miércoles, 2 de marzo de 2016

RUTA POR EL DISTRITO CENTRO

RUTA POR EL DISTRITO CENTRO. JARDINES DEL CAMPO DEL MORO.
Jardines del Campo del Moro. Donde duermen las aves.
A escasos dos kilómetros, de la céntrica Puerta del Sol, al Sur del Madrid de los Austrias, y pegados a Madrid Río, se encuentran situados los Jardines del Campo del Moro, uno de los jardines históricos más bellos y singulares de Madrid capital. Sus atractivos, y su pasado excepcional, le han hecho qué están catalogados como bien de interés histórico-artístico.
Una de sus imágenes más representativas, es el Palacio Real coronando su altura, producido por un gran barranco qué desciende desde este, hasta el río Manzanares. Son las míticas terrazas aluviales del Manzanares. Durante el Cuaternario, la acción erosiva del río ha ido
formando este peculiar conjunto geológico, qué hará las delicias de los aficionados a la geología. Las terrazas están catalogadas como bien de interés cultural, y en ellas se han encontrado yacimientos de sílex del Paleolítico, e incluso los restos de un mastodonte muy bien conservado qué se puede ver en el Museo Arqueológico.
Su peculiar nombre se lo debe a qué el caudillo musulmán Ali Ben Yusuf en 1109  acampó en estos terrenos, con la intención de reconquistar Madrid y su alcázar.
Hubo proyectos anteriores al Palacio Real para crear un conjunto de jardines cerca del río Manzanares, pero no fue hasta mediados del siglo XIX bajo el reinado de Isabel II cuando el proyecto tomó forma.
La Guerra Civil provocó importantes destrozos en los jardines y entre los años 40 y 60 del siglo pasado, se iniciaron los
 procesos de restauración, adquiriendo aspecto actual.
En sus 20 hectáreas de extensión podemos encontrar numerosas especies árboles, muchas de ellas ornamentales como secuoyas, cedros del Himalaya o castaños de Indias, y otras autóctonas como tejos, robles, o pinos carrascos, algunos con gran porte llegando a los 30 metros de altura.

(Algunos pinos carrasco llegan a alcanzar un gran porte, de 30 metros de altura).

El conjunto de los jardines constituye un pequeño pulmón verde, cercano al centro de Madrid, una pequeña cuña de biodiversidad qué se adentra en la ciudad, y se conecta a modo de corredor ecológico con Madrid-Río, continuando hacia la Casa de Campo.

(Los Jardines del Campo del Moro son una auténtica isla de biodiversidad en pleno centro de Madrid, conectado por Madrid-Río y Casa de Campo. Al fondo vistas de la Casa de Campo).

Para los aficionados pajareros, posee el atractivo de convertirse en uno de los grandes dormideros de aves qué podemos ver en plena ciudad. Grandes bandadas de 
aves procedentes de Madrid-Río o Casa de Campo se juntan para pasar la noche. Allí se ofrecen protección unas a otras ante posibles depredadores, e intercambian información sobre las zonas de alimentación y otras actividades cotidianas.
Las cifras hablan por sí mismas: 100 ejemplares de urracas, 300 grajillas, y la espectacular cifra de 11000 individuos de palomas torcaces. A veces se ven espectaculares nubes de estorninos sobrevolando por la fachada del Palacio Real. Y los cedros del Himalaya de mayor altura son improvisados dormideros o descansaderos para garzas reales y garcetas comunes.

(Los grandes cedros del Himalaya sirve como dormidero para garzas reales y garcetas comunes).

Los jardines son también un buen punto de observación para los trasiegos de las gaviotas, qué desde Madrid-Río, remontan 
el Manzanares a sus dormideros de los embalses del Pardo y Santillana.
Esta isla ecológica, en medio de un entorno tan urbano, es foco de atracción para pequeños paseriformes como petirrojos, carboneros comunes, herrerillos o pinzones vulgares. A toda esta lista hay que añadir las especies exóticas u ornamentales qué pueblan el parque como cotorras grises, pavos reales, tarros canelos o cisnes negros.
La ruta propuesta es una ruta circular por dentro de los jardines de 1 hora y media de duración. La dificultad es muy fácil con una ligera pendiente hasta la falda del palacio pero recomendable para todos los públicos.

(Ruta circular de 1 hora y media de duración, de dificultad fácil, por los Jardines del Campo del Moro).

Accesos a los Jardines del Campo del Moro.
-En coche. Tomar la M-30 hasta el desvío de la calle Virgen del Puerto.
-En metro. Estación de Príncipe Pío. Líneas 6, 10 y Ramal Opera-Príncipe Pío. 5 minutos andando hasta los jardines.
-En autobús. Parada en la calle Virgen del Puerto. Líneas: 25,33, 39, 41, 62, 138 y C-2.
-En bicicleta. Desde el cercano carril bici de Madrid-Río.
Por último señalar los horarios de visita de los jardines:
De Octubre a Marzo. L-D, de 10.00 a 18.00.
De Abril a Septiembre. L-D, de 10.00 a 20.00.
Este es el relato de una ruta qué realicé una mañana de Febrero de 2016.
Era una mañana muy fría de comienzos de Febrero. El día había amanecido nublado, y
 con mucho viento. La noche anterior había caído un buen aguacero, pero esa mañana se habían abierto algunos claros, qué anunciaban una tregua en las precipitaciones.
Tardé poco más de 5 minutos desde la estación de Príncipe Pío, hasta la puerta de los jardines en la calle Virgen del Puerto.
Las primeras gaviotas reidoras ya comenzaban a llegar a Madrid-Río, desafiando en fuerte viento racheado.
Nada más cruzar la puerta, tenía ante mí quizás la imagen más representativa de los jardines. Una gran alfombra de césped, con una gran fuente ornamental, y una gran cuesta, formada por una terraza del Manzanares, qué acababa coronado por el majestuoso Palacio Real.

(Vistas del Palacio Real desde la entrada de los Jardines del Campo del Moro).

Tomé un pequeño camino qué giraba a la izquierda de la entrada, y la primera especie en anotar a la lista fue un mirlo común. Continué el camino la siguiente fue una avispada urraca común qué intentaba partir sin éxito una gran castaña de un castaño de Indias cercano.

(Urraca común, pica pica).

Poco después hicieron su aparición con sus chillones cantos las cotorras grises.
Comencé a oír el típico tamborilero de un pícido, y tras buscarle infructuosamente por las copas de árboles con los prismáticos, identifiqué a un juguetón pico picapinos.

(Pico picapinos, dendrocopos major).

Pequeñas bandadas de estorninos negros se arremolinaban en una gran secuoya.
En un pequeño bosquete de bambúes había una pintoresca fuente donde decidí hacer una espera a ver si bajan a beber los
picogordos. Tras minutos de espera, y terminada mi paciencia sólo hizo acto de aparición un pinzón vulgar. Justo cuando ya estaba cerrando la tapa del objetivo de la cámara, comencé a oír el típico canto del picogordo, y una fugaz flecha marrón se fue a posar en lo alto de un pino carrasco. Allí estaba, un espectacular ejemplar de picogordo. El objetivo de mi ruta de aquel día. Había leído qué allí se podían ver, aunque es un pájaro bastante tímido, y qué se camufla bien, así que me quedé con las ganas de fotografiarlo.
Retomé el camino, qué comenzaba a zigzaguear, y tras un zona de umbría se abrió un gran claro, donde decidí hacer otras espera. Primero fue el turno de los gorriones morunos. Tras ellos, llegó un carbonero común, y finalmente dos revoltosos herrerillos comunes hacían
 malabarismos imposibles en un árbol cercano.

(Herrerillo común, cyanistes caeruleus).

El camino me llevó justo en lo alto de la terraza del Manzanares donde tenía magníficas vistas de parte de los jardines, Madrid-Río y la Casa de Campo.
Subido a una papelera, un bonito ejemplar de petirrojo se dejó hacer una pequeña sesión de fotos.

(Petirrojo europeo, erithacus rubecula).

Seguí atravesando un paseo flanqueado por grandes ejemplares de castaños de Indias. Al fondo, había una bonita casa de guardas, a modo de casa de cuentos de fábula. Allí volví a ver otro escurridizo picogordo.
Alcé la vista en un claro de los árboles, y cruzó planeando una cigüeña blanca, seguramente procedente de la cercana colonia de la Casa de Campo.
En lo alto de los castaños, se oía el inconfundible arrullo de las palomas torcaces y en las cercanas formaciones arbustivas, los inquietos mitos.

(Paloma torcaz, columba palumbus).

Volví a una camino de tierra, qué estaba lleno de charcos por la lluvia de la noche anterior. Allí resolví hacer otra espera para ver si algún pajarillo se animaba a darse un baño. Primero fue el turno de los estorninos negros, y luego los pinzones vulgares. 

(Pinzones vulgares, fringilla coelebs, y estornino negro, sturnus unicolor).

Era cómico ver a estos pequeños paseriformes se afanaban en darse un buen baño.
En una picea qué no distinguía de qué especie se trataba jugaba al escondite una pequeña pelotilla alada. Tras mucha paciencia me pude deleitar con los juegos de un hermoso ejemplar de reyezuelo listado.
Ya me disponía a salir por la puerta y dar por terminada la ruta, cuando vi un cartel con un mapa de los jardines y allí vi el sugerente nombre de Laguna de los Carruajes. Así que decidí echar un último vistazo a ver si podía sumar alguna especie más.
Allí en dos pequeños estanques se concentraban numerosos ánades reales. En las barandillas del estanque estaban posadas varias cotorras grises. Mirando como comían con un pata y con la otra como mantenían el equilibrio, no me percaté de que entre tanto ánade había un vistoso tarro canelo. 

(Tarro canelo, tardona ferruginea).

En el estanque también destacaba por su porte y elegante forma de nadar, un cisne negro.
En un instante me vi rodeado de abundantes hembras de pavo real. Y en el momento menos esperado uno de los 

(Pavo real, pavo cristatus).

machos nos brindó un gran espectáculo al abrir su grandiosa cola a modo de abanico.
Me entretuve un buen rato fotografiándole, así como a los gorriones comunes y morunos qué venían a comer el pan qué les ofrecían.
Terminada la visita decidí aprovechar la mañana para ver las gaviotas de Madrid-Río. Desde la otra orilla del Manzanares eché un último vistazo a los Jardines del Campo del Moro, y en la copa de un colosal Cedro del Himalaya descansaba una garza real qué cerraba la lista de esta ruta tan interesante. ¡Felices avistamientos!.
© Rafa Al.
Para finalizar, añado la lista de especies vistas durante la ruta.

FAUNA DE LOS JARDINES DEL CAMPO DEL MORO
AVES
Ánade real
Carbonero común
Cigüeña blanca
Cisne negro
Cotorra gris
Estornino negro
Garza real
Gorrión común
Gorrión molinero
Herrerillo común
Mirlo común
Mito
Paloma torcaz
Pavo real
Petirrojo
Pico picapinos
Picogordo
Pinzón vulgar
Reyezuelo listado
Tarro canelo
Urraca común