domingo, 4 de septiembre de 2016

RUTA POR MEJORADA DEL CAMPO


RUTA POR MEJORADA DEL CAMPO
ÁREA RECREATIVA DE LAS ISLILLAS

Área recreativa de las Islillas. La vida se abre camino.
Qué cada día qué pasa, se lo ponemos más difícil a la fauna, está a la orden del día.
En una región tan densamente poblada y urbanizada como Madrid, los espacios naturales protegidos día tras día, se encuentran cada vez más fragmentados y rodeados por innumerables infraestructuras humanas como autopistas, vías de ferrocarril, urbanizaciones, o polígonos industriales.
Algunas veces, uno piensa si la naturaleza se acerca a la ciudad, o viceversa. Aunque soy de la humilde opinión de esta última opción, donde cada día qué pasa el asfalto le va ganando terreno a bosques, ríos o áreas montañosas.
Este proceso urbanizador tan desmesurado, tiene dos consecuencias importantes para la fauna: muchas especies desaparecen de un hábitat concreto, se vuelven muy raras o llegan incluso a extinguirse. A otras no les queda más remedio que adaptarse a unas condiciones transformadoras de su hábitat tan rápidas. Casos fragantes los encontramos en muchas ciudades españolas como las nutrias qué viven en los Sotos de Albolafia, muy cerca de la mismísima Mezquita de Córdoba, los zorros comunes qué merodean en los extrarradios de la ciudad de Madrid, o los jabalíes qué se pasean en plena ciudad de Barcelona procedentes del cercano Parque de Collserola.
Como dicen en una escena de una mis películas favoritas, Parque Jurásico, “la vida se abre camino”, a pesar de todas las trabas qué le ponemos. Muchas especies, generalmente las más oportunistas, viven a expensas del hombre y multiplican sus efectivos. Así podemos comprobar cómo crece la población de aves como estorninos negros, palomas torcaces, urracas o cigüeñas blancas en nuestra ciudad.
Un caso llamativo lo tenemos en el Área Recreativa en las Islillas, en el municipio de Mejorada del Campo, incluida dentro del Parque Regional del Sureste.

(Cartel informativo a la entrada del Área Recreativa de las Islillas).

Se trata de un conjunto de 5 lagunas próximas al cauce del río Henares de casi 7 hectáreas de extensión. Está catalogada como zona protegida en el catálogo de zonas húmedas y embalses por Ley 7/1990 por la Comunidad de Madrid. Cuenta con merenderos, juegos recreativos, paseos en bici, y un observatorio de aves.
Los ecosistemas más representativos qué podemos encontrar en este espacio protegido son bosque de ribera, uno de los mejor conservados de la comunidad con chopos, sauces, olmos, sauces y tarays. 

(El río Henares a su paso por las Islillas cuenta con uno de los sotos fluviales mejor conservados de la región compuesto por chopos, sauces, álamos, fresnos o tarays).

También encontramos lagunas tamizadas por carrizos y eneas, zonas de cantiles yesíferos con flora gipsófila, pinares, y zonas de cultivo de regadío, fundamentalmente maizales.
Lo paradójico de este espacio natural es qué se encuentra rodeado de innumerables infraestructuras como la vía del Ave Madrid-Barcelona, la autopista R-3, un cercano polígono industrial, urbanizaciones cercanas, y sobre todo, la huella sonora de los aviones que despegan y aterrizan en el Aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas.
Es casi milagroso qué un entorno tan transformado se pueden encontrar especies tan amenazadas como garzas imperiales, búhos reales o halcones peregrinos.
La fauna no es ajena a todas estos impactos y sabe sacar provecho a estas visicitudes, como los cernícalos vulgares o las grajillas qué anidan en los pilares del puente de la vía del AVE.

(Puente de la vía del AVE Madrid-Barcelona, salvando el paraje de las Islillas).

La ruta propuesta es una ruta circular de unas 2 horas y media de duración de dificultad fácil visitando las lagunas de las Islillas, los restos del puente de la antiguo trazado ferroviario de los 40 días, la presa del río Henares, y el observatorio ornitológico.

(Ruta circular de 2 horas y media de duración, de dificultad fácil, por el Área Recreativa de las Islillas).

Accesos al Área Recreativa de las Islillas.
-En coche: coger la A-3 (Autopista Madrid-Valencia), y tomar la salida 13, para incorporarnos a la M-50. En su salida 26 coger la M-203 hasta la Lavandería Industrial de la Comunidad de Madrid. Al llegar allí cruzamos el camino “extrarradio de la presa”, para terminar en la zona de merenderos. 34 minutos desde Madrid.
-En autobús. Línea 341 Madrid-Velilla de San Antonio, línea 282 Madrid-Mejorada del Campo, línea 284 Madrid-Loeches. Las líneas 280 y 285 salen desde Coslada y la 340 desde Torrejón de Ardoz. Nos tenemos que bajar en la parada de la Lavandería Industrial de la Comunidad de Madrid. 30 minutos desde Madrid.
Este es el relato de una visita qué realicé a primeros del mes de Septiembre de 2016.
Hacía pocos días qué había regresado de mi periplo por el Estrecho de Gibraltar de ver la migración postnupcial. Aún con la resaca “post-estrecho”, de poder contemplar el espectacular acontecimiento de ver cruzar a miles de milanos negros y cigüeñas blancas, entre otras especies, para quitarme el gusanillo, decidí acercarme a las Islillas para ver cómo iba el paso post-nupcial por la Comunidad de Madrid.
El autobús 341 me dejó en la parada de Lavandería Industrial de la Comunidad de Madrid. Tras pasar sus instalaciones, tomé una pista de tierra qué me llevaría a la entrada de las Islillas. Era una tarde tórrida, con un calor muy pegajoso, y poco tiempo después de andar decidí buscar la sombra detrás de un pinar de la lavandería. Comencé a oír el canto inequívoco de los papamoscas cerrojillos, y con un poco de paciencia comenzaron a aparecer los primeros candidatos a ser apuntados en el cuaderno de campo.
El pinar aportaba un poco de frescura a los calurosos cerros yesíferos qué circundaban la lavandería y era un foco de atracción para otras especies. Primero apareció un fugaz pico picapinos, y luego le llegó el turno a un pequeño grupo de jilgueros, qué buscaron sombra rápidamente en una gran arizónica.
Decidí proseguir mi camino, en pocos metros me encontré la imponente mole del puente de las vías del AVE Madrid-Barcelona, qué produce un importante impacto visual. Pero lo qué más impacta al visitante qué por primera vez visita este entorno es el ruido ensordecedor de centenares de aviones, muchos a poco altura, qué despegan del aeropuerto de Barajas, o qué van a aterrizar a él. La huella sonora es muy importante, y te llegas a preguntar como la fauna de este espacio protegido puede aguantar semejante estrés acústico. Eso me hizo recordar un artículo qué leí hace tiempo qué decía qué las aves urbanas tienen un timbre de canto más alto qué las rurales, porque tienen qué cantar más alto por la contaminación acústica. Sin duda las de las Islillas tenían qué tratarse de buenos tenores, porque el ruido de los aviones a veces llega a ser insoportable.
A mi derecha comenzaron a aparecer los famosos cantiles yesíferos del Parque del Sureste y sobre ellos volaban grupos mixtos de aviones comunes y golondrinas comunes, ya formando grandes grupos para iniciar la migración.
Aceleré el paso, para ir a buscar sombra al bosque de ribera junto al río Henares, y allí sumé urraca y paloma torcaz. Al instante llegué a la primera laguna y me llevé una gran decepción porque estaba completamente seca, solo era un mar de carrizo en la qué no se podía ver nada. Una pena qué este magnífico humedal esté tan descuidado, y no se le aporte un mínimo de agua, para la época estival. Una auténtica dejadez.
Avanzando por el bosque de ribera, se ocultó raudo y veloz un travieso papamoscas gris, tras un arbusto de escaramujo.
Se multiplicaban por doquier el canto de los papamoscas cerrojillos, qué ya comenzaban a inundar nuestros bosques y parques con sus cantos, sintiendo la fuerza de la migración.
Tras unos minutos de caminata llegué a los restos de la vía, del tren de los 40 días, ocupada por una gran higuera y muchos ejemplares de alianto.
Un poco más adelante se ven los espectaculares pilares derruidos, e inclinados por una riada del río Henares, de esta vía de tren tan efímera, construida durante la Guerra Civil, y qué iba a conectar Torrejón de Ardoz (Madrid), con Tarancón (Madrid). Fue construida por el ministro de la república Negrín (también se le conoce al trazado ferroviario como vía Negrín), con el fin de mover tropas y mercancías, ya qué el trazado entre Madrid y Valencia por Cuenca estaba sitiado por el Bando Nacional.

(Restos del puente del trazado ferroviario de los 40 días o vía Negrín).

Un poco más adelante se encuentra el complejo de la Asociación Betel, qué trabaja con personas en riesgo de exclusión social. Tras rodear sus instalaciones llegué a un meandro del río con vegetación de ribera muy cerrada y aproveché para descansar un poco en un lugar con mucha sombra. Allí un pequeño arroyo desembocaba en el Henares, y al acercarme a él, comenzaron a saltar docenas de pequeñas ranas comunes qué huían ante mi presencia.

(Rana común, rana perezi).

Al cruzar una pequeña vereda llegué la Presa del Henares. Un azud, donde los barbos lo saltan en primavera. Habían puesto varias sacos de arena para cruzar la otra orilla, pero como iba con los prismáticos y la cámara de fotos opté por dejarlo para mejor ocasión.

(Presa del río Henares).

Allí haciendo equilibrios, en el azud, qué llevaba poca agua, se paseaba una inquieta lavandera blanca. A lo lejos, debajo de una gran nube blanca apareció la primera rapaz de la jornada. Se trataba de un busardo ratonero.
El sol ya picaba con fuerza, y no era plan quedarse mucho rato más, así qué decidí volver por la vereda. Antes de abandonar el cantil de yeso se me cruzó un colirrojo tizón. Un poco más adelante, en un zarzal, fue a esconderse un escurridizo cetia ruiseñor.
En el arroyo de las ranas decidí una pequeña espera, y la recompensa fue escasa, pues sólo bajaron a beber un reducido grupo de gorriones comunes.
El camino dejaba atrás el bosque de ribera, y comenzaba la zona de cultivo de regadío, un enorme maizal. Al final de este se alzaban los espectaculares cantiles yesíferos, donde tuve mi primer avistamiento de un halcón peregrino, pero esta vez no hubo tanta suerte. Lo qué si pude sumar, con mucha paciencia fueron golondrinas dáuricas, qué en un primer momento las confundí con comunes, debido a la distancia.

(Cantiles yesíferos en las Islillas).

Seguí por el camino, rodeando las lagunas, hasta qué una vereda entre un pequeño bosquete de tarays, me llevó hasta el observatorio de aves.
El paisaje era desolador. La laguna apenas tenía un palmo de agua, y muy turbia. Parecía milagroso qué apareciese algo, y me llevé la sorpresa del día. Entre unos carrizos se movió algo. Al principio se mostraba tímido y no salía, pero cuando pilló confianza puede ver claramente qué se trataba de un rascón europeo.

(Rascón europeo, rallus aquaticus).

Estuve varios minutos deleitándome con su presencia, hasta qué se perdió en la espesura del carrizal. Al rato el tocó el turno a un joven de gallineta común, qué comenzó su aseo personal, en el pequeño charco qué era la laguna.

(Gallineta común, gallinula chloropus).

Al salir del hide, se me ocurrió mirar al cielo a ver si veía alguna rapaz más y tuve la suerte de llevarme dos para el bolsillo. Un aguililla calzada en fase clara, y un cernícalo vulgar.
Encaucé mi camino hacia los merenderos del área recreativa, pero no quería acabar mi visita sin echar un ojo al cauce del Henares. Y tuve recompensa, primero vi a un martín pescador qué remontaba el río a toda velocidad. Tras esto, comencé a oír el típico relincho del pito real ibérico qué pocos minutos después se dejó ver.
Los mosquitos comenzaban a torturarme y comencé a escuchar disparos de un coto cercano, así que decidí abandonar el lugar. Me paré un momento en el merendero a beber un poco de agua, y sobre la mesa había una elegante lagartija ibérica tomando el sol.
Justo enfrente de la mesa se posó un pardillo común y comencé a echarle un par de fotos. Se volvieron a oír disparos, y el pardillo voló a refugiarse al soto del Henares.

(Pardillo común, carduelis cannabina).

El sol empezaba a caer detrás de los cantiles de la zona de Rivas-Vaciamadrid, y comencé a dar por concluida mi visita, no sin antes, anotar una tórtola turca encima de un chopo de la lavandería industrial.
¡A qué estáis esperando para coger vuestros prismáticos y cámara de fotos, y visitar este espacio natural, tan curioso!
¡Felices avistamientos!.
@Rafa Al.
Para acabar, añado la lista de especies vistas durante la ruta.
FAUNA DE LAS ISLILLAS
AVES
REPTILES
ANFIBIOS
Aguililla calzada
Lagartija ibérica
Rana común
Avión común
Busardo ratonero
Cernícalo vulgar
Cetia ruiseñor
Colirrojo tizón
Gallineta común
Golondrina común
Golondrina dáurica
Gorrión común
Jilguero
Lavandera blanca
Martín pescador
Paloma torcaz
Papamoscas cerrojillo
Papamoscas gris
Pardillo común
Pico picapinos
Pito real ibérico
Rascón europeo
Tórtola turca.