martes, 6 de enero de 2015

RUTA POR PERALES DE TAJUÑA. EL RISCO DE LAS CUEVAS.

RUTA POR PERALES DE TAJUÑA. EL RISCO DE LAS CUEVAS.
Risco de las Cuevas. Cuevas con mucha historia.
El municipio de Perales de Tajuña, se encuentra en la influencia del Parque Regional del Sureste, pero fuera de él, y comparte con este muchas similitudes paisajísticas, faunísticas y geomorfológicas.
En el municipio podemos encontrar paisajes tan característicos del Parque Regional como zonas de regadío, olivares, formaciones de coscojar, pinares de pino carrasco, bosques de ribera, carrizales o cantiles de yeso.
Quizás la formación geológica más conocida del pueblo, y muy conocida por senderistas y cicloturistas es el Risco de las Cuevas. Situado a unos dos kilómetros a las afuera del pueblo. Es un conjunto monumental natural formado por unas 60 cuevas horadadas en una zona de margas y cantiles de yeso.

(El Risco de las Cuevas está formado por uns 60 cuevas habitadas desde los tiempos del Neolítico).

La majestuosidad del lugar, y su importancia arqueológica e histórica, propició qué allá por el año 1931 el gobierno de la Segunda República lo nombrase Monumento de Interés Turístico Nacional.
Este conjunto de cuevas ha estado habitado desde los remotos tiempos del Neolítico, encontrándose restos del antiguo poblado carpetano de Caracca.

(Para algunos historiadores el pueblo carpetano de Caracca hace referencia al municipio de Carabaña, también del Valle del Tajuña).

A lo largo de su tumultuosa historia, estas omnipresentes cuevas han sido testigo de algunos de los episodios más importantes de la historia de España. A través de los siglos han contemplado impertérritas el paso de carpetanos, romanos, musulmanes, han visto pasar el tren del Tajuña, tristes episodios de la Guerra Civil, e incluso han servido de refugio para el mítico bandolero Luis Candelas.
Junto a las cuevas, antiguamente pasaba el famoso tren del Tajuña, un proyecto qué pretendía llevar el ferrocarril desde Madrid, hasta Aragón y qué nunca llego a pasar de la Alcarria. Hoy este tramo es utilizado como uno de los ramales de la Vía Verde del Tajuña, y hoy es transitado por senderistas, excursionistas, ornitólogos o cicloturistas.

(La pista de la ruta es el antiguo trazado ferroviario del tren del Tajuña).

El atractivo para el ornitólogo aficionado radica en qué en la formación geológica de los cantiles de yeso del Risco de las Cuevas, puede contemplar la avifauna asociada a este tipo de ecosistemas, encontrando especies tan interesantes como búho real, halcón peregrino, collalba negra o chova piquirroja.
El municipio de Perales de Tajuña pertence a la Comarca de las Vegas y se sitúa en el Sureste de la Comunidad de Madrid, distando de 39 kilómetros de la capital.
Posee una población aproximada de 2800 habitantes. Aunque el sector agrario va en disminución dando paso al sector de servicios, aún quedan importantes explotaciones agrícolas, regadío y olivares, y podemos visitar antiguos molinos harineros restaurados, recuerdos de un pasado más agrícola. De hecho la vega del Tajuña siempre ha tenido el apelativo de una de las tres huertas de Madrid, junto a Aranjuez y Villa del Prado.
La ruta propuesta es una ruta lineal de 2 horas y 30 minutos de duración aproximada.
El punto de inicio es la plaza del pueblo, donde está el ayuntamiento y el final son las inmediaciones del pueblo de Tielmes.
El recorrido es a través del antiguo trazado ferroviario del tren del Tajuña, visitando el Risco de las Cuevas. La pista no es continua y acaba aproximadamente en una fábrica abandonada. Si queremos llegar al pueblo de Tielmes, tendríamos qué coger alguna de las veredas qué salen de la pista, y continuar por la carretera M-204 si deseamos acabar la ruta en el pueblo contiguo.

La ruta es de dificultad fácil, si la ruta acaba en la fábrica abandonada. A partir de ahí  
podremos tener alguna dificultad pues ya no existe pista como tal.

(Ruta de 2 horas y media de duración desde Perales de Tajuña a Tielmes).

Accesos a Perales de Tajuña:
-En coche. Tomar la autopista A-3 Madrid-Valencia hasta la salida 33-A. 34 minutos desde Madrid.
-En autobús. Varias líneas paran el municipio. Las principales son las siguientes:
Línea 326. Madrid (Conde de Casal)-Mondejar/Driebes. 35 minutos.
Línea 351. Madrid (Ronda de Atocha)-Barajas de Melo. 60 minutos.
Línea 352. Madrid (Ronda de Atocha)-Tarancón. 35 minutos.
Línea 353. Madrid (Ronda de Atocha)-Santa Cruz de la Zarza. 35 minutos.
-En Bicicleta: Vía verde del Tajuña. Arganda del Rey-Morata de Tajuña-Perales. 1 hora aproximadamente.
Este es el relato de una ruta qué realicé el 30 de Diciembre de 2014, apurando la última salida pajarera del año qué terminaba.
El autobús qué me traía desde Conde de Casal me dejó muy cerca del la Plaza del Ayuntamiento. La fachada del ayuntamiento, es una de las más bonitas de la Comarca de las Vegas, con sus típicos soportales de estilo manchego.
Tomé la calle Mayor Baja para luego desviarme debajo de un túnel qué pasaba por la antigua A-3 y acabar en el Paseo de las Acacias qué es el inicio de la ruta.
En un pequeño parque infantil aproveché para colgarme la cámara de fotos y los prismáticos y empezar a sumar aves a la lista. Las primeras en caer fueron urraca, paloma torcaz, y gorrión común.
En el parque existe un pequeño cartel informativo por las distintas rutas qué podemos hacer en este pueblo con lugares naturales tan interesantes de visitar.
Justo en la entrada del cementerio, había el típico grupo de mujeres mayores del pueblo tomando el sol.
Al verme con el sombrero, mochila, cámara de fotos, y prismáticos, y claro con mi típica pinta de “guiri británico” (soy rubio con ojos azules), a una de ellas se le escapó una graciosa frase qué me hizo soltar un par de carcajadas -¡Qué pronto llegan este año los turistas extranjeros!-.
Después de esta simpática anécdota rodeé el pequeño cementerio en donde en sus cipreses jugueteaban dos ejemplares de tórtolas turcas.
Al poco rato, comencé a oir un trompeteo lejano. Al principio era reacio a creer qué se trataban de las grullas, visto qué quedaban dos días para estrenar año nuevo, pero poco a poco el rumor se hizo más clarividente.
Sobre la formación del encinar primero pasó un bando pequeño y luego otro muy numeroso. Nunca antes había visto bandos de grullas tan tardíos pasar por tierras madrileñas.

(Grullas comunes, grus grus).

Llegué al denominado Mirador del Tajuña, en donde se tiene una buena perspectiva de todo el valle, con el Tajuña al fondo flanqueado por chopos y álamos, los montes aledaños de encinar y coscojar, y la zona de cultivo de regadío y olivar.
Tras pasar por debajo del viaducto de la A-3, apareció una densa formación de pino carrasco, en donde al fondo, en un tendido eléctrico estaba posada una buena bandada de palomas torcaces.

(Palomas torcaces, columba palumbus).

La pista asfaltada estaba flanqueada por almendros, y eucaliptos y poco a poco se iba estrechando y en algunos puntos los cantiles apenas dejaban pasar los rayos del sol.
Al hacer una curva, se mostraban ante mi unas impresionantes formaciones geológicas de cantiles de yeso. Me recordaban mucho a los de la Marañosa del Parque del Sureste, pero he de reconocer qué estos eran más majestuosos. Y allí en lo alto se comenzaban a apreciar el conjunto de las cuevas excavadas en la roca.

(El Risco de las Cuevas fué nombrado Monumento de Interés Turístico Nacional durante el gobierno de la Segunda República)

Comencé a hacer un barrido con los prismáticos y apareció la primera sorpresa de la tarde, una collalba negra, con su inconfundible cola negra invertida en forma de T.
Poco después apareció otra qué comenzó a ascender por los cantiles dando pequeños saltos, en un movimiento muy gracioso.

(Collalba negra, oenanthe leucura).

Me quedé un rato contemplando el espléndido conjunto de cuevas qué se alzaban sobre el antiguo trazado del tren del Tajuña.
Más adelante, en un espolón de un cantil, comenzaron a volar un grupo nutrido de grajilas con sus cantos chillones. Comenzaron a volar en círculo por la zona de los cantiles para poco después, perderse en los montes cercanos.

(Grajillas, corvus monedula).

Avanzando por la pista, llegué a un montículo de tierra qué parecía anunciar qué aquí se acababa el camino, pero tras subirlo, volvió a aparecer la pista, y tras él, una cueva, qué todo hay qué decirlo, llena de basura por algún irresponsable.
En la margen de derecha del camino se acababa la formación de cantiles, lo qué permitía ver la carretera que iba al pueblo de Tielmes. Junto a ella había una pequeña formación de olivares, donde se veían volar y esconderse numerosos zorzales comunes.
La pista acababa y junto a unos chalets, y encima de un cantil había una fábrica abandonada digna de rodar una “película de zombies”. Tenía los cristales de las ventanas rotas y los alrededores estaban invadidos por un formación cerrada de arbustos compuesta por retamas de bolas, esparto y avena loca.
Cogí una pequeña vereda para subir a la fábrica y allí llegó la tercera sorpresa de la tarde. Dos chovas piquirrojas  comenzaron a volar con sus estridentes cantos, y se posaron en lo alto de la fábrica, lo qué me facilitó a sacarlas un par de fotos.

(Chovas piquirrojas, pyrrhocorax pyrrhocorax).

La formación de arbustos era muy cerrada, y las pistas inexistentes, lo qué hizo qué buscara pequeñas veredas para llegar a la entrada del pueblo de Tielmes. Tomé una qué parecía qué me llevaría a él, pero acababa en una instalación del Canal de Isabel II totalmente vallada, y qué me impedía continuar. Por lo menos desde allí se veía una bonita imagen del pueblo de Tielmes, y la parte norte del Valle del Tajuña.
En ese instante pasó volando, remontando el río, un cormorán grande.
Ante la imposibilidad de llegar a Tielmes, y ya poniéndose el sol poco a poco, decidí volver a la fábrica abandonada y hacer una espera entre los arbustos.
Poco a poco comenzaron a aparecer mosquiteros comunes y jilgueros confiados por la protección qué les proporcionaba la fábrica abandonada.
Bajé por la vereda del cantil y volví a coger la pista asfaltada. En un jardín de un chalet cercano había un columpio qué se mecía con la brisa del atardecer. Derrepente apareció una collalba negra y se posó en él, y aprovechó para columpiarse. La escena no podía ser más esperpéntica y divertida. ¡Quién dijo qué a las aves no les gusta jugar!.
A lo lejos en la vegetación de ribera del Tajuña, sobre un chopo de gran porte cantaba un zorzal común encaramado en su rama más alta.

(Zorzal común, turdus philomelos).

Seguí avanzando otra vez por la pista asfaltada, y tras un almendro apareció un petirrojo qué se esfumó volando ante mi presencia.
Más adelante le tocó el turno a una pareja de colirrojos tizones qué picoteaban en el suelo en busca de algún insecto incauto.
Volví a situarme debajo de la formación de las cuevas. El sol ya se había puesto tras los montes de encinar y ya se comenzaba a oir el canto del búho real.
Opté por hacer una espera en los cantiles a ver si se dejaba ver el búho. Tras varios minutos sólo se vieron otras tres collalbas negras, y con mucho frío en las manos decidí retomar el camino hacia el pueblo.
Antes, y aprovechando los últimos rayos de luz, hice una última visita al pinar, a ver si
se animaba alguna rapaz.

(Las formaciones vegetales de la ruta se componen de pinares de pinos carrascos, espartales, olivares, y almendros entre otras especies).

Primero aparecieron un par de conejos y en un arroyo seco pasó planeando un mirlo común.
De camino a la pista, en el tronco de un gran pino carrasco, subía nerviosamente un pequeño agateador común.
Eché una última vista al cementerio a ver si alguna lechuza o búho chico se animaba a salir a algún vuelo nocturno, pero no hubo suerte.
Llegué al parque infantil del inicio de la ruta. Y mientras metía en mi mochila la cámara de fotos y los prismáticos, en un monte cercano, con ya poca claridad, pasó volando una garza real qué cerraba la lista de esta jornada tan interesante.
¡A qué estáis esperando para visitar este lugar con tantos atractivos históricos y naturales”.
¡Felices avistamientos!.
© Rafita Almenilla.
Para finalizar adjunto lista de especies avistadas en la ruta.

FAUNA DEL RISCO DE LAS CUEVAS DE PERALES DE TAJUÑA


AVES
MAMÍFEROS


Agateador común
Conejo
Chova piquirroja

Colirrojo tizón

Collalba negra

Cormorán grande

Garza real

Gorrión común

Grajilla

Grulla

Jilguero

Mirlo común

Mosquitero común

Paloma torcaz

Petirrojo

Tórtola turca

Urraca

Zorzal común




2 comentarios:

  1. Tenemos un entorno precioso,y para pasear idoneo

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  2. Sin duda Felix. Me encanta tu pueblo. Conmbina naturaleza e historia a raudales.

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