RUTA POR EL DISTRITO DE
CARABANCHEL (MADRID).
Ruta por el Parque Emperatriz María
de Austria. Entre pitos y pinos.
Una buena propuesta para los
aficionados pajareros es hacer una visita a alguno de los parques urbanos con
los qué cuenta Madrid capital. Ideal, es hacer la ruta en los meses de Otoño e
Invierno, cuando numerosas especies de aves procedentes del Norte de Europa
buscan refugio y comida en estas islas de biodiversidad urbana.
A este contingente de aves migratorias
se unen otras qué hacen migraciones parciales, como las qué bajan desde las
cumbres de la Sierra del Guadarrama en busca del calor qué les proporciona la
ciudad, y en busca de fuentes de alimentación.
Numerosos parques cuentan con
grandes extensiones de pinares de repoblación de pino piñonero y carrasco. El
recurso de los piñones es muy apreciado por pequeños pajarillos como carboneros
comunes, carboneros garrapinos o herrerillos capuchinos.
Los piñones son auténticas
golosinas para estos simpáticos pajarillos, y constituyen un aporte extra de
grasa, con la qué combatir los fríos de la época invernal.
Así en los meses más fríos no es
raro encontrarse con especies a veces más esquivas como picogordos, lúganos o
piquituertos merodeando estos pinares de repoblación.
(Pinar de repoblación en el Parque Emperatriz María de Austria).
Un buen ejemplo lo tenemos con el
Parque Emperatriz María de Austria.
Se sitúa al Suroeste del centro de
Madrid, en el distrito de Carabanchel, en el barrio de Abrantes. Ocupa una
extensión aproximada como la mitad del Parque del Retiro, y es el mayor parque
del distrito de Carabanchel.
Tiene una forma parecida a un triángulo
rectángulo en cuyo vértice superior se encuentra el Intercambiador de
Transportes de Plaza Elíptica, limitando al Oeste con Vía Lusitana, al Este con
la autopista A-42 (Madrid-Toledo) y al Sur con la Avenida de los Poblados.
(Paisaje otoñal en el Parque Emperatriz María de Austria).
En sus 60 hectáreas
aproximadas de extensión encontramos grandes paseos flanqueados por chopos,
cedros del Himalaya, castaños de indias, plátanos y olmos de Siberia. Junto a
estas, hay grandes extensiones de praderas de césped. Y en la parte Sur del
Parque una amplia formación de pino piñonero y carrasco de repoblación, en cuyo
interior se encuentra un lago artificial, donde se pueden contemplar lavanderas
blancas, gaviotas reidoras y esporádicamente, algún ejemplar de tarro canelo.
Accesos al Parque Emperatriz María
de Austria.
Dado qué se encuentra a escasos
kilómetros de Madrid capital, está muy bien comunicado. En esta ocasión, con la
oferta de transporte público y lo difícil qué es aparcar en el entorno del
parque, haré una excepción, y obviaré el uso del coche para llegar al
parque.
-En autobús. Líneas 47, 81, y 247
parada en la Plaza de Fernández Ladreda.
Líneas 116, 121, 131, y 155 parada en
Avenida de los Poblados.
-En Metro. Línea 6 y 11. Paradas en
Plaza Elíptica y Abrantes.
-En bicicleta. Anillo ciclista en
la Avenida de los Poblados.
La ruta propuesta es una ruta
circular de unas dos horas de duración aproximada, con inicio y fin en el
Intercambiador de Transportes de Plaza Elíptica. Con escasas pendientes, es apta
para todos los públicos.
(Ruta circular por el Parque Emperatriz María de Austria).
Este es el relato de una ruta qué
realicé el 02 de Octubre de 2014, con unas semanas ya comenzado el Otoño.
Una tarde soleada de Otoño decidí
probar suerte en este parque, qué años atrás había conocido en una ruta con la
Sociedad Española de Ornitología, y hasta la fecha desconocido para mi.
Salí del intercambiador de Plaza
Elíptica y en pocos minutos ya me encontraba en la entrada del Parque. Iba
dando un paseo relajante por uno de los numerosos paseos con los qué cuenta el
parque. Las hojas ya empezaban a caerse y las copas de los castaños de Indias
ya comenzaban a coger esos tonos pardos y marrones tan propios del Otoño.
La primera especie en caer de la
lista fue una paloma torcaz qué buscaba comida en una pradera de césped. Poco
después en otra pradera, una urraca era expulsada a regañadientes
por un grupo numeroso y estridente de cotorras grises.
(Paloma torcaz, columba palumbus).
Existe una abundante colonia de
esta exótica especie en el parque, y según avanzaba en mi paseo, podía
comprobar los cuantiosos nidos qué habían construido en las copas de los cedros
del Himalaya.
Aún estábamos en época de paso, y me
lo recordó un ejemplar de papamoscas cerrojillo qué subía y
baja nervioso a las ramas de un plátano de sombra.
Avanzando un poco más, en un banco
de madera, estaba posado otra especie típica de estos meses de paso migratorio.
En este caso se trataba de un joven de colirrojo real.
Me detuve un momento y decidí hacer
un rastreo con los prismáticos para ver si veía alguna especie nueva para la
lista. Poco tardé encontrar algo interesante. Por el tronco de un olmo de
Siberia subía con parsimonia un agateador común, especie muy
frecuente últimamente en los parques urbanos.
Detrás de este árbol un grupo de mitos
se dejó ver en la lejanía.
Tras este pequeño paréntesis decidí
retomar el camino por un paseo flanqueado por grandes ejemplares de plátanos de
sombra.
Según avanzaba hacia la zona de
pinar los grupos de cotorras grises se hacían más nutridos, hasta tal punto, qué
sus ruidos llegaban a formar una importante escandalera.
Entre todo este tumulto, aguantaban
estoicamente dos ejemplares de pitos reales.
No serían los únicos qué vería en
el recorrido, de hecho me llamó la atención la densidad de estas aves, ya qué
en toda la ruta llegué a contar hasta 12 ejemplares.
En una pradera de césped un bando
mixto de estorninos negros y gorriones molineros se repartían pico a pico la comida qué iban encontrando en el suelo.
Al llegar a la zona de pinar decidí
parar bajo la sombra de un gran pino piñonero, qué proporcionaba buena sombra,
ya qué los rayos del sol calentaban con fuerza.
Allí bajo la copa del pino,
disfrutaba de un agradable momento de descanso, con buenas vistas de pinar, y
aprovechando la poca brisa que soplaba. En ese momento “zen” apareció una
especie qué era la primera vez qué veía.
Se posó un pequeño pajarillo entre
las ramas más altas. Jugaba a esconderse entre las acículas de pino y no era
capaz de identificarlo.
Estuve un buen rato mirando con el
cuello en alto con los prismáticos, y al rato ya tenía una tortícolis de cine,
sin saber de qué especie se trataba.
Ya medio mareado por las cervicales, dejó ver dos bandas a modo de ceja encima del ojo.
Era un ¡reyezuelo listado! Tanta
tortícolis había merecido la pena.
Intenté hacerle una foto pero como
era una pequeña bolita de plumas y se movía aceleradamente por las ramas más
altas, fue misión imposible.
Todavía con el buen sabor de boca
del avistamiento, al poco rato en un pino cercano se fue a posar un herrerillo
capuchino, otra de las especies más vistosas de las zonas de pinar.
Bajé una pequeña loma y decidí
continuar por el interior del pinar hasta llegar a la zona del lago artificial.
Al llegar me llevé una pequeña decepción, ya qué el lago estaba completamente
seco. Una lavandera blanca se paseaba su interior, una estampa qué no
tenía nada que ver con años anteriores donde se podían ver las gaviotas
reidoras y hasta alguna garza real.
Decidí hacer una espera debajo de
un gran olmo de Siberia y resultó qué este árbol era un auténtico imán para
pequeños paseriformes.
(Carbonero garrapinos, parus ater).
Primero aparecieron un grupo de
tres carboneros
garrapinos qué tras un buen rato esperando
pacientemente se dejaron
fotografiar. Poco después le llegó el turno a un herrerillo común. Tras él
dos carboneros
comunes. Y para terminar un petirrojo qué tras unas buenas dosis
de paciencia se dejó fotografiar.
(Petirrojo europeo, erithacus rubecula).
En frente de la pradera del olmo a
escasos metros, un pito real comenzó a rastrear la hierba con su pico. Estaba tan
atento a sus menesteres qué me dejó qué le sacase una buena sesión de fotos.
(Pito real, picus viridis).
Volví a subir la loma qué llevaría
de camino al intercambiador. En un claro de un pinar había posado un mirlo
común, qué con su habilidoso pico consiguió llevarse una lombriz al
pico. Tenía una pose chulesca de lo más graciosa, y eso me animó a echarle una
foto, en la qué colaboró con total confianza.
(Mirlo común, turdus merula).
La vuelta la realicé entre el paseo
de los castaños, contemplando como iban cambiando sus hojas a marrón otoñal.
Cerca de ellos, una abubilla
cerraba la lista de esta jornada tan entretenida.
(Abubilla, upupa epops).
¡A qué esperáis para coger vuestra
mochila y prismáticos y disfrutar de este parque tan interesante!.
¡Felices avistamientos!.
Para concluir añado la lista de
especies qué se vieron en la ruta.
FAUNA DEL
PARQUE DE LA EMPERATRIZ MARIA DE AUSTRIA
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AVES
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|
Abubilla
|
Agateador
común
|
Carbonero
común
|
Carbonero
garrapinos
|
Colirrojo
real
|
Cotorra
gris
|
Estornino
negro
|
Gorrión
molinero
|
Herrerillo
capuchino
|
Herrerillo
común
|
Lavandera
blanca
|
Mirlo
común
|
Mito
|
Paloma
torcaz
|
Papamoscas
cerrojillo
|
Petirrojo
|
Pito real
|
Reyezuelo
listado
|
Urraca
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