Vía
Verde de los 40 días. Caminos de hierro en tiempos de guerra.
Toda guerra tiene sus
consecuencias negativas: sociales, demográficas, económicas, políticas y
medioambientales. La guerra es un fracaso de la humanidad y tenemos el deber
moral de tratar de que no se produzcan por todos los medios.
Actualmente vivimos un conflicto bélico en Europa con sus terribles consecuencias. España sufrió una cruenta Guerra Civil, que destrozó a familias y nos condenó a una dura posguerra. Hoy encontramos restos de aquel nefasto conflicto bélico a modo de trincheras, búnkeres e infraestructuras ligadas a la contienda militar.
Una de estas
infraestructuras es la Vía Verde de los 40 días, también llamada “Vía Negrín”.
Este tramo ferroviario reconvertido en vía verde pretendía enlazar por tren las
provincias de Madrid y Valencia.
(Cartel informativo del inicio de la Vía Verde de los 40 días en Carabaña).
La vía partía desde
Torrejón de Ardoz y terminaba en Tarancón (Cuenca) para enlazar con la vía a la
Comunidad Valenciana.
Tras la Guerra Civil, la
vía se desmanteló y fue rehabilitada por la Asociación de Ferrocarriles
Españoles convertida en vía Verde.
Parte desde el
municipio de Carabaña en el Valle del Tajuna, enlazando con la Vía Verde del
Tajuña, para acabar en el municipio de Estremera, en el Valle del Tajo. Consta
de 15 kilómetros. Está señalizada con paneles informativos, hitos kilométricos
y zonas de descanso.
(Hito kilométrico en la Vía Verde de los 40 días).
La vía atraviesa
parajes naturales de gran valor ecológico como zonas de campiña con encinar,
coscojares, cerros yesíferos, carrizales, olivos y pinares de repoblación, y el
corredor ecológico de la Cañada Real Soriana Oriental.
(Cerro yesífero con pinar de repoblación en el término municipial de Valdaracete).
Esta mezcla de ecosistemas
propicia una variada avifauna. Así podremos contemplar especies tan
interesantes como collalba negra, alcaudón real, águila perdicera, aguilucho
cenizo, aguilucho lagunero, o búho chico.
En nuestro recorrido
podremos observar especies de mamíferos como conejos, liebres, ginetas, zorros
o jabalíes. Y especies de reptiles como culebra de escalera, culebra bastarda,
o lagarto ocelado.
La ruta propuesta, es
una ruta lineal de 4 horas de duración y de dificultad alta.
(Ruta lineal de dificultad alta y duración de 4 horas entre Estremera y Carabaña).
Ficha técnica de la
ruta.
-Tipo de ruta:
lineal.
-Dificultad de la ruta:
alta.
-Distancia recorrida:
15 kilómetros.
-Punto de inicio y fin
de la ruta: Parada del autobús 351 en la Plaza
Virgen de las Viñas, Estremera. Parada del autobús 326 Avenida de Tielmes-Santa
Lucía, Carabaña.
-Duración: 4
horas. Con parada para ver aves.
-Desnivel:
punto más alto 762 metros. Punto más bajo 595 metros.
-Época recomendada de
visita: Otoño, Invierno y Primavera.
-Valores naturales: valle
del Tajuña, valle del Tajo. Cañada Real Soriana Oriental.
(Paisaje de campiña en las cercanías de la Cañada Real Soriana Oriental).
-Valores culturales: Vía
Verde de los 40 días, Ermita de Santa Lucía de época romana, reconstruida en el
siglo XVI.
(Ermita de Santa Lucía del Siglo XVI. Carabaña).
Como llegar a
Estremera.
-En coche: tomar
la A-3 hasta salida 62. 1 hora desde Madrid.
-En autobús: línea
351 Ronda de Atocha-Estremera-Barajas de Melo. 1 hora y 30 minutos. Bajarse en
la parada de Plaza de las Viñas, y tras callejear unos minutos en dirección a
la carretera a Carabaña encontraremos el inicio de la vía verde.
-En bicicleta: coger
el metro hasta Arganda del Rey. Luego la Vía Verde -del Tajuña hasta Carabaña y
allí cruzar el puente del Tajuña hasta enlazar con la Vía Verde de los 40 días.
2 horas y 50 minutos.
Como llegar a Carabaña.
-En coche:
tomar la A-3 hasta la salida 41 en dirección Tielmes. 54 minutos desde Madrid.
-En autobús: línea
326 Conde de Casal-Mondéjar-Driebes. Bajarse en la parada Avenida de
Tielmes-Santa Lucía, Carabaña.
-En bicicleta: coger
el metro hasta Arganda del Rey, y desde allí la Vía Verde del Tajuña. 2 horas y
10 minutos.
Recomendaciones para la
ruta.
-El trazado desde
Carabaña a Estremera a mitad de camino es cuesta abajo, así el final de la ruta
se nos hará menos cansado.
-Si optamos por hacer
al revés, desde Estremera a Carabaña, notaremos el desnivel y el esfuerzo, pero
tendremos el sol a nuestra espalda.
-Llevar agua, ya que no
hay en todo el recorrido hasta que lleguemos a alguno de los dos pueblos.
-Cómo vamos a transitar
por una Vía Verde, circular por nuestra izquierda, para no entorpecer a los
ciclistas.
-A lo largo del
recorrido hay zonas de descanso con bancos de madera y refugios para la lluvia.
Respetad este mobiliario.
-Hay opción de hacer
una parte de la ruta, y enlazar con la Cañada Real Soriana Oriental.
Este es el relato de
una ruta que realicé a finales de Diciembre de 2022.
Después de los excesos
de la cena de Nochebuena y la comida de Navidad se imponía una ruta larga para
tratar de paliarlos, lo mejor que se podía.
Esta ruta la tenía en
mente hacía tiempo, pero dudaba hacerla andando por la distancia, aunque ya
antes había hecho alguna igual de larga. Sin pensármelo dos veces me líe la manta a
la cabeza y me cogí el primer autobús que salí de Madrid a Estremera, municipio
que ya conocía de otra ruta que hablo en este blog.
El autobús llegó
temprano aún sin amanecer y me dejó en la Plaza de las Viñas inicio de la ruta.
Tras callejear un pequeño rato, un gran cartel daba la bienvenida al municipio
y allí comenzaba el asfalto rojo que indicaba el inicio de la Vía Verde.
(Inicio de la Vía Verde de los 40 días en el municipio de Estremera).
A pesar del invierno de temperaturas anómalas que estamos padeciendo, la mañana se levantó con una capa de escarcha, que me helaba literalmente los pies. Así que decidí empezar con un ritmo un poco fuerte de salida para ir calentando el cuerpo.
La primera especie para la lista de
aves de la mañana, fue un grupo nutrido de palomas torcaces descansando en un
tendido eléctrico.
Comencé a subir una
cuesta exigente que no abandonaría hasta llegar al cruce con la Cañada Real
Soriana Oriental. El comienzo de la Vía Verde cruzaba zonas de olivar. En un
olivar de gran porte varias urracas comunes volaron sobresaltadas,
lo que me puso alerta de una posible rapaz, que poco tardó hacer acto de
presencia. Un bonito ejemplar de busardo ratonero.
(Urraca común. Pica pica).
El primer tramo de la vía iba pegado a la carretera de Carabaña y había mucho tránsito de camiones y coches. Agradecí que el camino giraba a la derecha, se despegaba de la carretera y se internaba en otra zona de olivares. Allí sin ruido comenzaron aparecer otras especies de fauna como conejos y cornejas negras.
Instantes después
aparecieron volando con su inconfundible reclamo otro tipo de córvidos. Dos chovas
piquirrojas.
Momentos después, el paisaje
iba cambiando poco a poco y el olivar daba paso a pequeños bosquetes de
coscojas. Allí pude observar varios carboneros comunes y una curruca cabecinegra.
Comencé a encontrarme
los primeros hitos kilométricos que indican la distancia del Camino de Uclés y
el Camino de Santiago. A mi derecha se levantaba una torreta a modo de mirador,
que tuve la tentación de subirme a ella, si no fuera por la cantidad de barro
que había en el camino que llevaba a ella. Decidí acelerar un poco más el paso,
y de nuevo entre olivares había muchos estorninos negros deseosos de
hincarles al pico a las nutritivas aceitunas.
Al poco rato, una curruca
capirotada hembra trataba de esconderse de mi presencia, tras una
retama.
Tras atravesar un
puente por debajo de la carretera, llegué a una zona llana que agradecieron mis
piernas. En los laterales de la vía había plantados muchos almendros y en uno
había posado un grupo mixto de gorriones comunes y gorriones morunos.
(Gorriones morunos. Passer hispaniolensis)
A pocos metros había
una zona descanso con bancos de madera, donde había carteles informativos sobre
los valores naturales de Valdaracete y la Cañada Real Soriana Oriental. En este
punto se unían la Vía Verde y la Cañada Real.
(Área de descanso en el cruce entre la Vía Verde de los 40 días, y la Cañada Real Soriana Oriental).
Crucé con cuidado el
pequeño tramo de carretera, y aquí el paisaje cambiaba a una campiña salpicada
de encinas. Allí campeaban al unísono dos aguiluchos laguneros occidentales.
De nuevo la Vía Verde
hacía un giro hacia la derecha para comenzar a descender. En los barbechos
estaban posados muchos jilgueros europeos, y entre ellos
pude observar un bisbita pratense que compartía plato de semillas con estos
bellos fringílidos.
Otra vez crucé un
puente por debajo de la carretera, y en uno de sus huecos empezaron a salir grajillas
occidentales como cuando sale una bandada de murciélagos de la cueva al
anochecer.
(Grajillas occidentales. Corvus moneluda)
La mañana ya iba calentando y me iba sobrando ropa. En un descansadero de madera paré para quitarme el anorak y recuperar líquidos.
A la altura del cruce
con Valdaracete, el paisaje volvía a cambiar de manera abrupta y la vía verde
estaba flanqueada por cerros yesíferos con formaciones de esparto y pinares de
repoblación.
A la izquierda del
camino en un bosquete de pinos comenzaron a volar pinzones vulgares y uno
de ellos se dejó fotografiar en la copa de un pino.
(Pinzón vulgar. Fringilla coelebs).
A mi derecha se alzaban
unos atractivos cerros yesíferos. Decidí hacer un barrido con los prismáticos y
pude observar unas cogujadas comunes que lo sobrevolaban.
En una cuneta de vía vi
un excremento que tenía toda la pinta de ser zorro y justo cuando
levanté la mirada un curioso raposo se quedó mirándome fijamente entre una
zona de espartal.
(Zorro rojo. Vulpes vulpes).
La caminata ya me
empezaba a hacer mella, y aún me quedan 5 kilómetros para llegar a Carabaña.
Debía darme prisa si no quería perder el autobús de vuelta, así que volví a
aumentar el paso.
A lo largo de 2
kilómetros el paisaje no cambiaba, rodeado de cerros de yesos y espartales, y en
ese recorrido sumé a la lista un grupo de pardillos comunes.
El hito kilométrico
marcaba 2 kilómetros a Carabaña y ya en el horizonte podía ver las primeras
casas del pueblo, así que pude respirar más tranquilo aminorar un poco la marcha, aparte de que el
camino ya comenzaba a descender, cosa que agradecieron encarecidamente mis
gemelos.
(Vistas de Carabaña desde la Vía Verde de los 40 días).
A mi derecha una valla separaba una finca, y lo que más me llamó la atención y me indignó es que esta valla era doble. Una barrera infranqueable más para la fauna.
Junto a la valla estaba
sentado un hombre mayor, que como yo, hacía parte de la Vía Verde a pie. Después
de saludarnos cordialmente, seguí mi camino.
Justo antes de
abandonar esa indignante valla, sobre ella estaba posado un macho de colirrojo
tizón.
El camino descendía de
manera brusca, y en la última formación de cerro yesifero, en un almendro,
antes de volar, vi un alcaudón real.
Y tras unos metros de
descenso llegué al cruce con la Vía Verde del Tajuña.
Ya me quedaba poco rato
para llegar a la parada del autobús de vuelta. Antes crucé un coqueto puente de
piedra sobre el río Tajuña. Me detuve un rato para escudriñar el
bosque de ribera que flanqueaba el río.
Allí puede ver unos
juguetones mitos, y volando remontando el río, un cormorán grande. Entre la
hojarasca del sotobosque un mirlo común, se estaba dando un
festín con una gran lombriz.
(Mito. Aegithalos caudatus).
Ya estaba en el pueblo
de Carabaña y tras pasar el puente del río me pegué a un carril bici que pasaba
por la Ermita de Santa Lucía.
A escasos metros ya
veía la parada del autobús y cerca de esta, en una casa abandonada, se
apelotonaban una buena bandada de tórtolas turcas.
Iba con las fuerzas tan
justas de la caminata que la persona que estaba esperando el autobús era el
hombre que saludé kilómetros atrás.
Hablando con él
esperando el autobús me comentó que tenía 84 años y era muy senderista. Un 10
para él, que con su edad, seguía así de activo.
Y justo antes de
subirnos al bus de vuelta, un gavilán común sobrevoló por encima
del autobús en dirección al Tajuña y cerraba la lista de esta ruta tan
interesante.
¡A qué esperáis para
calzaros las botas y coger los prismáticos
y la cámara de fotos, y disfrutar de esta ruta tan interesante!
¡Felices avistamientos!
©R. Almenilla.
Para concluir, adjunto las especies de fauna avistadas
durante la ruta.
FAUNA DE ESTREMERA Y CARABAÑA |
|
AVES |
MAMÍFEROS |
Aguilucho lagunero occidental |
Conejo |
Alcaudón real |
Zorro rojo |
Bisbita pratense |
|
Busardo ratonero |
|
Carbonero común Chova piquirroja |
|
Cogujada común |
|
Colirrojo tizón |
|
Cormorán grande |
|
Corneja negra |
|
Curruca cabecinegra |
|
Curruca capirotada |
|
Estornino negro |
|
Gavilán comun |
|
Gorrión común |
|
Gorrión moruno |
|
Grajilla occidental |
|
Jilguero europeo Mirlo común |
|
Mito |
|
Paloma torcaz |
|
Pinzón vulgar |
|
Tórtola turca |
|
Urraca común |
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