Vía
Verde de Picadas. El tren del olvido.
Hubo un tiempo en
España, donde el tren cobró una gran importancia y contribuyó al desarrollo
económico de nuestro país. Desde aquellos pioneros trazados de la línea
Barcelona – Mataró (1848) y de Madrid – Aranjuez (1851), para acabar en los modernos trenes
de Alta Velocidad, como el AVE Madrid-Barcelona-Frontera Francesa.
El tren convencional, a
diferencia del de alta velocidad con más impactos ambientales, es un medio de transporte respetuoso con el
medio ambiente, y ecológico. Se integra en el paisaje, evita las emisiones de
toneladas de CO2, con el consabido ahorro de combustible.
Además, es una manera
muy interesante de hacer turismo, incluso el ornitológico, practicando el
“birdwatching” desde sus ventanillas.
Desde los trenes que
nos llevan al Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama, por las estaciones de
Cercecilla, Puerto de Navacerrada o Cotos, podemos observar a través de sus
ventanillas, especies como arrendajos, culebreras, calzadas, o rabilargos.
O los trenes con
destino al Valle del Tajo, como es el cercanías Madrid-Aranjuez, atraviesan
lugares tan singulares como la finca del Espartal en Valdemoro, o los cerros
yesíferos de Ciempozuelos. Desde este cercanías podremos observar especies tan
interesantes como cernícalos primillas, alcaudones reales, grajillas
occidentales o milanos negros entre otras especies.
El favorecimiento de
las vías de alta velocidad en deprimento a las convencionales y trenes
regionales, ha hecho que se hayan cerrado muchas de estas últimas vías.
Todo este patrimonio
histórico y cultural ha sido recuperado por la Fundación de Ferrocarriles
Españoles (FFE), transformando estos antiguos trazados ferroviarios en lugares
aptos para realizar actividades como cicloturismo, senderismo, rutas a caballo,
o rutas para personas con movilidad reducida. 2600 kilómetros de
infraestructuras ferroviarias en desuso para disfrutar en plena naturaleza,
pues el 90% de estos trazados atraviesan algún espacio protegido.
En Madrid contamos con
5 vías verdes:
-Vía Verde del Tajuña.
Desde Arganda del Rey, hasta Ambite, con posibilidad de continuar hasta
Guadalajara, al pueblo de Sacedón.
-Vía Verde de los 40
Días. Entre Carabaña y Estremera.
-Vía Verde del
Guadarrama. Entre Móstoles y el Puente sobre el río Guadarrama.
-Vía Verde de la Gasolina.
Desde el Barrio de La Alameda de Osuna (Barajas) al Barrio de Rejas (San Blas).
-Vía Verde de Picadas.
Entre San Martín de Valdeiglesias y la Presa de Picadas.
La Vía Verde de Picadas
es una vía abandonada de ferrocarril de vía estrecha que nunca llegó a
funcionar, que pretendía conectar Madrid y Almorox, y posteriormente el Valle
del Tiétar. Transcurre por el Embalse de Picadas en las estribaciones de la
Sierra de Gredos.
(Vía Verde de Picadas, en Pelayos de la Presa). |
El Embalse de Picadas
cuenta con 92 hectáreas de extensión, y la cola de su embalse llega hasta la
base del Pantano de San Juan.
Picadas es una presa de
gravedad, destinada a producción de energía hidroeléctrica, para riego y
consumo humano.
La Vía Verde transcurre
por el interior de la ZEPA “Encinares del Alberche y río Cofio”. La zona ZEPA
más grande de la Comunidad de Madrid, con 83.000 hectáreas de extensión
aproximadamente, y unas de las mejores muestras de monte mediterráneo y en
excelente grado de conservación de toda la comunidad. Prueba de ello es que en
la ZEPA se encuentran 16 parejas de la amenazada águila imperial ibérica, y
joyas del monte mediterráneo como buitre negro, cigüeña negra, águila
perdicera, o alimoche (en paso), y posible presencia de lince ibérico.
Es una gran masa
forestal, que se extiende desde las cercanías del Parque Regional del
Guadarrama, a los límites provinciales con las provincias de Ávila y Toledo.
La riqueza florística
es muy variada. Las masas forestales corresponden a especies como encinas,
alcornoques, pinos piñoneros y rodenos, o enebros.
Le acompañan un buen
sustrato arbustivo como jaras, retamas, cantuesos, o peonías.
(Cantueso. Lavandula stoechas. En la Vía Verde de Picadas). |
Ficha técnica de la
ruta.
-Punto de inicio:
Colonia Puente de San Martín (Navas del Rey).
-Punto final: Presa de
Picadas (Pelayos de la Presa).
-Distancia: 14
kilómetros (ida y vuelta).
-Desnivel: Punto más
alto 538. Punto más bajo 513 metros. Prácticamente llano.
-Dificultad. Media.
Aunque el perfil es prácticamente llano, si optamos por hacer el recorrido
entero hasta la presa, tendremos un recorrido de 14 kilómetros ida y vuelta.
-Duración. 4 horas
aproximadamente, con paradas para ver aves.
-Patrimonio cultural:
Puente de San Juan, sobre el río Alberche. Siglo XV.
(Puente de San Juan del Siglo XV). |
-Patrimonio natural:
ZEPA encinares del Alberche y río Cofio.
(Ruta lineal de ida y vuelta de 4 horas de duración y dificultad media, por la Vía Verde de Picadas). |
-Accesos a la Vía Verde
de Picadas.
-En coche. M-501 hasta
el pueblo de Pelayos de la Presa. Antes de entrar al pueblo, hacer una rotonda
y volver por el camino que traímos, para en un desvío ir hacia el camino del
parking de Picadas, donde hay una zona de merenderos. 55 minutos desde Madrid.
-En autobús. Línea 551
Madrid Príncipe Pío-El Tiemblo/Cebreros. Bajarse en la parada del Mesón el
Puerto, en Navas del Rey y luego empezar la ruta en la Colonia de Puente de San
Juan. 1 hora desde Madrid.
-En bicicleta. Ideal
para hacerla en bici. Si la empezamos en Aldea del Fresno, tardaremos 1 hora y
15 minutos aproximadamente.
-Recomendaciones para
la ruta.
-Las épocas ideales
para realizar la ruta son la Primavera y el Otoño. Si la hacemos en Verano,
madrugaremos y evitaremos las horas centrales del sol.
-Llevar agua pues no
hay a lo largo del recorrido.
-Si llegamos en coche
podemos dejarlo en la zona del parking en una zona de merenderos. Si llegamos
en autobús, cruzaremos la M-501, ¡con mucha precaución pues es una carretera
muy transitada!, hasta la colonia el Puente de San Juan en Navas del Rey. Desde
allí cogemos una pista que pasa junto a la carretera y nos lleva al Alberche.
Justo debajo del puente sube una pequeña vereda que ascenderemos hasta subir a la
carretera y cruzarla junto al quitamiedos. Nos llevará a otra vereda pequeña al
acabar el quitamiedos. Mucha precaución al bajar esta vereda pues tiene mucha
pendiente. Después tenemos que cruzar el Arroyo del Molino de la Presa, por
unas piedras sin apenas dificultad hasta el parking de la zona de merenderos.
-La ruta la podemos
acortar hasta una zona de escalada. Si nos vemos con fuerzas podemos hacerla
hasta la presa. A partir de la zona de escalada, nos avisan de posibles
desprendimientos. Así que, a partir de allí, será nuestra responsabilidad el
seguir la ruta.
Este es el relato de
una ruta que realicé a mediados del mes de Mayo de 2018.
Aquel Sábado las
intensas lluvias de la pasada primavera, dieron una pequeña tregua. El día
estaba nublado y muy fresco, lo que me animó a acercarme al Embalse de Picadas
y poder hacer la ruta por la tarde, sin agobiarme por el calor primaveral.
El autobús me dejó en
la parada del Mesón del Puerto, que ya estaba muy concurrido por ciclistas y
motoristas. Tras cruzar la M-501 con mucha precaución y atravesar la colonia del
Puente de San Juan, la pista me dejó a orillas del río Alberche.
La tarde estaba muy abarrotada, con mucha gente de picnic y bañándose.
Cuando me pude alejar
un poco del bullicio me acerqué más a la orilla del río, y allí puede ver la
primera especie de la lista. Varios ánades reales que apenas le
importaba la presencia de la gente.
(Ánades reales. Anas platyrhynchos). |
En la parte baja del
nuevo puente que cruzaba el Alberche, había una importante algarabía de aves
compuestas por aviones roqueros, golondrinas comunes y aviones comunes.
Tenía un poco de miedo
e incertidumbre de cómo iba a cruzar el puente de la M-501, pues es una
carretera muy transitada y peligrosa para cruzarla a pie e incluso en bici. Las
dudas se me despejaron al poco tiempo, al ver que una pequeña vereda subía
hasta el quitamiedos de la misma. Desde allí tenía unas buenas vistas del antiguo Puente de San Juan, así como de la presa del Embalse de San Juan y en la orilla de la izquierda del Pantano de San Juan.
(Vistas del Embalse de San Juan desde el puente de la M-501). |
Al acabar el quitamiedos había otra vereda
que esta sí, tenía mucha pendiente, y tuve que bajarla prácticamente de
cuclillas, para no resbalar. Ya sólo me faltaba cruzar el Arroyo del Molino de
la Presa para llegar a la zona de los merenderos.
Crucé el arroyo sin
problemas. Tenía poco caudal y había puestas unas piedras que facilitaban su
cruce. Y tras cruzar el arroyo, llegó una de las sorpresas del día. Pasó raudo
y veloz un macho de oropéndola europea. Una de las aves con los colores más vistosos
de la fauna ibérica, con su elegante plumaje amarillo.
Al llegar a los
merenderos la masificación de gente era abrumadora.
Era un día de baño y de
comidas familiares, así que decidí acelerar el paso, porque en aquella zona tan
concurrida poco iba a rascar, en cuanto especies observables.
Pocos metros más
adelante, un cartel de vía pecuaria y otro de senda, marcaban el inicio de la
ruta al Cerrro Valdenoches, una ruta que tengo pendiente para más adelante.
Subí una pequeña loma
flanqueada por unos pinos muy altos, donde puede ver un pequeño grupo de jilgueros
europeos. Al poco rato había una baliza que impedía el paso a los
coches, y que me marcaban el inicio de la Vía Verde.
Poco a poco iba ganando
altura, y el Alberche quedaba a muchos metros abajo del camino. Las vistas de
la presa del embalse de San Juan y el río Alberche eran memorables.
La pista tenía buen
firme, y estaba muy animada por gente haciendo senderismo y algún que otro
ciclista. El día estaba un poco nublado y el viento en calma.
Tras unas jaras, pude
ver como un ejemplar joven de lagarto ocelado estaba tomando el
sol, y cuando se percató de presencia, de un brinco, se ocultó bajo una piedra.
Comencé a oír el
popular reclamo del rabilargo ibérico, y pude descubrir a 3 posados en lo alto de
un pino piñonero.
El paisaje era de lo
más vistoso. La margen izquierda del río se componía de formaciones de pino
piñonero, con crestones cuarcíticos. La margen derecha estaba compuesta por una
maraña impenetrable de bosque mediterráneo con formaciones de encinas, enebros
y matorral bajo.
(En el embalse de Picadas predominan las formaciones de pino piñonero. Pinus pinea). |
La pista hacía
sucesivas curvas, siguiendo los meandros que hacía el río Alberche.
(Meandros del Alberche, en la Vía Verde de Picadas). |
Aprovechando que estaba
en altura, miraba la piedras que estaban en la orilla del río con la esperanza
de ver alguna nutria pescando o tomando el solecito. Mientras hacía una espera
al escurridizo mamífero, pasaron dos golondrinas dáurica a ras del río.
El cielo poco a poco se
comenzaba a cubrir de nubes, y comenzaba a soplar algo de viento. Entre los
claros de las nubes apareció la primera rapaz de la tarde. Tenía una gran
envergadura, así que me decanté por un buitre. E intuía que se trataba de un buitre
negro, pero hasta que no lo tuve más cerca, no pude confirmarlo.
(Buitre negro. Aegypius monachus). |
Poco después el tocó el
turno a un milano negro, que planeaba como podía, aguantando los envites
del aire que comenzaba a ser racheado.
Las lluvias
primaverales habían devuelto la vida al campo, tan castigado por la tremenda
sequía otoñal. La pista de tierra era una sucesión de colores por la floración
de las jaras blancas, las retamas y los cantuesos.
Y esto también era un
foco de atracción para multitud de insectos que las polinizaban.
(Jara blanca. Cistus albidus). |
Tras una buena caminata
llegó el turno para los pequeños paseriformes.
El primero en caer fue
un inquieto petirrojo europeo, que se escondía tras las ramas de un aliso.
(Petirrojo europeo. Erithacus rubecula). |
Algo más adelante, les
tocó el turno a dos machos de carboneros comunes, jugando a
perseguirse.
(Carboneros comúnes. Parus major.) |
La margen derecha del
río tenía un paisaje de monte mediterráneo sin parangón, y me recordaba mucho
al paisaje del Parque Nacional de Monfragüe en el río Tiétar.
(Algunos tramas de la Vía Verde de Picadas tienen similitud con los parajes del Parque Nacional de Monfragüe en Cáceres). |
Aquella maraña
impenetrable de monte meditarráneo de las laderas del río Alberche eran ideales
para el refugio del lince ibérico. Siempre he sido partidario de que en esta
zona de la Comunidad de Madrid, hay lince. O bien por una pequeña población
residual, o por los provenientes de la zona de los Montes de Toledo. Tiempo al
tiempo, y el lince se asentará en esta zona.
Tras una larga caminata
llegué a la zona de escalada, donde me recibió un ruiodoso cuervo.
Había una baliza para
evitar el paso de vehículos, y un cartel que advertía de los posibles
desprendimientos a partir de esta zona. Así que crucé la baliza, siempre atento
a los farallones cuarcíticos, y andando con mucha prudencia.
Unos pocos metros más
adelante, el camino de bifurcaba en dos direcciones, y la de la izquierda
pasaba por un antiguo túnel, que se podía atravesar sin problemas. Me picó la
curiosidad de atravesarlo, cuando justo al entrar, pasó volando un avión
roquero en dirección al nido que tenía dentro de él. Así que opté por
no pasar y no molestar a la colonia de aviones roqueros del túnel. Siempre
he dicho que el bienestar de las aves deber primar por encima de nuestra
curiosidad.
(Túnel en la Vía Verde de Picadas). |
Al final de un gran
meandro que hacía el Alberche, vi al fondo las instalaciones de la presa de
Picadas. Eran coronadas por un peñón cuarcítico sobre el cual, planeaba una
pequeña rapaz.
Cuando las nubes me
dejaron, lo identifiqué como un gavilán común.
(Gavilán común. Accipiter nisus). |
El viento ya comenzaba
a soplar con fuerza y hasta se formaban pequeñas olas en el embalse.
Decidí asomarme al
borde de la presa, no sin antes sujetarme bien el gorro, para que no volase y
acabara en Aldea del Fresno.
Las vistas desde lo
alto de la presa eran desvanecedoras.
La altura de la presa
era considerable, y allá en lo más bajo, el Alberche era apenas un hilo,
muestra bien visible del impacto de las presas en los ríos y el efecto barrera
de aguas abajo.
(Presa de Picadas). |
Allí abajo en la pared,
una buena colonia de aviones comunes habían construido
sus nidos. Esta imagen me comenzó a provocar vértigo, así que decidí no estar
mucho más tiempo mirando hacia abajo. Además el viento que soplaba con fuerza
no me animaba a ponerme más en su orilla.
Antes de volver a
retomar el camino andado, decidí volver a echar un vistazo al peñón de
cuarcita, y sólo puede anotar otras especie más, un macho de colirrojo
tizón.
Calculé que desde la
presa tenía 1 hora y media más o menos si quería coger al autobús de vuelta a
tiempo, y no esperar al siguiente si no quería volver de noche, así que decidí
acelerar el paso de vuelta.
En un arroyo cercano
que desembocaba en el Alberche, había en una piedra tomando el sol, un galápago
leproso.
(Galápago leproso. Mauremys leprosa). |
Seguí escudriñando las
piedras de las orillas del río para intentar ver la nutria, y sólo pude
llevarme al bolsillo una lavandera blanca.
Así que decidí volver a
probar suerte con los crestones cuarcíticos, teniendo suerte con dos especies
nuevas, un roquero solitario, y un escribano montesino.
(Roquero solitario. Monticola solitarius). |
Antes de que se nublara
por completo, volví a probar suerte rastreando las nubes, y allí apareció un águila
calzada.
(Águila calzada. Hieraetus pennatus). |
Con un ritmo de vuelta
vertiginoso, no me di cuenta de que ya estaba en la baliza del inicio del
recorrido. Seguí el camino de vuelta pero estaba vez por encima de donde estaba
el merendero. Un olor a agua putrefacta impregnaba el ambiente. Al rato me di cuenta
de que estaba junto a la depuradora. Seguí el camino para ver si acababa en el
puente que cruzaba la M-501. Tras varios metros me di cuenta de que se desviaba
mucho, así que decidí volver sobre mis pasos y volver por los merenderos. Y justo antes de llegar a estos, comenzaron a
sobrevolar a escasos metros un nutrido grupo de buitres leonados que se
dejaron fotografiar a lo grande.
(Buitre leonado. Gyps fulvus). |
En el camino entre el
Arroyo del Molino de la Presa y la urbanización de Puente de San Juan, añadí
dos especies nuevas: gorrión común, y serín verdecillo.
Llegué a la parada del
autobús de vuelta a Madrid, y cuando comenzaba a repasar la lista de especies
avistadas, vi una urraca, que muy habilidosa ella, se metió en una papelera del
Mesón de Puerto y sacó algo de comida. Un botón de muestra de lo inteligentes
que son estos córvidos.
Esta última ave,
cerraba la lista de especies de esta jornada tan interesante.
¡A qué esperáis para
preparar vuestra mochila y los prismáticos, y disfrutar de este rincón tan
interesante!.
¡Felices
avistamientos!.
© Rapha Ac.
Concluyo el relato, con
las lista de especies observadas durante la ruta.
FAUNA DE LA VÍA VERDE DE PICADAS
|
|
AVES
|
REPTILES
|
Águila calzada
|
Galápago leproso
|
Ánade real
|
Lagarto ocelado
|
Avion común
|
|
Avión roquero
|
|
Buitre leonado
|
|
Buitre negro
|
|
Carbonero común
|
|
Colirrojo tizón
|
|
Cuervo
|
|
Escribano montesino
|
|
Gavilán común
|
|
Golondrina común
|
|
Golondrina dáurica
|
|
Gorrión común
|
|
Jilguero europeo
|
|
Lavandera blanca
|
|
Milano negro
|
|
Oropéndola europea
|
|
Rabilargo europeo
|
|
Roquero solitario
|
|
Serín verdecillo
|
|
Urraca
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario