Ruta
por Chinchón. Lagunas de Casasola y San Galindo. Mares de carrizo.
Uno de los ecosistemas
más interesantes y productivos biológicamente del Sur madrileño son los
carrizales. Situados en la cuenca baja de los ríos como el Jarama, Tajuña o
Tajo, a los que se le unen algunos arroyos tributarios como el Arroyo Culebro, o también presentes en un rosario de humedales qué jalonan la zona Sur y Sureste de la Comunidad.
Los carrizales son
importantes corredores ecológicos, pues algunos ríos o arroyos qué están en sus
márgenes, cruzan zonas esteparias o muy urbanizadas donde la vegetación se
reduce a la mínima expresión.
Como ejemplo a pequeña
escala tenemos el Arroyo Culebro qué une el Parque de Polvoranca con el Parque
Regional del Sureste, actuando como un bosque galería de pequeñas proporciones,
atravesando áreas tan urbanizadas y pobladas como Leganés, Getafe y Pinto. A
una escala mayor tenemos los carrizales de Aranjuez y de la Cuenca del Tajo,
qué dan nombre a una ZEPA tan importante como “Carrizales y Sotos de Aranjuez”.
Los carrizales son
clave para las aves migratorias en sus pasos, así como en la invernada. En estos
ecosistemas, qué actúan como “mini bosques de galería” encontramos aves tan
destacadas como escribano palustre, pechiazul, agachadiza chica, colirrojo
real, carricerín cejudo, buscarla unicolor, carricero común y tordal, rascón,
etc.
En la cuenca del río
Tajuña, en el término municipal de Chinchón, encontramos las lagunas de
Casasola y la de San Galindo o la Espadaña.
Entre ellas se
encuentra un bosque de ribera flanqueando las márgenes del río Tajuña, en un
buen estado de conservación
Se trata de dos
humedales incluidos en el catálogo de embalses y zonas húmedas protegidas de la
Comunidad de Madrid por Ley 7/1990 de 28 de Junio.
La laguna de Casasola
es un extenso carrizal qué rodea una pequeña cubierta de agua dulce de carácter
temporal. No cuenta con un gran número de especies de aves, pero es un
importante dormidero para especies como grajillas occidentales, estorninos
negros, escribanos trigueros y urracas.
(Laguna de Casasola en la cuenca del río Tajuña). |
Se seca en verano y se
recarga con las lluvias otoñales e invernales.
Es un carrizal de 2,56
hectáreas de extensión, la laguna tiene 1 metro de profundidad, y tiene un
perímetro de protección de 5,6 hectáreas.
Junto a este humedal se
encuentra el imponente castillo de Casasola. Una pequeña fortificación del
siglo XV, qué corona un espectacular escarpe yesífero, dominando gran parte de
la cuenca del Tajuña.
La laguna de San
Galindo aparece en algunos mapas con el nombre de la Laguna de la Espadaña. La
de San Galindo, la original, desapareció.
Es un afloramiento
discontinuo del acuífero de la Vega del Tajuña. El carrizal ocupa 7,5 hectáreas
contando sólo 1 hectárea con agua, y con 1 metro de profundidad.
(Laguna de San Galindo, en la cuenca del río Tajuña). |
En el entorno de las
lagunas encontramos una gran variedad de paisajes como cantiles de yeso, bosque
de galería, zonas de cultivo de regadío, pequeñas huertas, frutales, olivares y
vides. Esta diversidad de paisajes hace qué la avifauna sea rica y variada.
(Durante el camino a las lagunas de Casasola y San Galindo encontraremos gran variedad de paisajes como huertas, viñedos, olivares, cantiles yesíferos y bosques de ribera). |
La ruta propuesta es
una ruta lineal de ida y vuelta de 2 horas y 45 minutos de duración de
dificultad baja, visitando la laguna de Casasola, el Castillo de Casasola, el
río Tajuña, y la laguna de San Galindo.
Accesos a las lagunas
de San Galindo y Casasola.
(Ruta lineal de ida y vuelta de 2 horas y 45 minutos de duración y dificultad baja por las lagunas de Casasola y San Galindo). |
-En coche. Coger la
A-4, salida 49 y luego la M-404. Pasado el pueblo de Titulcia, y posteriormente
el río Tajuña tomaremos una pista de tierra denominada Camino de la Lagunilla.
52 minutos desde Madrid.
-En autobús. Coger la
línea 337 Madrid (Conde de Casal)-Chinchón-Valdelaguna. Bajarse en la parada
Urbanización las Cubillas. El Camino de La Lagunilla está muy cerca de la parada
del autobús. 35 minutos desde Madrid. Desde la parada del autobús hay que andar
unos 26 minutos hasta la primera laguna.
-En bicicleta. Desde la
estación de Ciempozuelos a las lagunas. 44 minutos.
La ruta propuesta es
una ruta lineal de ida y vuelta de 2 horas y 45 minutos de duración y de
dificultad baja, visitando la Laguna de Casasola, el Castillo de Casasola, el
río Tajuña, y la Laguna de San Galindo.
Este es el relato de
una ruta qué realicé en Diciembre de 2016, recién comenzado el Invierno.
Finales de 2016. El año
ornitológico iba tocando a su fin y para despedirlo qué mejor manera qué acercarse a algún humedal para intentar sumar las últimas especies.
El Camino de La
Lagunilla qué me llevaría a los dos humedales partía muy cerca de la parada del
autobús 337, qué me trajo desde Madrid. Al inicio del camino se podía ver un
pequeño cartel de madera qué indicaba la dirección al Castillo de Casasola.
La tarde de aquel día
era muy agradable. Apenas hacía frío y brillaba un sol radiante, qué cualquiera
diría que habíamos estrenado hace poco el invierno. Había una pequeña bruma por
encima del río Tajuña, y un pequeño velo de humo provocado por la quema de los
sarmientos y los chupones de los olivos.
La primera especie qué
sumé a la lista fueron dos tórtolas turcas posadas en un
tendido eléctrico de la carretera.
El camino a las lagunas
presentaba un buen firme y atravesaba numerosas huertas, olivares y viñedos.
Según avanzaba por él, se me fueron atravesando primero un par de lavanderas
blancas, y poco después algunas cogujadas comunes.
Las primeras
formaciones de cantiles de yeso hicieron acto de presencia junto al margen
derecho del camino, y de un barbecho cercano, volaron asustadas con mi
presencia cinco perdices rojas.
Una pequeña finca
vallada era rodeada por una hilera de chopos, y sobre ellas descansaban una
buena bandada de palomas torcaces.
(Paloma torcaz, columba palumbus). |
El flanco derecho del
camino estaba ocupado por una franja de las mal llamadas “malas hierbas”, y
allí se arremolinaban un bando mixto de pinzones vulgares y serines verdecillos, algunos de ellos posados en un árbol, en
busca de semillas.
(Serín verdecillo, serinus serinus). |
Algunos ejemplares de
árboles aislados salpicaban en paisaje de las huertas, y en uno de ellos se
posó un vistoso macho de tarabilla europea.
(Tarabilla europea, |
Justo después, en
otro gran árbol, había una espectacular concentración de jilgueros, qué le daban a
aquel árbol sin hojas un aspecto de los más colorido.
(Jilgueros, carduelis carduelis). |
Según iba caminando, en
las zonas de rastrojo pegada al camino, iban levantando gran cantidad de pardillos
comunes.
Un buen rato después, tras
haber abandonado la zona de huertas, el camino hacía un brusco giro hacia la
derecha, quedando a la umbría de los cantiles de yeso. En aquella zona donde
apenas daba el sol, la helada de la noche anterior aún se dejaba ver, y el
camino por momentos parecía una pista de hielo, y tuve qué andar con mucho
cuidado de no resbalarme.
(En las zonas de umbría de los cantiles yesíferos son frecuentes las heladas con abundante escarcha). |
Pasada la zona de
escarcha comencé a barrer con los prismáticos la zona de los cantiles, con poca
fortuna, sólo sumé una urraca.
A pocos metros del
camino ya se veía la gran formación de carrizo de la Laguna de Casasola.
Comenzaron a entrar los primeros estorninos negros a sus dormideros
de la laguna.
Llegué a la misma base
de la laguna a ver si tenía agua, pero apenas se veía la lámina ya qué el
carrizo en algunas tenía tanta altura qué apenas dejaba ver nada.
Al instante, mientras
estaba mirando con los prismáticos se paró una furgoneta donde yo estaba y bajó un ornitólogo de Pinto, y nos pusimos a hablar de aves y de la zona del
Parque del Sureste.
Mientras hablábamos, me
señalo unos pájaros moscones qué se ocultaron raudos entre el carrizo.
Después le tocó el turno a un cernícalo vulgar qué posado en una
torreta eléctrica, voló justo antes de qué le pudiese echar una foto.
Tras una agradable
conservación me despedí del ornitólogo pues yo iba con el tiempo justo para
coger de vuelta el autobús a Madrid, y el decidió quedarse para ver como
entraban las aves a sus dormideros según iba cayendo el sol.
Según iba avanzado
hacia el río Tajuña, los cantiles se iban haciendo más altos, algunos de ellos
con una belleza paisajística muy digna de fotografiar, y más aún, ya que
comenzaba a atardecer y estos adoptaban un tono anaranjado. En uno de estos
imponentes cantiles se encontraba el Castillo de Casasola, en una ubicación
casi imposible, en lo alto de un espectacular cantil, qué parecía caerse,
desafiando a la ley de la gravedad.
(Castillo de Casasola del siglo XV). |
Como iba con el tiempo
justo, decidí intentar verlo a la vuelta de la Laguna de San Galindo.
En el tramo hasta el
puente qué cruzaba el río Tajuña sumé tres especies más: herrerillo común, curruca
cabecinegra y carbonero común.
(Carbonero común, parus major). |
Nada más cruzar el
puente sobre el río, se me cruzó a escasos metros a toda velocidad un mirlo
común. Tras este, en un chopo, varios inquietos mitos jugaban a
perseguirse, despreocupados ante mi presencia.
Cruzando al puente, me
detuvo un instante a contemplar el magnífico bosque de ribera qué ocupaba ambas
márgenes del río. Un verdadero oasis de biodiversidad, en una zona tan
cultivada. Además, la formación de cantiles qué lo rodeaba, le aportaba si
cabe, aún más, una belleza paisajística sin igual.
(Cantiles yesíferos y bosque de ribera en el río Tajuña). |
Deleitándome con el
color anaranjado de los cantiles con la caída del sol, sobre ellos pasó volando
una hembra de aguilucho lagunero occidental
camino de su dormidero a la Laguna de San Galindo.
Tras dejar atrás el río
Tajuña, a escasos metros una pequeña arboleda con árboles de gran porte,
rodeaba una vasta formación de carrizo. Según me fui acercando pude ver el
cartel de información de la Laguna de
San Galindo. Como en la de Casasola, el carrizo estaba muy alto, y apenas había
rastro de la lámina de agua.
(Cartel informativo a la entrada de la laguna de San Galindo). |
En un árbol junto al
camino qué rodea el carrizal, había un gran dormidero de pardillos comunes apurando
los últimos rayo de sol para calentarse.
(Concentración de pardillos comunes, carduelis cannabina). |
Comenzaron a entrar
multitud de escribanos trigueros a sus dormideros de dentro del carrizal.
El espectáculo era de lo más interesante, pero el tiempo me apremiaba, así que
comencé a acelerar el paso, si no me quería quedar sin luz.
Antes de llegar a la
carretera de subida al castillo, vi en un árbol de una huerta cercana, un petirrojo
europeo.
(Petirrojo europeo, erithacus rubecula). |
La carretera de subida
al castillo estaba flanqueada por una formación de cipreses y pinos, donde pude
ver un pequeño bando de gorriones comunes.
Como el castillo es
privado decidí no subir hasta su entrada, y me quedé en la parte baja, donde el
pinar, a ver si con un poco de fortuna podría ver algún búho chico. Una vez más
no hubo suerte, así que decidí hacer una última parada en la Laguna de
Casasola.
Comenzaron a aparecer
espectaculares bandada de grajillas occidentales de camino a
los dormideros de la laguna. El espectáculo de era de un gran atractivo visual,
con unas nubes de aves, qué coordinaban el movimiento de la nube como si de un
ballet se tratara. Allí estuve un rato, deleitándome, antes de dar el último
acelerón hasta la parada del autobús.
(Grajillas occidentales, corvus monedula). |
El canto del búho real
se comenzaba a dejar oír en los cantiles pegados al camino. Eso me recordaba
qué ya comenzaba su celo en estas frías noches de Diciembre. Rastreé con los
prismáticos sin éxito. Pero como recompensa, el Valle del Tajuña me ofreció un
bonito atardecer desde la Laguna de Casasola, qué cerraba esta jornada tan
interesante.
(Atardecer en la laguna de Casasola). |
¡A qué esperáis para
coger vuestros prismáticos y la cámara de fotos, y disfrutar de una jornada
pajarera en este lugar tan interesante!
¡Felices avistamientos!
© Rafa Ac.
Concluyo el relato
añadiendo la lista de especies avistadas durante la ruta.
FAUNA DE
LAS LAGUNAS DE CASASOLA Y SAN GALINDO
|
AVES
|
Aguilucho
lagunero occidental
|
Carbonero
común
|
Cogujada común
|
Curruca
cabecinegra
|
Escribano
triguero
|
Estornino
negro
|
Grajilla
occidental
|
Herrerillo
común
|
Jilguero
|
Lavandera
blanca
|
Mirlo común
|
Mito
|
Pájaro
moscón
|
Paloma
torcaz
|
Pardillo
común
|
Perdiz roja
|
Petirrojo
europeo
|
Pinzón
vulgar
|
Serín
verdecillo
|
Tarabilla
europea
|
Tórtola
turca
|
Urraca
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