RUTA POR
CIEMPOZUELOS
Ruta
por Ciempozuelos. Arroyo Palomero y Cerros de Peñuela, Palomero y Legaña..
Cerros con mucha historia.
Siempre qué he viajado
en tren a Aranjuez, o en coche por la A-4 después de Seseña, en la parte
derecha de las vías del tren o la autovía, se alzan majestuosos una serie de
cerros yesíferos de gran valor paisajístico y geológico. Cerros qué para mucha
gente suelen ser inhóspitos, carentes de vida, sin apenas vegetación arbórea,
pero con una vegetación arbustiva de lo más singular, con algunas especies en
peligro de extinción e incluso alguna de ellas endémicas.
Siempre he sido
partidario de la opinión de qué los paisajes esteparios han sido paisajes
denostados por gran parte del público. Se han presentado como zonas casi
desérticas, carentes de vida y con canon de belleza muy alejado de otros
paisajes más atractivos por la mayoría de la gente como los bosques de alta
montaña, o las dehesas mediterráneas.
La realidad nos
demuestra qué lo cerros yesíferos del Parque del Sureste son una joya
paisajística, geológica y faunística. En
concreto los cerros de Peñuela, Palomero y Legaña, situados en la zona sur del
municipio de Ciempozuelos, y dentro del Parque Regional del Sureste,
constituyen un verdadero laboratorio natural para las especies esteparias,
tanto de flora como de fauna.
Estos cerros carecen
prácticamente de árboles, salvedad hecha a algunos pequeños bosquetes de
tarayes, allí donde algunos arroyos qué surcan los cerros, aportan algo de
humedad, así como pequeños reductos de olivares en la falda de los cerros.
(Olivar en el Cerro Palomero). |
La flora es
principalmente gipsófila, esto es, adaptada a los suelos de yesos. En un
entorno tan salino y suelos tan pobres vamos a encontrar numerosos arbustos
como
ontinas, sisallos, romeros, jabunas, retamas, gayombas, y grandes formaciones de esparto, junto a cardos y numerosas especies de gramíneas. En Primavera la floración de estas especies es toda una explosión de colorido.
ontinas, sisallos, romeros, jabunas, retamas, gayombas, y grandes formaciones de esparto, junto a cardos y numerosas especies de gramíneas. En Primavera la floración de estas especies es toda una explosión de colorido.
La fauna no le va a la
zaga. Estos cerros son el hábitat de especies de aves tan interesantes como el
búho real, mochuelo europeo, chova piquirroja, halcón peregrino, críalo,
cernícalo primilla, cogujada montesina, grajillas, o collalbas negras. Podremos
toparnos con algún mamífero como conejos, zorros comunes, y otros más esquivos
como ginetas, o garduñas.
En cuanto a los
reptiles, merodearán por estos cerros culebras bastardas, culebras de escalera,
lagartos ocelados o lagartijas cenicientas.
Este espacio natural es
atravesado por el Arroyo Palomero qué nace en las cercanías del área recreativa
del mismo nombre, y está flanqueado por un extenso carrizal qué hace de
corredor ecológico entre los cerros y el valle del bajo Jarama.
Estos cerros tampoco
han pasado desapercibido por el hombre, y muestra de ello son los restos del
periodo del Neolítico qué se han encontrado en ellos, de cerámica campaniforme,
el yacimiento de las Salinas de Espartinas de la época romana, o más recientes
restos de la Guerra Civil.
La ruta propuesta es
una ruta circular de 3 horas de duración, visitando el casco urbano de
Ciempozuelos, el parque urbano de Los Abogados de Atocha, el área recreativa del
Arroyo Palomero, y los cerros de Peñuela, Palomero y Legaña.
El grado de dificultad
es medio debido a que a veces tendremos qué salvar importantes pendientes a la
hora de subir a los cerros.
(Ruta circular de 3 horas de duración y dificultad media por el Arroyo Palomero y los Cerros de Legaña, Peñuela y Palomero). |
Tendremos precaución,
ya qué parte del recorrido pasa cerca de un coto de caza y estaremos atentos
por si hay alguna batida.
Accesos a Ciempozuelos:
-En coche. Autovía A-4.
Salida 29. Luego tomar la M-404 dirección Titulcia, hasta la Calle Cruz Verde.
39 minutos desde Madrid.
-Autobús. Línea 426
Madrid (Legazpi)-Ciempozuelos. 45 minutos desde Madrid. Bajarse en la Calle
Consuelo y luego andar 5 minutos hasta la Calle Cruz Verde.
-Cercanías. Línea C-3
Madrid-Aranjuez. Luego andar 17 minutos desde la estación hasta el parque Los
Abogados de Atocha.
-En bicicleta. Desde la
estación de cercanías. La ruta es ideal para hacerla en bicicleta de montaña, y
se puede realizar en unos 40 minutos.
Este es el relato qué
realicé de una ruta a mediados del mes de Diciembre de 2016, a finales de
Otoño.
Tras un viaje muy
entretenido en tren de cercanías, deleitándome con los sorprendentes paisajes
del Espartal de Valdemoro a través de la ventanilla del tren, llegué a
Ciempozuelos qué me recibió con una tarde gélida de Otoño. El cielo estaba muy
encapotado, y con un frío qué helaba hasta los huesos.
En breve me puse
remontar las pronunciadas cuestas qué hay desde la estación de tren al centro
del pueblo. Mientras disfrutaba de las típicas casas de pueblo encaladas qué
tanto me gustan, y qué afortunadamente aún quedan en muchas zonas del pueblo.
(El casco urbano de Ciempozuelos aún conserva edificaciones con ese antiguo encanto a pueblo ganadero y agrícola). |
Muchas de estas casas
aún cuentan con un coqueto huerto o jardín qué hace las delicias de las aves.
La primera especie de
la lista fue una tórtola turca, seguramente procedente de la gran colonia qué se
ha formado en la fábrica de piensos anexa a la estación de cercanías.
(Tórtola turca, streptopelia decaocto). |
En un descampado
cercano, con abundante hierba, jugueteaban a perseguirse tres lavanderas
blancas.
Callejeando por las
calles de vez en cuando echaba un ojo a los huertos de las casas bajas y ahí
anoté dos más para la lista, gorrión común y estornino negro.
Tras 20 minutos de un
agradable paseo llegué al parque Abogados de Atocha, y allí vi un cartel de vía
pecuaria qué me indicaba el comienzo de la ruta.
En el pequeño y
agradable parquecillo, en una zona de césped, un avispado macho de mirlo
común se estaba dando un buen festín con las lombrices qué iba
encontrando.
(Mirlo común, turdus merula). |
En un olmo de Siberia
cercano, había posado un pequeño grupo de serines verdecillos identificados
por su melodioso canto.
(Serines verdecillos, serinus serinus). |
Tomé la vía pecuaria
flanqueada por una repoblación de pinos carrascos. Comencé a oír en el ambiente
un familiar trompeteo. Al principio estaba muy confundido pues miraba
directamente a las nubes y no veía nada. Me resultaba raro pensar qué se
tratasen de grullas comunes por las fechas en la que nos encontrábamos, a
sólo una semana del día de Navidad. Pero minutos después el trompeteo se hizo
más fuerte y pude ver en lo más alto de las nubes qué efectivamente se trataba
de un pequeño grupo de 32 grullas comunes.
Comenzaron a volar en
círculo para posteriormente adoptar su famosa formación en uve y volar en
dirección Sur hacia el Valle del Tajo.
(Grullas comunes, grus grus). |
No podía empezar mejor
la ruta y prometía una lista variada de aves.
Seguí caminando por la
vía pecuaria, qué presentaba mucho barro y algunos charcos de las pasadas
lluvias. A ambos lados de esta, se extendían campos de cereales y barbechos con
una bonita variedad cromática, qué me recordaban a mi querida comarca esteparia
de La Serena en Badajoz, de donde es mi familia.
En uno de los pinos
carrascos de repoblación un colirrojo tizón subía y bajaba de
manera nerviosa del tronco al suelo. Junto a él apareció una hembra de tarabilla
europea.
Poco a poco iba dejando
atrás el casco urbano de Ciempozuelos. A mis espaldas se perfilaba a lo lejos
una magnífica estampa del Sistema Central cubierto de nieve, y a mi derecha el
famoso cerro del vertedero de Seseña, qué afortunadamente casi había perdido su
color negro por la acumulación de neumáticos.
El camino iba poco a
poco descendiendo a la altura de una explotación ganadera qué parecía
abandonada.
A lo lejos volaban con
mucha velocidad un grupo de aves de gran envergadura. Por un momento pensé que
otra vez eran las grullas, pero no oía sus
trompeteos. Cuando ya las tenía a pocos metros de mi campo de visión, pude
comprobar qué se trataban de cigüeñas blancas.
(Cigüeñas blancas, ciconia ciconia). |
Tras estas, apareció
otra formación en uve, pero esta vez era el turno de las gaviotas reidoras,
seguramente procedentes del cercano vertedero de Pinto.
(Gaviotas reidoras, chroicocephalus ridibundus). |
Al girar una curva, vi
un contenedor amarillo de reciclaje de envases, lo que indicaba que ya había
llegado al área recreativa.
Allí al fondo, había
unos cuantos bancos de madera, junto a algunos pinos, algarrobos y olmos y una
gran formación de juncos churreros qué delataban la presencia del arroyo
Palomero.
(Área recreativa del Arroyo Palomero en Ciempozuelos). |
El área recreativa
estaba muy cuidada, cosa qué agradecí pues me había encontrado algunos en muy
mal estado de conservación.
Al acercarme al arroyo
espanté de los juncos cercanos unos cuantos jilgueros.
En lo alto de un chopo
vi unos cuantos fringílidos. Cuando los pude observar con los prismáticos puede
comprobar qué se trataban de verderones comunes.
Comencé a oír uno
graznidos procedentes de una torreta eléctrica. Pensé qué se trataban de grajillas,
pero cuando las apunté con los prismáticos me llevé una buena sorpresa al ver
qué se trataban de chovas piquirrojas.
(Chova piquirroja, pyrrhocorax pyrrhocorax) |
Rodeé el arroyo para
coger un camino qué subía al cerro de su margen derecha. Las vistas eran
fastuosas. Desde allí había una espléndida panorámica, a modo de fotografía
aérea, del pequeño valle qué hacía el arroyo en su camino en busca del río
Jarama. El paisaje era cautivador, y en algunos momentos parecía qué te
encontrabas en alguno de los desiertos del salvaje Oeste americano de los que
soy muy fan.
Tenía una buena
panorámica del pueblo de Titulcia y parte de Chinchón, e incluso de tierras
toledanas con las famosas antenas de Ocaña, y las estribaciones de los Montes
de Toledo.
La vía pecuaria
discurría entre una finca ganadera y una zona de olivar. La sensación de
soledad y calma de aquellos paisajes de estepa eran de una paz total, y aquella
zona tan poco transitada hacía qué la fauna se mostrase menos esquiva de ver.
(Cerros de Palomero y la Peñuela. Al fondo el Valle del Jarama). |
Volví a ver un pequeño
grupo de chovas piquirrojas en una empalizada, y después un cernícalo
vulgar y una urraca.
Como quería bajar por
todo el valle del arroyo y recorrer el cerro de su margen izquierda, decidí
desandar el camino y volver a su nacimiento, ya qué en menos de 2 horas me
quedaría sin luz.
El camino en pocos
metros pasaba de convertirse de una amplia pista a una pequeña vereda casi
comida literalmente por una formación de esparto, qué en algunas zonas
presentaba gran altura.
El descenso por el
valle del arroyo me volvía a brindar magníficas vistas de los cerros yesíferos.
A un lado los cerros y al otro una gran formación de carrizo en el cauce del
arroyo.
Oteaba los riscos de los
cerros, pues ya que con la caída del sol se irían animando los búhos
reales y algún mochuelo. Esta vez no hubo suerte y
me tuve que conformar con unas cuantas grajillas occidentales. Poco después
le tocó el turno a dos abubillas.
Con la caída del sol los
primeros paseriformes comenzaban a concentrarse en el carrizal del Arroyo de
Palomero para usarlo como dormidero. Así puede ver qué los primeros inquilinos
eran los gorriones morunos.
El espartal era tan
tupido que a escasos metros de la vereda por la que transitaba asusté a dos cogujadas
comunes qué levantaron el vuelo a escasos metros de haberlas pisado.
Tras varios minutos de
caminata esquivando las ramas de los espartos, llegué a un camino asfaltado qué
cruzaba las vías del tren. Desde allí había una buena panorámica del Valle del
Jarama.
La falda del cerro
terminaba en un pequeño olivar y zona de zona de reses bravas.
Decidí volver a subir
el cerro por una vía pecuaria en vez tomar la pista asfaltada. La vía pecuaria
presentaba una fuerte pendiente, así que coronar la cima del cerro me iba a
suponer unos minutos de esfuerzo.
Al llegar a la cima me
recibió una juguetona curruca cabecinegra, qué se ocultaba
nerviosa detrás de una ontina.
Majestuosas vistas las
qué se veían desde el Cerro de la Peñuela, empezando de Sur a Norte,
estribaciones de los Montes de Toledo, Mesa de Ocaña, Aranjuez, Titulcia, Valle
del Tajuña, Valle del Jarama, Soto Gutiérrez, e incluso del Cerro Gurugú de
Alcalá de Henares.
(Vistas de los valles del Jarama y Tajo desde el Cerro de la Peñuela). |
El sol ya se ponía por
el Oeste de Seseña, y ya me quedaban pocos minutos de luz. Aproveché para echar
un ojo a un pinar de repoblación de pino carrasco por si por esos azares de la
vida viese un búho chico. Y como de costumbre me quedé con la miel en los
labios.
Un cerro cercano estaba
literalmente agujereado por las madrigueras de conejos, qué desafiaban a
la ley de la gravedad persiguiéndose por pendientes muy pronunciadas.
(Conejo, oryctolagus cuniculus). |
El camino qué seguía
descendía a las vías del tren y luego tenía qué subir una gran pendiente para
llegar a las primeras casas del casco urbano.
En lo alto de la tapia
de una casa había dos sombras qué hacían equilibrios imposibles. Pensé qué se
trataban de tórtolas turcas, pero ya casi sin luz y gracias a los
prismáticos pude identificar a dos perdices rojas en una pose de lo más
cómico.
Llegué a una
urbanización y ya era noche cerrada, así que decidí dar por concluida la ruta.
Ya sólo me quedaba caminar unos 20 minutos para tomar el tren de vuelta a
Madrid.
¡A qué esperáis para
colgaros la cámara de fotos y los prismáticos, y calzaros las botas, y
disfrutar de este espacio tan interesante!
¡Felices avistamientos!
© Rafa Ac.
© Rafa Ac.
Concluyo el relato con
la ya tradicional lista de especies avistadas.
FAUNA DEL ARROYO PALOMERO Y CERROS DE CIEMPOZUELOS
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AVES
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MAMÍFEROS
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Abubilla
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Conejo
|
Cernícalo
vulgar
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Chova
piquirroja
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Cigüeña
blanca
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|
Cogujada
común
|
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Colirrojo
tizón
|
|
Estornino
negro
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Gaviota
reidora
|
|
Gorrión
común
|
|
Gorrión
moruno
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Grajilla
occidental
|
|
Grulla
común
|
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Jilguero
|
|
Lavandera
blanca
|
|
Mirlo común
|
|
Serín
verdecillo
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Tarabilla europea
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Tórtola
turca
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|
Urraca
|
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Verderón
común
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Hola; muchas gracias por tu aportación y por cierto te olvidaste del majestuoso milano que sobrevuela estas tierras practicamente a diario.
ResponderEliminarHola; muchas gracias por tu aportación y por cierto te olvidaste del majestuoso milano que sobrevuela estas tierras practicamente a diario.
ResponderEliminarHola Chema. Gracias por tu comentario. Así es. El milano real en invierno es muy común en la zona. Luego lo sustituye el milano negro en época estival.
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