Primavera, con un día nublado de mucho frío. A pesar de la continua amenaza de lluvia era un día ideal, ya qué esto haría qué muchos pescadores no se animaran a poner sus cañas y así podría disfrutar de esta jornada pajarera sólo, y con apenas molestias, para ver la mayor cantidad de especies.
Tras dejar el tren de cercanías y dirigirme al túnel, ya se comenzaban a ver los extensos sotos del río Tajo.


(Sotos del río Tajo, y comienzo de la ruta).

Antes de entrar en el túnel una garza hizo acto de presencia. Pero con el día tan nublado su figura se tornó muy negra, y no pude distinguir si era real o imperial.
Tras este sinsabor, un grupo de tres verderones comunes revoloteaban juguetones muy cerca de las vías del tren.
Al llegar a la misma orilla del Tajo comenzaron a aparecer las especies más comunes de este tipo de ecosistemas: gallinetas y ánades reales.
Decidí probar mejor suerte mirando con los prismáticos a unos grandes ejemplares de plátanos, y ya empezaban a hacer acto de presencia los primeros paseriformes carboneros comunes y herrerillos comunes. Tras este breve parón, decidí salirme de la pista forestal y tomar un pequeño sendero qué me llevaba a un pequeño arroyo qué desembocaba en el Tajo.
Justo al cruzar un puente de madera una gran garza blanca se asustó ante mi presencia. Fue un vistazo fugaz y no pude reconocer de qué especie se tratara. Pero dado su gran porte, bien podría tratarse de una garceta grande, pues en esta zona del Tajo se han visto algunos ejemplares.
Todavía con la duda de qué especie se trataba, intenté localizarla con los prismáticos sin éxito, pero como contrapartida, encontré un ejemplar de martín pescador apoyado en una rama, dispuesto a zambullirse en busca de algún incauto pececillo.
Tras este breve encuentro, elegí una pequeña vereda qué se internaba entre un extenso carrizal en busca de algún pájaro moscón.
La vereda acaba en un antiguo azud (antiguas presas construidas en el siglo XVI a lo largo del Tajo) y en una vieja fábrica abandonada.
La vieja construcción era utilizada por una importante colonia de palomas domésticas qué era compartida por estorninos negros y tórtolas turcas. En lo alto del tejado y presenciando la escena estaba atento un inquieto colirrojo tizón.
En el camino de vuelta, con el ruido del carrizo asusté a un andarríos chico qué voló para refugiarse a la otra orilla del río.
En un árbol cercano un pequeño agateador común jugaba al escondite, y en su copa jilgueros y vercedillos cantaban al unísono.
De regreso al camino principal, ya se comenzaban a ver las zonas de cultivo de cereal y las plantaciones de almendros. En una zona cercana a unos merenderos, hice una breve parada en unos grandes árboles secos. El año pasado por esta zona se dejaron ver los abejarucos, y también es una buena zona para pito real y pico picapinos. Esta vez la suerte me fue esquiva. A pesar de ello había una buena presencia de palomas torcaces, y entre ellas dos bellos ejemplares de paloma zurita.
En un camino qué me llevaba a un puesto de pesca, volví a acercarme a la orilla del Tajo, y en su otra orilla un tractor comenzaba a arar la tierra. Su poderoso ruido hizo espantar a dos críalos, qué asustados no sabían donde ir, lo qué me dio tiempo suficiente para observarlos con los prismáticos.
Tras varios minutos peinando el cauce del río sin apenas novedad salvo algunos ejemplares de mirlo común, llegué al sendero qué me llevaría al Soto de las Juntas.
El cereal aún estaba poco crecido y unas urracas volaron asustadas ante la presencia de alguna rapaz. Unos minutos después apareció el causante de sus miedos, un aguilucho lagunero con su típico vuelo de planeo.


(La mejor época para visitar el Soto de Legamarejo es Primavera en el mes de Mayo, cuando las amapolas inundan sus campos de cultivos).

Llegué a una zona donde la vegetación es muy cerrada, y durante unos minutos tenía la sensación de estar siendo observado. Con el reflejo del sol ya cayendo sobre el Jarama, vi una sombra compacta qué se movía nerviosamente. Sin tiempo para desenfundar los prismáticos, durante unos instantes se dejó ver un bello ejemplar de zorro común. Tras un breve duelo de miradas, desapareció entre una masa de tarays.
Justo antes de llegar a misma junta de los ríos, un talud sobre el Jarama ofrece un magnífico mirador por encima del carrizal. Allí durante un rato pude observar somormujos lavancos, ánades frisos, y cormoranes grandes.


(Cormoranes grandes en la Junta de los ríos).

En la misma junta de los ríos el carrizal estaba muy compacto, y en los pocos claros qué habían, se podían observar huellas de jabalí, qué aprovechaban para bajar a esta zona del río para alimentarse por las noches.


(El río Jarama, poca antes de desembocar en el río Tajo en el paraje conocido como "La junta de los ríos").

Remonté un gran meandro qué hace el Jarama antes de desembocar en el Tajo, y las garzas reales y cigüeñas blancas comenzaron a hacer acto de presencia.
En un árbol seco dos milanos reales estaban posados disfrutando de unas magníficas vistas atentos a cualquier movimiento de presas potenciales.


(Milano negro a orillas del río Jarama).

Antes de abandonar el cauce del Jamara y bajar a la zona cultivada una gaviota sombría me pasó a escasa altura, y un ruidoso grupo de fochas comunes levantó el vuelo cuando delataron mi presencia.
En una caseta agrícola abandonada dos abubillas estaban muy entretenidas comiendo algún tipo de insecto qué habían capturado. Muy cerca de ellas, en una zona de barbecho, sobre unos cardos un intrépido triguero competía en canto con varios ejemplares de jilgueros.
Por el camino qué me llevaría otra vez al cauce del Tajo, en un impenetrable arbusto, compartía morada una nutrida colonia de gorriones molineros.
A lo lejos un tractor removía con el arado la tierra, y las garcillas bueyeras y las grajillas, esperaban estoicamente su turno, para llevarse al pico alguna esquiva lombriz o algún pequeño roedor.
Era muy curiosa la estampa de dos garzas reales en mitad de una zona de cultivo, estirando sus elegantes cuellos, atentas a mis movimientos.
Llegué justo donde se encontraba el antiguo Hipódromo Real, antes usado para las carreras de caballo y ahora aprovechado por los estorninos negros y perdices rojas, para sus juegos y correrías.


(El Real Hipódromo).

Con el tiempo justo para tomar el tren de cercanías de vuelta a Madrid, hice una última incursión a orillas del Tajo.
La tarde comenzaba a caer y las golondrinas comunes y aviones comunes, hacían vuelos rasantes por el río, hinchando sus buches con las inmensas nubes de mosquitos qué revoloteaban al ocaso del sol.
Un inquieto zampullín chico cerraba la lista de esta jornada tan provechosa.
Como es habitual adjunto lista de fauna avistada en esta ruta.


(Cartel informativo con la fauna más representativa del Soto de Legamarejo).

FAUNA DEL SOTO DE LEGAMAREJO


AVES
MAMÍFEROS


Agateador común
Conejo
Aguilucho lagunero occidental
Zorro
Anade real

Andarríos chico

Avión común
Carbonero común

Cigüeña blanca

Colirrojo tizón

Cormorán grande

Críalo

Estornino negro

Focha común

Gallineta

Garcilla bueyera

Gaviota sombría

Golondrina común

Gorrión molinero

Grajilla

Herrerillo común

Jilguero

Martín pescador

Milano negro

Mirlo común

Paloma torcaz

Paloma zurita

Perdiz roja

Somormujo lavanco
Triguero

Tórtola turca

Urraca

Verdecillo

Verderón común

Zampullín chico


¡A qué esperáis para coger vuestros prismáticos y cámara de fotos y disfrutar de este espacio tan interesante!.
© Rafita Almenilla.


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