RUTA POR ARANJUEZ. EL MAR DE
ONTÍGOLA.
Mar de Ontígola.
Regalo de reyes.
Qué los valores medioambientales de Aranjuez han sido
elogiados y disfrutados desde tiempos inmemoriales, es de sobra conocidos por
todos.
La Monarquía ya por el lejano siglo XVI, aprovechaba para
hacer sus escapadas estivales huyendo de la bulliciosa villa y corte. En el
municipio ribereño disfrutaban de agradables paseos por sus suntuosos jardines,
navegaban con sus falúas por las aguas del Tajo, y practicaban la caza mayor y
menor en sus cercanos bosques y dehesas.
Para los aficionados pajareros, Aranjuez cuenta con varios
parajes naturales de obligada visita para disfrutar de una buena jornada
ornitológica. De entre ellos los más conocidos son: el Carrizal de Villamejor y
el Mar de Ontígola. Otros menos conocidos, pero no así carentes de interés, son
el Soto del Lugar, el Soto de Legamarejo, Soto de las Cuevas y la Dehesa de
Sotomayor. Especial mención también a los Jardines del Príncipe, de muy fácil
acceso por si situación dentro del casco urbano, donde podremos avistar, dando
un agradable paseo especies tan interesantes como pico picapinos, picogordo,
herrerillo común, zorzales, mitos, petirrojos, autillos, palomas zuritas, grajillas,
etc.
El Mar de Ontígola es uno de los espacios naturales más
visitados, debido a su fácil acceso, así como por disponer de una torreta de
observación, desde donde podremos disfrutar de magníficas vistas de todo el
complejo del carrizal.
(Mar de Ontígola, uno de los mejores carrizales del Sur de la Comunidad de Madrid). |
Se trata de una laguna artificial, un antiguo embalse del
siglo XVI proyectado por Juan de
Herrera, arquitecto del rey Felipe II. Su misión consistía en llevar agua a la
creciente población de Aranjuez, así como a las huertas aledañas.
Este inmenso carrizal tiene una longitud de 700 metros de largo por
150 de ancho, con una profundidad media de 5 metros . Sus aguas son
salobres debido a la composición geomorfológica de sus suelos compuestos por
cerros yesíferos y margosos.
La vegetación del humedal está compuesta por un gran
carrizal qué se mezcla con otras especies como eneas y juncos. Los cerros qué
lo rodean están colonizados por especies gipsícolas, como ontinas, retamas de
bolas, esparto, romero, o tomillo. Los árboles son escasos salvo algunos
ejemplares de pino carrasco de repoblación, y de tarays de gran porte, cerca de
la orilla de la laguna.
(El taray es un árbol adaptado a vivir en suelos muy salinos. En el Mar de Ontígola hay algunos ejemplares de gran porte). |
El humedal es importante para especies en paso, de invernada
y para época estival.
Como más interesantes caben destacar: avetorillo, calamón,
chorlitejo chico, garza imperial, y una de las mayores colonias de aguilucho
lagunero de la Comunidad de Madrid. Hace algunos años se ha llegado avistar
flamenco común, procedente de las cercanas lagunas de Villacañas en Toledo.
Otro espacio muy ligado al Mar de Ontígola y qué completa su
riqueza natural, es la finca del Regajal. Un gran coscojar, separado por la vía
del tren qué va a Ocaña, y qué es una importante reserva de mariposas. Es tal
su importancia mundial qué la UICN (Unión internacional para conservación de la
naturaleza) le catalogó como uno de los lugares mundiales de más riqueza en
lepidópteros. Como muestra decir qué se han llegado a catalogar 303 especies
distintas de mariposas, algunas de ellas en peligro de extinción.
(La finca del Regajal, situada muy cerca del Mar de Ontígola, es una gran coscojar, con gran riqueza en lepidópteros, algunos de ellos en grave peligro de extinción). |
El Mar de Ontígola fue declarado reserva natural en 1994, y
tiene otras figuras de protección como zona ZEPA (Carrizales y Sotos de
Aranjuez) y LIC (Vegas, cuestas y páramos del Sureste de Madrid).
A pesar de su protección sobre el papel, el Mar de Ontígola
sufre importantes agresiones medioambientales como los trazados de la A-4 y
R-4, y el AVE a Valencia, qué producen un importante efecto barrera. Existen
vertidos incontrolados, y la depuradora del cercano municipio del Ontígola
vierte sus aguas al humedal.
La ruta propuesta es una ruta semicircular. Comienza en la
estación de cercanías de Aranjuez, visita al Mar de Ontígola y para terminar en
la parada de autobús de regreso a Madrid.
Es de dificultad media si la hacemos andando desde la
estación de cercanías, con duración de unas 3 horas.
Si nos acercamos al aparcamiento del Mar de Ontígola en
coche, la ruta es de dificultad fácil de unas 2 horas de duración.
(Ruta semicircular de 3 horas de duración por el Mar de Ontígola). |
Accesos al Mar de Ontígola.
-En coche. Situado a 50 kilómetros de
Madrid. Tomamos la A-4 hasta la salida 37. Continuamos por la M-307 hasta la
rotonda del polígono industrial si vamos a acceder por esta entrada. Si vamos a
dejar el coche en el aparcamiento del Mar de Ontígola coger la TO-2542 en
dirección al pueblo de Ontígola. 44 minutos desde Madrid.
-En cercanías. Línea C-3. 44 minutos. Desde la estación al
Mar de Ontígola hay 28 minutos de trayecto pasando por estas calles: Carretera
de Toledo-Calle Jacinto Guerrero-Calle Santiago Rusiñol-Calle Abastos-Antigua
carretera de Andalucía, hasta la rotonda del polígono industrial.
-En autobús. Línea 423. Estación Sur de Autobuses-Aranjuez.
1 hora desde Madrid.
Después 18 minutos andando desde la parada del autobús.
Calle Infantas-Calle del Rey-Camino de las Cruces-Camino del Mar Chico.
-En bicicleta. Aranjuez cuenta con un servicio de alquiler
de bicis. www.aranbike.es
Este es el relato de una ruta qué realicé el mes de Enero de
2015.
Después de la caminata desde la estación de cercanías llegué
a la entrada del humedal en el polígono industrial. A la entrada hay una señal
qué pone “humedal protegido”, y tras cruzarlo chocamos con la realidad de su
protección sobre el papel. La entrada está muy descuidada, con mucha maleza y
pequeños focos de acumulación de basura.
Tras esta triste imagen, me paré a observar un gran chopo
seco para ir anotando las primeras especies. Allí, descansando, se mezclaban estorninos
negros, pinzones comunes, y gorriones comunes.
Avanzando por estrecha vereda qué había entre unos grandes
arbustos, comencé a barrer con mis prismáticos los cantiles yesíferos,
colonizados por una gran masa de esparto.
Allí, volando, a modo de saltitos, un colirrojo tizón buscaba
insectos en la espesura.
Según iba caminando, se me cruzaban a toda velocidad
conejos, qué iban a refugiarse a la zona del carrizo.
Cambiando la ruta del camino esta vez decidí tomar el camino
de la izquierda e ir al aparcamiento de la carretera a Ontígola. Allí ganaría
altura y tendría una buena visión del humedal.
(El Mar de Ontígola es un antiguo embalse artificial qué data del siglo XVI). |
En una mata cercana de un romero, un inquieto mosquitero
común se escondía y salía del interior de sus ramas.
En una explanada, donde había dos grandes pinos carrascos,
en sus taludes, se podían ver los agujeros de los nidos de abejarucos, qué
serían colonizados cuando llegase la primavera.
Desde lo alto de la loma comencé a ver los primeros ánades
reales y fochas comunes.
(Ánade real, anas platyrhynchos). |
Comencé a bajar para tomar el camino de la derecha, en
dirección a la torreta de observación. Junto a una gran retama qué estaba en la
orilla del camino, salió un gran bando de jilgueros asustados por mi
presencia.
Debajo de un gran taray, aprovechando su sombra decidí hacer
una espera, teniendo de frente la lámina de agua. Al llegar a las cercanías del
árbol, salió volando un mirlo común.
Estuve un rato observando un pequeño grupo de cercetas
comunes, haciéndolas una foto, qué ilustra este relato.
(Cerceta común, anas crecca). |
Retomé el camino qué pasa junto a la vía del tren. Desde
allí, tenía unas magníficas vistas de los coscojares del la finca del Regajal.
Por encima de ellos pasó planeando una gran rapaz, qué cuando puede hacerme con
los prismáticos, pude comprobar qué trataba de un busardo ratonero.
Desde lo alto de un talud tenía unas magníficas vistas de
los cerros yesíferos qué rodean el humedal. Con los colores del atardecer, la
vista, si cabe era aún más espectacular.
(Los cerros qué rodean el Mar de Ontígola son de materiales yesíferos y margosos, lo qué hace qué las aguas del humedal sean salobres). |
Cuando me fui a pegar un poco más a la orilla del carrizo, un
ave salió volando rápidamente, y me llevé un pequeño susto. Instintivamente
encendí la cámara, pero ya era demasiado tarde. Por el aspecto parecía un
rascón, pero se esfumó tan rápidamente, qué me fue imposible distinguir de qué
especie se trataba.
Tras unos minutos de camino ya veía la torreta de
observación. Después de subir los escalones de metal, tenía unas magníficas
vistas de toda la laguna.
En la otra orilla qué daba a la carretera, había una
concentración de varias especies, qué con los prismáticos comencé a
identificar. Había cercetas comunes, cucharas europeos, ánades reales, y unos cuantos
ejemplares de cormoranes comunes.
Ya se comenzaban a ver planear los primeros aguiluchos
laguneros. En un rato de unos 15 minutos pude contar hasta 9
ejemplares.
(Aguilucho lagunero occidental, circus aeruginosus). |
Entre el carrizo se veía una pequeña ave, qué subía y bajaba
sin cesar. Tras graduar bien los prismáticos puede comprobar qué se trataba de
una tarabilla
común.
Otras especies mas esquivas comenzaban a dejar verse poco a
poco. Así comenzaron a desfilar zampullines chicos, gallinetas comunes y
algunas fochas más.
(Focha común, fulica atra). |
Con mucha paciencia, y tras un buen barrido por toda la
línea de carrizo pude observar al esquivo calamón.
Poco a poco comenzaba a caer el sol, y cientos de pequeños
pajarillos comenzaban a caer raudos y veloces al carrizo, para descansar en sus
dormideros.
Primero comenzaron a llegar gorriones comunes. Posteriormente
entraron gorriones molineros, y poco después le tocó el turno a los trigueros.
Puse mi atención a un gran taray qué había justo debajo de
la torreta de observación, y vi qué se posaba un pequeño pajarillo qué parecía
ser un gorrión común. Justo cuando se quedó quieto en la rama, pude comprobar
qué se trataba de un gorrión chillón.
La oscuridad comenzaba a ganar terreno y los últimas
pajarillos qué vi entrar en el carrizal fueron un gran grupo de escribanos
palustres, más hembras qué machos.
Antes de bajarme de la torreta disfruté de una bonita puesta
de sol, con magníficas vistas al Sistema Central, con sus cumbres cubiertas de
nieve, y las estribaciones de los Montes de Toledo.
El camino de vuelta a la salida del humedal no deparó
grandes sorpresas. Antes de abandonarlo aproveché para observar los últimos
rayos de sol sobre el carrizal, y poder sacar algunas fotos de esos atardeceres
tan espectaculares.
(Atardecer en el carrizal del Mar de Ontígola). |
¡A qué estais esperando para colgaros los prismáticos y la
cámara de fotos, y disfrutar de este espacio natural tan interesante, y tan
cercano a Madrid!.
¡Felices avistamientos!.
©
Rafita Almenilla.
Termino añadiendo la lista de especies avistadas en el Mar
de Ontígola.
FAUNA DEL MAR DE ONTIGOLA
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AVES
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MAMIFEROS
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Aguilucho
lagunero
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Conejo
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Anade
real
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Busardo
ratonero
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Calamón
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Colirrojo
tizón
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Cormorán
grande
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Cuchara
europeo
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Escribano
palustre
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Estornino
negro
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Focha
común
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Gallineta
común
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Gorrión
chillón
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Gorrión
común
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Gorrión
molinero
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Jilguero
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Mirlo
común
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Mosquitero
común
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Pinzón
vulgar
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Tarabilla
común
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Triguero
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Zampullín
chico
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Me ha parecido muy interesante, estamos planeando hacer esta ruta, y la información nos resulta muy interesante.
ResponderEliminarMuchas gracias por publicarla
De nada Unknown. Un sitio ideal para visitar en Otoño e Invierno.
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