Dehesa
de Marinartín. Avatares de un bosque domado.
No soy muy fan de
pajarear por pinares de repoblación. Suelen ser masas de coníferas
artificiales, con escasa biodiversidad, a veces consideradas como “desiertos
biológicos”.
Su uniformidad, la
escasa presencia de sotobosque, y la acidez de sus suelos provocado por las
acículas de los pinos, no invitan a ver mucha variedad de aves.
Hay contadas
excepciones de estas masas forestales sintéticas. Como los bosques de pinos
carrascos que se plantaron en el Parque del Sureste durante la década de los
años 60 y 70 del siglo pasado.
Se plantaron en suelos
muy pobres, salinos y yesíferos, para fijar el suelo, y ayudar a crecer a otras
especies como la coscoja o “carrasca”, de ahí el nombre pino carrasco.
Otro ejemplo, son las
importantes masas de pino piñonero de la ZEPA “Encinares del Alberche y río
Cofio” en el Suroeste de la Comunidad de Madrid. Repoblaciones en mismas
fechas, y que forman un plantel arbóreo refugio de aves tan emblemáticas de
nuestra fauna como el águila imperial, águila perdicera, buitre negro o cigüeña
negra.
La Dehesa de Marimartín,
se encuentra situada en el término municipal de Navalcarnero, en las
inmediaciones del Parque Regional del Curso Medio del Guadarrama. Sus primeras
referencias datan del siglo XIV.
(Cartel informativo en la Dehesa de Marimartín, Navalcarnero).
Hasta el siglo XVIII
existían disputas entre Segovia y Madrid por la pertenencia de la villa de
Navalcarnero, que posteriormente sería incorporada a la Comunidad de Madrid, y
también su dehesa.
Durante el siglo XIX
llegó a albergar alrededor de 50.000 árboles, pero con la Guerra Civil sufrió
un gran impacto. Ya que la posterior hambruna provocó que los habitantes de
Navalcarnero tuviesen que roturar y talar gran parte de la dehesa.
En la década de los
años 50 del siglo pasado, comenzaron la repoblación de la dehesa con tres
especies de pinos: pino resinero, (Pinus pinaster), pino piñonero, (Pinus
pinea), y pino salgareño o negral, (Pinus nigra).
Aún se conservan
pequeños retazos del antiguo encinar, que era la vegetación clímax de la zona.
(Restos del antiguo encinar, bosque clímax, de la Dehesa de Marimartín).
La dehesa y el pinar,
está compuesto también por un sotobosque compuesto por arbustos como jaras,
cantuesos, retamas, majuelos, zarzamoras, rosales silvestres o torviscos.
La variedad de
ecosistemas como pinar, dehesa, zonas de cultivo, bosquetes de riberas, y
arroyos, unido a que la dehesa está perimetrada con una valla metálica para
protegerla, hace de este lugar una isla de biodiversidad en una zona muy
antropizada.
La variedad de aves es
muy interesante, destacando las rapaces como águila calzada, busardo ratonero,
milano negro, gavilán común, o buitre leonado.
También es el hábitat
de paseriformes y pequeños pajarillos como jilguero europeo, serín verdecillo,
pinzón vulgar, pardillo común, gorrión moruno, carbonero común, ruiseñor común,
e incluso herrerillo capuchino.
El resto de fauna se
contempla con varias especies de mariposas como la maculada o atalanta,
mamíferos como el zorro común, liebre, conejo, jabalí, y reptiles como la
lagartija ibérica, y culebra de escalera.
La ruta propuesta es una ruta semicircular, de 2 horas y 30
minutos de duración y de dificultad baja.
(Ruta semicircular, de 2 horas y 30 minutos de duración, por la Dehesa de Marimartín de Navalcarnero).
Ficha técnica de la
ruta.
-Tipo de ruta: semicircular.
-Dificultad:
baja.
-Desnivel:
20 metros. Casi nulo.
-Duración:
2 horas y 30 minutos, con paradas para ver aves.
-Punto e inicio fin de
la ruta: parada del autobús 538 (Avenida Arroyo Juncal-Río
Silvestre), parada del autobús 538, (Víctimas del Terrorismo-Colegio).
Como llegar.
-En coche:
36 minutos desde Madrid. Coger la A-5 y tomar la salida 27. Luego ir por la
Avenida Casa Roque, posteriormente Calle Pino Marítimo y acabar otra vez en
Avenida de Casa Roque, donde está una de las entradas de la dehesa.
-En autobús:
45 minutos desde Madrid. Coger el bus 538 Madrid (Cuatro
Vientos)-Navalcarnero-La Dehesa. Bajarse en Avenida Arroyo Juncal-Pino
Silvestre.
-En bicicleta:
desde la estación de cercanías Móstoles El Soto, coger la Vía Verde del río
Guadarrama. 33 minutos desde Móstoles.
Este es el relato de
una ruta que realicé en Abril de 2025.
Era un día soleado de
primavera. Aquel día tuvimos una tregua con las abundantes lluvias de una
primavera histórica en cuanto a precipitaciones.
Tras algo menos de una
hora de viaje en bus desde Cuatro Vientos llegué a las afueras de Navalcarnero.
El sol azotaba con
ganas aquella tarde, y las pocas nubes que cubrían el cielo apenas daban algo
de sombra.
Tras atravesar una gran
avenida y dos rotondas, llegué a una de las entradas de la dehesa por su parte
Sur.
En una pista de tierra,
donde estaban haciendo obras se arremolinaban decenas de aviones comunes occidentales,
en busca de barro para hacer sus nidos. Detrás de estos, pasaban volando a ras
de suelo, varias golondrinas comunes en busca de mosquitos con los que llenar su
buche.
Comencé a internarme
por la dehesa subiendo una pequeña cuesta, aunque de dehesa sólo tenía el
nombre ya que estaba rodeado literalmente de pinos.
Las jaras estaban en
todo su esplendor, y sus flores blancas, le daban un toque de color muy
sugestivo a todo el pinar. También se entremezclaban con algunas matas de
cantuesos, lo que hacía el paisaje aún más atractivo.
(Jaras pringosas en pinar en Dehesa de Marimartín).
En la pista que me
conducía a una pequeña loma, me topé con dos cogujadas comunes, que
como estaban jugando a perseguirse, apenas se dieron cuenta de mi presencia.
Tomé una pista forestal
muy amplia que cruzaba el pinar. En una cable de tendido eléctrico de
desgañitaba a canta una alondra totovía. Y mientras le
sacaba una foto, muy por encima de ella, varios vencejos comunes volaban
raudos y veloces haciendo juegos acrobáticos.
(Alondra totovía. Lullula arborea).
Tras un rato andando,
me di cuenta que la pista acababa en la zona norte de la dehesa, pero yo quería
ir a la zona oeste, para recorrer la dehesa transversalmente.
Así que tiré de gps en
el móvil, volví unos metros sobre mis pasos y tomé una pequeña vereda que se
internaba en el pinar.
El bosque era muy
cerrado y tras varios minutos caminando me costó sumar nuevas especies de aves.
Por este orden primero vi dos mirlos comunes, y luego cuatro pinzones
vulgares que primero los reconocí por su característico canto.
Más adelante, pillé
infraganti a dos gorriones morunos, posados en una retama.
Era tan denso el pinar,
que me di cuenta de que me había perdido. Así que opté por la famosa táctica de
orientación cuando estás perdido, y es seguir un curso de agua. Me encontré un
arroyo seco y decidí seguir para ver si me conducía u otro arroyo a algún
puente que cruzara una pista.
Tras una ardua caminada
por la arena del arroyo, acabé en una pista muy ancha que cruzaba un arroyo que
esta vez sí, llevaba agua.
Desde el arroyo se oían
croar varias ranas, y me tentó la idea de fotografiar alguna.
Parte del arroyo estaba
atravesado por una valla metálica, y allí estaba posado un alcaudón común esperando
su turno para cazar.
(Alcaudón común. Lanius senator).
Pude fotografiarlo, y
después detecta mi presencia, salió volando, y se internó en medio de pinar.
Poco después le tocó el
turno a un macho de colirrojo tizón, que se posó muy cerca de donde estaba el
alcaudón. Pero en esta ocasión no me dio tiempo a sacarle una foto.
Escrudiñé bien el
arroyo y pesar de oír muy cerca las ranas, pero no pude ver ninguna. A veces
sin duda, son campeonas del camuflaje.
Comencé a subir una
cuesta muy pronunciada, y tras un buen rato de subida, echaba en falta haber
visto ya alguna rapaz. Y justo cuando lo estaba pensado, apareció la primera
especie de la lista, un milano negro, al que posteriormente
se le unió otro.
Volví a consultar el
gps del móvil, y me salía una pista muy recta, como si se hubiese trazado con
cartabón, que volvía a cruzar el pinar. Decidí cogerla para acortar un poco el
camino.
Pasado un buen rato,
con un sol de justicia, y viendo que esa pista no deparaba nuevas especies,
volví a girar hacia la derecha por una vereda me introduje de nuevo en el
pinar.
Poco tardaron en
aparecer nuevas especies. Primero las omnipresentes urracas comunes, y
posteriormente los estorninos negros.
Según iba cayendo la
tarde, pequeños bandos de palomas torcaces comenzaban a entrar
al pinar, en busca de sus dormideros habituales.
Justo antes de
abandonar el pinar, y coger la pista definitiva que llevaría a la parte norte
del pinar, donde están los restos de la antigua dehesa, vi la sorpresa del día.
Un vistoso herrerillo capuchino que con sus ajetreados movimientos, no se
dejó fotografiar. Y justo detrás de su avistamiento, una familia de mitos
comunes, me deleitaron con sus
finos cantos.
La pista me conducía a
la valla metálica que delimitaba el pinar. Tras cruzarla me encontré con una
gran charca, consecuencia de las abundantes lluvias.
Decidí hacer una espera
haber que aves bajaban a beber. El botín no fue muy lustroso, un par de gorriones
comunes, y una abubilla común.
Crucé la valla que
delimitaba en pinar y por fin vi los restos de la antigua dehesa, mezclada con
zonas de cultivo y algunas huertas.
Volvía a encontrar una
gran pista tierra que rodeaba la valla metálica y que me llevaría a otra de las
salidas del pinar.
(Una gran valla metálica, delimita la Dehesa de Marimartín).
Opté por echar un
último vistazo al cielo y pude ver la segunda rapaza de la jornada, dos busardos
ratoneros que aprovechaban las térmicas y planeaban a placer.
Ya comenzaba a ver las
primeras construcciones, y ya me quedaba poco para acabar a ruta. Casi en el
descuento me pasó volando por encima de mi cabeza, como un rayo, un bonito
ejemplar de pico picapinos.
En lo alto de un poste
de madera de la valla, estaba posado un rabilargo ibérico, que me aguantó un
buen rato, para hacerle una foto.
(Rabilargo ibérico. Cyanopica cooki).
Justo antes de cruzar
el último tramo de valla, para salir del pinar y coger la calle hacia el
autobús de vuelta, había posado un precioso macho de pardillo común, con el
pecho rojo carmesí, que cerraba la lista de esta jornada tan interesante.
(Pardillo común. Linaria cannabina).
¡A qué esperáis para
calzaros las botas y colgaros los prismáticos, y disfrutar de este espacio tan
interesante!
¡Felices avistamientos!
© Rafael Almena.
Como es habitual, añado
lista de especies avistadas durante la ruta.
FAUNA DE LA DEHESA MARI
MARTÍN
AVES
Abubilla común |
Alcaudón común |
Alondra totovía |
Avión común occidental |
Busardo ratonero |
Cogujada común |
Colirrojo tizón |
Estornino negro |
Golondrina común |
Gorrión común |
Gorrión moruno |
Herrerillo capuchino |
Milano negro |
Mirlo común |
Mito común |
Paloma torcaz |
Pardillo común |
Pico picapinos |
Pinzón vulgar |
Rabilargo ibérico |
Urraca común |
Vencejo común Mapa. Fuente Google Maps. |