sábado, 21 de septiembre de 2019

RUTA POR LOS DISTRITOS DE SAN BLAS-CANILLEJAS Y VICÁLVARO


Laguna de Ambroz. Tesoro natural oculto de San Blás y Vicálvaro.

Resulta contradictorio, como una de las actividades humanas que más transforma el paisaje como es la minería, se puede convertir en una oportunidad para la biodiversidad, en estos entornos tan alterados.
En el sureste madrileño tenemos buenos ejemplos con las graveras del Parque Regional del Sureste.
Algunos de los humedales más importantes del parque, fueron en su tiempo antiguas graveras. Unos después de abandonar la actividad minera, se naturalizaron, y otros fueron foco de un proceso de re-naturalización.
Buenos ejemplos son los complejos de Laguna del Campillo, Laguna del Porcal y la Laguna del Soto de las Cuevas, ambos en Rivas-Vaciamadrid y Aranjuez respectivamente.
Pero el caso más paradigmático es la Laguna del Ambroz, pues se encuentra en el mismo municipio de Madrid, concrétamente entre los distritos de San Blas-Canillejas, y Vicálvaro.

(laguna de Ambroz, entre los distritos de San Blas-Canillejas y Vicálvaro).


Se trata de un complejo de tres lagunas, una grande y dos pequeñas, alimentadas por el cauce del casi desaparecido Arroyo de Ambroz, qué antiguamente desembocaba en el Humedal de Coslada, y actualmente en algunos de sus tramos o está canalizado, o ha desaparecido por polígonos industriales y vías de tren.
La empresa Tolsa, lleva varias décadas explotando esta mina de sepiolita, y tras numerosas excavaciones llegaron a la capa freática, lo que hizo que se formara este humedal tan valioso.
A pesar de encontrarse en una zona tan urbanizada, entre las autopistas R-3 y M-40, y un polígono industrial, y soportar en su entorno varios vertederos ilegales, el humedal tiene una riqueza natural muy destacada.
En cuanto a la flora, en la zona esteparia que rodea el humedal, encontramos una zona arbustiva con especies adaptadas a ambientes salinos, como espartos, retamas, y algunos árboles diseminados como olmos, almendros y árboles del paraíso.

(Vegatación esteparia en el entorno de la laguna de Ambroz).

Las orillas de la laguna han sido ocupadas por vegetación ribereña como chopos, álamos o juncos, ideales para el refugio de la fauna local.
Este pequeño oasis es un foco de atracción para la avifauna residente. En la zona esteparia podemos encontrar especies como cogujadas comunes, perdices, cernícalos vulgares, o urracas. En la laguna junto a las residentes como ánades reales, somormujos lavancos, fochas comunes, zampullines comunes y gallinetas, en la invernada es ocupada por centenares de gaviotas reidoras y sombrías, o cercetas comunes.
En el paso migratorio nos podemos encontrar especies tan interesantes como mosquiteros musicales, papamoscas cerrojillos, o papamoscas grises.
Completa la lista de la riqueza zoológica mamíferos como el conejo o el zorro, y reptiles como la salamanquesa común, lagartija ibérica, y lagarto ocelado. También hacer mención a la riqueza entomológica, pues al ser una zona de yesos, se pueden ver especies interesantes de coleópteros y lepidópteros, algunas de ellas endémicas.
Toda esta riqueza biológica y geológica llevó al  pleno municipal del distrito en 2018 a aprobar un plan de protección medioambiental para la zona, declarando el humedal zona no urbanizable de interés medioambiental.
Es urgente desarrollar este plan con celeridad, pues la zona se ha convertido en un importante vertedero ilegal, y también es usado como improvisado circuito de motocross.
En este plan sería interesante recuperar el antiguo cauce del Ambroz, pues es un corredor ecológico entre el Este de Madrid y el río Jarama.
Se debería acondicionar el antiguo camino de Ambroz a Coslada, y hacer una ruta ciclo-turista, para conectar San Blas con Coslada. Mejorar el estado de la valla del humedal para evitar accidentes, y molestias a las aves. Instalar observatorios de aves en algunos puntos de la laguna, y eliminar los numerosos vertederos ilegales.
La ruta propuesta es circular, de 2 horas y 30 minutos de duración y de dificultad baja, por la laguna más grande del humedal.

(Ruta circular de 2 horas y 30 minutos de duración y de dificultad baja, por la Laguna de Ambroz).

Ficha técnica de la ruta.
-Tipo de ruta: circular.
-Punto de inicio y final de la ruta: paradas de autobús en la Avenida de Canillejas a Vicálvaro.
-Distancia: 5 kilómetros aproximadamente.
-Desnivel: punto más alto 687. Punto más baja 652. Con apenas desnivel.
-Dificultad: baja.
-Duración: 2 horas y 30 minutos, con paradas para ver aves.
-Patrimonio natural: Lagunas de Ambroz, y Arroyo de Ambroz.
-Accesos a la Laguna de Ambroz.
-En coche. Autopista A-3 Madrid Valencia. Luego tomar la M-40, y en la salida 14 dirigirse a la carretera de Vicálvaro a Canillejas. 15 minutos desde el centro de Madrid.
-En autobús. Línea 4 de la EMT (Ciudad Lineal-Pta de Arganda). 21 minutos.
Línea S.E de la EMT (Plaza de Alsacia-Barrio del Cañaveral). 23 minutos.
Línea 106 de la EMT (Plaza de Manuel Becerra-Vicálvaro). 23 minutos.
Línea 287 de los autobuses periféricos. (Plaza de Alsacia-Coslada, Barrio de la estación). 35 minutos.
-En bicicleta. La Avenida de Canillejas a Vicálvaro cruza el anillo ciclista. Es una ruta ideal para hacer en bici, bordeando la laguna, y coger el antiguo camino de Ambroz a Coslada,  para acabar en su estación de cercanías.
Recomendaciones para la ruta.
-Es recomendable llevar botas. Es una zona que se embarra mucho cuando llueve y aparte, tendremos que sortear desgraciadamente, alguna zona de vertidos y escombreras.
-Vamos a transitar por una zona minera. ¡Extremar las precauciones!  No acercarse al borde las canteras y menos atravesarla. Son zonas inestables con peligro de accidentes. Respetar la señalización, y estar atentos a los camiones, ya que suele haber tránsito de estos por la cantera.

(Visitaremos una zona minera. Debemos extremar las precauciones).

-No arrojar basuras. Parece obvio, pero la zona se está convirtiendo en un vertedero clandestino.
-No salirse de los caminos. Es una zona de suelos pobres de yesos con vegetación muy frágil. El camino rodea todo el perímetro de la laguna, así que no hace falta salirse de la senda.
-No hay fuentes de agua durante el recorrido.
-Para observar las aves de la laguna es muy recomendable el telescopio, pues se ven desde muy alto.
-Evitar los meses de verano, y si vamos en esas fechas, ir al amanecer o atardecer.
Este es el relato de una ruta que realicé a finales de Septiembre de 2019.
Ya hacía tiempo que tenías ganas de conocer la laguna, sobre todo a partir de un artículo que leí en el periódico hacía tiempo.
Las graveras son un poso de sorpresas para la avifauna, y está prometía que no se iba a quedar atrás. Lo curioso es que hacía varios años la había visitado sin saberlo, al hacer una ruta por el cercano Parque Forestal de Vicálvaro. Hay un pequeño paso subterráneo que pasa por debajo de la R-3 a las afueras del parque, y acabé en la gravera, pero en la laguna más oriental. A mí, la que más me interesaba era la grande, la central, que seguro que atesoraría más biodiversidad.
Así que en una tarde calurosa, pero con amenaza de tormenta de finales de verano, me decidí a explorar la zona.
Tras una infructuosa intentona de entrar por la Avenida de Canillejas, desde Vicálvaro, tuve que volver al Parque de la Vicalvarada, atravesar el Parque Forestal de Vicálvaro, para acabar en el paso subterráneo que tiempo atrás había cruzado para llegar a la gravera.
Bajé la vereda que llevaba al túnel con mucho cuidado, aún convaleciente de la lesión que tenía el pie. El paso subterráneo era digno de una película apocalíptica, todo lleno de pintadas y basura, un lugar muy degradado, que no recomendaría a nadie cruzar por la noche.
Tras pasar el mal trago del túnel, en frente ya se veía la gravera, y la primera especie que vi para la lista, fue un mirlo común qué estaba posado en un árbol del paraíso.
Comencé a ganar altura por una vereda que rodeaba la explotación de sepiolita. Había varios carteles que advertían que el acceso estaba prohibido.
Toda la explotación estaba rodeada por una valla metálica. A mi izquierda había otra valla, que separaba al Arroyo de Ambroz, o lo poco que quedaba de él.
Sobre la valla, se veían dos papamoscas cerrojillos, que en pleno paso post-nupcial eran tan habituales, hasta en zonas urbanas.
Tras una larga cuesta que se me costó ascender, con mi pie maltrecho, llegué a un llano con una buena formación arbustiva, salpicada por algún árbol del paraíso y almendros. A mi izquierda aún se veía la R-3, y a mi derecha, un gran montículo de sepiolita que rompía la uniformidad del paisaje.
Según fui avanzando entre los arbustos siguiendo la vereda pegada a la valla, y levanté del suelo dos cogujadas comunes.
Hice un alto en el camino para intentar orientarme a ver si encontraba el camino principal que rodeaba la laguna grande. En ese pequeño descanso, pasaron sobre mi cabeza una bandada de palomas torcaces.
Cuando ya iba a consultar el móvil para encontrar el camino, aparecieron dos hombres con dos podencos paseando, y gracias a su amabilidad, me indicaron donde se hallaba el camino principal.
A pocos metros encontré la valla, ya con advertencia de peligro zona minera. Comencé a rodear la valla, para poder buscar un buen punto de observación para rastrear la lámina de agua.
En un poste de la valla, me observaba posada, una urraca común.

(Urraca común, pica pica).

Aunque se estaba nublando, y se barruntaba tormenta, el calor ya era muy molesto, y deseaba con ganas ver el interior de la laguna, ya que no había ninguna sombra cerca.
Por fin, tras un largo paseo, encontré un buen punto de observación.
La lámina de agua quedaba muy abajo, y con prismáticos las aves quedaban lejanas, aun así, la visión del entorno se asemejaba a un oasis en una zona tan degradada.
En una cubeta producida por tantos años de excavaciones había una gran lámina de agua, con vegetación alrededor. Allí nadaban con total tranquilidad, sabiendo que no eran molestadas por la valla, ánades reales, somormujos lavancos, zampullines comunes, y fochas comunes.

(Ánades reales, anas platyrhynchos).

Seguí rodeando la valla de laguna, y en lo alto de un cable de una torreta eléctrica se posó un pequeño pajarillo, que con la luz lo di por cerrojillo, pero cuando me pude poner enfrente de él, me di cuenta de que se trataba de un papamoscas gris.

(Papamoscas gris, muscicapa striata).

La laguna tenía una forma aproximada de herradura, y en una de sus vértices había dos  porrones europeos, una de ellos dormido plácidamente.

(Porrón europeo, aythya ferina).

En ese vértice también aparecieron una gallineta común, y un cuchara común en plumaje de eclipse.
Seguía rodeando la laguna, sorteando varias escombreras y vertidos ilegales, que degradaban un entorno tan privilegiado. En un arbusto cercano apareció otro migrante típico de estas fechas, el mosquitero musical.
Me situé en el punto más alto de la zona oeste de la laguna. Desde allí tenía una magnífica perspectiva de todo el humedal. Volví a hacer un rastreo con los  prismáticos, y a las especies antes mencionadas, vi pasar dos tórtolas turcas que se posaron en un olmo junto a la orilla de laguna.
Intenté llegar a la laguna que está más al oeste, pero el cauce seco del Arroyo del Ambroz me impidió el paso. Y allí en frente, sobre un gran descampado y con un espectacular cumulo nimbo de fondo, estaba cerniéndose, un cernícalo vulgar.
Mis fuerzas comenzaban a flojear, así que decidí que iba a ir terminando la ruta. El móvil me mandaba por una zona de un polígono industrial que dudaba si atravesarlo, ya que con los prismáticos veía mucho trasiego de camiones. Así que decidí volver sobre mis pasos y volver al paso subterráneo de la R-3.
Volví a pegarme a la valla, y allí había posado otro papamoscas cerrojillo, que se dejó fotografiar sin problemas.

(Papamoscas cerrojillo, ficedula hypoleuca).

En un almendro cercano, pillé por sorpresa unos cuantos jilgueros europeos que se refugiaban del molesto sol.
La lesión del pie comenzó a recordarme que ya había andado bastante, y calculando el tiempo y la distancia, no llegaría al paso subterráneo, así que al final opté por atravesar el polígono para no tener que andar más tiempo.
Y al final fue la mejor opción, ya que al final del camino, salí a una carretera donde me esperaba una parada de autobuses por donde pasaban cuatro líneas. Así daba por terminada esta jornada pajarera tan interesante.
¡A qué esperáis para colgaros la cámara y los prismáticos, y visitar este espacio tan interesante!
¡Felices avistamientos!
R. Almenilla.
Termino con la lista de especies avistadas durante la ruta.
FAUNA DE LA LAGUNA DE AMBROZ
AVES
Ánade real
Cernícalo vulgar
Cogujada común
Cuchara común
Focha común
Gallineta común
Jilguero europeo
Mirlo común
Mosquitero musical
Paloma torcaz
Papamoscas cerrojillo
Papamoscas gris
Porrón europeo
Somormujo lavanco
Tórtola turca
Urraca
 Fuentes consultadas:
-Google maps.
-Diario ABC.

domingo, 1 de septiembre de 2019

RUTA POR EL DISTRITO DE VILLAVERDE


Parque Dehesa Boyal. Sorpresas te dan los parques.

Septiembre es el mes por excelencia, de la migración post-nupcial.
Aunque comienza en Agosto y se prolonga hasta Octubre, es un mes ideal para el avistamiento de aves que tienen una distribución más norteña, como son el papamoscas cerrojillo, mosquitero musical, tarabilla norteña o colirrojo real.
Los numerosos parques urbanos de la ciudad de Madrid ofrecen un buen lugar de descanso y reposo para estas incansables especies migratorias, en su épico viaje a sus cuarteles africanos.
Un buen lugar para disfrutar de la migración post-nupcial es el Parque de la Dehesa Boyal de Villaverde Bajo. Enclavado en este distrito del sur de la ciudad, es conocido más popularmente como “el parque de los pinos”.
Cuenta con  12.700 m2. Por él trascurre el cauce del Arroyo Butarque, completamente soterrado.
Botánicamente se divide en dos zonas bien diferenciadas:
-Una zona de praderas de césped y zona arbustiva.
-Una zona arbolada compuesta por especies como pinos carrascos, pinos piñoneros, cipreses, olmos, abetos y moreras.

(Pinar de pino carrasco, en el Parque Dehesa Boyal de Villaverde Bajo).

El conjunto se completa con un pequeño lago, ideal para que las especies migratorias puedan reponer fuerzas para largo viaje de vuelta hacia tierras africanas.

(Lago en el Parque Dehesa Boyal).

La ruta propuesta es una ruta circular con inicio y fin en la estación de cercanías de Villaverde Bajo. Su duración es de 1 hora y 30 minutos, y es de dificultad baja.

(Ruta circular y de dificultad baja por el Parque Dehesa Boyal de Villaverde Bajo).

Accesos al Parque Dehesa Boyal.
-En coche. Por la Avenida de Andalucía, con desvío en la Gran Vía de Villaverde. 14 minutos desde Madrid.
-En autobús. Línea 59. Atocha Renfe-Colonia San Cristóbal de los Ángeles. 1 hora desde Atocha. Bajarse en la calle Burjasot.
Línea 79. Legazpi-Villaverde Alto. 50 minutos desde Legapzpi. Bajarse en la calle Burjasot.
-En Cercanías. Líneas C3 Atocha-Parla, y C4 Atocha-Aranjuez. Luego caminar 15 minutos por la Gran Vía de Villaverde. 30 minutos desde Atocha.
-En bicicleta. Por el Parque Lineal del Manzanares, y la Gran Vía de Villaverde. 30 minutos desde Atocha.

Recomendaciones para la ruta.

-Ya que está muy bien comunicado por transporte público, es muy recomendable no llegar en coche.
-Si queremos ver el mayor número de especies de aves, es preferible ir entre semana, ya los fines de semana es un parque muy concurrido.
-Ruta ideal para hacerla con niños.

Este es el relato de una ruta que realicé el primer día de Septiembre de 2019.
Ya viene siendo tradición que siempre que vuelvo de vacaciones de mi pueblo, me acerque a algún parque urbano en Septiembre a ver la migración post-nupcial. En esta ocasión iba a ser especial.
Llevaba casi 2 meses desde que tuve una lesión el pie. El infortunio hizo que me pasase justo el día después de que mi amigo Joaquín y yo, tuviésemos el privilegio de ser los primeros en ver al mítico avetoro en Soto Gutiérrez, a mediados del mes de Julio.
Desde aquellas lejanas fechas, no había salido a pajarear, y como la recuperación iba muy bien, y tenía que empezar a caminar, decidí acercarme al Parque de la Dehesa Boyal de Villaverde Bajo.
Era un ejercicio de malabarismo, el pajarear con una muleta y parándome de banco en banco a descansar el pie.
Muy despacio y a ritmo muy pausado, recorrí los 15 minutos que separan la estación de cercanías del parque.
El suelo aún estaba muy empapado, días después de la espectacular tormenta que sufrimos días antes.
La primera especie de la lista en aparecer fue una golondrina  común.
En un pequeño terraplén ocupado por varios tipos de arbustos, pillé bajando a un conejo, que eran muy comunes en el parque.

(Conejo. Oryctolagus cuniculus).

Al bajar las escaleras que dan acceso al parque desde la Gran Vía de Villaverde, me recibieron dos juguetones gorriones comunes.

(Gorrión común. Passer domesticus).

Poco iba a tardar en aparecer la primera especie migradora. En la copa de un pequeño abeto, había posada un ave, que con los reflejos del sol me pareció un mosquitero musical, típico de estas fechas. Pero cuando se posó en el césped, me llevé una sorpresa al comprobar que se trataba de un zarcero políglota.
¡No empezaba mal la mañana!
Poco después, en este mismo abeto, en una de sus ramas bajas se posó un papamoscas cerrojillo. Subía y baja volando nerviosamente, con sus típicos movimientos.
Tomé un sendero que rodeaba un huerto urbano y acaba en el lago. Me senté en el primer banco que vi, y comencé a rastrear en el cielo nuevas especies de aves.
Al final del camino, me pasó corriendo una inquieta ardilla común, que había leído que eran muy comunes en este parque.

(Ardilla común. Sciurus vulgaris).

Comencé a oír el típico reclamo del pico picapinos, pero no era capaz de verlo. Tras un rato rastreando con los prismáticos, pude verlo posado en una rama del olmo que tenía a mi izquierda.
Vi aparecer una paloma torcaz y en cuestión de minutos comenzaron a aparecer muchas más. Primero 10, 20… 100, 200, ¡400! ¡Aquí deje de contar, pues parecía una invasión!
Al rato proseguí el sendero pegándome a la lámina de agua, y aquí vi un buen grupo de ánades reales.

(Ánades reales. Anas platyrhynchos

Poco después empezaron a hacer acto de presencia los mirlos comunes, y hubo uno que me llamó la atención, pues tenía la cabeza parcialmente blanca.

(Mirlo común. Turdus merula).

Volví a sentarme en un banco, y justo de frente había una buena concentración de palomas domésticas. Entre tal multitud, se coló una tórtola turca, que picoteaba como podía la poca comida que le dejaban las palomas.

(Tórtola turca. Streptopelia decaocto).

Decidí volver a tentar a la suerte mirando el cielo, y ahí llego la segunda sorpresa del día: dos vencejos pálidos, que pasaron volando como un rayo.
Opté por adentrarme en el bosque de pino carrasco, a ver si veía alguna especie forestal. No vi ninguna. Como contrapartida, un buen grupo de cotorras grises, algunas de ellas en el nido, que hacían un ruido a veces insoportable.
Entre tanto escándalo, se colaron dos ardillas comunes, que jugaban a perseguirse, y al subir a las ramas más altas, espantó a varias cotorras grises.
De nuevo me senté en un banco, para descansar el pie, y entre un claro de las copas de los pinos apareció una gran rapaz, que hizo espantar a varias urracas comunes.
Al principio imaginé que se trataba de un milano negro, aunque tenía mis dudas si podía ser una calzada.
La rapaz comenzó a volar en círculo, y cuando por fin voló por encima de un gran claro entre las copas, pude verla unas manchas blancas al comienzo de las alas, y se confirmaba que era un águila calzada en fase oscura.

(Águila calzada. Aquila pennata).

Las chicharras comenzaban a cantar con fuerza, lo que nos indicaba que estábamos a mediodía con el sol en lo más alto, y ya apretando el calor incipiéntemente. Así que decidí volver a coger el cercanías de vuelta a casa.
En la zona arbustiva cantaba una curruca, pero tras varias intentos infructuosos de verla, decidí abortar la misión y dar por concluida la jornada pajarera.
¡A qué esperáis para coger vuestra mochila, la cámara de fotos, y los prismáticos y disfrutar de este espacio tan interesante!
¡Felices avistamientos!
R. Almenilla.
Termino el relato añadiendo la lista de especies vistas en la ruta.

FAUNA DEL PARQUE DE DEHESA BOYAL
AVES
MAMÍFEROS
Águila calzada
Ardilla común
Ánade real
Conejo
Golondrina común
Gorrión común
Mirlo común
Paloma torcaz
Papamoscas cerrojillo
Pico picapinos
Tórtola turca
Urraca común
Vencejo pálido
Zarcero políglota


Fuentes consultadas.
-Google maps.
-Wikipedia.