RUTA POR
MEJORADA DEL CAMPO
ÁREA
RECREATIVA DE LAS ISLILLAS
Área
recreativa de las Islillas. La vida se abre camino.
Qué cada día qué pasa,
se lo ponemos más difícil a la fauna, está a la orden del día.
En una región tan
densamente poblada y urbanizada como Madrid, los espacios naturales protegidos
día tras día, se encuentran cada vez más fragmentados y rodeados por
innumerables infraestructuras humanas como autopistas, vías de ferrocarril,
urbanizaciones, o polígonos industriales.
Algunas veces, uno piensa
si la naturaleza se acerca a la ciudad, o viceversa. Aunque soy de la humilde
opinión de esta última opción, donde cada día qué pasa el asfalto le va ganando
terreno a bosques, ríos o áreas montañosas.
Este proceso
urbanizador tan desmesurado, tiene dos consecuencias importantes para la fauna:
muchas especies desaparecen de un hábitat concreto, se vuelven muy raras o
llegan incluso a extinguirse. A otras no les queda más remedio que adaptarse a
unas condiciones transformadoras de su hábitat tan rápidas. Casos fragantes los
encontramos en muchas ciudades españolas como las nutrias qué viven en los
Sotos de Albolafia, muy cerca de la mismísima Mezquita de Córdoba, los zorros
comunes qué merodean en los extrarradios de la ciudad de Madrid, o los jabalíes
qué se pasean en plena ciudad de Barcelona procedentes del cercano Parque de
Collserola.
Como dicen en una
escena de una mis películas favoritas, Parque Jurásico, “la vida se abre
camino”, a pesar de todas las trabas qué le ponemos. Muchas especies, generalmente
las más oportunistas, viven a expensas del hombre y multiplican sus efectivos.
Así podemos comprobar cómo crece la población de aves como estorninos negros,
palomas torcaces, urracas o cigüeñas blancas en nuestra ciudad.
Un caso llamativo lo
tenemos en el Área Recreativa en las Islillas, en el municipio de Mejorada del
Campo, incluida dentro del Parque Regional del Sureste.
(Cartel informativo a la entrada del Área Recreativa de las Islillas). |
Se trata de un conjunto
de 5 lagunas próximas al cauce del río Henares de casi 7 hectáreas de
extensión. Está catalogada como zona protegida en el catálogo de zonas húmedas
y embalses por Ley 7/1990 por la Comunidad de Madrid. Cuenta con merenderos,
juegos recreativos, paseos en bici, y un observatorio de aves.
Los ecosistemas más
representativos qué podemos encontrar en este espacio protegido son bosque de
ribera, uno de los mejor conservados de la comunidad con chopos, sauces, olmos,
sauces y tarays.
(El río Henares a su paso por las Islillas cuenta con uno de los sotos fluviales mejor conservados de la región compuesto por chopos, sauces, álamos, fresnos o tarays). |
También encontramos lagunas tamizadas por carrizos y eneas,
zonas de cantiles yesíferos con flora gipsófila, pinares, y zonas de cultivo de
regadío, fundamentalmente maizales.
Lo paradójico de este
espacio natural es qué se encuentra rodeado de innumerables infraestructuras
como la vía del Ave Madrid-Barcelona, la autopista R-3, un cercano polígono
industrial, urbanizaciones cercanas, y sobre todo, la huella sonora de los
aviones que despegan y aterrizan en el Aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas.
Es casi milagroso qué
un entorno tan transformado se pueden encontrar especies tan amenazadas como
garzas imperiales, búhos reales o halcones peregrinos.
La fauna no es ajena a
todas estos impactos y sabe sacar provecho a estas visicitudes, como los
cernícalos vulgares o las grajillas qué anidan en los pilares del puente de la
vía del AVE.
(Puente de la vía del AVE Madrid-Barcelona, salvando el paraje de las Islillas). |
La ruta propuesta es
una ruta circular de unas 2 horas y media de duración de dificultad fácil
visitando las lagunas de las Islillas, los restos del puente de la antiguo
trazado ferroviario de los 40 días, la presa del río Henares, y el observatorio
ornitológico.
(Ruta circular de 2 horas y media de duración, de dificultad fácil, por el Área Recreativa de las Islillas). |
Accesos al Área
Recreativa de las Islillas.
-En coche: coger la A-3
(Autopista Madrid-Valencia), y tomar la salida 13, para incorporarnos a la
M-50. En su salida 26 coger la M-203 hasta la Lavandería Industrial de la
Comunidad de Madrid. Al llegar allí cruzamos el camino “extrarradio de la
presa”, para terminar en la zona de merenderos. 34 minutos desde Madrid.
-En autobús. Línea 341
Madrid-Velilla de San Antonio, línea 282 Madrid-Mejorada del Campo, línea 284
Madrid-Loeches. Las líneas 280 y 285 salen desde Coslada y la 340 desde
Torrejón de Ardoz. Nos tenemos que bajar en la parada de la Lavandería
Industrial de la Comunidad de Madrid. 30 minutos desde Madrid.
Este es el relato de
una visita qué realicé a primeros del mes de Septiembre de 2016.
Hacía pocos días qué
había regresado de mi periplo por el Estrecho de Gibraltar de ver la migración
postnupcial. Aún con la resaca “post-estrecho”, de poder contemplar el
espectacular acontecimiento de ver cruzar a miles de milanos negros y cigüeñas
blancas, entre otras especies, para quitarme el gusanillo, decidí acercarme a
las Islillas para ver cómo iba el paso post-nupcial por la Comunidad de Madrid.
El autobús 341 me dejó
en la parada de Lavandería Industrial de la Comunidad de Madrid. Tras pasar sus
instalaciones, tomé una pista de tierra qué me llevaría a la entrada de las
Islillas. Era una tarde tórrida, con un calor muy pegajoso, y poco tiempo
después de andar decidí buscar la sombra detrás de un pinar de la lavandería.
Comencé a oír el canto inequívoco de los papamoscas cerrojillos, y con un
poco de paciencia comenzaron a aparecer los primeros candidatos a ser apuntados
en el cuaderno de campo.
El pinar aportaba un
poco de frescura a los calurosos cerros yesíferos qué circundaban la lavandería
y era un foco de atracción para otras especies. Primero apareció un fugaz pico
picapinos, y luego le llegó el turno a un pequeño grupo de jilgueros,
qué buscaron sombra rápidamente en una gran arizónica.
Decidí proseguir mi
camino, en pocos metros me encontré la imponente mole del puente de las vías
del AVE Madrid-Barcelona, qué produce un importante impacto visual. Pero lo qué
más impacta al visitante qué por primera vez visita este entorno es el ruido ensordecedor
de centenares de aviones, muchos a poco altura, qué despegan del aeropuerto de
Barajas, o qué van a aterrizar a él. La huella sonora es muy importante, y te
llegas a preguntar como la fauna de este espacio protegido puede aguantar
semejante estrés acústico. Eso me hizo recordar un artículo qué leí hace tiempo
qué decía qué las aves urbanas tienen un timbre de canto más alto qué las
rurales, porque tienen qué cantar más alto por la contaminación acústica. Sin
duda las de las Islillas tenían qué tratarse de buenos tenores, porque el ruido
de los aviones a veces llega a ser insoportable.
A mi derecha comenzaron
a aparecer los famosos cantiles yesíferos del Parque del Sureste y sobre ellos
volaban grupos mixtos de aviones comunes y golondrinas comunes, ya
formando grandes grupos para iniciar la migración.
Aceleré el paso, para
ir a buscar sombra al bosque de ribera junto al río Henares, y allí sumé urraca
y paloma torcaz. Al instante llegué a la primera laguna y me llevé una
gran decepción porque estaba completamente seca, solo era un mar de carrizo en
la qué no se podía ver nada. Una pena qué este magnífico humedal esté tan
descuidado, y no se le aporte un mínimo de agua, para la época estival. Una
auténtica dejadez.
Avanzando por el bosque
de ribera, se ocultó raudo y veloz un travieso papamoscas gris, tras un
arbusto de escaramujo.
Se multiplicaban por
doquier el canto de los papamoscas cerrojillos, qué ya
comenzaban a inundar nuestros bosques y parques con sus cantos, sintiendo la
fuerza de la migración.
Tras unos minutos de
caminata llegué a los restos de la vía, del tren de los 40 días, ocupada por
una gran higuera y muchos ejemplares de alianto.
Un poco más adelante se
ven los espectaculares pilares derruidos, e inclinados por una riada del río
Henares, de esta vía de tren tan efímera, construida durante la Guerra Civil, y
qué iba a conectar Torrejón de Ardoz (Madrid), con Tarancón (Madrid). Fue
construida por el ministro de la república Negrín (también se le conoce al
trazado ferroviario como vía Negrín), con el fin de mover tropas y mercancías,
ya qué el trazado entre Madrid y Valencia por Cuenca estaba sitiado por el
Bando Nacional.
(Restos del puente del trazado ferroviario de los 40 días o vía Negrín). |
Un poco más adelante se
encuentra el complejo de la Asociación Betel, qué trabaja con personas en
riesgo de exclusión social. Tras rodear sus instalaciones llegué a un meandro
del río con vegetación de ribera muy cerrada y aproveché para descansar un poco
en un lugar con mucha sombra. Allí un pequeño arroyo desembocaba en el Henares,
y al acercarme a él, comenzaron a saltar docenas de pequeñas ranas
comunes qué huían ante mi presencia.
(Rana común, rana perezi). |
Al cruzar una pequeña
vereda llegué la Presa del Henares. Un azud, donde los barbos lo saltan en
primavera. Habían puesto varias sacos de arena para cruzar la otra orilla, pero
como iba con los prismáticos y la cámara de fotos opté por dejarlo para mejor
ocasión.
(Presa del río Henares). |
Allí haciendo
equilibrios, en el azud, qué llevaba poca agua, se paseaba una inquieta lavandera
blanca. A lo lejos, debajo de una gran nube blanca apareció la primera rapaz
de la jornada. Se trataba de un busardo ratonero.
El sol ya picaba con
fuerza, y no era plan quedarse mucho rato más, así qué decidí volver por la
vereda. Antes de abandonar el cantil de yeso se me cruzó un colirrojo
tizón. Un poco más adelante, en un zarzal, fue a esconderse un
escurridizo cetia ruiseñor.
En el arroyo de las
ranas decidí una pequeña espera, y la recompensa fue escasa, pues sólo bajaron
a beber un reducido grupo de gorriones comunes.
El camino dejaba atrás
el bosque de ribera, y comenzaba la zona de cultivo de regadío, un enorme
maizal. Al final de este se alzaban los espectaculares cantiles yesíferos,
donde tuve mi primer avistamiento de un halcón peregrino, pero esta vez no hubo
tanta suerte. Lo qué si pude sumar, con mucha paciencia fueron golondrinas
dáuricas, qué en un primer momento las confundí con comunes, debido a
la distancia.
(Cantiles yesíferos en las Islillas). |
Seguí por el camino,
rodeando las lagunas, hasta qué una vereda entre un pequeño bosquete de tarays,
me llevó hasta el observatorio de aves.
El paisaje era
desolador. La laguna apenas tenía un palmo de agua, y muy turbia. Parecía
milagroso qué apareciese algo, y me llevé la sorpresa del día. Entre unos
carrizos se movió algo. Al principio se mostraba tímido y no salía, pero cuando
pilló confianza puede ver claramente qué se trataba de un rascón europeo.
(Rascón europeo, rallus aquaticus). |
Estuve varios minutos
deleitándome con su presencia, hasta qué se perdió en la espesura del carrizal.
Al rato el tocó el turno a un joven de gallineta común, qué comenzó su aseo
personal, en el pequeño charco qué era la laguna.
(Gallineta común, gallinula chloropus). |
Al salir del hide, se
me ocurrió mirar al cielo a ver si veía alguna rapaz más y tuve la suerte de
llevarme dos para el bolsillo. Un aguililla calzada en fase clara, y
un cernícalo
vulgar.
Encaucé mi camino hacia
los merenderos del área recreativa, pero no quería acabar mi visita sin echar
un ojo al cauce del Henares. Y tuve recompensa, primero vi a un martín
pescador qué remontaba el río a toda velocidad. Tras esto, comencé a
oír el típico relincho del pito real ibérico qué pocos minutos
después se dejó ver.
Los mosquitos
comenzaban a torturarme y comencé a escuchar disparos de un coto cercano, así que
decidí abandonar el lugar. Me paré un momento en el merendero a beber un poco
de agua, y sobre la mesa había una elegante lagartija ibérica tomando
el sol.
Justo enfrente de la
mesa se posó un pardillo común y comencé a echarle un par de fotos. Se
volvieron a oír disparos, y el pardillo voló a refugiarse al soto
del Henares.
(Pardillo común, carduelis cannabina). |
El sol empezaba a caer
detrás de los cantiles de la zona de Rivas-Vaciamadrid, y comencé a dar por
concluida mi visita, no sin antes, anotar una tórtola turca encima de
un chopo de la lavandería industrial.
¡A qué estáis esperando
para coger vuestros prismáticos y cámara de fotos, y visitar este espacio
natural, tan curioso!
¡Felices
avistamientos!.
@Rafa Al.
Para acabar, añado la
lista de especies vistas durante la ruta.
FAUNA
DE LAS ISLILLAS
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AVES
|
REPTILES
|
ANFIBIOS
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Aguililla calzada
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Lagartija ibérica
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Rana común
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Avión común
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Busardo ratonero
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Cernícalo vulgar
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Cetia ruiseñor
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Colirrojo tizón
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Gallineta común
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Golondrina común
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Golondrina dáurica
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Gorrión común
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Jilguero
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Lavandera blanca
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Martín pescador
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Paloma torcaz
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Papamoscas cerrojillo
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||
Papamoscas gris
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Pardillo común
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Pico picapinos
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Pito real ibérico
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Rascón europeo
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Tórtola turca.
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