domingo, 22 de agosto de 2021

RUTA POR EL DISTRITO DE PUENTE DE VALLECAS

 

Parque de Azorín. A la sombra del Cerro del Tío Pío.

Si a cualquier vallecana o vallecano le preguntásemos cuál es su parque favorito, sin duda la respuesta mayoritaria sería el Cerro del Tío Pío o parque de las Siete Tetas.

Las magníficas vistas que se ven de parte de la ciudad de Madrid desde él, unido a los agradecidos atardeceres, lo convierten en el parque más popular del barrio.

Como ya he comentado en el blog en una entrada dedicada a esta zona verde, es un magnífico balcón natural para contemplar el paso de grullas comunes, gaviotas sombrías y reidoras, y otras rapaces como milanos negros o buitres leonados.

Pero existe otro parque en el distrito de Puente de Vallecas, que tiene el título honorífico de ser el parque más antiguo del distrito. Se trata del parque de Azorín.

Este parque que data de la década de los 70 del siglo pasado, es un parque en estado óptimo de conservación. Consta de tres niveles en pendiente.

En la zona más baja se encuentra la zona infantil, con columpios. La zona intermedia es la zona de paseo, con caminos asfaltados, y la zona más alta es donde se encuentra el estanque, y una zona con aparatos de gimnasia para que se ejerciten las personas mayores.


(Zona de paseos, en el parque de Azorín, del distrito Puente de Vallecas).

Llama la atención su variedad de especies de árboles y arbustos, en un espacio tan pequeño. Destacan sus imponentes cipreses de Arizona, ocupados por una nutrida colonia de nidos de cotorras grises.

También encontramos castaños de indias de gran porte, plátanos de sombra, pinos carrascos, y cedros del Himalaya.


(Pinos carrascos en el Parque de Azorín, del distrito Puente de Vallecas).

Completa la riqueza florística arbustos como la adelfa, el durillo, romero, o el aligustre, que hará las delicias con sus frutos a especies como verderones comunes, currucas capirotadas, o mirlos comunes.


(Mirlo común. Turdus merula).

Aunque es más pequeño que su hermano mayor el Cerro del Tío Pío, es también un buen balcón natural, para ver las dos migraciones anuales.

Además, como está enclavado en una zona tan urbana como es la populosa Avenida de la Albufera, es un oasis de biodiversidad que atrae a numerosas especies de aves.

Su variada y cuidada vegetación, unida a la existencia del estanque, donde van a beber y bañarse las aves, lo convierten en un lugar muy atractivo para especies tan variopintas como palomas zuritas, pitos ibéricos, petirrojos europeos, jilgueros comunes, verderones comunes, agateadores comunes, o lavanderas blancas.

Al estar situado en una zona de paso hacia el Parque del Sureste, y el vertedero de Valdemingómez, no es raro ver volar sobre él, especies tan interesantes como buitres leonados, buitres negros, milanos negros, gaviotas reidoras, o abejarucos europeos.


(Milano negro. Milvus migrans. Sobrevolando el parque de Azorín).

Aparte del atractivo ornitológico, mencionar que entre la Avenida de Buenos Aires, el mismo parque, y la calle Arroyo del Olivar se descubrió un yacimiento de un poblado calcolítico. En él se han encontrado objetos de sílex, cabañas y restos de animales domésticos y de caza.

Otro aliciente más para visitar este parque tan interesante.

Ficha técnica de la ruta.

-Tipo de ruta: circular.

-Dificultad: baja. Ideal para hacerla con niños.

-Punto inicial de la ruta: Calle Teniente Muñoz Díaz.

-Punto final de la ruta: Avenida de la Albufera.

-Duración: 1 hora y 45 minutos.

-Distancia: 3 kilómetros.

-Punto más alto: 650 metros.

-Punto más bajo: 645.

-Desnivel: casi nulo.

-Época recomendada de visita: todo el año.


(Ruta circular de dificultad baja y de 1 hora y 45 minutos de duración por el parque de Azorín de Puente de Vallecas).

Accesos al Parque de Azorín.

-En coche: Avenida de la Albufera, Calle Teniente Muñoz Díaz o Arroyo del Olivar.

-En autobús. Líneas 54-58-103 y 136. Tienen parada en la Avenida del Albufera y la Calle Arroyo del Olivar.

-En metro: Línea 1. Para Avenida de Buenos Aires y Portazgo.

Recomendaciones de la ruta.

Aconsejable hacer la senda botánica para identificar las especies que hay en el parque.

Ideal hacer una espera en el parque para observar como bajan a beber y bañarse las aves. Las mejores horas son por la mañana al amanecer, y al atardecer.

Mirar al cielo en dirección a la zona Este, ya que es zona de trasiego para aves que van al Parque del Sureste y al vertedero de Valdemingómez.

Este es el relato de una ruta que realicé a mediados de Agosto de 2021.

Segunda visita a Madrid por motivos laborales, un año y un mes después desde mi marcha a tierras extremeñas. Y que mejor homenaje a mi querido barrio que visitar uno de los parques más emblemáticos de Vallecas, con permiso del Cerro del Tío Pío.

Esta vez no hizo falta usar el transporte público para visitar el parque, ya que desde mi casa en Vallecas son unos 25 minutos andando, cruzando el parque del Cerro del Tío Pío, y aprovechando para pajarear a través de él.

Esta vez utilicé la entrada de la Avenida de la Albufera, esquina con calle Teniente Muñoz Díaz.

Tenía que darme prisa antes de que el sol se pusiera en lo más alto a mediodía, ya que estábamos padeciendo una insoportable ola de calor.

Lo único positivo de la canícula, era que qué las aves bajarían en mayor frecuencia y número a beber y bañarse en el estanque, lo que permitiría fotografiarlas a placer,  desde un sitio apartado no molestarlas.


(Paloma torcaz, columba palumbus, bebiendo junto a palomas domésticas).

Comencé la ruta en el cartel informativo de la ruta botánica, en la zona infantil, una zona muy concurrida y donde no se suelen ver muchas especies. Así que me apresuré a subir a la zona intermedia de los paseos.

Entre la claridad de las copas de los magnolios pude ver algunos vencejos comunes que en pocos días nos abandonarían en su prodigiosa migración a tierras africanas.

En la zona de césped de debajo de los magnolios había mucha actividad de estorninos negros y gorriones comunes, buscando ansiosamente algún insecto que llevarse la pico.

Un poco más adelante, les tocaba el turno a los mirlos comunes, tan abundantes en este parque y que se han adaptado tan bien a las zonas urbanas.

A contraluz, en la rama de un magnolio vi una pequeña ave que no lograba identificar. Cuando pude esquivar los rayos del sol pude comprobar que se trataba de un petirrojo europeo.

Comencé a bordear el camino de los cedros donde existe una gran colonia de nidos de cotorras grises.


(Cotorras grises. Myiopsitta monachus).

Por un momento sus cantos eran tan estridentes, que se hacían insoportables, así que decidí acelerar el paso y llegar al estanque que era la zona que más me interesaba.

Al llegar, lo primero que me encontré es con la pequeña colonia de ánade real que se ha formado, y que hace tiempo que han criado.


(Ánade real. Anas platyrhynchos).

Me aparté a varios metros de estanque bajo la sombra de un castaño de indias con buena sombra, y sólo era cuestión de tiempo el ver que especies iban bajando al estanque a saciar su sed y a bañarse.

Y en pocos minutos comenzaba el carrusel pajarero. Las primeras en aparecer fueron las palomas torcaces. Poco después se le unieron, una bandada de las aves más bonitas del parque, la paloma zurita.


(Paloma zurita. Columba oenas).

Las dos palomas en fila, apenas dejaban espacio para las siguientes visitantes, las tórtolas turcas.

En el poco espacio que dejaban, se colaron varios gorriones comunes, que aprovecharon para darse un merecido baño.


(Gorriones comunes. Passer domesticus).

Después de un buen rato de observación, comencé a mirar en todo lo alto en dirección Este a ver si pasaba alguna rapaz. Varios minutos infructuosos me decidieron a volver a bajar a la zona intermedia. Y allí la cosa se empezó a animar.

Lo primero en una picea un animador agateador común comenzó a subir por el tronco del árbol.

En ese mismo árbol, encima de unas piñas, dos  aguerridos carboneros garrapinos picoteaban incansablemente para sacar los piñones.

Pasando rápidamente por la colonia  de cotorras grises, llegué a una zona más abierta, y allí, en la rama de un algarrobo, vi mi primer papamoscas cerrojillo de la migración post-nupcial.

En un claro bajo unos pinos, aparecieron varias urracas jóvenes, que me había sorprendido no haber visto aún ninguna. Y justamente me pasó en el pito ibérico, que lo había oído en la zona infantil y aún no lo había visto, y apareció uno en una zona pisos, que el pobre muy despistado tardó en salir de las zonas de las terrazas.

Como ya hacía mucho calor y en el estanque no aparecía nada interesante, me interné en una zona un poco más cerrada de vegetación e hice una espera.

La paciencia dio sus frutos, ya que al camuflarme bien, comenzaron a aparecer jilgueros europeos, verderones comunes y gorriones molineros.

(Verderón común. Chloris chloris).

Y en un arbusto cercano vi un pajarillo que había capturado un gusano. Al principio lo di como hembra de colirrojo real, pero luego ante las dudas me confirmaron que se trataba de un petirrojo europeo joven.


(Petirrojo europeo. Erithacus rubecula).

El sol apretaba de lo lindo, así que decidí dar por concluida la visita, y aprovechar el trayecto de vuelta a casa por el Cerro del Tío Pío.

Hice un último intento escrudiñando las alturas a ver si veía alguna rapaz y añadí como última especie de la lista a dos golondrinas comunes que cerraban esta jornada tan interesante.

¡A qué esperáis para visitar este parque tan interesante, dentro de Madrid!.

¡Felices avistamientos!.

Rafita Almenilla.

Termino el relato con las especies avistadas durante la ruta.

 

FAUNA DEL PARQUE DE AZORÍN

AVES

Agateador común

Ánade real

Carbonero garrapinos

Cotorra gris

Estornino negro

Golondrina común

Gorrión común

Gorrión molinero

Jilguero europeo

Mirlo común

Paloma torcaz

Paloma zurita

Papamoscas cerrojillo

Petirrojo europeo

Pito ibérico

Tórtola turca

Vencejo común

Verderón común

 

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