RUTA POR TOLEDO
Senda ecológica
del Tajo. De pajareo por la ciudad imperial.
Me vais a permitir qué
haga una excepción. Este blog nació para dar a conocer la riqueza natural, y
especialmente la ornitológica, del Sur de la Comunidad de Madrid, desde del Sur
de la Puerta del Sol, hasta el término municipal de Aranjuez, ya lindando con
tierras toledanas. Pero creo que era necesaria hacer una incursión a tierras
castellano-manchegas, aguas abajo del río Tajo desde Aranjuez.
El Camino Natural del
Tajo, que coincide con la Senda Ecológica del Tajo por Toledo, es la
continuación natural de la ZEPA de los Carrizales y Sotos de Aranjuez. Un gran
conjunto natural y biogeográfico donde se mezclan ecosistemas tan diversos como
zonas de carrizal, sotos ribereños, humedales, zonas de cultivo de regadío y
secano o núcleos urbanos.
(Camino Natural del Tajo en la ciudad de Toledo). |
En este gran corredor
ecológico podemos encontrar especies de aves tan escasas e interesantes como el
avetorillo común, martinete común, garza imperial, búho real, garcilla
cangrejera, o avutarda.
La Senda Ecológica del
Tajo coincide con parte del Camino Natural del Tajo, concretamente el tramo
entre Villamejor (Aranjuez) y Albarreal de Tajo (Toledo), que también es parte
de la Ruta de Don Quijote.
(Senda Ecológica del Tajo en la ciudad de Toledo). |
La Senda comienza en el
Puente de Alcántara y finaliza en el Puente de San Martín. Gran parte del
recorrido es por pasarelas, y en algunos tramos nos internaremos en entramadas
callejuelas del casco histórico de Toledo, lo que hace un poco más atractiva
esta ruta, que combina patrimonio natural y patrimonio histórico-artístico.
(Un pequeño tramo de la Senda Ecológica del Tajo transcurre por casco urbano). |
Al igual que en Madrid
con el río Manzanares con Madrid-Río, el Tajo a su paso por Toledo, conforma un
auténtico corredor ecológico, donde se han llegado a censar hasta 70 especies
de aves diferentes.
Es destacable la
colonia de ardeidas entre el Puente de San Martín y la Pasarela Colgante de
Polvorines, donde en un soto bien conservado se pueden contemplar un magnífico
dormidero de garcillas bueyeras, y otras especies como garzas reales,
martinetes, garcetas comunes o cormoranes grandes.
La ruta propuesta es un
poco más larga que la clásica, que transcurre desde el Puente de Alcántara al
de San Martín. Sugiero llegar hasta la pasarela y así visitar el Puente de
Alcántara, Cerro del Bú, Puente de San Martín, Pasarela Colgante de Polvorines
y la colonia de garcillas bueyeras.
La ruta es circular y
tiene una duración aproximada de 3 horas. Es de dificultad media por la
distancia, aunque cabe la posibilidad de hacerla del Puente de Alcántara hasta
el de San Martín que se tardaría entre 1 hora y media y 2 horas y es de
dificultad baja.
![]() |
(Ruta circular por la ciudad de Toledo de 3 horas de duración y dificultad media). |
Recomendaciones para la
ruta.
-Aunque hay un parking
al lado de la estación de autobuses, muy cerca de donde comienza la ruta, se
aconseja ir en transporte público, ya que en época estival, puentes y días festivos
suele estar completo.
-Ruta ideal para
hacerla en cualquier época del año, aunque en verano tendremos que madrugar ya
que hay zonas donde hay poca sombra.
-En verano atención a
los mosquitos. En algunas zonas del río son abundantes. Se recomienda llevar
repelente o ropa adecuada.
-Aunque es poco común,
puede haber zonas donde haya desprendimientos de roca. Estaremos atentos a las
zonas de pendiente.
-La ruta está
señalizada y tiene paneles informativos, aunque hay un pequeño tramo que
transcurre por casco urbano. Estaremos atentos para no desorientarnos.
Accesos a Toledo.
-En coche. Autovía A-42
Madrid-Toledo. 45 minutos.
-En autobús. Línea
VAC023 Madrid (Plaza Elíptica)-Toledo. 50 minutos. Hay un servicio exprés
directo qué no para en ningún pueblo.
-En tren. AVE
Madrid-Toledo. 33 minutos.
-En bicicleta. Camino
natural del Tajo entre Aranjuez y Toledo. 2 horas y 30 minutos. La ruta en
Toledo no es recomendable hacerla en bici porque hay tramos que discurren por
casco urbano, y hay zonas donde las pasarelas son estrechas y podemos
entorpecer el paso de los peatones.
Este es el relato de
una ruta qué realicé en Marzo de 2017.
Una vez mi compañera
Jus me comentó que conocía una colonia de martinetes muy interesante cerca del
Puente de San Martín en Toledo. Había estado muchas veces antes en Toledo, una
ciudad en la que me encanta perderme por sus calles rebosantes de historia, pero
a la que nunca curiosamente había ido a pajarear. Esto, y el aliciente de ver
los martinetes
en este año qué aún no los tenía para mi “Big Year”, me convencieron
para acercarme una tarde y hacer esta ruta tan peculiar.
El trayecto en autobús
desde Madrid a Toledo se me pasó volando. Cuando quise darme cuenta ya tenía
junto a la ventanilla la icónica imagen del Alcázar coronando la capital de
Castilla La Mancha.
Tan sólo faltaban 4
días para que entrase la primavera y esta se respiraba por los cuatro costados.
Toledo me recibió con un magnífico día soleado y una temperatura muy agradable,
que cualquiera diría que aún estábamos en invierno.
La tarde tan apacible
había animado a cantidad de turistas a visitar la ciudad. Como pude, fui
alejándome del bullicio para comenzar a anotar las primeras aves de la lista.
Las tempraneras golondrinas comunes y aviones comunes aprovechaban la gran
estructura de la estación de autobuses para comenzar a construir sus nidos.
Tras bajar por la
Avenida de Castilla La Mancha llegué al parque fluvial.
Allí en una atractiva
arboleda compuesta por olmos apunté gorrión común, mosquitero común, serín
verdecillo y un elegante jilguero que amenizaba la tarde con
su melodioso canto.
(Jilguero europeo, carduelis carduelis). |
Un nutrido grupo de grajillas
occidentales voló desde los taludes del río en dirección a la parte más
alta de la ciudad.
Me asomé para ver la
orilla del río, y en un chopo del talud del río había posada una paloma
torcaz.
(Paloma torcaz, columba palumbus). |
Desde aquella atalaya
había una magnífica perspectiva del río. En una zona de carrizal pude observar
una gallineta
común y posteriormente una focha común.
![]() |
(Gallineta común, gallinula chloropus). |
Continué con mi camino
y llegué al imponente Puente de Alcántara, una obra de ingeniería del siglo III
de origen romano. Había mucha gente apoyada en los muros del puente admirando
las magníficas vistas qué se veían desde de él. En una parte del muro un
curioso colirrojo tizón macho, parecía ajeno a tanta algarabía.
(Puente de Alcántara de origen romano). |
Tras cruzar el puente
bajé por la margen izquierda del río para pegarme más a sus orillas. En un
pequeño azud, con un poco de vegetación vi la primera garza real camuflada
entre el carrizo, atenta a cualquier incauto pececillo.
Había una gran
construcción abandonada qué debía ser alguna antigua presa o mini central
eléctrica. Sus ruinas eran aprovechadas como morada para un nutrido grupo de estorninos
negros y golondrinas comunes.
Crucé el puente de la
Ronda de Juanelo para volver a coger la senda ecológica, pero esta vez por la
margen derecha del río.
La senda se estrechaba
en una gran pared de granito. Gané bastante altura lo qué me permitió volver a
tener unas magníficas vistas del río. Allí abajo volví a ver dos garzas
reales qué casi pasaban desapercibidas pues estaban completamente
inmóviles.
(Garza real, ardea cinerea). |
Junto a ellas, en unas
piedras, avisté dos cormoranes grandes, uno de ellos haciendo la típica “pose del
Cristo”, para secarse las alas al sol.
(Cormoranes grandes, phalacrocorax carbo). |
Retomando la senda llegué
a un imponente peñón, qué se asemejaba mucho al Salto del Gitano, aguas más
abajo del Tajo, ya en el Parque Nacional de Monfragüe. Se trataba del mítico
Cerro del Bú, el emplazamiento primigenio de la ciudad de Toledo, con restos de
una antigua fortaleza árabe, y escenario de leyendas paranormales.
(Cerro del Bú). |
En una zona del peñón
vi una silueta negra qué asemejaba a un mirlo común. Cuando enfoqué bien mis
prismáticos, me llevé la primera sorpresa del día al darme cuenta qué se
trataba de un roquero solitario.
(Roquero solitario, monticola solitarius). |
Más adelante la senda
se internaba en casco urbano. Me puse a callejear por unas bonitas callejuelas
hasta qué pude dar con el Paseo del Barco. Alcancé un embarcadero desde donde
salían las antiguas barcas qué cruzaban la otra orilla del río.
La zona del embarcadero
estaba llena de ánades reales qué esperaban qué alguien les diese algo de
comida.
(Ánades reales, anas platyrhynchos). |
Atravesé un atractivo
soto ribereño con olmos y chopos, y agradecí un poco de sombra, pues el sol ya
comenzaba a hacer mella.
A escasos metros, en
otra zona de pequeñas presas abandonadas el río salvaba un pequeño azud. En la
otra orilla había una interesante zona de carrizo qué comencé a rastrear con
los prismáticos.
Primero vi un bello
ejemplar de somormujo lavanco. Poco después vi qué algo se movía entre el
carrizo. Al principio le di por un gato pardo, era muy rechoncho, y con la
reverberación no identificaba qué era. Cuando me puse en el ángulo correcto me
llevé una gran sorpresa al darme cuenta qué se trataba de un ¡avetorillo
común! Una especie de garza en miniatura muy escurridiza, y qué hacía
años que no veía.
(Somormujo lavanco, podiceps cristatus). |
Seguí peinando el
bosquete de ribera para ver si veía algo nuevo y allí cayeron dos urracas
y otros dos herrerillos comunes.
En un meandro del río
había otro talud enorme lleno de puntos negros, y la luz del sol no me dejaba
saber de qué aves se trataban. Cuando el sol se ocultó detrás del talud los
puntos negros se convirtieron en palomas domésticas, una concentración
espectacular qué le daba una curiosa nota de color.
Antes de llegar al Puente
de San Martín sumé otras dos especies, curruca cabecinegra y carbonero
común.
(Carbonero común, parus major). |
Al rato ya me
encontraba debajo del espectacular Puente de Alcántara, una obra monumental del
siglo XIII de estilo mudéjar.
(Puente de San Martín de estilo mudéjar). |
Bajo su formidable arco
se podían ver una gran aglomeración de nidos de golondrina dáurica, casi
pegados los unos a los otros, y qué en pocos días estarían ocupados por estas
aves tan elegantes.
Me llevé una pequeña
decepción al no ver la colonia de martinetes.
Intuí qué la colonia
debería encontrarse un poco más abajo del puente, así que como aún tenía un
buen margen de luz solar decidí caminar aguas abajo, hasta intentar dar con el
dormidero.
Pasé por debajo del
puente de la Avenida de la Cava, y por allí apareció una gaviota sombría que era
premonitoria para qué llegase a la zona del dormidero. Y no me equivoqué, a
pocos metros otro azud, y en su desembocadura una gran isla de vegetación
compuesta por tarayes y otras especies de árboles y comencé a ver las primeras garcillas
bueyeras.
Y aunque la vegetación
era muy tupida, pude ver los primeros martinetes comunes. ¡Misión
cumplida! ¡Qué satisfacción! Había dado con el dormidero. Aunque no me conforma
con poco y quería ver mejor los martinetes y sacar buenas fotos de
ellos.
Comencé a rodear las
instalaciones de la Universidad de Castilla La Mancha por unas pasarelas de
hierro, qué en algunos sitios daban un poco de miedo, por la fuerza con qué
bajaba el Tajo. Quería cruzar a la otra orilla y subirme a lo alto del talud
para tener una mejor perspectiva del dormidero.
Llegué a la llamativa
Pasarela de los Polvorines, y en su alto tenía unas espléndidas vistas de la
zona Oeste de Toledo.
(Vistas de Toledo desde la Pasarela de los Polvorines). |
Por encima de la
pasarela comenzaron a volar varias cigüeñas blancas acompañadas de un
pequeño grupo de gaviotas sombrías.
Volví a remontar la
orilla del río en dirección a las islas de vegetación internándome por un
bosque de ribera muy cerrado. Primero se me cruzó una hembra de mirlo
común y luego en taray cercano aparecieron unos inquietos mitos.
En lo alto del talud
encontré una casa abandonada qué era un magnífico mirador para ver el dormidero
sin molestar las aves.
El bullicio era enorme.
Cientos de garcillas bueyeras entrando al dormidero se unían a garcetas
comunes, cormoranes grandes y martinetes llegué a perder la
cuenta.
El espectáculo era
digno de contemplación. Me entretuve un buen rato fotografiando a los martinetes
y cuando ya iba bien surtido de fotos, decidí retomar el camino de vuelta.
(Martinete común, nycticorax nycticorax). |
El último vistazo al
dormidero me reportó la última especie para la lista, dos ánades frisos.
Poco a poco el sol se
iba poniendo al Oeste del Tajo, dando un espléndido color rojizo al casco
urbano, con un atardecer qué hacía más bella de por si a esta ciudad tan
atractiva.
¡A qué esperáis para
coger vuestros prismáticos y cámara de fotos y disfrutar de esta senda tan
interesante!
¡Felices avistamientos!
© Rafa Ac.
Concluyo mi relato con
las especies vistas durante la ruta.
FAUNA DE LA SENDA ECOLÓGICA DEL TAJO
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AVES
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Ánade friso
|
Ánade real
|
Avetorillo común
|
Avión común
|
Carbonero común
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Cigüeña blanca
|
Colirrojo tizón
|
Cormorán grande
|
Curruca cabecinegra
|
Estornino negro
|
Focha común
|
Gallineta común
Garceta común
|
Garcilla bueyera
|
Garza real
|
Gaviota sombría
|
Golondrina común
|
Gorrión común
|
Grajilla occidental
|
Herrerillo común
|
Jilguero europeo
|
Martinete común
|
Mirlo común
|
Mito
|
Mosquitero común
|
Paloma torcaz
|
Roquero solitario
|
Serín verdecillo
|
Somormujo lavanco
|
Urraca
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