sábado, 3 de noviembre de 2018

RUTA POR EL DISTRITO DE USERA



Parque de Pradolongo. Parada y fonda.

En el paso postnupcial, que transcurre entre los meses de Septiembre y Octubre, los parques urbanos madrileños son zonas de descanso para numerosas especies de aves que crían en el norte peninsular, y en zonas boreales de Europa.
Es una buena época para poder contemplar especies que, o no crían en la Comunidad de Madrid, o y si lo hacen, suelen elegir las zonas más altas del Sistema Central.
En estos meses podemos observar con nuestras visitas a cualquier parque urbano, el paso de especies tan interesantes como tarabillas norteñas, papamoscas cerrojillos, colirrojos reales, currucas mosquiteras,o mosquiteros musicales, entre otras.
También podremos observar las especies estivales más rezagadas, qué aguantarán incluso las primeras semanas de Otoño como los vencejos pálidos.
Antes de volver a sus cuarteles de Invierno en tierras subsaharianas, harán sucesivas paradas en su recorrido por la Península Ibérica, y repondrán fuerzas alimentándose de insectos aún abundantes a finales del verano, o de algunos frutos de arbustos y árboles como zarzamoras, saúcos, o higos. En los parques urbanos encontrarán estos alimentos, así como fuentes de aguas permanentes.
Uno de los parques del sur de Madrid donde podemos disfrutar de la migración postnupcial, es el parque de Pradolongo.

(Vistas del parque de Pradolongo, en el distrito de Usera).

Situado en el distrito de Usera, cuenta con 72,5 hectáreas, convirtiéndolo en el cuarto parque urbano en extensión.
Dentro de él podemos encontrar una senda botánica y ecológica con carteles informativos. Un parterre con 180 especies distintas de árboles y arbustos entre las que destacan pinos, cedros, abetos, arces, sauces, tilos, avellanos, encinas, alcornoques, robles, olivos , y palmeras.

(La vegetación del parque de Pradolongo es muy variada con numerosas especies de árboles como encinas, palmeras, pinos, olivos o tilos, entre otras).

Un gran lago y un arroyo completan la descripción paisajística, y ofrece numerosos recursos y oportunidades para la avifauna local y de paso.

(Rutas circular de 3 horas de duración y de dificultad baja por el parque de Pradolongo).

Ficha técnica de la ruta.
-Tipo de ruta: circular ida y vuelta.
-Punto de inicio y fin de la ruta: estación de Cercanías de Doce de Octubre.
-Distancia: 5 kilómetros aproximadamente, ida y vuelta.
-Desnivel: Punto más alto 587 metros. Punto más bajo 579.
-Dificultad: Baja. Ideal para hacerla con niños.
-Duración: 3 horas, con paradas para ver aves.
-Patrimonio cultural: Iglesia Maris Stella. Principios siglo XX.
-Patrimonio natural: parque urbano.

(Iglesia de Maris Stella, de principios del siglo XX).

Accesos al Parque de Pradolongo.
-En coche. M-30 salida 12. Coger la Avenida de Andalucía, y luego la Calle Antonio López. 20 minutos desde el centro de Madrid.
-En Metro. Línea 3. Moncloa-Villaverde Alto. Bajarse en la estación de Almendrales, y desde allí andar 18 minutos hasta la entrada del parque. En total 33 minutos desde la estación de Sol.
-En Cercanías. Línea C5 Móstoles-El Soto-Humanes. Parada Doce de Octubre. Desde allí andar 10 minutos hasta la entrada al parque. Total: 25 minutos desde la estación de Sol.
-En autobús. Línea 81. Oporto-Hospital Doce de Octubre. Bajarse en la parada de la Calle del Dr. Tolosa Latour.
-En bicicleta. Se puede aprovechar parte del recorrido de Madrid-Río.
Por el sur del parque pasa el Anillo Verde Ciclista.
Recomendaciones de la ruta.
-El Parque de Pradolongo, tiene el dudoso honor de ser considerado el parque más peligroso de todo Madrid, cuando cae la noche. Así que no es nada recomendable quedarse al anochecer para hacer esperas, para aves nocturnas.
-Las épocas más recomendables para visitar el parque son en los meses de paso migratorio tanta prenupcial (Marzo-Abril), como postnupcial (Septiembre-Octubre). También es muy interesante visitarlo en Invierno, para ver las aves que bajan de altas cumbres de la sierra para refugiarse en él,  como petirrojos, piquituertos, lúganos, así como por la gran concentración de gaviotas reidoras y sombrías que descansan en el lago artificial.
-Para multiplicar nuestras posibilidades en número de especies es aconsejable visitar la zona del arroyo, ya que entre su zona arbustiva veremos varias especies de paseriformes.

(El arroyo que cruza el parque de Pradolongo tiene una vegetación ribereña muy bien conservada, qué es ideal para la observación de varias especies de paseriformes).

-Ya que es una zona con instalaciones deportivas es interesante si queremos ver más aves, evitar ir los fines de semana.
-El transporte público es la forma más cómoda para llegar al parque, ya que la estación de cercanías está a menos de 15 minutos andando.
-La iglesia no es visitable.
Este es el relato de una ruta que realicé a comienzos de Septiembre de 2018.
Ya se ha convertido en un clásico, que de mi vuelta de vacaciones estivales, me acerque a algún parque urbano a contemplar la migración postnupcial.
Y aquel mes de Septiembre no iba a ser una excepción. El año anterior la había observado en el Parque Felipe VI con muy buenos resultados. Pero aquel mes de Septiembre decidí volver a escrudiñar la zona sur de Madrid, y elegí el Parque de Pradolongo, en el distrito de Usera.
Era una mañana de bochorno. El mes de Septiembre había comenzado meteorológicamente hablando muy activo. Habíamos tenido un par de días de tormentas, que vendrían muy bien para activar la berrea el ciervo, y aquella mañana amaneció encapotada, con amenaza de lluvia.
Salí de la estación de Cercanías de Doce de Octubre, cercana al homónimo hospital, y en menos de 15 minutos ya me encontré en la puerta del parque.
Los tonos anaranjados de los castaños de Indias ya nos anunciaban que el Otoño astronómico entraría en pocos días.
La primera especie de la mañana fue un nutrido grupo de palomas torcaces, jóvenes y adultas, que picoteaban insistentemente el césped.

(Palomas torcaces. Columba palumbus).

Al rato les tocó el turno a las ruidosas cotorras grises, que en Pradolongo tienen una gran colonia, con abultados nidos en los cedros del parque.

(Cotorra gris. Myiopsitta monachus).

Comencé a subir una pequeña loma, donde vi a varias urracas disputándose un trozo de barra de pan.
A mi derecha, subiendo las escaleras, en un claro de césped, una concurrida multitud de gorriones molineros estaban muy activos en busca de alimento.
A mi izquierda pude ver un joven de pito real, al que poco después se le unieron dos adultos, dispuestos a darse un buen festín de hormigas, una auténtica golosina para ellos. 

(Pito real ibérica. Picus sharpei).

En aquella explanada de césped compartían festín con dos mirlos comunes y otros tantos serines verdecillos.
Al llegar a lo alto de la loma, tenía unas magníficas vistas de todo el parque. Sobre mi cabeza pasó una golondrina común, especie que en pocas semanas nos abandonaría a pasar la invernada en el África Subsahariana.
Retomando el camino, comencé a bajar una cuesta que me llevó a una de los paseos principales del parque. En las praderas de césped aledañas al camino descendente, se concentraban numerosos estorninos negros.
A la izquierda del camino principal se encontraban las pistas deportivas, y muy cerca de estas, se posó una simpática abubilla qué comenzó a barrer el suelo con su pico en busca de hormigas.

(Abubilla. Upupa epops).

Tomé un camino que me llevaría a un pequeño mirador rodeado de pinos.
En la copa de uno de los pinos piñoneros se movía incesante una pequeña pelotilla, que cuando pude enfocarla bien pude ver que se trataba de un carbonero garrapinos.
Desde lo alto del mirador volvía a tener unas magníficas, del lago, y de los oscuros nubarrones que se acercaban al parque anunciando tormenta.
Empecé a bajar en dirección al lago, y en una zona de arbustos pillé in fraganti a un hermoso petirrojo.
Decidí bordear el lago por su parte izquierda en dirección a la Iglesia.

(Lago del parque de Pradolongo. En época invernal hay una gran concentración de gaviotas reidoras y sombrías).

El lago estaba muy desangelado, apenas sin atisbo de ningún ave, esperando los primeros fríos otoñales que lo cubrirían de infinidad de gaviotas. Sólo puede ver a dos solitarias lavanderas blancas que buscaban impacientes algo que llevarse al pico.
Cuando ya tenía a mi espalda la Iglesia abandonada, vi el perfil de un vencejo sobre volando el lago. Poco después apareció otro, y después de un rato llegué a contar hasta cinco. Ya no eran fechas de vencejo común. Cabría la posibilidad de que quedase alguno regazado, así que opté por oír su canto el la aplicación del móvil, y comprobar que se trataban de vencejos pálidos.
Me acerqué todo lo que pude a la valla de la iglesia, donde en su cúpula habían posados varios estorninos negros.
En una pequeña zona ajardinada pude sorprender a una bella paloma zurita,  que muy confiada, se dejó echar un par de fotos.

(Paloma zurita. Columba oenas).

Decidí ir a la zona del parterre que rodeaba el lago, y en un pequeño entrante entre los arbustos que dejaba ver el lago, decidí hacer una espera a ver que especies bajaban a beber.

(Parterre aledaño al lago del parque).

En ese rato de espera, fue una sucesión de especies que, o iban a beber con sus vuelos rasantes, o que se tiraban en picado en busca de mosquitos.
Primero aparecieron los aviones comunes, seguidos de los vencejos pálidos, para dar paso a numerosas golondrinas comunes.
Tras un buen rato de espera, decidí tomar un camino siguiendo la ruta de la senda ecológica con paneles informativos.
Justo cuando estaba leyendo un cartel, apareció un papamoscas cerrojillo, qué se posó en un árbol muy cercano.

(Papamoscas cerrojillo. Ficedula hypoleuca).

Un poco después apareció otro, y más adelante otros dos más.
Ya comenzaba el flujo migratorio de estos pequeños pajarillos que tienen uno de los pasos postnupciales más largos, comenzando a finales de Agosto, y prolongándose hasta finales de Octubre.
En una pradera de césped cercana a los carteles informativos, se formó una concentración mixta muy numerosa de gorriones molineros y gorriones comunes, a la que posteriormente se sumaron jilgueros y serines verdecillos.

(Gorriones molineros. Passer montanus. Y jilgueros europeos. Carduelis carduelis).

Siguiendo la senda ecológica, decidí ir al arroyo artificial para probar suerte en la vegetación arbustiva que rodeaba el curso de agua artificial.
La zona del arroyo tenía muy buen aspecto, muy bien cuidada, con un sustrato arbustivo que era ideal como zona de refugio para pequeños pajarilos.
Dentro del arroyo nadaban tranquilamente cuatro ánades reales.

(Ánades reales. Anas platyrhynchos).

Seguí rastreando el curso del arroyo hasta su desembocadura en el estanque, sin sumar ninguna especie nueva.
El bochorno ya empezaba a ser un poco insoportable, y aunque estaba muy encapotado, no se animó a caer ni un pequeño chaparrón que refrescara el ambiente.
Eché el último vistazo al lago, antes de enfilar hacia la estación de cercanías.
Un último vistazo a los cielos del parque, me reportó la última especie de lista. Varias cigüeñas blancas, volando en círculo, que cerraban esta jornada de pajareo tan interesante por el Parque de Pradolongo.

(Cigüeña blanca. Ciconia ciconia).

¡A qué esperáis para sacar vuestros prismáticos y cámara de fotos, y disfrutar de este parque tan interesante!.
¡Felices avistamientos!
© Rapha Ac.
Acabo el relato con la clásica lista de especies avistadas durante la ruta.
FAUNA DEL PARQUE DE PRADOLONGO
AVES
Abubilla
Ánade real
Avión común
Carbonero garrapinos
Cigüeña blanca
Cotorra gris
Estornino negro
Golondrina común
Gorrión común
Gorrión molinero
Jilguero europeo
Lavandera blanca
Mirlo común
Paloma torcaz
Paloma zurita
Papamoscas cerrojillo
Petirrojo europeo
Pito real ibérico
Serín verdecillo
Urraca
Vencejo pálido
 Fuentes consultadas: Wikipedia y Google Maps.





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