lunes, 31 de octubre de 2016

RUTA POR EL DISTRITO DE CARABANCHEL

RUTA POR EL DISTRITO DE CARABANCHEL

Cementerio Sur de Carabanchel. Donde la muerte y la vida se dan la mano.

Hace ya tiempo leí un blog de un naturalista de Granada qué realizó un estudio sobre la fauna del cementerio de la hermosa ciudad nazarí. Este estudio llamó mucho mi atención. Llegó a contabilizar hasta 17 especies distintas de aves qué habitaban en el camposanto, así como varias especies de mamíferos y reptiles.
Los cementerios de las grandes y medianas ciudades son auténticos oasis de biodiversidad, dentro de un entorno tan urbanizado y humanizado. Además, son genuinas islas donde no existe la contaminación acústica, por el respeto a los difuntos qué se procesa en estos recintos religiosos.
Varias son las causas que provocan qué las necrópolis sean focos de atracción para la fauna:
-Como he comentado en líneas anteriores la huella sonora es casi nula en estos lugares. Son espacios qué entre semana tienen pocas visitas y el resto del año, salvo fechas señaladas como el del Día de los Todos los Santos, las visitas son más escalonadas. Las aves se sienten menos estresadas por el ruido del tráfico, las zonas de ocio, o de las zonas industriales. Aquí no deben elevar su timbre sonoro para comunicarse con otros individuos de su especie.
-Otra causa es qué los cementerios cuenta con amplias zonas ajardinadas con grandes praderas de césped, y zonas arboladas, algunas especies de gran porte, como cipreses, cedros, chopos u olivos. También cuentan con numerosas fuentes y algunos estanques, lo que proporciona a la fauna alada un suministro de comida, agua, y zonas donde anidar.

(Los cementerios cuentan con grandes zonas ajardinadas, qué son un foco de atracción para la avifauna urbana).

-Al ser recintos cerrados y vigilados, son zonas donde la fauna encuentra seguridad, al saber qué no serán cazadas, encontrándonos a veces importantes concentraciones de especies cinegéticas como palomas torcaces o perdices.
Todavía hay mucha gente a la que los cementerios les despierta  un sentimiento de miedo o cierto temor, quizás sugeridos a lo largo del tiempo por multitud de películas de terror y leyendas qué han circulado sobre estos lugares.
En muchos países los cementerios de grandes capitales, están integrados a la vida urbana, y algunos son utilizados como zonas de ocio y esparcimiento a modo de grandes parques urbanos. Ejemplos muy famosos son el célebre cementerio de Peré-Lachaise de la capital francesa. Donde se organizan visitas para ver las tumbas de personajes célebres como Balzac, Camus, Delacroix o Jim Morrison, y qué es usado por sus habitantes como lugar de recreo y ocio. Otro cementerio ilustre es del londinense Highgate. Arquitectura victoriana, con grandes zonas ajardinadas qué dan sensación de un gran bosque.
Incluso en Irán, en los cementerios se celebran picnics donde la familia se reúne entorno a sus familiares queridos fallecidos.
El segundo cementerio más grande de la ciudad de Madrid es el Cementerio Sur de Carabanchel. Se encuentra en el distrito de Carabanchel, en la intersección de la M-40 con la A-42.
Cuenta con 70 hectáreas de extensión. En él encontramos grandes praderas de césped, con algunas especies de arbustos. La flora arbórea está compuesta fundamentalmente por cipreses, cedros, magnolios, chopos, pinos piñoneros, olivos y madroños.
La ruta propuesta es una ruta circular por todo el recinto del cementerio de 2 horas de duración y de dificultad baja.

(Ruta circular de 2 horas de duración, de dificultad baja, por el Cementerio Sur de Carabanchel).

Cabe decir qué la ruta se realizó con el máximo respeto que merece a este recinto. Y un consejo. Si sois muy influenciables a las películas de terror, no hagáis esta ruta por la noche. Bueno entre otras cosas porque no creo que podáis acceder por la noche al cementerio por lo vigilado qué está. Aunque podría ser una buena oportunidad para ver algunas especies interesantes como mochuelos o lechuzas, o pasar una buena noche de Halloween jajajajaaa (risa de película de terror).
Accesos al Cementerio Sur:
-En coche. A-42 Madrid-Toledo. Salida 6. 20 minutos desde Madrid.
-En Metro. Línea 11 parada San Francisco. Desde esta estación 30 minutos andando hasta la entrada al cementerio.
-En autobús. Servicio especial de la EMT qué sale desde el intercambiador de Plaza Elíptica. Unos 10 minutos desde el intercambiador.
-En bicicleta. Desde el anillo ciclista cercano a la Avenida de los Poblados.
Este es el relato de una ruta qué realicé el fin de semana anterior a la festividad de Todos los Santos en 2016.
El autobús de servicio especial de la EMT procedente de Plaza Elíptica me dejó en la misma puerta del cementerio. Era el fin de semana anterior a la festividad de Todos los Santos y en la entrada había gran bullicio de gente. Muchas floristas vendiendo gran variedad de flores para los visitantes, gente con sus flores para sus queridos difuntos, y mucho policía municipal poniendo orden al tráfico de entrada. Allí en la misma puerta de este enorme recinto ya anoté las primeras especies: estornino negro, cotorra gris, paloma torcaz  y lavandera blanca qué fueron a buscar refugio dentro del cementerio, seguramente procedentes del cercano parque de la Emperatriz María de Austria, de la qué dediqué una entrada hace tiempo en este blog.

(Estornino negro, sturnus unicolor).

El continuo goteo incesante de coches hizo qué tomara la decisión de retirarme de la carretera de entrada para buscar un sitio con menos ruido, para poder ver más especies aladas. Así qué me pegué a la muralla de piedra qué daba a un descampado junto a la M-40.  Una fila de chopos delimitaba esta zona de la muralla. Un poco más adelante en un arbusto, jugueteaban a perseguirse dos gráciles mosquiteros comunes.
La observación de especies en aquella mañana iba a ser un auténtico ejercicio de agudeza visual, ya qué hubiese quedado de lo más raro estar visitando el cementerio mirando cada dos por tres con los prismáticos, lo que hubiese llamado también la atención de la vigilancia del cementerio.
Seguí avanzando pegado a la tapia, y al girar a una zona de tumbas me llevé una buena sorpresa al ver a un grupo de cinco perdices rojas, ¡corretear por encima de los nichos! Una auténtica metáfora de la dualidad entre la vida y la muerte. No me esperaba encontrar perdices dentro de un cementerio, la verdad.

(Perdices rojas, alectoris rufa).

Poco después en una pequeña pradera de césped pude observar una gran concentración de gorriones molineros.
Tras unos minutos de caminata llegué a una zona de barbecho qué tenía pinta de ser una futura ampliación del cementerio. Allí picoteaban el suelo sin cesar otro grupo de perdices rojas. Oí el inconfundible relincho del pito real ibérico y muy cerquita de estas últimas, dos individuos escrudiñaban el barbecho en busca de su golosina favorita, las hormigas.
Volví a internarme en una zona de tumbas. Oí cantar a varios colirrojos tizones y algunos estaban posados sobre los nichos. También una habilidosa cotorra gris, y mientras por el suelo unas inquietas urracas buscando algún resto de comida qué llevarse al pico.

(Urraca, pica pica).

Arrivé a un pequeño estanque en una rotonda con una bonita zona ajardinada. No me di cuenta que en su suelo empedrado había unas lápidas. El lugar respiraba una auténtica serenidad y paz. Pero allí no vi ninguna especie de ave. Más adelante, más personas seguían en sus menesteres limpiando lápidas y poniendo flores.
En lo alto de un gran pino pude observar un carbonero común.
De nuevo volví a llegar a la carretera principal de salida del cementerio con gran afluencia de tráfico, así qué opté por volver a pegarme a la tapia del cementerio, pero esta vez a la que daba a la Avenida de los Poblados.
En un chopo cercano había posado un bonito ejemplar de pinzón vulgar.
En una zona de mausoleos, algunos de ellos verdaderas obras de arte, había algunos olivos de gran porte. En una de ellos se arremolinaban un grupo de cinco jilgueros, y poco tiempo después se le añadieron dos simpáticos verdecillos.

(Dentro del Cementerio Sur existen ejemplares de olivos, olea europaea, de gran porte).

Al rato, se repitió la misma escena con las perdices. Un pequeño grupo correteando sobre las tumbas, una imagen de lo más esperpéntica, pero otra imagen iba a superarla. Una de ellas con gran habilidad hizo un vuelo corto y se posó encima de un mausoleo. ¡No daba crédito a lo que veía!
El paseo era de lo más sosegado. El rocío cubría con pequeñas gotitas de agua una gran pradera de césped. Allí un pequeño bando de gorriones comunes acompañaba en su menú a un avispado mirlo común qué estaba dando buena cuenta a una jugosa lombriz, jugosa para él, claro.
Las perdices correteaban al unísono y parecía como si me quisiesen acompañar en mi tranquilo paseo.
En lo alto de un gran cedro oí el característico canto de una curruca. Con mucha paciencia, a falta de prismáticos, pude comprobar qué se trataba de una hermosa hembra de curruca cabecinegra. Con esta última especie igualaba la cifra de aves qué había avistado el autor del blog sobre la fauna del cementerio de Granada.

(Curruca cabecinegra hembra, sylvia melanocephala).

La entrada de gente ya era de mucha afluencia, así que era la mejor hora para abandonar el cementerio, porque con aquella concentración de personas, ya poco iba a sumar más.
La próxima vez qué visitéis un cementerio estad atento a la vida qué fluye a su alrededor. Os podréis encontrar más de una sorpresa, y quién sabe si algún fantasma, jeje. ¡Feliz noche de Halloween!
© Rafa Ac.
Concluyo este post tan curioso con la lista de especies observadas en la visita.

FAUNA DEL CEMENTERIO SUR
AVES
Carbonero común
Colirrojo tizón
Cotorra gris
Curruca cabecinegra
Estornino negro
Gorrión común
Gorrión molinero
Jilguero
Lavandera blanca
Mirlo común
Mosquitero común
Paloma torcaz
Perdiz roja
Pinzón vulgar
Pito real ibérico
Serín verdecillo
Urraca

2 comentarios:

  1. Imaginación no te falta, amigo. Ir a un cementerio en busca de aves no es lo corriente. Pero las razones que has dado para que por allí estén son de lo mas lógicas. Claro que en estos días...lo de la tranquilidad...
    Me llama la atención no hayas divisado ninguna bravía. Es difícil no verlas en varios kilómetros de la gran ciudad. Curioso también el incremento de torcaces de un tiempo a esta parte.
    Interesante tu ruta, Rafa, y tan documentada como siempre.

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  2. Gracias de nuevo Paco. Bueno si le hubiese dedicado más tiempo, y hubiese ido más días, habría sacado más especies seguro. A veces es difícil distinguir las palomas domésticas de las bravías, como se hibridan. En Madrid hay qué ir a los cortados del Parque del Sureste donde quedan alguna. No sólo se ha incrementado la población de palomas torcaces. Hace unos años, las aves forestales presentes en la ciudad han crecido de manera notable: pitos reales, picos picapinos, agateadores... y al contrario las aves esteparias han caído en picado. Gracias por tus comentarios de nuevo Paco. Un saludo.

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