jueves, 22 de mayo de 2025

RUTA POR NAVALCARNERO

 

Dehesa de Marinartín. Avatares de un bosque domado.

No soy muy fan de pajarear por pinares de repoblación. Suelen ser masas de coníferas artificiales, con escasa biodiversidad, a veces consideradas como “desiertos biológicos”.

Su uniformidad, la escasa presencia de sotobosque, y la acidez de sus suelos provocado por las acículas de los pinos, no invitan a ver mucha variedad de aves.

Hay contadas excepciones de estas masas forestales sintéticas. Como los bosques de pinos carrascos que se plantaron en el Parque del Sureste durante la década de los años 60 y 70 del siglo pasado.

Se plantaron en suelos muy pobres, salinos y yesíferos, para fijar el suelo, y ayudar a crecer a otras especies como la coscoja o “carrasca”, de ahí el nombre pino carrasco.

Otro ejemplo, son las importantes masas de pino piñonero de la ZEPA “Encinares del Alberche y río Cofio” en el Suroeste de la Comunidad de Madrid. Repoblaciones en mismas fechas, y que forman un plantel arbóreo refugio de aves tan emblemáticas de nuestra fauna como el águila imperial, águila perdicera, buitre negro o cigüeña negra.

La Dehesa de Marimartín, se encuentra situada en el término municipal de Navalcarnero, en las inmediaciones del Parque Regional del Curso Medio del Guadarrama. Sus primeras referencias datan del siglo XIV.


(Cartel informativo en la Dehesa de Marimartín, Navalcarnero).

Hasta el siglo XVIII existían disputas entre Segovia y Madrid por la pertenencia de la villa de Navalcarnero, que posteriormente sería incorporada a la Comunidad de Madrid, y también su dehesa.

Durante el siglo XIX llegó a albergar alrededor de 50.000 árboles, pero con la Guerra Civil sufrió un gran impacto. Ya que la posterior hambruna provocó que los habitantes de Navalcarnero tuviesen que roturar y talar gran parte de la dehesa.

En la década de los años 50 del siglo pasado, comenzaron la repoblación de la dehesa con tres especies de pinos: pino resinero, (Pinus pinaster), pino piñonero, (Pinus pinea), y pino salgareño o negral, (Pinus nigra).

Aún se conservan pequeños retazos del antiguo encinar, que era la vegetación clímax de la zona.

(Restos del antiguo encinar, bosque clímax, de la Dehesa de Marimartín).

La dehesa y el pinar, está compuesto también por un sotobosque compuesto por arbustos como jaras, cantuesos, retamas, majuelos, zarzamoras, rosales silvestres o torviscos.

La variedad de ecosistemas como pinar, dehesa, zonas de cultivo, bosquetes de riberas, y arroyos, unido a que la dehesa está perimetrada con una valla metálica para protegerla, hace de este lugar una isla de biodiversidad en una zona muy antropizada.

La variedad de aves es muy interesante, destacando las rapaces como águila calzada, busardo ratonero, milano negro, gavilán común, o buitre leonado.

También es el hábitat de paseriformes y pequeños pajarillos como jilguero europeo, serín verdecillo, pinzón vulgar, pardillo común, gorrión moruno, carbonero común, ruiseñor común, e incluso herrerillo capuchino.

El resto de fauna se contempla con varias especies de mariposas como la maculada o atalanta, mamíferos como el zorro común, liebre, conejo, jabalí, y reptiles como la lagartija ibérica, y culebra de escalera.

La ruta propuesta  es una ruta semicircular, de 2 horas y 30 minutos de duración y de dificultad baja.


(Ruta semicircular, de 2 horas y 30 minutos de duración, por la Dehesa de Marimartín de Navalcarnero).

Ficha técnica de la ruta.

-Tipo de ruta: semicircular.

-Dificultad: baja.

-Desnivel: 20 metros. Casi nulo.

-Duración: 2 horas y 30 minutos, con paradas para ver aves.

-Punto e inicio fin de la ruta: parada del autobús 538 (Avenida Arroyo Juncal-Río Silvestre), parada del autobús 538, (Víctimas del Terrorismo-Colegio).

Como llegar.

-En coche: 36 minutos desde Madrid. Coger la A-5 y tomar la salida 27. Luego ir por la Avenida Casa Roque, posteriormente Calle Pino Marítimo y acabar otra vez en Avenida de Casa Roque, donde está una de las entradas de la dehesa.

-En autobús: 45 minutos desde Madrid. Coger el bus 538 Madrid (Cuatro Vientos)-Navalcarnero-La Dehesa. Bajarse en Avenida Arroyo Juncal-Pino Silvestre.

-En bicicleta: desde la estación de cercanías Móstoles El Soto, coger la Vía Verde del río Guadarrama. 33 minutos desde Móstoles.

Este es el relato de una ruta que realicé en Abril de 2025.

Era un día soleado de primavera. Aquel día tuvimos una tregua con las abundantes lluvias de una primavera histórica en cuanto a precipitaciones.

Tras algo menos de una hora de viaje en bus desde Cuatro Vientos llegué a las afueras de Navalcarnero.

El sol azotaba con ganas aquella tarde, y las pocas nubes que cubrían el cielo apenas daban algo de sombra.

Tras atravesar una gran avenida y dos rotondas, llegué a una de las entradas de la dehesa por su parte Sur.

En una pista de tierra, donde estaban haciendo obras se arremolinaban decenas de aviones comunes occidentales, en busca de barro para hacer sus nidos. Detrás de estos, pasaban volando a ras de suelo, varias golondrinas comunes en busca de mosquitos con los que llenar su buche.

Comencé a internarme por la dehesa subiendo una pequeña cuesta, aunque de dehesa sólo tenía el nombre ya que estaba rodeado literalmente de pinos.

Las jaras estaban en todo su esplendor, y sus flores blancas, le daban un toque de color muy sugestivo a todo el pinar. También se entremezclaban con algunas matas de cantuesos, lo que hacía el paisaje aún más atractivo.

(Jaras pringosas en pinar en Dehesa de Marimartín).

En la pista que me conducía a una pequeña loma, me topé con dos cogujadas comunes, que como estaban jugando a perseguirse, apenas se dieron cuenta de mi presencia.

Tomé una pista forestal muy amplia que cruzaba el pinar. En una cable de tendido eléctrico de desgañitaba a canta una alondra totovía. Y mientras le sacaba una foto, muy por encima de ella, varios vencejos comunes volaban raudos y veloces haciendo juegos acrobáticos.


(Alondra totovía. Lullula arborea).

Tras un rato andando, me di cuenta que la pista acababa en la zona norte de la dehesa, pero yo quería ir a la zona oeste, para recorrer la dehesa transversalmente.

Así que tiré de gps en el móvil, volví unos metros sobre mis pasos y tomé una pequeña vereda que se internaba en el pinar.

El bosque era muy cerrado y tras varios minutos caminando me costó sumar nuevas especies de aves. Por este orden primero vi dos mirlos comunes, y luego cuatro pinzones vulgares que primero los reconocí por su característico canto.

Más adelante, pillé infraganti a dos gorriones morunos, posados en una retama.

Era tan denso el pinar, que me di cuenta de que me había perdido. Así que opté por la famosa táctica de orientación cuando estás perdido, y es seguir un curso de agua. Me encontré un arroyo seco y decidí seguir para ver si me conducía u otro arroyo a algún puente que cruzara una pista.

Tras una ardua caminada por la arena del arroyo, acabé en una pista muy ancha que cruzaba un arroyo que esta vez sí, llevaba agua.

Desde el arroyo se oían croar varias ranas, y me tentó la idea de fotografiar alguna.

Parte del arroyo estaba atravesado por una valla metálica, y allí estaba posado un alcaudón común esperando su turno para cazar.


(Alcaudón común. Lanius senator).

Pude fotografiarlo, y después detecta mi presencia, salió volando, y se internó en medio de pinar.

Poco después le tocó el turno a un macho de colirrojo tizón, que se posó muy cerca de donde estaba el alcaudón. Pero en esta ocasión no me dio tiempo a sacarle una foto.

Escrudiñé bien el arroyo y pesar de oír muy cerca las ranas, pero no pude ver ninguna. A veces sin duda, son campeonas del camuflaje.

Comencé a subir una cuesta muy pronunciada, y tras un buen rato de subida, echaba en falta haber visto ya alguna rapaz. Y justo cuando lo estaba pensado, apareció la primera especie de la lista, un milano negro, al que posteriormente se le unió otro.

Volví a consultar el gps del móvil, y me salía una pista muy recta, como si se hubiese trazado con cartabón, que volvía a cruzar el pinar. Decidí cogerla para acortar un poco el camino.

Pasado un buen rato, con un sol de justicia, y viendo que esa pista no deparaba nuevas especies, volví a girar hacia la derecha por una vereda me introduje de nuevo en el pinar.

Poco tardaron en aparecer nuevas especies. Primero las omnipresentes urracas comunes, y posteriormente los estorninos negros.

Según iba cayendo la tarde, pequeños bandos de palomas torcaces comenzaban a entrar al pinar, en busca de sus dormideros habituales.

Justo antes de abandonar el pinar, y coger la pista definitiva que llevaría a la parte norte del pinar, donde están los restos de la antigua dehesa, vi la sorpresa del día. Un vistoso herrerillo capuchino que con sus ajetreados movimientos, no se dejó fotografiar. Y justo detrás de su avistamiento, una familia de mitos comunes,  me deleitaron con sus finos cantos.

La pista me conducía a la valla metálica que delimitaba el pinar. Tras cruzarla me encontré con una gran charca, consecuencia de las abundantes lluvias.

Decidí hacer una espera haber que aves bajaban a beber. El botín no fue muy lustroso, un par de gorriones comunes, y una abubilla común.

Crucé la valla que delimitaba en pinar y por fin vi los restos de la antigua dehesa, mezclada con zonas de cultivo y algunas huertas.

Volvía a encontrar una gran pista tierra que rodeaba la valla metálica y que me llevaría a otra de las salidas del pinar.


(Una gran valla metálica, delimita la Dehesa de Marimartín).

Opté por echar un último vistazo al cielo y pude ver la segunda rapaza de la jornada, dos busardos ratoneros que aprovechaban las térmicas y planeaban a placer.

Ya comenzaba a ver las primeras construcciones, y ya me quedaba poco para acabar a ruta. Casi en el descuento me pasó volando por encima de mi cabeza, como un rayo, un bonito ejemplar de pico picapinos.

En lo alto de un poste de madera de la valla, estaba posado un rabilargo ibérico, que me aguantó un buen rato, para hacerle una foto.


(Rabilargo ibérico. Cyanopica cooki).

Justo antes de cruzar el último tramo de valla, para salir del pinar y coger la calle hacia el autobús de vuelta, había posado un precioso macho de pardillo común, con el pecho rojo carmesí, que cerraba la lista de esta jornada tan interesante.


(Pardillo común. Linaria cannabina).

¡A qué esperáis para calzaros las botas y colgaros los prismáticos, y disfrutar de este espacio tan interesante!

¡Felices avistamientos!

© Rafael Almena.

Como es habitual, añado lista de especies avistadas durante la ruta.

FAUNA DE LA DEHESA MARI MARTÍN

AVES

Abubilla común

Alcaudón común

Alondra totovía

Avión común occidental

Busardo ratonero

Cogujada común

Colirrojo tizón

Estornino negro

Golondrina común

Gorrión común

Gorrión moruno

Herrerillo capuchino

Milano negro

Mirlo común

Mito común

Paloma torcaz

Pardillo común

Pico picapinos

Pinzón vulgar

Rabilargo ibérico

Urraca común

Vencejo común

Mapa. Fuente Google Maps.