RUTA POR HUMANES DE MADRID.
PARQUE NATURAL EL PRADO DE LA
CASA.
Parque
Prado de la Casa. Oasis en la estepa cerealista.
Cuando uno pasea por alguno de los cascos urbanos de algún
municipio del gran sur metropolitano madrileño, le llama la atención la mezcla
de estilos arquitectónicos de las viviendas. En una misma calle podemos
encontrar típicas casas bajas con fachada encaladas y patio interior, típicas
de pueblo agrícola y ganadero, junto a construcciones más modernas como
chalets, pisos adosados o urbanizaciones.
Muchas ciudades populosas del extrarradio sur madrileño como
Fuenlabrada, Leganés o Móstoles, a finales de los 60 eran pequeños pueblos
dedicados a la agricultura y la ganadería. A partir de esta década experimentan
una importante explosión demográfica debido a la población emigrante qué
llegaba de otras regiones españolas, y convirtieron estos pequeños municipios
rurales en grandes ciudades dormitorio qué reclamaban nuevas infraestructura de
transporte y vivienda.
Está explosión demográfica tuvo repercusión en la naturaleza
y los paisajes de estos primitivos núcleos rurales, cambiando radicalmente la
fisonomía de muchos de ellos. Donde antes había cultivos cerealistas, olivares,
viñedos, dehesas y bosques de riberas, en pocas décadas, el paisaje se fue
llenando de polígonos industriales, autopistas, trenes de alta velocidad, y
centros comerciales.
Muchas localidades contaban con una dehesa, zonas de pasto o
bosques de ribera donde llevaban a pastar el ganado y recolectaban leña y
frutos qué les proporcionaban estos bosquetes, como bellotas, setas, o frutos
silvestres.
Algunas de aquellas “dehesas boyales” a día de hoy se han
convertido en parques periurbanos destinados a uso y disfrute a modo de ocio y
esparcimiento para los vecinos de estas ciudades tan pobladas.
Un buen ejemplo lo tenemos en el Parque Natural el Prado de
la Casa en el municipio de Humanes de Madrid.
Es un parque periurbano situado a poca distancia del casco
urbano de la ciudad. Es atravesado por el Arroyo de Valdenovillo, qué posteriormente
se une al Arroyo del Prado de la Casa, este desemboca en el Arroyo Humanejos,
para posteriormente verter sus aguas en el Arroyo Guatén a modo de corredor
ecológico, uniéndose con los Estragales de Pinto, un área muy importante para
las aves esteparias.
El Parque tiene en su interior un pequeño lago, y la
vegetación qué lo rodea está compuesta por chopos, álamos, fresnos, sauces,
olmos, tarays, y arbustos ornamentales.
En la periferia del parque encontramos un pequeño bosquete de pino piñonero,
olivares y estepas cerealistas.
la vegetación del interior del Parque se compone de chopos, fresnos, álamos, sauces y pinos piñoneros fundamentalmente. |
Su situación geográfica teniendo al Oeste el Parque Regional
del Guadarrama, y al Sur la IBA “Secanos de Torrejón de Velasco y Valdemoro”, y
tratándose de una pequeña zona húmeda en medio de la estepa cerealista, hace
qué sea un foco de atracción para numerosas aves como ánades reales, pitos
reales, palomas torcaces, estorninos negros, así como pequeños pajarillos como
verderones comunes, verdecillos, jilgueros pardillos, o gorriones molineros. En
las afueras del parque, en las colindantes estepas cerealistas, podemos observar
aves esteparias como cogujadas comunes, perdices, o avefrías.
Humanes se encuentra a 23 kilómetros de
Madrid capital y es la puerta de entrada a la comarca de la Sagra madrileña.
Antiguo pueblo eminentemente agrícola, con algo de cabaña
ganadera, en los 70 abandona el sector primario, qué actualmente sólo ocupa el
0,4 de su economía, para dedicarse al terciario, siendo un importante foco
industrial, con numerosos polígonos industriales qué se prolongan hasta la
vecina localidad de Fuenlabrada.
Actualmente cuenta con una población aproximada de 20.000
habitantes, con una buena red de transportes, muy bien comunicado con Madrid
capital.
La ruta propuesta es una ruta semicircular con salida desde
la estación de cercanías de Humanes y fin en la cercana residencia de ancianos,
para coger el autobús de vuelta qué llega hasta Getafe. Su duración son 3 horas
aproximadamente, y la dificultad es baja, pues el recorrido cuenta con pocas
pendientes.
Ruta semicircular de 3 horas de duración por el Parque Natural Prado de la Casa. |
Accesos al Parque Natural el Prado de la Casa.
-En coche. Desde Madrid coger la A-42 Madrid-Toledo. Luego
nos desviamos por la M-506 y posteriormente la M-405. Buscamos la rotonda de la
carretera a Griñón y desde allí tomar la Calle Río Guatén y posteriormente la Calle
Parla. Aconsejamos aparcar en la Calle Parla porque luego el camino es una vía
pecuaria.
-En Cercanías. Línea C-5. 30 minutos desde Atocha. Luego
coger la carretera a Griñón, Calle Río Guatén y Calle Parla. Desde la estación
de cercanías unos 30 minutos andando aproximadamente.
-En autobús. Línea 468, Getafe-Serranillos del Valle. Unos
30 minutos, hasta el centro del casco urbano.
Línea 471, Humanes-Pinto. Unos 50 minutos hasta el casco
urbano.
Este es el relato de una ruta qué hice a finales de
Diciembre de 2014, a
pocos días del Solsticio de Invierno.
Tras abandonar la estación de Cercanías de Humanes tome la
Calle Ferrocarril y posteriormente la Calle Madrid, para acabar en la rotonda
de la carretera a Griñón.
La tarde era muy calurosa, para las fechas otoñales en las
qué nos encontrábamos.
En un pequeño parque en la carretera a Griñón, comencé a apuntar
las primeras especies de la lista, y como iba siendo habitualmente, las más
cosmopolitas qué podemos encontrar en cualquier casco urbano: palomas
torcaces, gorriones comunes y estorninos negros.
Al llegar a la rotonda de la carretera al pueblo de Griñón,
a lo lejos, sobre las vías del tren vi la primera rapaz de la ruta. Como estaba
en una zona de chalets, tuve qué sacar discretamente los prismáticos, no me
tomaran por un “vouyer” o “fisgón oportunista”.
Pude comprobar qué se trataba de un ejemplar de milano
real qué empezaban a bajar a sus cuarteles de invernada.
A lo lejos, sobre el campanario de la Iglesia de Santo
Domingo de Guzmán se veía un nido de cigüeña blanca con dos individuos, qué con tanto cambio de comportamiento
migratorio, no sabía diferenciar si eran de las qué se quedaban todo el año, o
de las qué volvían de manera muy temprana.
El recorrido desde la zona de chalets hasta la residencia de
ancianos no deparó grandes sorpresas salvo dos especies más para apuntar a la
lista: mirlo común y lavandera blanca.
Al llegar a la residencia de ancianos, en una zona de
cultivo cerealista, un colirrojo tizón macho estaba subido
en la empalizada de una valla para el ganado.
Detrás de él, se cernía en vuelo, un cernícalo vulgar muy
abundante en estos medios esteparios.
En ese momento me despiste con el itinerario de la ruta y
tuve qué consultar el mapa en el móvil. De cuantos apuros nos ha sacado
Internet en el móvil. Una herramienta imprescindible para todo
senderista qué se precie.
En una zona de barbecho tras la residencia de ancianos, uno de los
últimos rebaños trashumantes qué quedan en Humanes, compuesto de ovejas merinas
y cabras, pastaba pegado a una zona de chalets.
Una imágen muy chocante qué combinaba modernidad y especulación, con tradición y desarrollo sostenible.
Aún hoy en Humanes quedan pequeños rebaños qué practican la
transterminancia,
llevando los últimos pastores, sus últimos rebaños del Sur
madrileño, a otros municipios colindantes como Parla o Fuenlabrada, para qué puedan usar sus pastos.
A pesar de ser un municipio eminentemente industrial, aún queda en Humanes una pequeña cabaña ganadera, y explotaciones agrícolas, testigos de su pasado rural. |
Un poco despistado por el recorrido y sin saber qué luego
ese sería punto final de la ruta, decidí volver sobre mis pasos y dirigirme a
la Avenida de España y Calle Parla para buscar el Prado de la Casa.
Tras 20 minutos sobre mis pasos, llegué a la vía pecuaria
qué me llevaría al Parque Natural. A lo lejos ya se veía, a modo de oasis en
mitad de la campiña.
Vía pecuaria qué lleva a la entrada del Parque Natural del Prado de la Casa. |
Junto la vía pecuaria, en un algarrobo seco, se concentraban
un buen bando de pardillos comunes. Detrás de ellos, en una zona de cultivo,
había un pequeño grupo de cogujadas comunes, quizás las aves
esteparias más comunes y fáciles de observar de estos ecosistemas.
Al llegar a la entrada del parque oí qué alguien en su
interior estaba tirando petardos irresponsablemente. Con ese ruido sería
imposible ver algún ave, así qué decidí esperar fuera del parque, a ver si
dejaba en paz a las aves del parque con sus molestos petardos.
Mientras, opté por dar un paseo por el Arroyo de Valdenovillo,
donde abundaban las formaciones de juncos churreros.
Haciendo una espera, un pequeño buitrón se posó en uno de
ellos, y con mucha paciencia intenté hacerle una foto, pero se percató de mi
presencia y voló raudo y veloz a esconderse en la espesura.
Tras cesar los molestos ruidos de los petardos, entré en el parque.
Un olmo de gran porte era aprovechado como dormidero por palomas torcaces y estorninos
negros. Entre ellos, se mezclaban dos tórtolas turcas.
Continué por el arroyo y llegué al estanque artificial. Allí
había una importante concentración de ánades reales junto a muchas ocas
domésticas.
Anades reales (Anas platyrhynchos). |
Con paciencia y en total silencio, observaba como poco a
poco iban saliendo de los cañaverales las huidizas gallinetas. La
concentración de gorriones comunes era muy abundante, tanto qué no pude calcular
el número de individuos.
Gallineta (Gallinula chloropus). |
Seguí remontando el nacimiento del arroyo. y en una zona de
cascadas artificiales, una pareja de lavanderas cascadeñas jugueteaban a
perseguirse.
En ese momento, comencé a oír un lejano trompeteo qué ya me
era muy familiar. Salí fuera del parque
a la zona de cultivo, y teniendo como estampa la Sierra del Guadarrama a lo
lejos nevada, apareció un pequeño grupo de grullas comunes volando en dirección
Oeste. Un grupo bastante rezagado para las fechas en la qué nos encontrábamos.
Proseguí rodeando el parque y tomé una pequeña vereda qué
acababa en una vía pecuaria. A lo lejos con los prismáticos encima de un
majano, observé posada una urraca qué usaba la acumulación de
piedras a modo de oteadero.
Regresé al interior del parque, y en las ramas de un chopo
había una pequeña concentración de verderones comunes.
Determiné volver al estanque a ver si podía ver alguna
especie nueva. Tras ver las mismas especies qué antes, sólo añadí una especie
nueva a la lista, un simpático petirrojo buscando comida en una
pradera de césped.
A la salida del parque me situé en una de las orillas del Arroyo
Valdenovillo, a ver si se animaba alguna especie nueva.
Me paré en un álamo donde se reunían unos cuantos jilgueros.
Sin hacer ruido me acerqué todo lo qué puede a ellos para poder
hacerles una foto, y me aproximé tanto al tronco qué no me dí cuenta qué
apoyado en él, había un mochuelo común.
Jilgueros (Carduelis carduelis). |
La situación no podía ser más esperpéntica. Primero me
asusté yo del mochuelo, luego
él de mi, y seguidamente los jilgueros de ambos. La
imagen era muy graciosa, una nube de jilgueros volando a toda velocidad y
entre ellos un mochuelo común.
Tras este encuentro fortuito, continué por el cauce del
arroyo hasta su desembocadura con el Arroyo Prado de la Casa.
A lo lejos, en lo alto de un tendido eléctrico había posados
dos busardos
ratoneros, inconfundibles por su marcado medallón blanco en el pecho.
Era curioso la cantidad de liebres ibéricas qué se
veían corretear por los campos de cultivos y los barbechos.
Algunas de ellas levantaban la cabeza siempre alerta, con un
ojo puesto en los busardos del tendido eléctrico.
Con mucha paciencia, y ocultándome en una retama, único
escondite en metros a la redonda, puede sacar algunas fotos, qué ilustran este
relato.
Liebre ibérica (Lepus granatiensis). |
El sol poco a poco se ponía en el Oeste de la Sagra
madrileña, así qué decidí volver a la residencia de ancianos donde cogería el
autobús qué me llevaría de vuelta a Getafe.
Antes de llegar al casco urbano, en un instante, pasó
primero un hombre a caballo, un ciclista y una chica haciendo footing, y como
punto final, yo observando aves con mis prismáticos. 4 actividades recreativas,
ideales, compatibles con la conservación de las vías pecuarias, y qué apenas
producen impacto, no como los ruidosos “quads” qué rompen el silencio y la
armonía de estos ecosistemas tan frágiles como son las estepas.
Antes de llegar a la parada de autobús, un pequeño grupo de perdices
rojas, comían plácidamente en un barbecho de una zona de cultivo, lo
qué facilitó qué les pudiese sacar un par de fotos, sin apenas molestarlas.
Perdices rojas (Alectoris rufa). |
¡A qué estais esperando para disfrutar de este espacio tan
interesante!. Coged vuestra mochila, cámara y prismáticos, y deleitaros de un
placentero día de campo.
¡Felices avistamientos!.
©
Rafita Almenilla.
Para concluir añado la lista de especies avistadas a lo
largo de la ruta.
FAUNA DEL PARQUE NATURAL PRADO DE
LA CASA
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AVES
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MAMÍFEROS
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Paloma
torcaz
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Liebre
ibérica
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Gorrión
común
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Estornino
negro
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Milano
real
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Cigüeña
blanca
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Mirlo
común
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Lavandera
blanca
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Colirrojo
tizón
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Pardillo
común
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Cogujada
común
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Buitrón
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Tórtola
turca
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Lavandera
cascadeña
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Grulla
común
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Urraca
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Verderón
común
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Petirrojo
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Mochuelo
común
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Busardo
ratonero
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Perdiz
roja
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Buenas Rafa, Soy Juan, aficionado a la naturaleza y en especial a la ornitología. Quería darte las gracias por este blog ya que soy del sur de madrid.
ResponderEliminarMe ha hecho ilusión tu entrada sobre esta zona, ya que son unos caminos que he recorrido bastante. Enhorabuena por el mochuelo jeje. Es muy transitada la zona pero si tienes suerte puedes ver alguna agachadiza, garcillas, collalbas y alguna que otra sorpresa.
Lo dicho, muchas gracias por el bloq y enhorabuena.
Un saludo.
Saludos Juan. Celebro mucho que te guste. Gracias por tus comentarios. El fin del blog es contribuir a que se conozca la naturaleza del sur madrileño que tiene muchas buenas experiencias ornitológicas que ofrecernos. Te animo a que leas las próximas entradas que iré subiendo. Un cordial saludo.
ResponderEliminarBonito artículo. Me ha hecho gracia lo de los petardos, cada vez más de moda, como todo lo tonto y vulgar. Yo vivo por allí y, efectivamente, hay remansos donde aún puedes ver animalitos cada vez más difíciles de ver, y no sólo la única especie que el hombre parece favorecer, que es el perro, del cual sí que hay sobredosis, como de sus ladridos y sus excrementos, mientras el resto de los animales van siendo arrinconados y reducidos cada vez más. Repito: enhorabuena por tan agradable artículo.
ResponderEliminarHola Daniel. Gracias, celebro que te guste el blog. Tu zona está muy bien, a ver si vuelvo a acercarme por allí. Un saludo.
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