RUTA POR FUENLABRA Y PARLA. PARQUE DE VALDESERRANO.
Arroyo
Valdeserranos Oasis estepario.
El gran Sur
Metropolitano Madrileño está salpicado por grandes extensiones de estepas
artificiales cerealistas, resultado de una gran explotación agrícola a lo largo
de los siglos.
A través de la ventana
del coche, o de la ventanilla del Cercanías, al viajero se le presentará un
paisaje, qué en muchas ocasiones, está infravalorado. No son nuestros paisajes
ideales, dada la escasez de vegetación, su práctica uniformidad y
horizontalidad, sólo rota por algunos cerros testigos. Si a todo esto le
sumamos en qué observándolos en época estival predominan los pastos secos, y
los colores ocres y pardos, nos llevaremos una sensación de lugares yermos,
inhóspitos y carentes de vida.
(Estepa cerealista en el municipio de Fuenlabrada). |
¡Nada más lejos de la
realidad! Estos ecosistemas artificiales son el hábitat de numerosas aves
esteparias, muchas de ellas en peligro de extinción. Así, hoy en día, en las estepas de municipios como Getafe,
Pinto, Valdemoro, Parla, o San Martín de la Vega entre otros, podemos
deleitarnos con avistamientos tan interesantes como bandos de avutardas,
aguiluchos cenizos, alcaravanes, o sisones.
Ejemplos de este
conjunto de estepas, amenazadas por las infraestructuras y la vorágine
urbanística son los Estragrales de Pinto, o las estepas del Cerro Cabeza Fuerte
también en este municipio, o el Espartal de Valdemoro.
Toda esta biodiversidad
ornitológica se ve multiplicada si estas estepas son cruzadas por algún curso
de agua como un arroyo estacional o permanente, existencia de alguna laguna, o algún
coscojar, olivar o repoblación de pino carrasco. Estos microsistemas, dentro de
la estepa, actuarán como un foco de atracción para numerosas especies tanto
locales, como en paso, estivales o invernantes.
Los cursos de agua son
habitados por pequeños paseriformes como petirrojos, tarabillas comunes y
norteñas, o mosquiteros comunes y musicales. Las lagunas, por gallinetas,
fochas, y gaviotas sombrías y reidoras. Los pequeños bosquetes de pino carrasco
y olivares son nichos ideales para numerosas rapaces como mochuelos, busardos
ratoneros, o búhos chicos.
El Arroyo de
Valdeserranos en el término municipal de Fuenlabrada, es un claro de ejemplo de
corredor verde qué conecta las estepas de
Fuenlabrada, Parla y Getafe, con el Parque Regional del Sureste, al ser
tributario de la cuenca del Arroyo Culebro.
Este arroyo estacional
cruza el Parque Natural de Valdeserrano. Un enorme parque periurbano con una
extensión de 83.270 m2, enclavado al Sur del municipio de Fuenlabrada.
(Entrada al Parque de Valdeserrano, Fuenlabrada). |
El parque está
constituido por el arroyo, un pequeño reducto de bosque de ribera, y grandes
extensiones de estepas cerealistas. Su vegetación está compuesta por especies
como pinos piñoneros, pinos carrascos, chopos, olmos, cipreses, plátanos de
sombra, y un pequeño de reducto de un antiguo coscojar de ejemplares de gran
porte.
El cauce del arroyo
está flanqueado por formaciones de carrizo, juncos churreros, y otras especies
de arbustos como majuelos.
La vegetación esteparia
es rala y escasa, con algunos arbustos como retamas de bolas, y algunas
formaciones de olivares.
Fuera del parque, pero
continuando por el cauce del arroyo, a la altura del Barranco de Loranca (el
emplazamiento primigenio de lo qué después sería Fuenlabrada) existen pequeñas
restos de árboles del paraíso.
Próximo al parque se
encuentra la estación clasificadora y planta de residuos inertes de las Mulas.
La planta continúa en funcionamiento y el vertedero ha sido sellado y se
encuentra en proceso de restauración, y en él se han plantado pinos carrascos,
piñoneros, quejigos, encinas y coscojas.
(Vertedero de residuos inertes de Las Mulas. En proceso de restauración paisajística). |
El parque es una zona
de ocio y esparcimiento para los lugareños debido qué el día 9 de Marzo se
celebra en él la festividad de San Juana, más conocido por la Fiesta de la
Tortilla, donde la gente va a comer tortilla y a pasar el día en el parque.
A lo largo del
recorrido del arroyo se pueden ver alguna de las fuentes qué aún se conservan y
las cuales hacen referencia a la etimología del municipio y su pasado ganadero y
agrícola. “De una fuente labrada a cal y canto hoy desaparecida, debe su nombre
Fuenlabrada”.
La ruta propuesta es
una ruta lineal desde la estación de Cercanías de Fuenlabrada, acabando en la
de Parla, visitando el Parque de Valdeserrano y su arroyo, y el Barranco de
Loranca. La ruta tiene una duración aproximada de 2 horas y media, y la
dificultad es fácil.
Accesos al Parque de
Valdeserrano.
(Ruta lineal desde Fuenlabrada a Parla por el Arroyo de Valdeserranos, de unas 2 horas y 30 minutos de duración). |
-En coche. Coger la
A-42 Madrid-Toledo hasta la salida 15B. Luego la M-506 y después la M-405. 30
minutos desde Madrid.
-En autobús. Desde la
estación de Cercanías de Humanes coger la línea 471 y bajarse en la calle Luis
Sauquillo. Unos 10 minutos en autobús, y luego desde la parada andar otros 15
minutos aproximadamente.
-En Cercanías. Desde la
estación de Fuenlabrada central, andando por la calle Luis Sauquillo hasta el
Camino Fuente de los Cantos, donde está la entrada al parque. 20 minutos
andando desde la estación de tren.
-En bicicleta.
Recomendable la ruta desde la estación de cercanías de Fuenlabrada a Parla. 45
minutos aproximadamente.
Este es el relato de
una ruta qué realicé a comienzos del Otoño de 2015.
Recién estrenada la
nueva época otoñal, un calor sofocante me recibió al bajarme de la estación de
Cercanías de Fuenlabrada. Tras callejear durante media hora e ir apuntando las
primeras aves urbanitas como gorrión común, estornino negro y paloma
torcaz, llegué al camino de entrada al Parque de Valdeserrano.
Me llamó la atención
los grandes ejemplares de coscoja qué hay en el camino de la entrada del mismo.
Testigos mudos de un pasado mejor, donde estas formaciones arbóreas cubrían
amplias extensiones del sur metropolitano madrileño.
(Grandes ejemplares de coscoja se pueden contemplar a la entrada al Parque de Valdeserrano). |
Estas coscojas eran
flanqueadas por otras especies como pinos carrascos, pinos piñoneros y
cipreses, y ofrecían una buena sombra en estas zonas esteparias donde los
árboles brillan por su ausencia.
El pinar de repoblación
se iba haciendo cada vez más compacto, y tal espesura era aprovechada por
especies como urracas y tórtolas turcas. En el suelo, sobre un gran manto de
acículas de pino resecas, varios ejemplares de mirlo común trillaban el
suelo con el pico en busca de alguna incauta lombriz.
En un talud cercano al
arroyo, una gran formación de cardos secos era literalmente ocupada por una
buena tropa mixta de verderones comunes y jilgueros en
busca de las apetitosas semillas de cardo, verdadero manjar para estas aves.
(Verderón comun, carduelis chloris). |
Pocos metros después llegué
a un cruce de caminos, donde un cartel me recordaba las medidas de conservación
del parque, qué nunca está de más ponerlas en práctica para conservarlo.
Me fui pegando poco a
poco al cauce del arroyo. Estaba completamente seco, y en sus márgenes había
una pequeña representación de bosque de ribera con bonitos ejemplares de
álamos, aparte de chopos, eucaliptos, olmos y pinos piñoneros.
(Arroyo de Valdeserranos seco durante la época estival). |
Poco a poco una
multitud primero silenciosa y luego locuaz de papamoscas cerrojillos
comenzaron a dejarse ver. Estábamos en pleno paso potsnupcial, y se notaba su
frenesí y actividad, con vuelos desde el suelo a las ramas de unos fresnos cercanos.
(Papamoscas cerrojillo, ficedula hypoleuca). |
En lo alto de unas
escombreras corrían a toda velocidad un pequeño bando de perdices rojas. Algunas
se quedaron observándome aprovechando la escombrera como atalaya improvisada.
(Perdiz roja, alectoris rufa). |
Continúe avanzando por
el cauce del arroyo. Según iba descendiendo por el camino, la masa de juncos
churreros de su cauce de hacia cada vez más compacta, señal de qué aún brotaba
la humedad desde las capas freáticas. Estas masas arbustivas eran aprovechadas
por las tarabillas. Primero hicieron aparición las tarabillas comunes, y
poco después dos bellos ejemplares de tarabilla norteña.
A lo lejos, a mi
derecha, quedaba el vertedero de inertes de Las Mulas. Sellado, y en proceso de
restauración. Los primeros pasos de restauración se dejaban ver y poco a poco,
y la gran escombrera se iba tiñendo de verde con las repoblaciones de encinas,
pinos carrascos, pinos piñoneros y coscojas.
En un claro de un pinar
de pino piñonero, me paré a observar un pito real qué estaba ensimismado
comiendo hormigas qué encontraba en el suelo.
El pequeño valle qué
configuraba el arroyo, era flanqueado por ligeras lomas ocupadas por estepas
cerealistas, de atractivo valor paisajístico. En ellas correteaban un pequeño
grupo de conejos, qué con sus travesuras levantaron el vuelo a dos cogujadas
comunes.
Crucé la carretera del
camino de Las Mulas, muy transitada por camiones qué llevan los desperdicios a
la planta de tratamiento y reciclaje. Aquí el aspecto del arroyo no podía ser
más desolador. La gran cantidad de plásticos qué transportaba el viento iban a
parar a él, y a la vegetación qué florecía al lado de su cauce. No estaría de
más tomar algún tipo de medida ante este impacto ambiental.
Después de un buen rato
de paseo, la basura dejó pasó a un cauce más limpio y a otra zona esteparia de
lo más interesante. Una liebre común, aguantó encamada todo
lo que pudo, hasta qué estuve a pocos metros de ella. Sobre un cardo lejano,
oteando el horizonte había posado un alcaudón real, y justo delante de
él, varias perdices rojas correteaban al unísono.
Llegué al cruce del
camino histórico de Fuenlabrada a Parla, en el Barranco de Loranca, donde según
las crónicas, se hallaba el primitivo emplazamiento de Fuenlabrada.
(Camino de Fuenlabrada a Parla, cercano al Barranco de Loranca, donde se encontraba el emplazamiento primigenio de Fuenlabrada). |
Aproveché una gran
loma, para subirme y tener una mejor visión del arroyo.
Esta zona era ocupada
por un pequeño bosquete de árbol del paraíso, y la verdad es qué aquel hito
paisajístico era una auténtica mina, pues era un foco de atracción para
numerosos pequeños pajarillos. En el rato qué estuve haciendo una espera se
posaron en él, verdecillos, jilgueros, mosquiteros musicales, y gorriones molineros. Las
tarabillas
norteñas volvieron a hacer acto de presencia, pero en los juncos
churreros del arroyo.
Tras un buen rato
deleitándome continué mi camino en dirección a Parla. Antes de subir el puente
qué cruzaba la M-419, un busardo ratonero volaba en la línea
del horizonte, y tras varios planeos se perdió tras el vertedero.
Tras cruzar el puente
llegué a una zona de barbecho pegada a la A-42. El ruido del tráfico auguraba
qué pocas especies iba a ver ya. La excepción la puso un asustado cernícalo
vulgar qué huía del incesante acoso de un nutrido grupo de urracas.
Tras varios vuelos angustiosos, pudo deshacerse de ellas, y se posó en
una torreta eléctrica.
(Cernícalo vulgar, falco tinnunculus). |
El suelo arado era
aprovechado por varias lavanderas blancas en busca de
insectos.
Antes de llegar a un
centro comercial me aproximé a una pequeña charca qué visité el año pasado.
Decepcionado pude comprobar los rigores del estío. Se encontraba completamente
seca, con el barro cuarteado, y sobre él varios conejos con la mirada
pérdida, como si estuviesen esperando expectantes la llegada de las tan
ansiadas lluvias otoñales, qué llenaran su laguna.
Tras cruzar el puente
sobre la A-42 me encontré con una urbanización de chalets, ya en el municipio
de Parla, qué tenía a su alrededor un pequeño parque.
Allí como telón final,
me encontré un osado papamoscas cerrojillo qué intentaba
hincarle el pico a una escurridiza polilla. Tras varios angustiosos intentos,
se pudo dar un buen festín. Esta bonita estampa ponía el punto y final a una
jornada tan interesante.
(Papamoscas cerrojillo, ficedula hypoleuca). |
¡A qué esperáis para
calzaros las botas, coger vuestros prismáticos, cámara de fotos, y cuaderno de
campo y disfrutar de este espacio tan interesante!.
¡Felices
avistamientos!.
© Rafita Almenilla.
Termino el relato,
añadiendo la lista de especies avistadas durante la ruta.
FAUNA
DEL PARQUE DE VALDESERRANO
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AVES
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MAMIFEROS
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Alcaudón real
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Conejo
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Busardo ratonero
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Liebre común
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Cernícalo vulgar
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Cogujada común
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Estornino negro
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Gorrión común
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Gorrión molinero
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Jilguero
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Lavandera blanca
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Mirlo común
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Mosquitero musical
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Paloma torcaz
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Papamoscas cerrojillo
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Perdiz roja
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Pito real
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Tarabilla común
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Tarabilla norteña
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Tórtola turca
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Urraca
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Verdecillo
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Verderón común
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