Parque
de Azorín. A la sombra del Cerro del Tío Pío.
Si a cualquier
vallecana o vallecano le preguntásemos cuál es su parque favorito, sin duda la
respuesta mayoritaria sería el Cerro del Tío Pío o parque de las Siete Tetas.
Las magníficas vistas
que se ven de parte de la ciudad de Madrid desde él, unido a los agradecidos
atardeceres, lo convierten en el parque más popular del barrio.
Como ya he comentado en
el blog en una entrada dedicada a esta zona verde, es un magnífico balcón
natural para contemplar el paso de grullas comunes, gaviotas sombrías y
reidoras, y otras rapaces como milanos negros o buitres leonados.
Pero existe otro parque
en el distrito de Puente de Vallecas, que tiene el título honorífico de ser el
parque más antiguo del distrito. Se trata del parque de Azorín.
Este parque que data de
la década de los 70 del siglo pasado, es un parque en estado óptimo de
conservación. Consta de tres niveles en pendiente.
En la zona más baja se
encuentra la zona infantil, con columpios. La zona intermedia es la zona de
paseo, con caminos asfaltados, y la zona más alta es donde se encuentra el
estanque, y una zona con aparatos de gimnasia para que se ejerciten las
personas mayores.
(Zona de paseos, en el parque de Azorín, del distrito Puente de Vallecas).
Llama la atención su
variedad de especies de árboles y arbustos, en un espacio tan pequeño. Destacan
sus imponentes cipreses de Arizona, ocupados por una nutrida colonia de nidos
de cotorras
grises.
También encontramos
castaños de indias de gran porte, plátanos de sombra, pinos carrascos, y cedros
del Himalaya.
(Pinos carrascos en el Parque de Azorín, del distrito Puente de Vallecas).
Completa la riqueza florística
arbustos como la adelfa, el durillo, romero, o el aligustre, que hará las
delicias con sus frutos a especies como verderones comunes, currucas capirotadas, o
mirlos comunes.
(Mirlo común. Turdus merula).
Aunque es más pequeño
que su hermano mayor el Cerro del Tío Pío, es también un buen balcón natural,
para ver las dos migraciones anuales.
Además, como está
enclavado en una zona tan urbana como es la populosa Avenida de la Albufera, es
un oasis de biodiversidad que atrae a numerosas especies de aves.
Su variada y cuidada
vegetación, unida a la existencia del estanque, donde van a beber y bañarse las
aves, lo convierten en un lugar muy atractivo para especies tan variopintas
como palomas
zuritas, pitos ibéricos, petirrojos europeos, jilgueros comunes, verderones comunes,
agateadores comunes, o lavanderas blancas.
Al estar situado en una
zona de paso hacia el Parque del Sureste, y el vertedero de Valdemingómez, no
es raro ver volar sobre él, especies tan interesantes como buitres leonados, buitres negros,
milanos negros, gaviotas reidoras, o abejarucos europeos.
(Milano negro. Milvus migrans. Sobrevolando el parque de Azorín).
Aparte del atractivo
ornitológico, mencionar que entre la Avenida de Buenos Aires, el mismo parque,
y la calle Arroyo del Olivar se descubrió un yacimiento de un poblado
calcolítico. En él se han encontrado objetos de sílex, cabañas y restos de
animales domésticos y de caza.
Otro aliciente más para
visitar este parque tan interesante.
Ficha
técnica de la ruta.
-Tipo de ruta:
circular.
-Dificultad: baja.
Ideal para hacerla con niños.
-Punto inicial de la
ruta: Calle Teniente Muñoz Díaz.
-Punto final de la
ruta: Avenida de la Albufera.
-Duración: 1 hora y 45 minutos.
-Distancia: 3
kilómetros.
-Punto más alto: 650
metros.
-Punto más bajo: 645.
-Desnivel: casi nulo.
-Época recomendada de
visita: todo el año.
(Ruta circular de dificultad baja y de 1 hora y 45 minutos de duración por el parque de Azorín de Puente de Vallecas).
Accesos
al Parque de Azorín.
-En coche: Avenida de
la Albufera, Calle Teniente Muñoz Díaz o Arroyo del Olivar.
-En autobús. Líneas
54-58-103 y 136. Tienen parada en la Avenida del Albufera y la Calle Arroyo del
Olivar.
-En metro: Línea 1.
Para Avenida de Buenos Aires y Portazgo.
Recomendaciones
de la ruta.
Aconsejable hacer la
senda botánica para identificar las especies que hay en el parque.
Ideal hacer una espera
en el parque para observar como bajan a beber y bañarse las aves. Las mejores
horas son por la mañana al amanecer, y al atardecer.
Mirar al cielo en
dirección a la zona Este, ya que es zona de trasiego para aves que van al
Parque del Sureste y al vertedero de Valdemingómez.
Este es el relato de
una ruta que realicé a mediados de Agosto de 2021.
Segunda visita a Madrid
por motivos laborales, un año y un mes después desde mi marcha a tierras
extremeñas. Y que mejor homenaje a mi querido barrio que visitar uno de los
parques más emblemáticos de Vallecas, con permiso del Cerro del Tío Pío.
Esta vez no hizo falta
usar el transporte público para visitar el parque, ya que desde mi casa en
Vallecas son unos 25 minutos andando, cruzando el parque del Cerro del Tío Pío,
y aprovechando para pajarear a través de él.
Esta vez utilicé la
entrada de la Avenida de la Albufera, esquina con calle Teniente Muñoz Díaz.
Tenía que darme prisa
antes de que el sol se pusiera en lo más alto a mediodía, ya que estábamos
padeciendo una insoportable ola de calor.
Lo único positivo de la
canícula, era que qué las aves bajarían en mayor frecuencia y número a beber y
bañarse en el estanque, lo que permitiría fotografiarlas a placer, desde un
sitio apartado no molestarlas.
(Paloma torcaz, columba palumbus, bebiendo junto a palomas domésticas).
Comencé la ruta en el
cartel informativo de la ruta botánica, en la zona infantil, una zona muy
concurrida y donde no se suelen ver muchas especies. Así que me apresuré a
subir a la zona intermedia de los paseos.
Entre la claridad de
las copas de los magnolios pude ver algunos vencejos comunes que en
pocos días nos abandonarían en su prodigiosa migración a tierras africanas.
En la zona de césped de
debajo de los magnolios había mucha actividad de estorninos negros y gorriones
comunes, buscando ansiosamente algún insecto que llevarse la pico.
Un poco más adelante,
les tocaba el turno a los mirlos comunes, tan abundantes en
este parque y que se han adaptado tan bien a las zonas urbanas.
A contraluz, en la rama
de un magnolio vi una pequeña ave que no lograba identificar. Cuando pude
esquivar los rayos del sol pude comprobar que se trataba de un petirrojo
europeo.
Comencé a bordear el
camino de los cedros donde existe una gran colonia de nidos de cotorras
grises.
(Cotorras grises. Myiopsitta monachus).
Por un momento sus
cantos eran tan estridentes, que se hacían insoportables, así que decidí
acelerar el paso y llegar al estanque que era la zona que más me interesaba.
Al llegar, lo primero
que me encontré es con la pequeña colonia de ánade real que se ha
formado, y que hace tiempo que han criado.
(Ánade real. Anas platyrhynchos).
Me aparté a varios
metros de estanque bajo la sombra de un castaño de indias con buena sombra, y
sólo era cuestión de tiempo el ver que especies iban bajando al estanque a
saciar su sed y a bañarse.
Y en pocos minutos
comenzaba el carrusel pajarero. Las primeras en aparecer fueron las palomas
torcaces. Poco después se le unieron, una bandada de las aves más
bonitas del parque, la paloma zurita.
(Paloma zurita. Columba oenas).
Las dos palomas en
fila, apenas dejaban espacio para las siguientes visitantes, las tórtolas
turcas.
En el poco espacio que
dejaban, se colaron varios gorriones comunes, que aprovecharon
para darse un merecido baño.
(Gorriones comunes. Passer domesticus).
Después de un buen rato
de observación, comencé a mirar en todo lo alto en dirección Este a ver si
pasaba alguna rapaz. Varios minutos infructuosos me decidieron a volver a bajar
a la zona intermedia. Y allí la cosa se empezó a animar.
Lo primero en una picea
un animador agateador común comenzó a subir por el tronco del árbol.
En ese mismo árbol,
encima de unas piñas, dos aguerridos carboneros
garrapinos picoteaban incansablemente para sacar los piñones.
Pasando rápidamente por
la colonia de cotorras grises, llegué a
una zona más abierta, y allí, en la rama de un algarrobo, vi mi primer papamoscas
cerrojillo de la migración post-nupcial.
En un claro bajo unos
pinos, aparecieron varias urracas jóvenes, que me había
sorprendido no haber visto aún ninguna. Y justamente me pasó en el pito ibérico, que lo había oído en la zona infantil y aún no lo había
visto, y apareció uno en una zona pisos, que el pobre muy despistado tardó en
salir de las zonas de las terrazas.
Como ya hacía mucho
calor y en el estanque no aparecía nada interesante, me interné en una zona un
poco más cerrada de vegetación e hice una espera.
La paciencia dio sus
frutos, ya que al camuflarme bien, comenzaron a aparecer jilgueros europeos, verderones
comunes y gorriones molineros.
(Verderón común. Chloris chloris).
Y en un arbusto cercano
vi un pajarillo que había capturado un gusano. Al principio lo di como hembra
de colirrojo
real, pero luego ante las dudas me confirmaron que se trataba de un petirrojo
europeo joven.
(Petirrojo europeo. Erithacus rubecula).
El sol apretaba de lo
lindo, así que decidí dar por concluida la visita, y aprovechar el trayecto de
vuelta a casa por el Cerro del Tío Pío.
Hice un último intento
escrudiñando las alturas a ver si veía alguna rapaz y añadí como última especie
de la lista a dos golondrinas comunes que cerraban esta jornada tan interesante.
¡A qué esperáis para visitar
este parque tan interesante, dentro de Madrid!.
¡Felices
avistamientos!.
Rafita Almenilla.
Termino el relato con
las especies avistadas durante la ruta.
FAUNA DEL
PARQUE DE AZORÍN |
AVES |
Agateador
común |
Ánade real |
Carbonero
garrapinos |
Cotorra
gris |
Estornino
negro |
Golondrina
común |
Gorrión
común |
Gorrión
molinero |
Jilguero
europeo |
Mirlo común |
Paloma
torcaz |
Paloma
zurita |
Papamoscas
cerrojillo |
Petirrojo
europeo |
Pito ibérico |
Tórtola
turca |
Vencejo
común |
Verderón
común |
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