RUTA POR CIEMPOZUELOS. SOTO GUTIÉRREZ Y REAL ACEQUIA DEL JARAMA.
Soto
Gutiérrez y Real Acequia del Jarama. Aves entre reses bravas.
En un espacio tan
extenso como es el Parque Regional del Sureste, dan cabida numerosas
actividades económicas, qué tienen un impacto y una notable repercusión en sus
paisajes y ecosistemas. Las principales actividades qué vamos a encontrar en
este espacio protegido son la agricultura (secano y regadío), la actividad
minera (relacionada con la extracción de áridos), la caza (caza menor), y la
ganadería (ovino, caprino, equina y reses bravas). Todas estas actividades
configuran un variado mosaico de paisajes como olivares, maizales, lagunas
artificiales, repoblaciones forestales de pino carrasco, o lagunas para abrevar
el ganado.
La ganadería ha ido
perdiendo importancia con el paso de los años, en detrimento de la agricultura
de regadío. Se ha convertido en una actividad residual. Actualmente quedan
algunos ganados ovinos qué practican las trasterminancia por los municipios de
Getafe, Pinto, o Mejorada del Campo.
Encontramos escasas
explotaciones de caprino, como las de la finca del Espartal, entre los
municipios de Valdemoro, Ciempozuelos y San Martín de la Vega.
Las explotaciones
equinas se asocian a actividades recreativas, como los picaderos qué existen en
Aranjuez, Ciempozuelos, o San Martín de la Vega.
A día de hoy, todavía
podemos encontrar explotaciones de reses bravas, circunscritas a las vegas
bajas de los ríos Manzanares y Jarama, y qué a veces aprovechan las escasas
dehesas de fresnos qué aún se conservan en el parque.
Un ejemplo de ellas es
Soto Gutiérrez en Ciempozuelos. La explotación data del Siglo XIX. Una
explotación mixta de reses bravas con huertas dedicadas al cultivo del maíz y
productos hortofrutícolas.
(En Soto Gutiérrez predominan los cultivos de regadíos, en especial el maíz). |
La existencia de reses
bravas, unida a las charcas artificiales qué se crean para qué abreve el
ganado, son un foco de atracción para numerosas especies de aves. Así, en los
prados donde el pasta el ganado, podemos observar con un poco de paciencia
lavanderas boyeras, garcillas bueyeras, tarabillas comunes y norteñas, o
avefrías.
La riqueza natural de
la zona se completa con un pequeño complejo lagunar, unas naturales y otras
procedentes de una gravera cercana.
La ruta propuesta es
una ruta lineal con inicio en la estación de Cercanías de Ciempozuelos hasta las
lagunas de Soto Gutiérrez, ida y vuelta, pasando por un tramo de la Real Acequia del Jarama.
Su duración aproximada
son 4 horas y grado de dificultad es moderado, debido a la distancia qué hay
que recorrer desde la estación de Cercanías de Ciempozuelos hasta el complejo
lagunar.
Ya qué hay que
transitar un buen rato por un tramo de la M-307, carretera muy transitada, es
recomendable ir en coche o en bici hasta la entrada al camino a Soto Gutiérrez.
(Ruta lineal de ida y vuelta por Soto Gutiérrez y la Real Acequia del Jarama, de unas 4 horas de duración). |
Accesos a Soto
Gutiérrez.
-En coche. Coger la
A-4, hasta la salida 29. Luego tomar la M-404, y posteriormente la M-307 hasta
la salida a la depuradora de Ciempozuelos. 50 minutos desde Madrid.
-En autobús. Línea 415
Madrid-Villaconejos, bajarse en la parada de la carretera M-307. Desde allí hay
que andar unos 40 minutos hasta las lagunas.
-En Cercanías. Línea
C3. 34 minutos hasta Ciempozuelos. Luego 50 minutos aproximadamente andando
desde la estación hasta las lagunas.
-Bicicleta. Por el
carril bici Villaverde-San Martín de la Vega. 1 hora aproximada.
Este es el relato de
una visita qué realicé a finales de verano de 2015.
Me bajé del tren de
cercanías en la estación de Ciempozuelos, habiendo disfrutado del paisaje de la
finca del Espartal, este interesante espacio del que he dedicado una entrada a
este blog.
La primera especie qué
me recibió a la salida de la estación era una juguetona lagartija ibérica qué se
estaba dando un buen baño de sol, con aquel día de calor de justicia.
Pasé por el túnel
debajo de las vías del tren, y junto a la fábrica de piensos qué hay al lado de
la estación, en su tejado, la concentración de tórtolas turcas era
apabullante. Hasta 15 ejemplares pude contar encima de su tejado, junto a las
qué se encontraban en un tendido eléctrico cercano. El tejado era compartido
por otras especies urbanitas como estorninos negros y gorriones
comunes. Los primeros conejos comenzaban a dejarse ver por
los cerros yesíferos cercanos.
(Tórtolas turcas, streptopelia decaocto). |
Crucé una rotonda qué
iba a varias direcciones como Aranjuez y Titulcia, y tomé la carretera en
dirección a San Martín de la Vega. A mi izquierda se alzaban imponentes los
interesantes cerros yesíferos de la finca del Espartal. Hitos geológicos, con
una biodiversidad natural poco valorada a veces, ya que estos paisajes
semidesérticos son poco atractivos visualmente para muchas personas.
(La finca del Espartal cuenta con especies de flora endémicas y algunas en peligro de extinción). |
Tomé un pequeño tramo
de la vía pecuaria qué va de Ciempozuelos a San Martín de la Vega y crucé el
Arroyo de la Cañada, completamente seco en aquella época de estío, esperando las
ansiadas lluvias otoñales.
En pocos minutos volví
al arcén de la carretera M-307 y me iba recreando en el paisaje. A lo lejos los
cerros yesíferos del cauce del Jarama. A mis espaldas la espectacular finca del
Espartal, y a ambos lados se mezclaban grandes extensiones de maizales, alguna
gravera abandonada y pequeñas fincas agrícolas con los típicos caseríos
agrícolas.
En una banda de chopos
plantados en una cuneta hicieron aparición unos cuantos ejemplares de papamoscas
cerrojillos, muy activos en su paso postnupcial. En los barbechos
cercanos a las cunetas de la carretera vi unas cuantas cogujadas comunes. Los
maizales eran aprovechados por bandos de palomas torcaces para comer los
granos de maíz qué quedaban diseminados por el suelo.
A lo lejos, con los
cerros del Espartal en el horizonte, una gran rapaz planeaba por encima del
maizal. Se trataba de un busardo ratonero. Poco después le
tocó el turno a un cernícalo vulgar qué se posó en una torreta eléctrica.
Tras un trayecto largo
y agotador, producido por el calor reinante aquella tarde, llegué a la entrada
del camino a la depuradora. La pista de tierra cruzaba la Real Acequia del Jarama, y
aproveché una pequeña banda de vegetación de ribera para descansar debajo de la
copa de un fresno. Al llegar a la orilla del canal, asusté a una garza
real, qué estaba pescando en él.
(La Real Acequia del Jarama data del siglo XVI). |
La cantidad de
mosquitos qué congregaba el canal, era un foco de atracción para las especies
qué se alimentan de estos, y así todavía se veían planear sobre él, golondrinas
comunes y aviones zapadores, qué aún aguantaban antes de emigrar al
Sur.
Las lavanderas
blancas hacían equilibrio como podían para bajar por las paredes del
canal para poder aplacar su sed.
Al llegar a la
bifurcación de dos caminos tuve qué tirar de GPS para no desviarme de mi
destino, dado que había zonas donde el maizal estaba muy alto.
Había pequeñas
explotaciones agrícolas, y las zonas de barbecho eran aprovechadas por lavanderas
boyeras para rebuscar algo de alimento para echarse al pico.
Al fondo del camino se
veían los cerros yesíferos de la orilla del río Jarama, y sobre ellos pasaron
los primeros bandos de garcillas bueyeras.
Me comenzaba a
impacientar porque no veía ninguna laguna, y no sabía si había tomado el camino
correcto, pero el vuelo de un aguilucho lagunero occidental ya
delataba de qué no andaba muy lejos de estas.
Unos metros más
adelante apareció la explotación ganadera de reses bravas qué me indicaba el
mapa, y qué se encontraba muy cerca de las lagunas. Las charcas para qué
abrevaran el ganado eran aprovechadas por las lavanderas boyeras y blancas,
garcillas bueyeras y entre ellas, un andarríos chico.
Encima de las vallas,
subían y bajan nerviosamente varios ejemplares de bonitas tarabillas norteñas. Les
dediqué un buen rato a fotografiarlas.
(Tarabilla norteña, saxicola rubetra). |
Seguí avanzando y en
unos minutos ya se veía un enorme carrizal, y cuál fue mi sorpresa, qué en
medio de la laguna había tres ejemplares jóvenes de flamenco común. La
satisfacción no podía ser mayor, ya qué era mi segundo avistamiento en la Comunidad de Madrid, después del qué vi en el Soto de las Cuevas hace 2 años en
compañía de unos amigos.
(Flamenco común, phoenicopterus roseus). |
Las lagunas eran de lo
más interesantes, tenían bastante agua para la época del año en la que
estábamos y junto a los flamencos nadaban otras especies como fochas
comunes, gallinetas y zampullines comunes.
Seguí bordeando la
laguna mayor y en un recodo pude ver la gran concentración de acuáticas qué había
en ella. La enorme cantidad de fochas comunes se mezclaban con gran
número de ánades reales, ánades frisos, y cucharas europeos.
(Fochas comunes, fulica atra y ánades frisos, anas strepera). |
Tomé un camino qué se
desviaba hacia la izquierda y qué llevaba a un gran caserío. Junto a este
camino había otras lagunas de menor entidad. La primera apenas ya tenía agua,
llena de lodo y algas, sin apenas especies. La siguiente tenía una buena lámina
de agua y una buena cobertura de carrizo en la que se escondían algunas fochas
comunes.
La laguna de mayor
tamaño me quedaba ahora a mi izquierda, y cada vez su carrizo se hacía más denso.
Con mucha paciencia pude ver un calamón común qué se camuflaba muy
bien.
(Lagunas de Soto Gutiérrez). |
A lo lejos en el prado
de las reses bravas, varios ejemplares de cigüeña blanca se aglomeraban cerca
de las reses bravas para comer los insectos qué iban levantando según iban
caminando.
Decidí volver a echar
el último vistazo a los flamencos antes de comenzar el camino de vuelta al
tren. En unos cardos cercanos unos hermosos jilgueros con una habilidad
pasmosa, sacaban las deliciosas semillas de cardo con sus cortos picos.
Antes de abandonar la
laguna decidí echar un vistazo a un pozo de una acequia cercana por si veía
algún anfibio interesante para la lista.
En medio de la acequia
un gran ejemplar de culebra viperina salió reptando a toda velocidad al detectar mi
presencia.
Al asomarme al pozo
observé los intentos desesperados de dos culebras viperinas por intentar
salir de aquella trampa artificial. Las paredes del pozo eran completamente
lisas y las pobres culebras eran incapaces de salir por sus propios medios. Así
qué a modo de operación de rescate al estilo de Félix Rodríguez de la Fuente,
me dispuse a sacarlas de aquella celda de piedra y agua. Cogí el palo más largo
qué encontré y a modo de pesca de la anguila me tiré varios interminables
minutos hasta qué las pude sacar.
Las trasladé a la
laguna cercana, y una de ellas se despidió de mí haciendo la típica falsa
imitación de víbora, levantando el cuello con movimientos intimidatorios.
(Culebra viperina, natrix maura). |
Tras verlas como
nadaban a toda velocidad por la laguna y se perdían en lo más profundo del
carrizo, decidí seguir aquella acequia a ver si veía algún anfibio o reptil
más.
Me paré un momento en
el maizal de la acequia porque oí el canto de unas aves qué me resultaban
familiares, y qué ya había oído en una excursión a los arrozales de las Vegas
del Guadiana. Intuí qué se trataban de bengalíes rojos, pero sus cantos los
oía muy lejanos. Decidí hacer una espera, y en pocos minutos dio sus resultados,
ya qué uno de ellos se posó encima de la acequia.
Al volver a pasar por
la zona del ganado bravo volví a probar suerte en las lagunas qué se usaban
como abrevadero, y allí anoté la penúltima especie de la lista. Un gran bando
de avefrías
europeas.
Con las agujetas ya
reclamando su presencia decidí intentar hacer el camino de vuelta de un tirón y
no parar hasta la entrada a la finca del Espartal. Allí después de un camino de
vuelta extenuante, decidí parar debajo de una sombra y reponer los líquidos
perdidos. En un cercano poste eléctrico había posado un alcaudón real qué cerraba
la lista de esta ruta tan interesante.
¡A qué esperáis para
echar en la mochila los prismáticos y la cámara de fotos y disfrutar de una
ruta tan interesante como esta!.
¡Felices
avistamientos!.
© Rafita Almenilla.
Como punto y final,
añado la lista de especies vistas durante la ruta.
FAUNA
DEL SOTO GUTIERREZ
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AVES
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REPTILES
|
MAMIFEROS
|
Aguilucho lagunero occidental
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Culebra viperina
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Conejo
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Alcaudón real
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Lagartija ibérica
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Ánade friso
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Ánade real
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Andarríos chico
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Avefría europea
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Avión zapador
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Bengalí rojo
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Busardo ratonero
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Calamón
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Cernícalo vulgar
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Cigüeña blanca
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||
Cogujada común
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Cuchara europeo
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Estornino negro
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Flamenco común
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Focha común
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||
Gallineta
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||
Garcilla bueyera
|
||
Garza real
|
||
Golondrina común
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||
Gorrión común
|
||
Lavandera blanca
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||
Lavandera boyera
|
||
Paloma torcaz
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||
Papamoscas cerrojillo
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||
Tarabilla norteña
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||
Tórtola turca
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||
Zampullín común
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Tiene buena pinta, habrá que planificar otra salida para echar un vistazo.
ResponderEliminar¡Como lo sabes!. Para invierno tiene muy buena pinta. Me quedé con las ganas de sacar allí el pechiazul, así qué ya sabes otro objetivo más ;)
ResponderEliminarPor esas fechas vi yo un ejemplar en el Soto de las Cuevas,cruzo volando la laguna,muy buen blog,lo añado a los blogs que sigo en el mio,saludos
ResponderEliminarHola David. Hace unas semanas estuve por allí de nuevo. Antes de estas últimas lluvias hizo días de mucho calor, y la verdad es qué no vi nada nuevo. Lo más destacable la cantidad de alcaravanes por la tarde cantando, estuvo genial.
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