RUTA POR
ALCORCON Y MADRID.
RUTA POR EL ENTORNO DEL MEAQUES-RETAMARES.
Entorno
del Retamares-Meaques. De Eurovegas a corredor ecológico.
Resulta contradictorio
qué en una región tan poblada y urbanizada como la Comunidad de Madrid, está
cuente casi con un 50% de su territorio bajo alguna figura de protección
medioambiental. Espacios protegidos como el Parque Regional del Sureste, o el
Parque Nacional del Guadarrama, se ven acorralados por autovías, trenes de alta
velocidad, polígonos industriales o urbanizaciones.
Es necesario un buen
plan de ordenación del territorio donde estos espacios protegidos estén
interconectados por corredores ecológicos como pueden ser vías pecuarias, vías
verdes ciclistas, caminos históricos, corredores fluviales, etc.
Especies emblemáticas
de la fauna ibérica qué habitan en nuestra región como el lobo ibérico, águila
imperial, o avutarda, necesitan de estos corredores ecológicos para
intercambiar sus genes, y eludir el problema de consanguinidad y el empobrecimiento genético de los miembros
de su especie.
El Entorno del
Meaques-Retamares en un inmenso despoblado, recorrido por estos dos arroyos,
donde se suceden multitud de ecosistemas como dehesas, pinares, eriales,
retamares, bosques de ribera y lagunas.
La zona cercana de los
cuartes militares de la zona de Gran Capitán y Arroyo Meaques, zona muy
vigilada, y ahora con numerosos cuarteles abandonados, es un foco de atracción
para la fauna, qué encuentra una zona, donde no se les caza y apenas es
molestada, siendo un oasis de tranquilidad para multitud de especies como
conejos, perdices o alcaravanes.
Hace algunos años
surgió una plataforma ciudadana muy activa, cuyo fin es establecer un corredor
ecológico entre las cuencas del río Manzanares y el Guadarrama, uniendo los
espacios naturales de la Casa de Campo y el Parque Regional del Guadarrama,
atravesando los municipios de Madrid, Pozuelo de Alarcón, Alcorcón, Boadilla
del Monte y Villaviciosa de Odón.
Dentro de este inmenso
paraje natural podemos encontrar espacios tan singulares como la finca de la
Venta de la Rubia, dedicada a la hípica, o la Laguna de Valchico, con especies
tan interesantes como tórtola europea, autillo u oropéndola.
(Entrada a la finca de la Venta de la Rubia en Alcorcón). |
La sucesión de zonas
abiertas con pinares, y encinares, así como la gran densidad de conejo hace de
esta zona, un espacio de dispersión de grandes rapaces como águilas imperiales,
águilas reales, milanos reales y negros, buitres negros, y otras más abundantes
como calzadas o ratoneros.
Dentro de la zona del
corredor, se planteó el polémico proyecto de Euro-Vegas en la finca de la Venta
de la Rubia. Anulado el proyecto, es una magnífica oportunidad de convertirlo
en un corredor ecológico qué sea aprovechado para rutas a pie, en bici, o a
caballo. Y como zona de ocio y esparcimiento responsable para las poblaciones
cercanas de Alcorcón, Pozuelo, Madrid, Boadilla y Villaviciosa de Odón.
La ruta propuesta es
una ruta lineal con inicio en el centro comercial Tres Aguas de Alcorcón y fin
en la estación de metro Aviación Española, visitando la vereda de Villaviciosa,
Venta de la Rubia, y laguna de Valchico. Es de un perfil moderado, dada la
distancia, de unas 3 horas y 30 minutos de duración.
(Ruta senderista lineal de 3 horas y 30 minutos de duración por el entorno del Meaques-Retamares) |
Accesos al centro
comercial Tres Aguas.
-En coche. A-5. Salida
13. 21 minutos desde Madrid.
-En autobús. Líneas 510
y 510 A desde Alcorcón. 30 minutos.
Líneas 518 y 551 desde
Príncipe Pío. 25 minutos.
-En Cercanías. Línea
C5. 20 minutos desde Atocha. Luego desde la estación hasta el centro comercial,
andar otros 20 minutos.
-En bicicleta. Desde la
estación de cercanías en San José de Valderas. Detrás del centro comercial
coger el camino de Pozuelo y posteriormente la vereda a Villaviciosa en
dirección a Madrid.
Este es el relato de la
ruta qué realice en Marzo de 2016, a finales de invierno.
Tras un paseo de 20
minutos desde la estación de San José de Valderas, llegué al centro comercial
de Tres Aguas en Alcorcón. El día estaba encapotado, y con mucho frío y viento.
Este año el invierno se había retrasado sobremanera, y a finales de este, se
había presentado con toda su crudeza.
Tras callejear un poco
y dejar a mi espalda el centro comercial dejé un polígono industrial sacado de
una película apocalíptica a lo plan Mad Max y que me empezaba a ponerme muy
nervioso, porque no veía ningún alma.
Allí anoté las primeras
especies urbanitas para el cuaderno de campo: urraca, tórtola turca, estornino
negro y gorrión común.
En un cercano almendro
situado junto a una valla metálica de un almacén, dos inquietos jilgueros
comunes, aguantaban en una rama las embestidas del viento racheado.
Continué el camino y
poco a poco se iban acabando los almacenes del polígono industrial para dar
paso a una zona desarbolada, mezcla de erial y zonas de cultivo de cereal.
Pronto comenzaron a dejarse ver multitud de conejos qué huían
correteando ante mi presencia a sus conejeras hechas en el mismo suelo. Tras
ellos aterrizaron un nutrido grupo de grajillas occidentales.
(Gazapo, oryctolagus cuniculus) |
El camino desembocaba
en la vía pecuaria conocida como la Vereda de Villaviciosa. Al fondo se
mostraban ante mí, las altas cumbres del Guadarrama, cubiertas de nieve, por
las nevadas tardías de este pasado invierno tan demorado, y qué parecía coger
velocidad a la llegada de la cercana primavera.
(Vereda de Villaviciosa de Odón) |
El camino hacía un giro
hacia el Este en dirección hacia la Venta de la Rubia. Comenzaban a aparecer
las formaciones de retamas, de las qué toma nombre este inmenso espacio
natural, y en un pequeño mojón de piedras se posó un inquieto colirrojo
tizón.
Subí a un talud para
ganar perspectiva para observar un gran barbecho a ver si podía ver algún ave
esteparia. Primero fue el turno de un escribano triguero, y al instante dos
revoltosas cogujadas comunes.
(Escribano triguero, miliaria calandra) |
Proseguí mi camino
cruzándome con numerosos ciclistas qué usaban la vía pecuaria en dirección a
Villaviciosa de Odón. El viento seguía soplando con fuerza y aceleré el paso
para resguardarme cuanto antes en el pinar de la Venta de la Rubia.
Ya se veían las
primeras pistas hípicas. En una de ellas qué no tenía caballos había una gran
concentración de verdecillos y pardillos comunes.
Observándolos con
detenimiento, tiempo después de espera, me di cuenta que entre estos se me coló
una alondra
totovía.
(Verdecillos, serinus serinus, y alondra totovía, lullula arborea) |
Antes de internarme en
un pinar de la finca, oí el canto inconfundible de unas lavanderas blancas qué se
dirigían al cercano Arroyo de la Fuente del Sapo.
Hice una pequeña espera
para ver qué se movía dentro del pinar y lo más destacable fue la cantidad de mosquiteros
comunes que revoloteaban dentro de él, y la abundancia de palomas
torcaces qué usaban el bosquete como dormidero.
Reanudé el camino de la
vereda qué atravesaba toda la finca, así como una residencia canina. Antes de
salir de ella, anoté un juguetón petirrojo europeo.
La vereda acaba en la
carretera de la Venta de la Rubia a la autovía A-5.
Junto a ella había otro
grandioso pinar, de una zona militar vallada. Dentro de él, surgieron las
primeras especies invasoras, una gran congregación de chillonas cotorras
grises.
(Cotorra gris, myiopsitta monachus) |
En un árbol sin hojas
cercano al camino se posó un pequeño pajarillo. Tenía el sol de cara, así que a
simple vista no distinguía de qué especie era. Con mucha paciencia, y evitando
los rayos del sol, pude comprobar que se trataba de una curruca cabecinegra.
(Curruca cabecinegra, sylvia melanocephala) |
Una empalizada de una
pista de hípica, era usada como improvisado posadero para una reunión de gorriones
molineros. Junto a ellos, en una pequeña formación arbustiva de
escaramujos se camuflaban algunos pinzones vulgares y de polizón, un
revoltoso carbonero común.
Poco tiempo después
llegué a un depósito del Canal de Isabel II, qué era donde tenía de nacimiento
el Arroyo Meaques. A su izquierda había un pequeño encinar, de aquellos que
poblaban toda esta zona Oeste de Madrid, hasta fundirse con los de la ZEPA del
Alberche y río Cofio. Bajo las copas de esas grandes encinas decidí hacer otra
espera.
(En entorno del Meaques-Retamares aún conserva pequeños reductos de encinar, de un mayor encinar qué cubría históricamente la zona oeste de la región madrileña). |
En lo alto del cielo,
sobre unas nubes muy oscuras vi dos siluetas qué me recordaban a alguna rapaz.
La luz no era muy buena, así que tuve qué afinar bastante con los prismáticos,
y tras varios minutos descarté qué fuesen rapaces, pues se trataban de dos cuervos
grandes.
Reanudé mi camino, qué
atravesaba por debajo con un túnel la carretera de circunvalación M-40. Antes
del túnel, en un erial se dejaron ver dos abubillas. Tras cruzar por debajo la
M-40 aparecí en un lugar muy conocido por mí, pues ya había estado antes como
mi compañero pajarero Gabriel. Era la zona militar de la Dehesa.
Primero atravesé la
cerca qué rodeaba un pinar de repoblación y en el qué anoté un pito
real ibérico.
El camino ahora tenía
una pendiente descendente muy acusada, qué agradecía después de los kilómetros
que acumulaban mis maltrechas piernas. Hacia el Oeste se volvía a ver las
cumbres nevadas del Guadarrama, y más abajo se comenzaba a dejar ver la Ciudad
de la Imagen. Sobre las antenas de Telemadrid planeaba una cigüeña blanca.
Ya comenzaba a
divisarse una importante mancha de bosque de ribera qué me guiaba por el curso
del Meaques. Me adentré un poco hacia su cauce para ver qué más especies podía
anotar. Los mirlos comunes anunciaban su presencia con su sonoro canto.
Tres gaviotas
sombrías, de las últimas del invierno, volaban en dirección a la Casa
de Campo.
Al llegar al cauce del
arroyo me llevé un buen susto, porque salió volando una gran ave blanca ante mi
aparición. Cuando me repuse del susto repentino me cercioré qué se trataba de
una garceta
común.
Al atravesar el cauce
del arroyo en un gran chopo volvieron a aparecer las grajillas, qué en un
instante fueron desplazadas por un coro estridente de cotorras de Kramer otra
especie invasora junto a las cotorras grises.
(Grajillas occidentales, corvus monedula) |
Tras varios minutos de
recorrido llegué a la imponente laguna de Valchico.
(Laguna de Valchico) |
En una espera
productiva, anoté otras especies más para el cuaderno de campo como herrerillo
común, zorzal común y un elegante pico picapinos qué se dejó
fotografiar.
(Pico picapinos, dendrocopos major) |
Rodeé la pequeña laguna
y finalicé el camino en una pequeña presa qué embalse las aguas del Meaques. En
el fondo del arroyo en una zona cerrada de arbustos una pequeña bola marrón se
camuflada magistralmente. Pero con paciencia se dejó ver, y confirmé se trataba
de un hermoso chochín común.
En una arboleda muy
cerrada se posó otra garceta común, dispuesta a tomarla
como su dormidero, pues ya los rayos del sol comenzaban a caer por la zona Oeste
de Madrid.
(Garceta común, egretta garzetta) |
La última vista a la
laguna me hizo anotar las dos últimas especies, ánade real y focha
común.
(Ánade real, anas platyrhynchos) |
De camino a la estación
de metro decidí echar un último vistazo furtivo a la zona de los cuarteles
abandonados por si podía apuntar algo más.
Allí tres perdices
rojas aprovechaban la tranquilidad qué les brindaba habitar en una zona
tan vigilada. La naturaleza aprovecha todos los resquicios qué le dejamos,
sabedoras ellas de qué allí no las caza nadie.
Curioso como la
naturaleza recupera lo qué es suyo en el momento en el qué hombre deja de
intervenir.
Esta última especie
cerraba una jornada tan interesante.
¡A qué esperáis para
visitar este espacio tan interesante! Os animo a qué conozcáis este espacio
tan sugestivo, y hagáis campaña para
protegerlo.
¡Felices avistamientos!
© Rafa Al
Para acabar, añado la
lista de especies avistadas durante la ruta.
FAUNA DEL ENTORNO MEAQUES-RETAMARES
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AVES
|
MAMIFEROS
|
Abubilla
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Conejo
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Alondra
totovía
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Ánade
real
|
|
Carbonero
común
|
|
Chochín
común
|
|
Cigüeña
blanca
|
|
Cogujada
común
|
|
Colirrojo
tizón
|
|
Cotorra
de Kramer
|
|
Cotorra
gris
|
|
Cuervo
grande
|
|
Curruca
cabecinegra
|
|
Escribano
triguero
|
|
Estornino
negro
|
|
Focha
común
|
|
Garceta
común
|
|
Gaviota
sombría
|
|
Gorrión
común
|
|
Gorrión
molinero
|
|
Grajilla
occidental
|
|
Herrerillo
común
|
|
Jilguero
|
|
Lavandera
blanca
|
|
Mirlo
común
|
|
Mosquitero
común
|
|
Paloma
torcaz
|
|
Pardillo
común
|
|
Perdiz
roja
|
|
Petirrojo
europeo
|
|
Pico
picapinos
|
|
Pinzón
vulgar
|
|
Pito
real ibérico
|
|
Serín
verdecillo
|
|
Tórtola
turca
|
|
Urraca
|
|
Zorzal
común
|
Interesantes todos los recorridos que propones. No se como te las apañas para encima sacar las fotos que publicas. Un buen trabajo, sin duda.
ResponderEliminarAhora los humedales están a tope. También el barro.
Nada es perfecto...
Un saludo, amigo
Gracias Paco. Una buena jornada de senderismo, unida a una buena sesión de fotos a los animales qué voy encontrando por el canto es lo qué más me reconforta. Si la verdad es qué hay qué aprovechar esta primavera lluviosa qué estamos teniendo. La cantidad de charcas y lagunas qué se van a formar por la zona Sur de Madrid. Un saludo.
ResponderEliminarEN ALCORCÓN A TANTOS DE TANTOS
ResponderEliminarRecorro tus campos, ando en tus calles,
persevero en mi afán,
conocí a mi esposa, engendré a mis hijos
y amasé aquí mi pan.
Campos vi de trigo y vi de cebada
tras de mi ventanal,
de esmeralda olas vaivén de las brisas
de aire primaveral.
Y fue aquí en Santa María la Blanca
mi boda y desposar,
de mis hijos ante el ara el bautizo
antes de echar a andar.
Trabajé en casa y tuve en mi taller
el cincel y el buril,
la gema, la lupa y base del fuste
y un soneto en mi atril.
Vine a un pueblo y ahora es ciudad,
Alcorcón sideral,
con sus amplias y extensas avenidas
y un moderno hospital.
Aquí envejezco, en Alcorcón prosigo,
y bien puedo dar fe
de un cambio existencial evolutivo
que palpable se ve.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
Yo en esa zona también he visto zorros erizos y comadrejas. Saludos
ResponderEliminarTambién se han visto visón americano y meloncillo. Sin duda una zona muy interesante para la fauna, que debería ser dotada de alguna figura de protección.
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